*...Dulce es aquel silencio del cual Aiacos en completa afonía disfruta desde los altos tronos que otrora ocupaba el gran dios de los muertos y que ahora sirven de lugar de reposo a uno de los más orgullosos guerreros al servicio de Hades. Sumido en un danzar de remembranzas que evocan mejores tiempos, donde la sangre y la masacre eran pan de cada día y sobre todo, la victoria era un plato bastante común en la mesa del regente de Antenora. Pero ahora, para total desagrado de este último, aquella grandeza que rondaba las tierras inertes del Hades se han extinguido solo dejando para quienes soñaron con la utopía enunciada por su señor un total desamparo y el desgraciado privilegio de observar como poco a poco los infiernos se transforman en un lamentable agujero y ahora infestado de ratas. – La gloria del Hades… - enuncia con suavidad mientras su visual va en busca del abandonado tridente que otrora blandía con firmeza Pandora, y que ahora solo es un lamentable trozo de hierro que toma entre sus manos y presiona con fuerza - … el festín de sangre y muerte aún espera a quienes aguardamos con ansias el resurgir de nuestro ejército. Si es necesario…- El magistrado se permite una pausa para levantarse de su posición produciendo un rápido reaccionar del ambiente ante la aparición de un embravecido cosmos proveniente del sacro Garuda -… Bañare estas tierras con la sangre de los infieles que se opongan a mi nueva ambición, ya sea de aliados como de enemigos…- Dicho esto, una invisible onda destructiva nace de los pies del Juez la cual arrasa con todo lo que se encuentre en rango de esta dentro de Giudecca, solo dejando a su paso una total devastación de donde solo el trono del Dios de estas tierras se mantiene en pie, mas tras de él, la imponente imagen del buque del Garuda se deja ver dando un claro réquiem de nuevos y auspiciosos tiempos venideros...*

*…- Vaya, el principal payaso de los infiernos – sentencia con amplia arrogancia al poder distinguir la identidad del recién llegado, mas no le da demasiada importancia a los vocablos llenos de seguridad de Youma, ya que su propia doctrina va más allá de los cuestionamientos  de un simple bocón como lo es el espectro de mephistos - … Demasiada es tu seguridad Youma y más… - Aiacos se permite un leve silencio para que de la lúgubres de su yelmo un par de afilados ojos se postren en las facciones poco aseadas de Youma -…  viniendo de un eterno perdedor…- cierra sus dichos con una leve sonrisa que imprime una gran oscuridad en sus facciones. Sin nada más que agregar, los pasos del magistrado se abren paso entre los escombros y así ascender por medio de una metálica rampla en dirección a la proa de tan dantesco barco que toma a Guidecca como muelle personal -… Sigue soñando mi estimado Mephistos, ya que a base de los mismos sueños se construye una gran fantasía de la que puedes ser protagonista – añade con gran porte mientras la titánica estructura del navío comienza a tomar altura y de este modo comenzar un suave desplazar hacia el horizonte sin destino trazado…*

*...Uno a uno los espectros del hades se presentan después del graznido infernal del rey Garuda, más tiempo después de alejarse de las ahora ruinas del palacio de giudecca, Aiacos postra su atención en la llegada del Bennu y su también súbito abordar al Garuda Ship -… ¿Qué es lo que te perturba Kagaho? – Inquiere con suma serenidad al minuto que sus orbes acompañan el utópico prosperar de tan apocalíptico buque en las alturas del negrecido firmamento de los tártaros al mismo tiempo que sus blindadas garras se amoldan en sus antebrazos accediendo una postura más relajada que la de hace unos momentos – Si te refieres a la destrucción de Giudecca, solo acabe con un símbolo lamentable que no me representa en lo más mínimo, además…- la mirada del almirante se perfila al igual que sus facciones buscando el contacto con el recién llegado endosando una sonrisa -…hay que abrir espacio para los nuevos tiempos ¿No lo crees, Kagaho? -*