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Retos y Batallas: Reto al gran leon dorado
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De: ikkinofenix (Mensaje original) |
Enviado: 21/02/2012 17:03 |
Vamos Aioria, veamos de que estas hecho
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Acepto tu reto, Seiya de Pegaso. Esperemos a un juez, para comenzar este combate. |
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SEIYA DE PEGASO VS AIORIA DE LEO
...VS...
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Lugar: Alrededores del Santuario (Albafica vs Minos LC)
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Contexto: Después de la guerra contra Poseidón, Athena y sus caballeros han gozado de una mínima época de paz pues el despertar de las 108 Estrellas Malignas de Hades ah dado inicio. Athena ah decido que los Caballeros de Bronce no deberán pelear más, tanta es su deboción que ah ordenado impedir el ingreso de los Santos de la Esperanza al Santuario mismo... Amenazándolos con la muerte; Aioria será el encargado de interceptar a Seiya en las afueras del Santuario,
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Inicia: Seiya de Pegaso
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Nota: Dadas las condiciones por mí, Deuteros de Géminis, figuraré como Juez Provicional para este combate dado que Aioria (Único y Activo Juez de Retos y Batallas) no puede ser juez de un combate donde él mismo es partícipe. A menos de que un Juez Oficial desee tomar este reto, yo lo seguiré y me encargaré del mismo.
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**La luna comienza a brillar, junto con las estrellas de
aquel negro firmamento que reina sobre la explanada del gran santuario greco,
sitio donde valientes guerreros, protectores de la tierra hacen su hogar. En
dicho lugar, donde las montañas son escarpadas y que por encima de ellas se
divisan los doce recintos zodiacales, hogar de la elite ateniense, llega un
joven de cabellera café y ojos de la misma tonalidad, portando la legendaria
armadura de Pegaso, y siendo así, el chico comienza a bajar hacia un sitio
donde hay diversos vestigios arquitectónicos de la antigüedad clásica, ya
deteriorados por el tiempo, a la par de que alza su vista hacia las casas
zodiacales. “Algo pasa…Saori esta en
peligro tengo que apresurarme…” menta el joven continuando con su andar
mientras se escucha el sonar de sus botines metálicos a través de aquel
escenario**
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**Una poderosa y autoritaria voz, como un rugido, retumba por todo aquel lugar carcomido por el tiempo -¡¿A dónde crees que vas, Seiya?!-. Junto a uno de aquellos milenarios pilares, un imponente hombre se interpone entre el Pegaso y su camino. El adónico cuerpo de aquel guerrero es revestido por una detallada armadura del color del sol, que chispea al roce de la platinada luz. Una blanca capa de seda cae con elegancia a sus espaldas, y un yelmo dorado que imita a la perfección las crines de un león cubre su cabeza. Su rostro es gallardo, atractivo y varonil; y sus centellantes ojos esmeraldas se clavan en el joven japonés. Aquel hombre es nada más y nada menos que el quinto campeón de oro, Aioria de Leo. –Athena ha prohibido a los santos de bronce acercarse al santuario- exclama con seriedad el guerrero griego, y tras una dramática pausa exclama -¡Vete de aquí Seiya, o me veré en la penosa necesidad de matarte!-. Entonces calla y cierra sus puños. Una ligera aura dorada comienza a rodear su humanidad; primero con delicadeza pero a cada segundo ganaba más fulgor y fuerza. Aioria conoce el temperamento, y la forma de ser del santo de bronce y sabe que no se irá sin dar una pelea**
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**El santo de bronce escucha las amenazas del quinto guardián
y dibujándosele un visaje de
desconcierto y duda da unos pasos hacia adelante. –No creo lo que dices Aioria, Saori nunca diría eso nosotros somos sus
caballeros…y mucho menos diría que nos tienes que matar…-- dice molesto
Seiya al observar como el dorado comienza aumentando su cosmos, y cual paso
seguido el chico es cubierto por un manto áurico de tonalidad azulada
manifestando con ello su fuerza interna –Apártate
de mi camino Leo, lo que acabas de decir lo tengo que oír directamente de Atenea,
no puedo…siento un peligro inminente que se acerca hacia ella no puedo dejarla
desprotegida…-- y con ello continua su camino hacia los recintos
zodiacales pasando al lado de Leo ignorándolo por completo pero sin apagar su manifestación
de cosmos en caso de que la pelea sea inminente**
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**Con sagaces y veloces movimientos, el santo de oro emprende una veloz carrera en dirección de Seiya, dejando una estela de polvo detrás de sí. Y al estar ya a una corta distancia del santo de bronce, Aioria lanza su poderoso puño derecho cual meteoro a la boca del estómago de Seiya, esperando impactarlo. –Te he dicho antes que si no te marchabas, entonces encontrarías la muerte…- dice, con un aire mucho más agresivo. Aquel golpe no es para asesinar al Pegaso, sino como una advertencia. Las ordenes de Athena son esas, y Aioria las cumplirá al pie de la letra.**
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**Sin ver venir el golpe este lo recibe de lleno haciéndolo arrodillarse
sin aire y agarrándose el estomago del dolor que comienza a sentir aquel chico “Aioria…” menta el chico “será acaso de que esta poseído de nuevo,
puede ser que aquel peligro que sentí ya se metió al santuario y corrompió a
todos…” y con ello deja salir
jadeantes respiración sintiéndose un tanto mareado pero incorporándose nuevamente
de una manera tambaleante torpe pero sin dejar de emanar aquella energía proveniente
del campo aurico que despide de su cuerpo –Veo
que de nuevo has sido poseído Leo…-- dice con dificultad del habla por el
escaso aire que tiene –tengo que salvar a
Saori de ti…prepárate a conocer mi nueva fuerza no será nada comparado con las
doce casa…-- y con ello su cosmos sigue en acenso unificando sus sentidos
en uno solo y dándole la cara a su contrincante sabiendo que esto podría ser
una batalla a muerte para alguno de los dos**
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**-¿Es que acaso no lo entiendes, Seiya?- menta con un ligero aire de furia en sus palabras Aioria, mientras el aura dorada comienza a rodearlo nuevamente. -¡Athena ordenó que los santos de bronce no se acercaran al santuario! ¡No puedes ser tan necio!- . En el corazón del fiero león una dolor surge. Aioria no quiere matar a Seiya, pero Athena fue clara. Pero pronto despeja las dudas de su corazón y su mente: El es un santo de Athena y debe cumplir su voluntad. Mientras la luz dorada que emana Aioria choca y danza con la luz del santo de bronce, el quinto guerrero dorado comienza a tomar una postura de batalla. Sus puños en guardia y el compás de sus piernas ligeramente abierto. Una legendaria batalla está a punto de comenzar.**
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**--Ya te lo dije
Aioria…tu no me atacarías, y esta Saori nunca diría eso…todo parece como cuando
estabas poseído…y no me dejare derrotar por ti…daré mi vida por proteger a
Atenea prepárate a ser derrotado…-- y con ello el santo aumenta aun mas su
energía con sus sentidos al poniéndose en un posición de ataque mientras que
aquel manto de poderío lo rodea difuminándolo de una tonalidad azulada, y de
tal forma se abalanza sobre Leo, lanzando un puñetazo bañado de cosmos, sobre
el rostro del mismo y con ello intentar, golpearlo, lastimarlo y sacarlo de lo
que el suponía que era un control mental**
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**El santo de oro, que no despega ni un segundo su mirada del Pegaso y de su ofensiva. Con una impecable velocidad, Aioria inclina su cabeza a la izquierda, dejando que aquel golpe pase de largo. Y, aprovechando que el santo de bronce está tan cerca, el león de Nemea comienza a concentrar su energía dorada sobre su palma derecha. Pronto, una esfera de luz dorada del tamaño de un pomelo reposa sobre su mano, irradiando luz y poder. -¡Toma esto, Seiya!- exclama a la par que lleva aquel ken dorado al cercano abdomen del Pegaso, intentando que este descargara todo su poder sobre el santo de bronce. ¿Dará resultado su ofensiva?**
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**Observando como su táctica no da resultado y a la par es contrarrestada
en un fugaz movimiento, en el cual, este recibe
aquel ataque sobre su abdomen enviándolo hacia atrás de una manera
violenta y poderosa haciéndolo chocar con un pilastra del santuario, y posteriormente
cae boca abajo sobre el piso. “Así que
ese es el tremendo poder de Aioria…” menta adolorido. Pero no siendo el
final de esta pelea, el joven se intenta incorporar nuevamente poniendo su
palma sobre la duela del sitio he impulsándose hacia arriba, para que después sostenga
su peso sobre la rodilla zurda dejando caer su tiara destruida por aquel asalto
de su contrincante, y siendo así, el chico se comienza a parar tambaleándose de
un lado a otro, un tanto desconcertado por el golpe pero no siendo eso un impedimento para su elevación
cósmica, la cual hace que sus átomos surquen su cuerpo a una gran velocidad, unificando
cada uno de sus sentidos. –ahora eres un
traidor…estas ensuciando el nombre de Aioros con esto, el nunca ubiera
levantado la mano encontra de un compañero…y ti ya lo has hecho dos veces…-- dice
con poco aire debido a la falta del mismo, y con ello destilando una aura llena
de poderío y de esperanza –Soy un santo
de la esperanza y mi deber es proteger a Atenea y ahora tu eres lo que atenta
contra ella…-- dice faltoso de respiración y aun adolorido del ken usado en
su contra, pero con un tono de reto y tristeza a la vez**
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**Aioria no puede creer lo tonto y necio que es Seiya. Sin embargo, las órdenes de Athena son claras y con todo el dolor de su corazón debe eliminar al Pegaso. Por un instante, el corazón del león se fundió en cólera y tristeza al escuchar el nombre de su difunto hermano, Aioros. Pero él es un santo de oro, y no puede perder la cabeza tan fácilmente. Levantando sus puños en guardia, el cuerpo de Aioria comienza a emanar la luz de oro; y a desprender su tremendo poder. Incluso la capa blanca en su espalda y sus cabellos castaños comienzan a moverse con violencia a la par que su poder crece. Incluso, a sus espaldas comienza a dibujarse la figura de un fiero león mirando con enormes ojos esmeralda a Seiya, y mostrando sus afilados colmillos. La verdadera colisión de poder entre santos está a punto de comenzar. ¡Leo versus Pegaso! ¡Aioria contra Seiya!**
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**El
santo de bronce sin titubeo y sin demora, con sus átomos ya llenos de energía,
la cual comienza a fluctuar a través de su cuerpo emanando mayor fulgor de su
ser, y con ello se abalanza el muchacho sobre su rival como si figurara el
galope de aquel equino alado, con un brazo puesto hacia en frente y el diestro
retractado, con ello corriendo con dirección
a su enemigo –Toma esto Aioria…!PEGASUS RYU SEI KEN¡-- y con ello
deja salir un vendaval de capsulas de cosmos las cuales van en forma de
meteoros hacia el oponente de Seiya dejando pequeñas estelas de cosmos por
donde pasan, a la par de que intentan golpear en todo su cuerpo al gran león dorado
“tengo que proteger a Saori…” menta
el bronceado esperando a que su técnica de en el blanco**
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**-¡Es inútil, Seiya!- exclama el gran león mientras intercepta y neutraliza algunos de los meteoros con la palma de sus manos a una impresionante velocidad; mientras que otros simplemente son esquivados. -¡Tu velocidad y la mía son muy diferentes!- pero apenas termina de decir esta frase, uno de los golpes pasa su defensa y lo impacta en el abdomen, empujándolo algunos centímetros para atrás y dejando su camino marcado sobre la roca. °°¿Pero qué…?°° piensa Aioria, justo cuando otro de aquellos golpes lo impacta en la mejilla izquierda. °°¡Este no es el mismo Pegaso que enfrenté en las doce casas!°° se dice a sí mismo, mientras la oleada de golpes comienza a penetrar más y más; lanzando el cuerpo de Aioria contra una de las columnas y despedazándola al instante. Cuando la lluvia de golpes pasa, de entre los escombros un herido Aioria se levanta. La capa en su espalda esta desgarrada y sucia, su casco ya no corona su cabeza, de su ceja una línea de sangre resbala hasta su mentón y su armadura muestra los impactos marcados; incluso en algunas partes la armadura esta fracturada. –Tu poder ha crecido- exclama el quinto guerrero dorado, mientras recupera el aliento y la energía dorada cubre nuevamente su humanidad. Segundo a segundo, su verdadera fuerza se hace sentir por todo el lugar, e incluso la figura de un fiero león se traza a espaldas de Aioria -¡Pero aún no puedes compararte con un santo de oro!-. Tras esto todo toda la energía acumulada comienza a fluir en su puño, el cual se ilumina como un pequeño sol. -¡Te enseñare la verdadera velocidad y el verdadero poder! ¡¡¡LIGHTNING PLASMA!!!- Sus ojos esmeralda se abren con velocidad mientras lanza su puño en dirección del Pegaso. De aquel golpe una ráfaga de haces de luz dorada salen disparados a una velocidad impresionante. Como una red dorada, la legendaria técnica de Leo busca golpear a la velocidad de la luz cada centímetro del cuerpo de Seiya y dejarlo fuera de combate. ¿Dará resultado?**
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