Lugar: Templo de Virgo

Tiempo: Noche, clima fresco y propio del lugar.

Contexto: Un decidido Aioria busca ascender a la cámara del patriarca con la intención de desenmascararlo como impostor y de enfrentarse a él, sin embargo la primera parada de su viaje es donde el caballero de Virgo el cual le hace frente.

Termino: Hasta que uno de los dos muera, quede inconsciente o se rinda.

 

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**El cielo se cubre en oscuros tintes, y solo la Dama de Plata y sus pequeñas estrellas alumbran la bóveda celeste. Abajo, en la tierra de los mortales, un escarpado monte milenario se alza hacia los cielos; circundado por 12 templos tan antiguos como la misma orden a la que pertenecen. Esos templos son las casas del zodíaco, hogar de más poderosos santos al servicio de Athena: los caballeros de oro. Y precisamente uno de estos guerreros de élite aparece subiendo la escalinata que conecta el templo de Virgo con la casa de Leo. Porta con elegancia una armadura del color del sol, chispeando al roce de la luna. Su andar es marcial y decidido, y con sus movimientos una blanca capa de seda a sus espaldas ondea de forma heroica. Su cabellos castaños son acariciados por el soplido nocturno, y su cabeza es coronada por un yelmo dorado que imita a la perfección las crines de un león. Es, aquel muchacho, sin duda el caballero de Leo, Aioria. °°Hemos sido engañados por el Gran Maestro°° piensa para sí con ligero enojo el muchacho griego sin dejar de subir °°¿Es que acaso los caballeros dorados solo somos sus marionetas?°°. Pero pronto sus pensamientos son interrumpidos, pues frente a él un majestuoso templo de piedra flanqueado por dos milenarias musas se alza de forma ancestral. Por un segundo, el joven de piel besada por Apolo se queda callado, pero pronto se atreve a exclamar -¡Shaka de Virgo! ¡He venido con la intención de cruzar tu casa en dirección del templo del Gran Maestro!- Entonces baja su mirada de forma melancólica, y continua su discurso -No hay tiempo para explicar lo sucedido, pero creo firmemente que el Gran Maestro nos ha engañado, y que Athena no está en el santuario…- Entonces calla en espera del llamado “hombre más cercano a Dios”. Su ceño se frunce, y sus ojos esmeralda se clavan en la oscuridad del templo de Virgo. ¿Será que el santo de Virgo entenderá las razones de Aioria, o será una más de las marionetas del Gran Maestro?**

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