**Unos ardientes vientos en la colina del Yomotsu desfiguran la polvorosa y sombría vestimenta del fantasma encapuchado que sobresale al borde de la colina donde las almas rompen en gritos de terror al caer al abismo del cual jamás volverán. Nada se traspasa de la capucha donde se supone debe ubicarse su rostro, no hay nada sino un vacio frio y tétrico. Conforme un solo orbe se abre, demuestra que aquella cosa es un ser viviente. El ojo rojo que parece da un brillo demoniaco mientras el aire jala voces humanas que llegan a sus oídos a través del valle de la muerte -Camus…Saga…Mascara Mortal…- son los nombres que menciona con cierto nivel de frialdad, mientras el segundo ojo se abre termina por irse el brillo carmesí que apareció en ese instante, revelando una mirada humana que se fija en el horizonte de una montaña rocosa, observando como un puñado de caballeros de bronce avanzan en su dirección. “Ya no soy más una sombra, he vuelto a la vida por el Emperador Hades, ahora soy un espectro y lo demostrare, mataré a esos caballeros de Athena”, moviéndose a gran velocidad sus pies no se escuchan correr sobre el suelo, es una mezcla de espectro y fantasma, de la gloria que ostentó en su vida pasada.**
**Aproximándose a ellos entre la oscuridad reinante, entre las sombras y el viento negro se confunde en una habilidad otorgada por el Dios Hades como el vasallo que es. Teniendo a su costado a uno de ellos, no le cuesta trabajo levanta su brazo derecho y como una cuchilla despliega un corte mortal al cuello del jovenzuelo, y un segundo de su brazo izquierdo se divide en una red de cuantiosos rayos violáceos, a la temida velocidad de la luz, forman una red centelleante como el resplandor que deja una estrella fugaz al pasar.**