*Es entre la oscuridad de la noche griega que aprovechando la agitación del momento una solitaria figura se adentra al terreno de la diosa de la sabiduría, su imagen enmarcada por la luna es cubierta por una singular armadura de un peculiar tono azul que pareciera no tener más tintes que ese tono, sus ojos permanecen abiertos y se clavan en un solo punto el sitio más alto del Santuario donde se supone la diosa Atenea se encuentra y donde ella responderá a las exigencias del nuevo gobernante del país de los hielos eternos, "Lo que tú no tuviste el valor de conseguir en toda tu patetica y cobarde vida a mi solo me ha tomado una noche" lleva consigo en pensamiento conforme su imagen se adentra con pasos apresurados a un terreno rocoso con algunas columnas en ruinas que sirven como escenario para el conquistador del norte cuyas manos se cierran mostrando ira y su sola presencia provoca un tenue aire helado que solo los guerreros helados pueden conseguir. A sus espaldas su capa ondea de forma elegante y su imagen erguida detiene el paso al formarse en sus labios una sonrisa segura, -Se han terminado los tiempos de hielo eterno para mi país, padre yo soy el mejor gobernante que nuestro pueblo ha conocido- proclama elevando su diestra a la altura de su rostro y abriendo esta al sentir una temperatura que pese a ser fresca para él es tan distante y  diferente al hostil y congelante clima de su país natal, -Yo llevare la luz del sol al helado norte y dejare que nuestro pueblo consiga por fin el sitio que se merece en este mundo, Athena por mucho tiempo hemos sido sus fieles guardianes en el olvidado norte, pero ahora yo Alexei el gobernante del país de los hielos estoy aquí para tomar lo que es nuestro, esta tierra cálida- proclama con fiereza cerrando su puño nuevamente*

*Los pasos firmes del guerrero de los hielos detienen por completo su andar levantando la vista para donde el joven caballero hace su entrada, una sonrisa confiada propia de un conquistador e se muestra en el solemne rostro del regente de la tierra de los hielos conforme su cuerpo es inundado por un blanco resplandor que provoca un violento viento helado a su alrededor y un agresivo descenso de la temperatura conforme reanuda su andar orgulloso, -Llévame ante Athena- proclama cual decreto conforme sus ojos endurecen su mirada y su vista se clava firme en el santo recién llegado y su diestra mano se cierra en un puño que eleva delante de su rostro para que su cosmos se encienda aun mas provocando un viento propio de los territorios que el gobierna, -No me queda duda alguna de que eres un caballero a su servicio, así que llévame ante ella, yo el regente del país de los hielos te lo ordena- exclama con la noche como testigo y su vista firme alzada de manera orgullosa propia de un rey* 

*Una soberbia actitud y mirada son dedicadas al caballero de bronce que se encuentra delante del príncipe del país de los hielos eternos cuya sonrisa se amplía cual si descubriera que en la respuesta del dragón había a la vez un reto para él, - Si no estás dispuesto a ayudarme significa que no eres más que un obstáculo para mi misión- proclama extendiendo su helado cosmos que se hace notorio en una ráfaga helada que recorre aquel sitio llevando el frío del norte a las cálidas tierras de Grecia, -Y a los obstáculos yo suelo aplastarlos- comenta orgulloso inclinando su cuerpo al frente y adelantando su pierna diestra para impulsarse al frente de manera veloz hasta situarse a una distancia corta del caballero del Dragón, su brazo diestro se extiende hacia arriba completamente hasta el punto que sus dedos extendidos y unidos se mantienen y en un solo movimiento tras el momento en que su cuerpo se detiene esta extremidad baja en un instante   en dirección al dragón provocando una ráfaga helada cortante de forma vertical que buscaría impactar de lleno en el joven santo de bronce con una fuerza que en un pasado fuera suficiente para terminar la vida e su progenitor y convertirle de esa manera en el gobernante del Bluegraad y líder de los guerreros Azules, -Así que muévete si no quieres ser aplastado- termina por exponer como amenaza al momento que su mirada colérica se clava en su oponente esperando algún movimiento de su parte y manteniendo una ambiciosa y confiada sonrisa en sus labios*