**Azules tonos oscuros cubren el extenso santuario donde los santos y su amorosa diosa se preparan para toda clase de amenaza que pueda afectar la vida de los mortales, actualmente amenazados por el ejército del dios del inframundo cada vez más próximos a llevar la cabeza de Athena ante su amo. Iluminado por la plateada luz lunar el lugar preferido de entrenamiento del santo de tauro es recorrido por un joven de seria expresión y distante mirada, su cuerpo también se cubre por la luz extendida mas allá de la tierra y un peculiar brillo metálico es irradiado por su colorida armadura –mph… ni si quiera la noche es tranquila ahora- exclama serio al momento de acercarse a una de las antiguas columnas ya hechas añicos por sus predecesores y el paso del mismo tiempo. Con levedad una rojiza aura cubre su cuerpo y llamas de baja pero extraña intensidad le rodean a la vez que su puño se mece en dirección a los restos del pilar y una leve pero potente ráfaga, compuesta por aquellas mismas llamas sobre su cuerpo, es enviada hacia la columna destrozada, ahora siendo reducida a polvo frente a la fuerza cósmica del joven de azulada cabellera –nada mal…- afirma seguro al momento de detener su entrenamiento y enfocar su atención en el siniestro viento que siente a su alrededor –muéstrate- exige ignorante de quien pueda estar en aquel lugar a la vez de que su aura rojiza se aviva cual llama a la que se le da suficiente leña para incendiarse aun mas**

**La penumbra de la noche consume en su totalidad todo el lugar, ocultando inclusive la existencia de algunos venidos de la misma oscuridad, pero a la vez inútil frente a un joven que no teme en mostrar su presencia tan brillante y agresiva como las mismísimas llamas que envuelven y desprende incondicionalmente el astro rey durante cada día. El silencio que antes le perturbaba y mantenía alerta es acallado con las secas y cruentas predicciones del sombrío guerrero que le afronta momentáneamente, aquellas palabras son las mismas pruebas que confirman sus temores e inseguridades respecto a la noche actual. Sin permitirle al joven santo responder a sus palabras el incognito guerrero se desvanece entre las sombras sin dejar rastro alguno más que sus irrespetuosas palabras en la memoria del muchacho –¿la noche peligrosa? y ¿no saber como morí?- cuestiona irreverente sin dar mayor importancia a lo dicho por su oponente a la vez que su agresivo y tosco cosmos una vez mas estalla con una candidez creciente a cada segundo –deja ya de decir tantas estupideces, no saldrás de aquí con vida-  culmina al momento de impactar con su puño a la base solida donde se apoya, esperando de esta forma desequilibrar al emisario nocturno de Hades si es que aun se encuentra presente en aquel terreno propio de la diosa de la guerra**

**Un fuerte crujido se escucha desde el suelo agrietado por el impacto aun más fuerte del puño del fénix con la antigua superficie ahora en ruinas. Entre los escombros dejados por su golpe sus ojos se mueven de un lugar a otro buscando al emisario sombrío, sin mayor resultado su rostro permanece serio en espera a la aparición del misterioso ser que desde la penumbra de la noche le insulta y subestima ¨sal ya cobarde fantasma¨ medita con paciencia hasta sentir como sobre el suelo agrietado una fuerza desciende, curveando la corriente de aire del lugar y dirigiéndose directamente a impactarle. Confiada mirada se eleva al lugar donde no solo parece moverse un cuerpo solido sino también proviene la voz de tal oscuro guerrero sin presencia –y tu perdiste la tuya- exclama sereno y seguro al recibir el movimiento de su enemigo; con levedad su cuello se contrae al lado opuesto donde proviene el golpe, quizá evitando un daño de mayor calibre, pero permitiendo que el mismo fracture levemente su hombrera. Al mismo tiempo, su zurda se eleva con la misma fuerza con la que antes su diestra golpeo al suelo, dirigiéndose a toda velocidad en busca de impactar en el estómago del oscuro ser y de una vez dar con el cuerpo real de tan escurridizo  espectro, finalizando así con el inesperado combate que le preparo el destino para tan calma noche**

**Satisfactoria expresión se ciñe en el rostro del joven y bravío santo al ver como su oponente ha caído en su trampa, dejando expuesto su claro sentimiento de felicidad, mas una felicidad efímera, pues pronto desaparecería al comenzar su dialogo con el misterioso ser de las tinieblas –parece que no eres tan intangible- exclama con cierta superioridad y arrogancia al momento de que con firmeza avanza un par de pasos frente al sombrío guerrero y se posa seguro delante del mismo. Con intensidad abrasadoras llamas se encienden a su alrededor, lentamente haciendo aun mas caluroso el cálido y fresco aire que sopla con calma bajo de la estrellada noche oscura; poco a poco la energía del guerrero comienza a emanar un inusual sentimiento de agresividad, como la misma incrementándose con lentitud, cada vez mas presente en el campo y tratando de inspirar un profundo temor en el corazón del emisario de las sombras. A la vez que tal despliegue de energía ocurre a su alrededor sus palabras culminan con su avance hacia el oculto guerrero, solo intimidando con frialdad al hombre que invade terreno sagrado –no volverás a huir, mejor despídete de la oscuridad- exclama seguro al momento de dirigir nuevamente su puño cargado con aquellas llamas rojizas en contra del espectro, esta vez apuntando directamente a su pecho**

**Los continuos ataques del joven santo parecen ser afortunados, logrando un daño palpable en la coraza de negros matices del espectro. Finalizando su último intento de golpear al sombrío guerrero su cuerpo se mantiene estático al momento de observar fijamente al mismo que le insulta e intimida sin parar –deberías temer más por tu vida y menos por como resulte tu armadura- exclama valeroso al momento de que con intensidad las llamas a su alrededor van haciéndose cada vez mas brillantes, iluminando con cálida intensidad el oscuro paisaje nocturno donde se libra el encuentro entre los guerreros bajo las ordenes de los dioses de la muerte y la guerra, respectivamente. Enalteciendo a cada momento su agresiva energía cósmica, la cual es acumulada con prontitud sobre su cuerpo, rebosante de fuerza para pronto terminar con el oscuro hombre que ha venido a invadir el santuario en busca de la cabeza de la bella mujer que porta el cargo de líder del ejercito de santos y el título de diosa de la guerra**

**Con intensidad las rojizas llamas continúan adquiriendo constantemente mas fuerza en torno al desafiante guerrero que las ha invocado con su propia y única voluntad. Sin esperar mucho sus pies comienzan a moverse, cada vez mas cerca al hombre que encubre su identidad con la penumbra de la noche. Sin hacer mayor caso a las presuntuosas palabras pronunciadas por el sombrío emisario el calzado del guerrero ateniense continúa chocando contra el deteriorado suelo, acercándose lo más cerca posible al sirviente de Hades –sé con quien trato- exclama fríamente al momento de que nuevamente sus nudillos son bañados con las abrazadoras llamas de energía rojiza propias de su ser. Sin embargo su desafiante deseo de atacar es opacado con la primera ofensiva realmente amenazadora que arroja el escurridizo espectro; sin posibilidad de escapar su mirada se queda clavada en tan espeluznante aparición, escuchando inmóvil la hechizante melodía que poco a poco conduce a su pulso a detenerse y culminar con la defunción del resto de sus órganos tanto vitales como no vitales. Sin mayor complejo su cuerpo se detiene justo frente al espectro, cubriéndose bajo la plateada luz nocturna mientras su cosmos aun le rodea, bajando su intensidad levemente a cada instante que pasa, como si esperara a que su dueño reaccionara y le dispersara con toda la agresividad que le caracteriza**