**Tierras nevadas que nunca han sido verdaderamente tocadas por la luz y el calor del sol, donde la nieve y el frio imperan por sobre todo, hacienda que los pobladores de dichos territorios se sometan a las más duras pruebas de todo aspecto imaginable, y la mayor de todas siempre ha de ser la prueba de la fe, dedicando sus eternas plegarias al Dios padre de todo, quien defendió los altos dominios de los gigantes de hielo y les entregó la seguridad que tanto necesitaban; nueve son los mundos que componen el universo según la mitología nórdica y Midgard la tierra de los hombres, ha sido la favorita del Dios Odín ante su entrega y oraciones, por ello día y noche sus creyentes le rinden pleitesía espiritual, rogando por su protección… Una luz a lo lejos en medio de la noche, en lo alto de una torre se vislumbra, la llama de una vela, y esa vela ilumina la lectura de un joven de rizados y rosados cabellos, de ojos cual esmeraldas y consciencia sumergida en las palabras que dictan las hojas frente a si, rodeado de libros antiguos y nuevos, heredados y resguardados por generaciones y con contenidos que solamente su familia ha conocido a lo largo de los tiempos, pero algo parece llamar la atención de dicho joven lector, su mirada se ilumina y se clava aún más en lo que está leyendo -Esto es… ¿Realmente pudiera ser?- menciona dejando que en su rostro se dibuje una sonrisa sin despegar sus ojos de dichas letras -De ser así, es ¡simplemente perfecto!- anexa para dejar que aquel sentimiento que dibujara en él una sonrisa se apodere por completo de su ser, convirtiendo su sonrisa en una carcajada que resuena por los muros de la habitación**
**La preocupación y los rumores se dispersan por toda Asgard, pues tras su regreso la señorita Hilda pareciera haber cambiado su comportamiento considerablemente y a su alrededor un aura de extrañez y misterio se percibe, es pues que frente al altar los más cercanos y fieles seguidores de la sacerdotisa se dan cita para rendirle sus respetos y así, tras el retiro de la misma, uno a uno van desalojando la sala hasta que solamente uno se mantiene en el salón, un joven de largos rizos rubios continua con sus plegarias hasta que unos suaves pasos irrumpen en la sala -Siegfried- menciona cual firme susurro el recién llegado envuelto en largas túnicas, de piel clara y cabello rosado tras el cual una de las esmeraldas oculares se esconde -Tu también lo has sentido ¿no es así? La mística aura que ahora envuelve a la señorita Hilda- cuestiona el joven conocido como el cerebro de Asgard, mientras sus pasos continúan su camino hacia el joven de leyenda -Pero claro que lo has sentido, y por tanto sabes que ese poder no es de este mundo…- pausa sus vocablos al detenerse justo al frente del guerrero, observándole fijamente, atento a todas y cada una de sus reacciones y expresiones, por lo que en sus ojos celestinos puede ver claramente la preocupación que nace desde el fondo de su ser y la intriga que siembran en él cada una de sus palabras -…Hilda ha caído en manos de un poder más allá de nuestro control y si no hacemos algo ese poder nos consumirá a todos y principalmente a ella- anexa con firmeza mientras sus ojos parecieran iluminarse, siendo el misterioso brillo la muestra de su ambición y el conocimiento oculto de aquel poder que se alza sobre las tierras nórdicas a través de su representante, denotando la verdadera naturaleza de su ser y la magia con la que busca seducir cada uno de los pensamientos del guerrero tomando lo que es lo más preciado para él**