**Algo ocurre en el santuario, ya ha pasado mucho tiempo desde que los santos de bronce no saben nada de Athena, lo cual les ocasiona una gran preocupación a todos y siendo razón está que un joven de cabellera café, portando la legendaria armadura del corcel alado, con unos ojos de la misma tonalidad de su cabellera, se mueve a una gran velocidad a través de las escarpadas montañas y peñascos del santuario ateniense, cuna de los grandes guerreros protectores de la Diosa de la tierra, que de igual manera el paisaje nos muestra varias columnas caídas y ya deterioradas con el tiempo. Y es así que el avance del joven de bronce, el cual  mentalizaba durante el trayecto, “Todo parece de noche, no se puede saber con exactitud el tiempo…algo no está bien…Saori…resiste te protegeré”. El joven prosigue su camino hasta que llegar al primer recinto zodiacal, el del carnero dorado. El chico detiene su andar frente de la casa, la cual tiene cierta arquitectura hindú, con una cúpula muy parecida también a las mezquitas. El joven se detiene en las escalinatas del templo donde no puede percibir la presencia de su guardián, el cual ya hubiera salido a recibirlo, extrañándolo más la situación.  “Tengo que estar atento a todo…” piensa el chico mientras comienza el ascenso de las escalinatas de aquel lugar, manteniéndose alerta ante todo.**

**El joven al llegar a la plazoleta, observa aquel macabro escenario, uno que nunca pensó ver, su compañero en armas y amigo, Mu de Aries yace sin vida en el suelo del Parthenon greco que custodia, a la par de que veía aquella silueta cubierta por unos harapos de tonalidad obscura, gracias a los cuales no se puede identificar al presunto asesino del santo de oro. --¿Quién diablos eres tú?—cuestiona el santo de bronce mientras que un campo áurico de tonalidad blanco-azulada rodea todo su cuerpo manifestando el poder de su universo interno. --¿Qué le has hecho a Mu maldito?—interroga lleno de furia mientras que conforme pasan los segundos, los átomos dentro de su cuerpo comienzan  acelerarse, inyectando más energía cósmica en su ser, preparándose para lo que sería una batalla en venganza de su compañero caído.**

* - Jhm!..- En ese instante, un resplandor púrpura emerge alrededor de la figura del misterioso personaje a medida que perfila su cuerpo en dirección al recién llegado, instaurando ante ello una presión invisible pero palpable en  todo el lugar – Oye… No deberías meterte en asuntos de tus superiores…- evoca con voz pausada y limpia, denotando tranquilidad pero también ironía en sus palabras, al tiempo en que un resplandor violeta emerge desde su rostro, iluminando ante ello la parte de sus ojos, terribles y llenos de poder – O te encontrarás en dificultades demasiado grandes para ti, mocoso…- acota, para abrir paso a una impetuosa ola de aquel poder translucido y poco perceptible que domina la materia mediante una fuerza sobrehumana que se origina desde la mente: Psicoquinesis, Una fuerza cuyo objetivo es someter abrupta e insoslayablemente al Pegaso de la esperanza hasta dejarlo fuera de combate… *