Aunque soy nuevo en la comunidad acepto tu reto, en esta ocacion quisiera usar a Seiya de Pegaso como rival de la estrella Aldebaran. Pon las condiciones dudo los jueces esten activos, de ser asi entonces que alguien nos haga el favor

Hora: Noche

Lugar: Segunda Casa del santuario

Trama: Athena a dado la orden de no dejar entrar al Santurio  a los santos de bronce , sin emabrgo Seiya logra convenser a Mu que pueden ser de ayuda para la guerra que se a vecida con Hades por lo que lo deja pasar ,sin embargo Aldebaran no comparte eso ,ya que es desobecer la orden de Athena por lo que no deja avanzar al santo de pegaso

Inicia: Aldebaran  - Pegasus

Atte.

 

**La noche ha caído en el Santuario, y con ella, el inicio de una nueva guerra santa entre Hades, el señor de los Muertos y la justicia personificada, Athena. Las estrellas brillan tímidamente en el firmamento, alumbrando con su tenue resplandor la tierra de los mortales y otorgando un poco de esperanza al corazón de los hombres. Los santos al servicio de la paz ya se encuentran alertas en el refugio, ocupando sus puestos y listos para morir en nombre de Athena; Incluso los caballeros de oro, los más poderosos guerreros de la orden de los santos, se encuentran ya alerta, custodiando los 12 templos que serpentean la más alta montaña del santuario y en cuya cima vive la diosa justa. Dentro del segundo de estos templos, el perteneciente al gran búfalo, una fornida figura en tristes reflexiones embebida clava los profundos ojos en una minúscula flor púrpura que descansa entre sus gruesos dedos. Su cuerpo es revestido por una tosca pero brillante armadura de oro, delatándolo como el guardián de aquel recinto: Aldebarán de Tauro. Su yelmo dorado, que imita las poderosas astas de un toro, se encuentra roto del lado izquierdo y, a pesar de que por esto no pierde su funcionalidad, le recuerda al gran guerrero a no menospreciar a ningún rival grande o pequeño. El toro sabe que su vida peligra aquella noche, sin embargo la paz y Athena están por encima de todo.**

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*El camino que une los doce templos del zodiaco, llaman una vez mas a los valerosos guerreros defensores del amor y la justicia, siendo que estos acudan al mismo y custodien con celo su morada. La hermosa noche resguarda en su oscuridad, la sombra del mal; siendo que la hora de una nueva guerra clame a gritos los 108 espectros para dar inicio a una nueva mancha de sangre en la historia de la humanidad - ¡Aqui esta...! - exclama el joven Pegaso, quien lleva a cuestas la caja que mantiene oculta su armadura de bronce - No entiendo porque Saori nos quiere dejar fuera de esta batalla, pero nosotros tambien somos caballeros de Athena y juramos protegerla con nuestras vidas - El brillo en sus ojos muestra de aquel espiritu indomable que hace alego de sus dotes como guerrero y protector de la Diosa, sin embargo la duda yace mezclada en esos sentimientos; empuñando aun mas la correa que sujeta la Box de Pegaso, empieza a adentrarse en el templo de Tauro mientras se funde con las sombras del lugar - Espero que Alderaban me deje pasar, necesito llegar dodne Saori -*

**El silencio que reina en la segunda casa zodiacal es roto por el andar de un muchacho, y esto no escapa a los oídos del gran búfalo dorado. Aldebarán rápidamente se pode de pie, haciendo notar su colosal figura acorazada por el ropaje sagrado de Tauro, y la blanca capa de seda que cae con elegancia a sus espaldas. Con movimientos veloces como los de un búfalo, el gigante de Athena busca interceptar al intruso, pero la sorpresa se apodera de Aldebarán cuando encuentra frente a él a un muchacho que conocí en el pasado. -Seiya…- es lo único que alcanza a pronunciar con sorpresa al ver al Pegaso frente a él mientras en su tosco rostro, iluminado por las antorchas que alumbran el segundo recinto,  se dibuja una mueca de desconcierto. Recuperando las palabras unos segundos después y cambiando la expresión en su faz, el coloso menta -Seiya, ¿Qué haces aquí? Athena ha prohibido tu entrada al santuario, y ha ordenado matarte si la desobedeces.- con estas palabras el guardián de Tauro guarda silencio, con sus ojos marrones puestos sobre el diminuto muchacho. Aldebarán tiene la ingenua esperanza de que Seiya entenderá sus palabras y se retirará del refugio, aun cuando conoce la personalidad testaruda del Pegaso.** #d0b02e

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