*Como un presagio del incierto futuro que le espera a la Tierra, la noche se siente misteriosa e insoluble, la preponderante oscuridad que lo cubre todo ya es inusual para una noche tan despejada en la que se ve claramente el extraño movimiento estelar, símbolo irrefutable del cambio y de las guerras venideras; aún así, en toda esa oscura incertidumbre el Caballero de la Sexta Casa permanece inalterable, manteniendo su imperturbable meditación de ser Iluminado que lo hace conocer de antemano exactamente que es lo que va a pasar, sabiendo de las guerras futuras con tanto detalle como de las guerras pasadas. Así mientras su mente y espíritu viajan a través de los planos de existencia para conocer todos y cada uno de los movimientos de los recién renacidos enemigos de la diosa de la Justicia, su cuerpo permanece inmóvil como la estatua de oro de un dios, rodeada del poderoso pero invisible cosmos que lo hace resaltar entre sus camaradas. Ese gran rito de meditación que realiza sentado en posición de loto solo termina cuando escucha el llamado de la diosa a la que ha entregado su vida en cuerpo y alma. Así terminando de recitar los mantras de Buda se incorpora elegantemente manteniendo sus ojos cerrados como los ha mantenido y los mantendrá; baja del altar sobre el que se encuentra y dirigiéndose a la salida de su Templo camina hacia el Partenón de Athena. Atraviesa los demás templos tranquilo e indiferente de que estén vacíos o no, siendo los pensamientos que cruzan por su mente un misterio tan grande como el aura divina que él mismo genera.
El reloj de fuego arde intensamente cuando él llega finalmente hasta donde se encuentra su diosa, en aquel lugar ve a uno de sus camaradas en posición de reverencia a la deidad, escuchando lo que aquel dice con tanto aplomo y fidelidad. Sin embargo manteniendo ese porte austero esa expresion inalterable de serenidad y esa actitud ciertamente indiferente a sus camaradas entra directamente hasta el frente de Athena y con voz serena y misteriosa dice:
-Athena ya debes de haberlo notado ya que los signos son inconfundibles, pero mas allá de eso es seguro que aquellos que renacen junto contigo ya pisan este mundo de nuevo y se alistan para poner sus manos sobre él –
Se silencia mostrando toda su majestuosa humanidad de largos cabellos tan dorados como la Investidura que porta y demuestra su poder, reflejando esta la luz de la luna majestuosamente, haciendo de la imagen de aquel hombre un verdadero paladín que inspira total respeto. Sin embargo todo lo que su sola imagen provoca es totalmente opacado por la misteriosa aura divina que emana, como la de un verdadero Dios que inspira arrodillarse ante él y ser alabado, como un verdadero igual a Athena.*