ROBO DE LAS ÁNFORAS
La quietud del frío y tenebroso Castillo Heinstein, en Alemania, es perturbada por la presencia de una silueta encapuchada la cual arriba a la plazoleta principal que antecede el enorme pórtico de ingreso. Con un paso tranquilo, aparentemente despreocupado, avanza una serie de pasos hasta que como era de esperarse una serie de hombres armados con guadaña conocidos en los territorios del Rey del Inframundo como Skeleton interceptan desde varios puntos su paso, mostrando enseguida una actitud hostil, a la defensiva de aquellas tierras:
- Detente ahí, intruso! No des un solo paso más si tienes intenciones de conservar tu cabeza.
Sin embargo, como si fuese una respuesta a aquellos terminantes dictámenes, una etérea masa de verdosas tonalidades emerge de las profundidades iluminando toda la construcción, indicando que una nueva alma se ha conducido al Inframundo al mismo tiempo iluminando con parcialidad al misterioso visitante, revelando fugazmente los rasgos de su rostro:
- Vaya vaya, pero si solo se trata de un niño….- menciona quien parece ser el líder del grupo – Uno bastante atrevido…compañeros, creo que habría que darle su merecido…en todo caso, le diremos al señor Radamanthys que él fue quien opuso resistencia primero… - culmina por mencionar, en el momento que los ojos de todos aquellos espectros se llenan de un deseo sádico de castigar al aparentemente inocente joven.
- Jhm… basuras – es la única respuesta por parte del intruso, quien sin mostrarse alarmado ante la inminente ofensiva de los guardianes del lugar, se queda parado en su lugar.
- Que has dicho!?...Morirás, mocoso insolente! – exclama uno mientras los demás se alteran para acto seguido abalanzarse en carrera directa hacia el niño.
Pero en el momento que los Skeleton avanzan contra el joven, sin ningún tipo de precedente ni aviso una monstruosa e inmensa cosmoenergía comienza a rodear a este último, una plagada de hostilidad , de odio, totalmente alejada a lo que pudiera sentirse por parte de un ser humano o inclusive de una deidad. De repente, la silueta encapuchada de quien los guerreros solo creen un niño comienza a levitar poco a poco quedando así en una posición central y superior:
- Que!?...- se preguntan casi al unísono…- como…cómo es posible que haga eso…quien…quién demonios es…- se vuelven a cuestionar asombrados, deteniendo casi con temor lo que era un frenético avance.
- Que quien soy?...- se pregunta ahora el joven, al tiempo que debido a una presión inmensa generada por el magno poder todos los vidrios del Castillo explotan de manera violenta siendo los trozos de cristal atraídos hacia el enigmático personaje, danzando y rotando las miles de partes en torno a este como si se tratara de un ser omnipotente…- Soy su peor pesadilla…- culmina por mencionar para luego verse como los trozos de vidrio son redirigidos de manera compulsiva hacia todos los guardianes, atravesando despiadadamente sus corazones y gargantas hasta sucumbirlo todo en desgarradores gritos y un mar de sangre.
- Su existencia no vale nada, al igual que la del dios al que protegen…un simple farsante…- menciona de manera irreverente una vez aniquilados todos, para acto seguido encaminarse hacia el interior.
De un instante a otro, una habitación secreta es abierta apareciendo así el joven encapuchado, sabiendo perfectamente a donde dirigirse, en lo que parece ser una conexión de otrora entre el niño y su misión. Así, retirándose la capucha, la imagen efectivamente de un adolescente de rubios cabellos y extraños ojos carmesí se revela, enfocando su mirada en una caja de considerable tamaño perfectamente sellada.
"Esta es la Caja de Pandora, el ánfora de las almas del Dios de la Muerte, Thanatos, y el Dios del Sueño, Hypnos, ejes principales del ejército de Hades…sin ellas, las fuerzas del Inframundo disminuyen su poder considerablemente...es perfecto...es el primer paso para la venganza...haré que se enorgullezca de mi, alteza..." es el pensamiento interno de este personaje quien aun sumido en el más extraño anonimato pese a su enorme poder, situa ambas palmas en la caja como si pese a su flaqueza fisica estuviera dispuesta a cargarla.
Mas, en un santiamen, la misma desaparece como si fuese consumida por una suerte de agujero negro el cual se extiende tanto como lo que abarca aquel objeto, consumiendose en cuestion de segundos.
Y así, habiendo sorteado la defensa de uno de las delegaciones del Emperador del Mundo de los Muertos en la tierra con extrema facilidad, su figura tambien comienza a consumirse por la oscuridad, mermando así por un instante la desesperante sensación que causa su presencia, dejando en su lugar un verdadero halo de desolación...