Un gran bosque oscuro por su incontable cantidad de arboles rodea completamente la fortaleza del mal, el templo que se levanta en el centro de la bota itálica en honor al dios Hades y comandado por el señor Aspros. Ese lugar se vuelve el centro de atención cuando un grupo de soldados con redes y armas avanzan por entre sus caminos tenebrosos.
- Ya casi no quedan animales en este inmundo bosque, el poder del señor Aspros los ha acabado casi a todos –
- Sin embargo aun queda un enorme oso y una jauría de Lobos terribles, ellos parecen no entender que este lugar ya no es propio para ningún ser vivo que no pertenezca al desgraciado reino del mal –
Dicen uno al otro cuando un aullido roba la atención y los paraliza inmediatamente
- ¡escucharon, son los lobos! –
De forma inmediata otro aullido responde y en un corto tiempo, los cazadores de la fortaleza se vuelven presas de una docena de feroces animales que los rodean mientras van saliendo de las sombres y por entre las espesura del bosque
- ¡nos han rodeado! –
Asustado los soldados retroceden hasta quedar al centro de un círculo perfectamente creado por la jauría entonces, cuando el terror de los hombres se refleja en sus caras, el que parecer ser el líder de las bestias da un gruñido y cuatro de ellas se lanzan contra los desafortunados, pero en ese preciso momento, como cayendo del cielo, el cuerpo de un gran oso muerto los aplasta en un rápido movimiento mientras la óptica se posa sobre una de las copas de los arboles donde un sujeto delgado y ensombrecido se puede ver colgado de cabeza y con los brazos apretados contra el pecho uno sobre el otro
- imbéciles, un asesino de verdad no duda, simplemente se satisface con la sangre de su presa –
Tras decir esto sus labios roban la atención mostrando dos largos colmillos puntiagudos y su lengua lamiendo de lado a lado de forma sedienta y sanguinaria
- la deliciosa sangre –
Adjunta dejándose caer de cabeza y luego abriendo sus brazos para dirigir su impulso contra los lobos - mueran bestias infelices - una patada derriba al líder de la jauría rompiendo su quijada para luego atacar a los demás con tal agilidad que parece ser solo un puñado de líneas negras que se mueven entre los árboles, los arbustos y las rocas del bosque, golpeando y matando a todo los animales, los últimos que habitan desafortunadamente en ese lugar
- jajajajaja perfecto, perfecto –
Dice cuando su mano derecho se levanta y deja ver unas uñas extremadamente largas que se cierran alrededor del cuello del último lobo
- observen bien estúpidos, este es el premio por un trabajo cumplido –
Como si fuera un asesino a sueldo, alguien acostumbrado a matar y a cobrar sus paga, este hombre de rosto pálido y cabello erizado, clava sus colmillos en el cuello del animal y comienza a succionar sus fluidos
- se lo está comiendo, maldito, es un demonio, es un demonio –
Dicen los soldados mientras corren aun mas asustados que antes dejando al centro de todo los animales muertos a Wimber, el aspirante al sapuri del vampiro alimentándose de las bestias que el mismo señor Aspros le ordeno acabar.