Mientras tanto en el Santuario de Olimpia, se presenta el Trono de Zeus en el centro, como una imagen magnánima, representando el respeto y la obligación de cumplirle a quien en este mismo instante lo ocupa, nadie mas ni menos que YO, el Gran Japeto.. ¡jajajajajaja!.. quien ríe desquiciadamente como antesala de que algo aun mas terrible estaría a punto de suceder...
... El Templo cambia por completo, mismo el ambiente comienza a ser tergiversado abruptamente por el cosmos de Japeto, que de manera elegante eleva su diestra y con ella, su dedo índice se muestra perfectamente acompañado por una concentración que se inicia en simultaneo...
Su imagen pareciera volverse etérea, proyectando dentro de si, el recorrido de cientos de planetas acompañados por estrellas, galaxias y hasta dimensiones desconocidas que convergen en un punto... en él mismo..., tal terrible situación comenzaba a mostrar una nueva imagen, mas clara y precisa, se trata de la fría Siberia, pero particularmente debajo de la gruesa capa de hielo, había algo mas, un navío accidentado que dentro suyo contiene los restos humanos de una mujer...
Repentinamente la imagen etérea adquiere mayor cuerpo, dando paso para apoderarse del foco de atención su dedo índice, que ahora brillando con mayor intensidad produce un fulminante destello oscuro que se proyecta en la imagen del navío, como si dominado por la energía del Titán, esta embarcación comienza a romper las rocas que aún le mantenían para deslizarse hacia lo más profundo y oscuro del océano, siendo de esta manera, imposible para cualquier humano su llegada a él, y precisamente aún mas terrible para el Caballero de Bronce, ya que nunca más podrá reencontrarse con su madre, puesto que de esto se trataba la advertencia, el dolor más profundo, el dolor del alma...
"Caballero del Cisne, tus blasfemias te han costado demasiado caro, mi poder y lo terriblemente que puedo llegar a ser, no tienes idea alguna... mientras tanto, yo,
disfrutare tu dolor"
Siendo la acción consumada, el Santuario de Olimpia se sumerge en un profundo silencio solo interrumpido por la carcajada incansable del malvado Japeto...
Dimension Japeto
Estas son mis palabras, me he proclamado, y esto es Ley a lo ancho y largo de una nueva Olimpia,
¡Donde ni el mismísimo Zeus podrá detenerme!