El Pueblo de los Héroes y las Leyendas, así conocen a Asgard por las grandes proezas que han realizado los hombres de nuestras raíces. Es cierto, somos un pueblo pobre, humilde y caracterizado por el sufrimiento, tenemos que luchar en contra de las inclemencias del tiempo constantemente, no contamos con una vegetación abundante, ni tampoco con un poderío económico similar al de las grandes Potencias del Mundo. En este país no hay paisajes, flores, colores, ni siquiera la luz del Sol nos acaricia al despertar.
Cualquiera podría decir que vivimos condenados, que vivimos por el sólo hecho de nacer y encontramos la felicidad al morir, que este es el Infierno gélido más grande que existe en la Tierra. Cualquiera podría pensar también que, el máximo logro para nosotros, es encontrar un mundo nuevo, un país distinto, con otro clima, con otras características para por fin mudarnos y abandonar el horror del frío cruel.
En pocas palabras... "Cualquiera" podría equivocarse al tan solo concretar en eso. Nuestros corazones, nuestros espíritus y nuestros ideales nos obligan a vivir en Asgard. Pese a que nadie en el Planeta pueda entenderlo, nosotros amamos a este país más que a nuestras vidas. Nosotros aceptamos el compromiso más grande, y damos nuestras vidas por ello. Sabemos que de nosotros, depende una enorme cantidad de personas, en nosotros está ese equilibrio, como ese orgullo inquebrantable de despertarse y ver solo nieve, nieve y más nieve.
Eso es lo que el mundo debe saber, nosotros no imploramos clemencias, nosotros no buscamos venganza, nosotros solo nos necesitamos así mismos para salir adelante y continuar con esa importante labor. Solo queremos la paz en el Mundo, y hasta el momento, por ese ideal tan sólido y determinado nos hemos visto al margen de incontables batallas, de innumerables acontecimientos, guerras, masacres, sangre y muerte.
Sin embargo, esta vez es distinto. El llamado de Odín es para todos ustedes, hijos de su espada, hijos de su sangre. Nuestro Padre nos ha alertado nuevamente porque estos últimos años hemos sido testigos de una injusticia que va en contra de nuestra posición. Poseidón, el Emperador de los Mares, no nos respeta como pueblo, no respeta nuestra historia ni tampoco nuestra dignidad. Nos ha declarado como una dependencia suya, y nos ha estado usando desde entonces para concretar sus maléficos planes que una vez más, se basan en la ambición y la conquista.
Sencillamente no podemos permítirselo, nosotros no somos devotos a su condición ni a sus deseos. Somos hijos de Odín y llevamos la frente en alto, así como tales, debemos cambiar esto de una vez por todas. Una vez más, no queremos oro, no queremos reconocimientos, no queremos extensos territorios con el Sol a nuestras espaldas. Solo queremos gloria, solo queremos Independencia...