Siendo en una corta ausencia de las princesas que aquel palacio santo se convierte en el testigo mudo de un viento muy distinto a las corrientes diarias que le azotan... un viento que obedece a un cosmo tan divino como legendario, y que pronto, llega hasta el balcón cristalizando con fragilidad las paredes del valhalla...
- La voz del padre... nos reune una vez más -
extendiendo esa voz, destacando en ella vanidad, gloria, fuerza y por que no cierto glamour visto en las clases más altas...
- ¿no da un poco de nostalgia... hermano? -
y buscando la esencia del dragón inmortal, siegfried, resuena su ultima frase seguida de un ronrroneo propio de un felino, propio de un hombre cuya estrella brilla en polaris.
Tigre Vikingo
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