- Oh... finalmente el momento ha llegado, entre las filas de almas que se encaminan hacia el abismo en el Yomotsu se encuentra ese hombre...-
Es el pensamiento que circunda en la mente líder del ejército de las Sombras, cuyo dueño se encuentra sentado en un enorme sillón con sus ojos puestos en el horizonte, allí, en el Castillo de Berlín, como si su enorme poder pero sobretodo su alta jerarquía le permtieran conocer lo que ocurre en el ante-infierno...
Colina Yomotsu, Inframundo
Todo ocurre de forma predestinada, las almas que ya se han despedido de los cuerpos durante su existencia terrenal se encaminan hacia el abismo que los llevará al corazón de los dominios del Verdadero Emperador, donde recibirán un juicio justo por lo hecho en vida y serán asignados a las diferentes prisiones que componen en su totalidad el extenso territorio del más allá. Entre ese grupo, hay algunos cuya vida ha sido tan pura y agraciada que no les depara otra cosa que los Eliseos, el paraíso, donde las almas se recogijan en una eterna felicidad y abundancia pudiendo disfrutar plenamente hasta el final de los tiempos.
Otros, los que están en el otro extremo y han llevado su vida con la bandera de la corrupción, de la desidia, en especial aquellos que han levantado el puño contra los dioses, serán destinados al Tártaro, el verdadero infierno, un lugar de eterno sufrimiento y castigo, donde las condenadas almas serán expiadas incesantemente de todos y cada uno de sus cargos.
Ese, sin duda alguna, será el destino anticipado de una de las almas que se encuentran enfiladas hacia el precipicio, nada más ni nada menos que Saga de Géminis, aquel que en vida defendió los ideales de Athena pero al mismo tiempo los traicionó, subsumiendose en una extrema maldad y ambición que lo han llevado a enfrentarse con otros ideales divinos.
En ese momento, la fila de almas es interceptada por unas oscuras figuras de andrajosas y sucias capuchas que ocultan sus semblantes en sombras, interrumpiendo el normal proceso post-muerte y conduciendo el alma del antiguo Santo hacia un lugar misterioso. Los ojos del geminiano lucen fríos, carentes de expresión, mucho menos de reacción, como si todo el vigor que alguna vez tuvo realmente hubiese sido sometido por las leyes ancestrales y divinas del Señor de la Oscuridad a lo ancho de sus dominios desde la época del mito.
Tribunal de Antenora, momentos después.
- Sombras del Más Allá, han traído hasta aquí el alma de quien en vida ha levantado el puño contra los dioses en nombre de sus propios intereses... Un ser despreciable, pero plagado de una energía que lejos está de la comprensión de los guerreros comunes y corrientes... Eres del total interés de este Garuda, quien con el divino poder concedido te otorgaré una nueva vida para que luches a favor del Verdadero Emperador, deviniendote un Guerrero de las Sombras y a los fines de que vuelvas al Santuario a enfrentarte a tus antiguos compañeros de armas...-
Es el veredicto que parece leer Garuda, quien parado sobre su atril, enciende su cosmoenergía la cual enigmáticamente se proyecta sobre todo el Tribunal reflejándose en lo más oscuro de las sombras una estrella oscura directamente ligada a las ánforas, la estrella de La Muerte...
SAGA DE GÉMINIS
A PARTIR DE AHORA SERÁS UN SERVIDOR DEL VERDADERO EMPRADOR
¡GLORIA Y LOR AL SEÑOR DE LA OSCURIDAD!