- Qué risa me causan estas almas desgraciadas, son solamente basuras débiles que han sido sentenciados por gente con poder, con el poder de convertirlos en víctimas, son gusanos aplastados por un pie fuerte…- son las palabras de la máscara de la muerte de cáncer, quien se halla al borde de la colina de la muerte, Yomotsu, observando con una sonrisa complaciente como las almas de los niños que sentenció en la iglesia de Japón, caen uno a uno, con sus rostros aún tristes… y desesperanzados totalmente para ahora ser castigas por toda la eternidad en el inframundo…
- La verdad es que no sé, no me di cuenta cuando maté a estos niños, no lo sé con mucha certeza… Ja, ja, ja, ja – estalla en una macabra carcajada, lanzando su rostro hacia el aire para darle intensidad a la risa, de la cual, pareciera ahogarse en ella misma… pero…
- ¿Eh? – se pregunta sorprendido, cuando con el filo de su mirada pareció observar una especie de hueco, en el cual se escapa una tenue luz…
- ¿Qué será esto? – Cuestiona aún sorprendido, dirigiéndose hacia aquel lugar, en donde se aproxima para observar de que se trata…
- Parece una especie de sala subterránea, es muy extraño esto, jamás la había visto en un lugar como este, será mejor que vaya a investigar… la verdad, es que un lugar así aquí, no quiere decir mas que una sola cosa… - Concluye, cuando abriendo sus dos piernas, desata un fugaz golpe de puño hacia el suelo rocoso, partiéndolo en miles de pedazos, para caer hasta el suelo subterráneo, y aterrizar con suma elegancia, observándose una especie de salón muy particular, con grilletes por doquier… una verdadera Sala de Torturas…
- Realmente… esto es… sí, es lo que había estado buscando durante tanto tiempo… - Su rostro se ilumina por un momento, y luego lo baja para que las sombras se apoderen de la mitad de su expresión y una sonrisa es dibujada muy plácidamente… pero más bien, su cara pareciera ser la de un demonio ya justo a vísperas de hallar a su próxima víctima… su rostro, el guía hacia el más allá…
La Máscara de la Muerte