La noche cae sobre el mitológico coliseo griego, donde se entrenan los futuros caballeros del santuario para defender los designios de su Diosa. No obstante, en las inmediaciones del mismo se encuentra el joven guerrero Belenguer golpeando una y otra vez uno de los antiguos pilares que yacen el en el lugar.
- Estos golpes no son suficientes... ¡debo superarme! -
Son las enérgicas palabras que expresa, al instante que su puño derecho expresa diversas partículas de matices anaranjados adoptando el aspecto de verdaderas llamas en las cuales logra traducirse la manifestación cósmica de Belenguer.
- ¡Demostraré mi superioridad ante los demás! -
Tras dichas palabras llenas de orgullo ejecuta un poderoso puñetazo hacia el suelo cubierto de mármol produciendo al instante un fuerte estruendo, el cual derriba uno a uno los pilares que se encontraban el terreno y dejando un profundo agujero en el terreno. No obstante, su entrenamiento se ve detenido por un llamado de socorro femenino cercano del lugar donde se encuentra el nombrado aspirante al manto sagrado de Berenice.
- ¡Socorro! ¡ahhhhhhh! -
Como consecuencia, el aprendiz a caballero emprende una veloz carrera para enterarse de lo ocurrido. Es así, que logra visualizar como uno de los pilares que se encuentra a punto de derrumbarse amenaza con impactar una hermosa dama que luce de manera esplendorosas sus cabellos dorados. Por lo tanto, Belenguer sin pensarlo como si fuera un acto de reflejo recoge a la muchacha entre sus brazos, para acto seguido emprender un rápido salto evitando que el monumento impactara a la desconocida doncella. Es de esta manera, que la lleva a la entrada del coliseo cuyo lugar representa plena seguridad en esos instantes.
- Mujer.. ¿Qué haces en el santuario? -
Pronuncia sus cuestionamientos con su característica frialdad y con típicos dejos de supremacía, mientras deposita su fría mirada en aquella muchacha, la cual como respuesta muestra una calida sonrisa.
- Muchísimas gracias por salvarme la vida. Estoy en el santuario por Orfeo... -
Pronuncia dulcemente. No obstante, el joven guerrero mantiene su temple serio ante aquella dama cyo nombre le es totalmente desconocido.
- La entrada al santuario está prohibida si no tienes autorización de la misma Athena o del Patriarca, todo aquél que entra al refugio sin ella es un enemigo -
Son las palabras que expresa con gran determinación y determinación mientras realiza un giro elegante como si estuviera anunciando su retirada del lugar.
- Te lo diré sólo una vez... ¡sal del santuario de lo contrario te arrepentirás! -
Tras expresarse en dichos términos, la misteriosa jovencita mantiene sus alegres rasgos en su rostro con una amistosa sonrisa y con una dulce mirada hacia el aspirante de Berenice.
- ¿Y tu nombre es? -cuestiona con dulzura y de manera inocente hacia Belenguer, el cual sólo se limita a expresar su nombre en el instante que realiza un gran salto mostrando su maestría acrobática desapareciendo rápidamente del lugar dejando completamente sola en la escena a la hermosa muchacha.
- Yo Euridice... -
Son los tímidos vocablos que emana la joven, la cual sólo piensa en su propósito que la empujó entrar al santuario "debo encontrar a Orfeo".