En esta oportunidad, me dirijo a todos los miembros de Saint Seiya - The Original Pride, sin excepción. Este post tiene por audiencia a Aspirantes, Caballeros, Maestros, Líderes de Santuario, Conquistadores, etc.
The Original Pride ofrece, entre otras cosas, una oportunidad invaluable, indispensable para todo miembro participante de cualquier reino: la del crecimiento. Desde el primer momento en el que se ingresa como Aspirante, todos tenemos la oportunidad de embarcarnos en la difícil tarea de abordar a profundidad el personaje de nuestra elección. Esto significa conocerlo en sus distintas facetas, involucrado en variopintos contextos, su relación con otros personajes, entre otras cosas.
A lo largo de esto recibimos premios, logramos hazañas y conseguimos Ascensos que significan, en esencia, un reconocimiento pleno e irrefutable de nuestro desempeño como miembros. Sin embargo, por motivos que no vale la pena enumerar, el propósito último de estas recompensas se han diluido entre otras prioridades cuya importancia no pretendo excluir.
Ahora bien, en esos momentos irremplazables en el que nos enfrentamos a un Ascenso o la concesión de una técnica, creo que es una cuestión que nos compete a todos el preguntarnos lo siguiente: ¿Qué he logrado? ¿Qué me falta por lograr? ¿Qué he mejorado? ¿Qué me falta por mejorar?
La obtención de una Armadura, Rango o Técnica no es otra cosa sino el inicio de otra etapa dentro de la exploración personal e individual del personaje. A partir del momento en el que se cede la Armadura, tal y como sucede en la serie, el personaje cambia, evoluciona, y es parte del encanto de The Original Pride ofrecer la oportunidad a nosotros de crecer junto a ese personaje de nuestra elección.
Cuando se es Aspirante, como yo, se tiene acceso a facetas del personaje que son inaccesibles una vez consigues la armadura, por distintos motivos. A través de cada misión, los líderes de cada Santuario nos conceden la oportunidad de sumergirnos en este universo fantástico y descubrir algún detalle más de nuestro personaje para enriquecer nuestro rol. Es tarea nuestra entonces (y no sólo de los Aspirantes, sino de todo participante) aprovechar al máximo estas oportunidades únicas e irrepetibles.
Invito, pues, con la mejor de las intenciones, a que todos disfrutemos de cada etapa que constituye la construcción definitiva de nuestro personaje. La meta es lejana, quizás infinita, pero es sabio quien reconoce que el premio no está en la cima de la montaña, sino en el camino hacia ella. Todos los miembros, incluyendo los Líderes del Santuario, debemos dejar atrás la pretensión vana de alcanzar premios específicos, apuntando en cambio hacia lo que aquello representa: la autosuperación.
Espero que todos, incluyéndome, busquemos la forma de alcanzar la excelencia día a día, lejos de si eso significará o no la obtención de una Técnica, Rango o Armadura. Disfrutemos cada misión e intentemos hacer de ella una en la que nuestro desempeño sea mejor al anterior. Por último, no perdamos de vista la esencia de todas las modalidades de juego: divertirnos, sí, pero divertirnos buscando ser los mejores.
Aquí, en The Original Pride, tenemos potencial para alzarnos como los mejores intérpretes de cada personaje de Saint Seiya.
Un abrazo,
Virgo's Apprentice