Varios días han pasado ya desde aquel cruce entre el Aspirante a Capricornio y Nóesis, el Caballero de Plata. Desde ese entonces en la mente del español, las mismas palabras se han repetido una y otra vez, acomodando los sucesos como un juego de rompecabezas para poder ir entendiendo la naturaleza de un Santo y la escencia del Santuario.
- Solo hay un porqué -
Murmura, llegando ya a un punto alto de la madrugada y cuando todas las estrellas de un cielo despejado bastan para iluminar y revelar todo su aspecto, el de un joven lleno de ambiciones puras, humilde en cuanto a sus ropajes.
- Yo nací con un Don distinto al del resto de la humanidad... Y eso explica varias cosas. En mi interior, ha nacido una fuerza distinta, lo puedo notar, lo puedo sentir. -
Cerrando sus ojos con determinación en el mismísimo instante que la Constelación de Capricornio en su estampa, la viva imagen de una Cabra, se sella en el firmamento con fuego, envuelta en un enorme resplandor de color dorado.
- Esa es la conexión que siento desde el principio, la conexión que existe entre mi Estrella y mi alma -
Aligerándose la brisa en tanto que sus cortos cabellos son abatidos con fuerza pero mucha naturalidad.
- Y esa es la energía que zurca desde mis poros... La misma que recorre a las estrellas, a los planetas y a todo el Universo Entero -
Con lentitud pero una elegancia descomunal, aquel símbolo en lo alto desciende hasta el aprendíz y entonces, cada punto del Signo Zodiacal toma como marco la humanidad entera del extranjero.
- Es que existe un Universo adentro mío. ¡Lo siento! -
Revocándose como una verdadera maravilla, como si de un milagro se tratara, que una vía lactea ocupe el lugar de su pecho y sus brazos se transformen en dos espadas trazadas hacia abajo; Dos hastas perfectamente gráficas a la altura de su cabeza, en cada perfil, extendiéndose como un animal sobre un monte, situado justamente en Pirineos.
- Esta energía es... -
Entonces por fin, luego de tanto haber indagado y puesto a prueba sus destrezas en un lapso de incontables días en los que la lluvia, el Sol y la Luna, han sido testigos de su incansante entrenamiento en conjunto a rocas, árboles y praderas, ven nacer otra vez una chispa dentro de Shura; Pero que en esta ocasion, y a diferencia de otras situaciones, parece ser dominada a completo deseo por el espadachín.
- ¡EL COSMOS! -
Alegando a aquella fuerza que solo es propia de los que nacen con la virtud de servir al Santuario y a Athena, aquella que se canaliza con cada uno de sus cinco sentidos, avivándolos más de la cuenta para despertar a su vez el sexto, una intuición que crece de manera magnánima y que solo algunos pueden conseguir; prolongándose hacia lo inimaginado, como si se convirtiera en el zurco de una Estrella en el Espacio, y diera nacimiento a una vida completamente nueva y distinta.
- Shura -