Pido atentamente una disculpa, mi word falla bastante. Entiendo aún así que es una herramienta de trabajo IMPORTANTÍSIMA para la Comunidad, y así como días atrás pude realizar un fic de manera correcta, ando encontrando fallos técnicos otra vez. Me tomo la libertad de realizar el fic por este medio y pido comprensión al respecto. Aparentemente, mi pc no me permite mantener un programa de peso mayor al que uso (versión 2003), y de modo contrario, debería comprar el pack, lo cual no tengo ni la menor idea acerca de como hacerlo. De todos modos, buscaré alguna solución en Internet tan pronto como pueda.
Un silencio sepulcral se apodera de una padrera, junto al punto máximo de un pico, hacia donde desciende de forma alborotada una humanidad en picada, trazando su puño en la trayectoria para amortiguar la caída.
- Aún no lo consigo -
Fastidiado consigo mismo, aunque permitiéndose un segundo de suspiro para regresar a un temple que se adecúa a las necesidades.
- La naturaleza de esos saltos no parece estar más que basada al fisico desarrollado de las Cabras. Definitivamente son sus piernas, la flexión perfecta al momento de elevarse en el impulso. Pero... -
Empuñando su diestra al ponerse de pié, observando hacia el horizonte.
- Aún me es difícil alcanzar esa altura -
Cuando de pronto, un intenso sonido roba la atención del Español que es más conocido por el nombre de Shura, junto a una voz extranjera que aclama llena de fuerza:
- ¡Es un día perfecto para la caza, ja, ja, ja! -
Por lo que algo perturbado, rápidamente dirige su mirada hacia aquel pasillo del cual proviene aquella voz. Un camino largo, marcado como ruta y transitada en este instante por tres hombres de gran arsenal.
"Pero... ¿qué es lo que buscan en este lugar?"
Se pregunta, aún siéndole imposible distinguir las verdaderas intensiones de aquellos sujetos.
- Vamos, cabritas... ¡Aparezcan de una vez! -
Suficientes argumentos para que un haz de luz cruce de punta a punta la cabeza del Aprendiz, quien automáticamente adopta una postura defensiva con respecto a los íbex que allí habitan
- ¡Será mejor que ni lo pienses! -
Exclama con suficiente valentía, emitiendo un salto de gran altura que lo acerca a aquel pequeño grupo de cazadores.
- ¿Y tú quién eres? -
Cuestiona uno de ellos, aproximándose sin la menor precaución hacia el peliverde, soltando una de sus armas para pretender intimidarlo con el tamaño de su cuerpo, gigante de por sí.
- Mi nombre es Shura, soy quien habita estos montes. Y tú, ni tampoco tus compañeros, tiene derecho a privar de sus vidas a aquellos pobres animales -
Afirma lleno de convicciones, aunque su visión no parece ser compartida por aquel personaje, quien toma una postura mucho más rauda.
- Ja, ja, ja... ¿Qué no tengo derecho? Ya compré esos derechos, y en millones, los recuperaré cuando acabe con esos estúpidos e indefensos animalejos -
Provocando que el gesto del Aspirante se exprese totalmente inconforme.
- No respetaré tus motivos, ligados a la codicia y al interés personal. Pero seré reiterativo, no tienes derecho a herir a ninguna de esas Cabras. Si aún así insistes, tendré que exiliarte de este lugar -
Con la suficiente confianza, provocando una inmediata reacción en aquel cazador que rápidamente lanza un puñetazo hacia el rostro del Atheniense.
- Maldito infeliz, ¡cierra la boca! -
Respondiendo con una velocidad impresionante al llevar su palma completamente abierta al encuentro con el puño del enemigo. De pronto, un fuerte choque se escucha y seguido a él, la escena quieta expresa lo sucedido: Aquel golpe ni siquiera fue capaz de mover de su posición al que habita en Pirineos, distinguiéndose ahora una sonrisa en su gesto.
- Ineficiente... -
Usando su mano libre para convertirla en puño e igualar a la acción del gigante ambicioso, pues deslizando sus nudillos hacia la zona del pecho, pronto golpea al titán haciéndolo caer de manera estrepitosa contra el suelo.
- Retírate. -
Bastante tajante y aún con serenidad, cuando incredulo, aquel hombre permanece en el suelo sujetándose la zona impactada con cierto gesto de incredubilidad.
- Mal... maldito gusano. No arruinarás nuestro día, ¡activen los fusiles! -
Ordena, provocando que Shura rompa con su postura al preocuparse.
- ¡No! -
Teniendo el tiempo para observar como se prepara el ataque de los cazadores, reaccionando a tiempo al lanzarse en dirección hacia la zona donde las Cabras reciden.
"Debo protegerlos... Estos animales están en peligro de extinsión"
Sin embargo, la aproximación del Aprendiz parece alborotar a los animales, quienes huyen despavoridos imitando aquellos saltos que le son característicos.
- Vamos... ¡Corran! -
Exclama al mismísimo instante que un sonido ensordecedor se aclama en el aire y seguido a él, una fallida explosión, que no alcanza a ninguno de los animales pero sí sirve para provocar un gran revuelo.
"Grah, ¡maldición!"
Apretando su puño al ver como la velocidad y los saltos de los íbex, aún son insuficientes, dada la velocidad de los misiles que no paran de bombardear, uno tras otro.
- Será mejor que los ayude -
Se decide, apurando su paso, ampliando sus trancos e imitando aquellos saltos a gran velocidad, corriendo en dirección hacia las montesas que escapan como pueden, pero algunas patinan en la desesperación, quedando tendidas en el suelo.
- ¡De pié! -
Inclinándose para tomar a una de ellas, atrapandola entre sus brazos para acelerar el paso y elevarse una vez más entre rocas y piedras hasta alcanzar un pico de gran altura.
- Aquí estarás segura -
Retomando aquel lugar donde aún hay algunas cabras intentando reponerse, al instante mismo en el que aquellos fusiles explotan a cercana posición de ellas.
- Vamos, ¡de prisa! -
Emitiendo un nuevo salto, inconcientemente quizás, a la altura similar de aquellos animales, imitándolos en la flexión de sus rodillas y en el despliegue sensacional, hasta desplazarce cerca de ellas y sujetarlas.
- En aquel pico estarán a salvo -
Igualando la misma acción, iluminándose sus piernas en un contorno de partículas doradas que realzan toda su humanidad y lo convierten en un saltarín de altura extrahordinaria.
"Si no los detengo, causarán aún más problemas"
Tomando la determinación de acabar con aquel armamento, descendiendo a nueva cuenta desde aquel monte para empilarse directo hacia el Arsenal. Evitando los disparos que llueven, provocando ya un gran síndrome de destrucción.
- ¡Deténganse! -
Exclama, aproximándose hacia aquellos cañones a quienes sin pensarlo, destruye con puños y patadas, alcanzando a sorprender a los cazadores quienes por fin, quedan anonadados ante la imponencia física que destaca el Aprendíz.
- Es... ¡Este hombre no es común! -
Afirma uno de ellos, marchándose tan rápido como le es posible.
- ¡Retirémonos! -
Exclama por fin aquel gigante, quien rendido ante la pérdida de la artilleria, decide abandonar aquel paraje, sobreguardado por el Aspirante a Capricornio.