Las campanas del Palacio Valhalla suenan anunciando la llegada de un visitante esperado, uno de los hijos de la Patria Vikinga, el cual por primera vez llega a la sede gubernamental de toda la Unión Nórdica, a los fines de presentar ante las autoridades los títulos que ostenta. Su nombre, el cual comparte con una de las máximas leyendas de las Eddas nórdicas, hacen gala de su impecable porte. Su rostro, implacable, afronta la tarea de dar a luz su identidad:
- Usted debe ser el Sacerdote de nuestro Dios Padre de Todo, Wodan. Mi nombre es Siegfried, y soy el mejor guerrrero entre todos los habitantes de nuestra amada Patria...-
- Grande es el título que ostentas, así como también tu confianza, mi querido Siegfried. Efectivamente, yo soy Freyr, el encargado de interpretar la voluntad de Odín en éste, el sagrado Palacio del Valhalla. Dime, qué es lo que te trae por estos lugares...-
- He vencido a quienes se proclamaban los mejores combatietes de toda Europa. Sin embargo, mi camino, por el momento, ha finalizado. Quisiera que su hospitalidad permitiera a mi, uno de los hijos del Grande, quedarme por unos días en este lugar...-
En ese momento, unos pasos son oídos, acompañados de una arrogante interrupción...
- Vaya, veo que existe alguien que ha incorporado a nuestro linaje el término de hablador...-
- Haggen, eres tú...- dice Freyr, en el momento que él y Siegfried enfocan su atención en el aparecido...
- Así es, Sacerdote, soy yo, Haggen de Merak. Lamento informarte, Siegfried, que el título que ostentas es falso. No has vencido a los mejores combatientes de toda Europa, pues no has vencido aún al mejor combatiente de la Unión de Pueblos Nórdicos, es decir, a mi....-
Dice con impetuoso porte y una mirada fulminante, las que por un momento intimidan al visitante.
- Así que Haggen de Merak. Será un placer revalidar mi título contigo...- concluye confiado, en el momento que Freyr apaga su mirada tras el fino decaer de sus párpados, como si aceptara perfectamente el destino que Wodan tiene preparado para ellos dos.
- Bajo los títulos guerreros que ambos ostentan, es irremediable que diriman sus conflictos. Es la tradición de nuestro pueblo y es el designio del máximo de los Aesir que esto suceda. La sede será la Estatua del Señor, a las afueras de este sagrado recinto...- expone Freyr como un auténtico mediador, con tono tranquilo y pacífico, acordando la situación.
- Nada ni nadie me quitará el honor de ser el más poderoso...- exhorta rabioso Haggen, como una auténtica bestia indómita.
Misión: Concertar una batalla entre quienes ostentan el título del Mejor Guerrero.
Condiciones:
- Haggen poseerá completo dominio de su cosmos.
- Siegfried poseerá incipiente dominio de su cosmos.
- Tendrá que ser un combate meramente físico, digno de los vikingos.
- No podrán utilizar sus técnicas.
Objetivos:
- Dominio del ORM
- Forjar un lazo, ya sea de envidia y celos o de fraternidad y camaradería, entre estos dos personajes sobresalientes para el funcionamiento de nuestra Asgard.
Recompensa: Pleno dominio del cosmos para Siegfried.
Plazo: dos días.
Una vez más, como en los relatos de tradición...
Hakon y Sigrudr cruzan sus caminos...
¿Cuál será el resultado de este encuentro?