Si en especial por mis genes
me encanta disfrutar de la naturaleza
sentirme parte de ella
de sus paisajes y de su olor
de sus habitantes y de su entorno
no hay nada que se compare
con disfrutar de unos buenos momentos
sentada mirando el mar.
Él siempre está ahí para mi
como los buenos amigos
y las buenas amigas
que cuando los necesitas
están dispuestos a escucharte
y a darte compañía
esperando que les cuentes
tus problemas
y tus secretos.
Al final entre el rugido de sus olas
despejas tu mente y descubres
que los problemas
no son tan grandes
si tienes alguien importante
con quien compartirlos
y que los sueños
aunque dificiles
no son imposibles de alcanzar.
Por ello considero
que no hay nada mejor
que disfrutar una tarde
con buena compañía paseando
mientras se deja la vista vagar
por ese mar tan azul
que cuando es valiente
golpea con fuerza las rocas
pero que cuando quiere ser mimoso
se acerca y aleja de la costa
con un suave balanceo.
Conozco a alguna persona
que viviendo tierra adentro
le encanta también el mar
y que entre sus sueños está
acercarse a la costa
y pasar un tiempo
disfrutando del mar en compañía.
A esas personas dedico en especial este texto
pero también a todos los demás.
que me han brindado su aprecio
su apoyo y su cariño
cuando más lo he necesitado.
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