Fácilmente olvidamos las buenas acciones.
Ayer escribí sobre recordar las cosas malas que la gente hace.
Con lo que no tenemos problema.
La mayoría de nosotros tiene resmas de expedientes de papel
que dan testimonio de los desaires y calumnias
que sufrimos cada día de seres queridos y extraños.
Pero, ¿donde están los expedientes de la mínima amabilidad,
la delicada consideración, los esfuerzos realizados?
¿Dónde están esos expedientes?
¿Qué relación te preocupa hoy?
Permite que los recuerdos de lo bueno que esa persona ha hecho por ti
burbujeen a la superficie de tu conciencia.
¿Cuánto tiempo puedes dejarlos quedarse antes de que revienten?
YEHUDA BERG
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