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Nuestro servicio religioso, durante el mes
de junio , la palabra de Dios y su presencia
dia a dia
Que el nos proteja y nos guie
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ANTÍFONA DE ENTRADA
Frente a tu verdad, Señor, vano es el saber de los paganos. Por eso no he tenido miedo, de confesar tu Evangelio ante los poderosos.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Dios nuestro, tú que enseñaste a san Justino que la sabiduría verdadera consiste en conocer a Jesucristo crucificado, concédenos, por la intercesión de tu santo mártir, que nada llegue a separarnos de ti ni del amor a la cruz de Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Tobías (1, 3; 2, 1-8)
Yo, Tobit, seguía el camino del bien y de la justicia todos los días de mi vida y daba muchas limosnas a mis hermanos, los judíos que habían sido deportados junto conmigo a la ciudad de Nínive, en Asiria.
Durante el reinado de Asaradón regresé a mi casa y me devolvieron a mi esposa, Ana, y a mi hijo, Tobías. En Pentecostés, que es nuestra fiesta de acción de gracias por las cosechas, me prepararon una gran comida y me dispuse a comer. Cuando me trajeron los platillos y vi que eran tantos, le dije a mi hijo Tobías: “Ve a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres, cautivos en Nínive, que tenga puesta en el Señor toda su mente y todo su corazón, y tráelo, para que coma conmigo. Yo te esperaré hasta que vuelvas”.
Tobías se fue a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres y al regresar, me dijo: “¡Padre!” Yo le respondí: “Dime, hijo”. El prosiguió: “Asesinaron a uno de nuestro pueblo: lo llevaron a la plaza, lo ahorcaron y ahí está todavía”. De un salto me levanté de la mesa, sin probar bocado, y llevé el cadáver a una casa, hasta que el sol se ocultara y lo pudiera sepultar.
Volví a mi casa, me lavé y comí con lágrimas mi pan, recordando las palabras que el profeta Amós pronunció contra Betel: Todas las fiestas de ustedes se convertirán en llanto, y todas sus canciones, en lamentos. Y rompí a llorar.
Cuando el sol se metió, fui, cavé una fosa y lo enterré. Mis vecinos se burlaban de mí y me decían: “Este hombre nunca va a escarmentar. Ya una vez lo condenaron a muerte por este mismo delito, pero se escapó, y ahora sigue enterrando a los muertos”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 111
Dichosos los que temen al Señor.
Dichosos los que temen al Señor y aman de corazón sus mandamientos; poderosos serán sus descendientes. Dios bendice a los hijos de los buenos.
Dichosos los que temen al Señor.
Fortuna y bienestar habrá en su casa, siempre obrarán conforme a la justicia. Quien es justo, clemente y compasivo, como una luz en las tinieblas brilla.
Dichosos los que temen al Señor.
Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente jamás se desviarán; vivirá su recuerdo para siempre.
Dichosos los que temen al Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
Señor Jesús, testigo fiel, primogénito de los muertos, tu amor por nosotros es tan grande, que has lavado nuestras culpas con tu sangre. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (12, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús comenzó a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos y les dijo: “Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre para el vigilante, se la alquiló a unos viñadores y se fue de viaje al extranjero.
A su tiempo, les envió a los viñadores a un criado para recoger su parte del fruto de la viña. Ellos se apoderaron de él, lo golpearon y lo devolvieron sin nada. Les envió otro criado, pero ellos lo descalabraron y lo insultaron. Volvió a enviarles a otro y lo mataron. Les envió otros muchos y los golpearon o los mataron.
Ya sólo le quedaba por enviar a uno, su hijo querido, y finalmente también se lo envió, pensando: ‘A mi hijo sí lo respetarán’. Pero al verlo llegar, aquellos viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero; vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Se apoderaron de él, lo mataron y arrojaron su cuerpo fuera de la viña.
¿Qué hará entonces el dueño de la viña? Vendrá y acabará con esos viñadores y dará la viña a otros. ¿Acaso no han leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente?”
Entonces los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, quisieron apoderarse de Jesús, porque se dieron cuenta de que por ellos había dicho aquella parábola, pero le tuvieron miedo a la multitud, dejaron a Jesús y se fueron de ahí.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, celebrar dignamente este misterio de la Eucaristía, que tan valerosamente defendió el mártir san Justino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES
Testimonio y ejemplo de los mártires
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque la sangre del glorioso mártir san Justino, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Cuando estuve entre vosotros nunca me precié de otra cosa que de conocer a Jesucristo crucificado.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Tú que nos has alimentado con el pan que da la vida, concédenos, Señor, que siguiendo las enseñanzas de san Justino, vivamos en continua acción de gracias por tus dones.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén. |
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Santos Marcelino y Pedro, mártires
En el año 303, bajo el reinado de Diocleciano, fueron decapitados y ocultados en el bosque de Roma, donde les habían obligado a excavar su propia tumba. Marcelino era sacerdote y Pedro exorcista. Un niño cristiano, Dámaso (luego papa San Dámaso) les sonsacó a los asesinos datos sobre el lugar del martirio, y una matrona romana cristiana fue a buscar sus cuerpos y les dio digna sepultura en un cementerio, donde luego se erigió una basílica.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 16.18
Mírame, Señor, y ten piedad de mí, porque estoy solo y afligido; mira mi aflicción y mis fatigas, y perdona todos mis pecados.
ORACIÓN COLECTA
Señor, cuya providencia es infalible en sus disposiciones, humildemente te pedimos que apartes de nosotros todo mal y nos concedas cuanto pueda beneficiamos. Por nuestro Señor Jesucristo.
O bien: de la memoria
Señor, que nos proteges mediante la gloriosa confesión de los santos mártires Marcelino y Pedro; concédenos que aprovechemos de sus ejemplos y experimentemos el apoyo de su intercesión.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Tob 2, 9-14
Lectura del libro de Tobías.
Una noche, después de bañarme, salí al patio y me acosté a dormir junto a la pared, con la cara descubierta a causa del calor. Yo no sabía que arriba, en la pared, había unos gorriones; de pronto, su estiércol caliente cayó sobre mis ojos, produciéndome unas manchas blancas.
Me hice atender por los médicos, pero cuantos más remedios me aplicaban, menos veía a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente ciego. Así estuve cuatro años privado de la vista, y todos mis parientes estaban afligidos. Ajicar me proveyó de lo necesario durante dos años, hasta que partió para Elimaida. Desde ese momento, mi esposa Ana empezó a trabajar en labores femeninas: hilaba lana, enviaba el tejido a sus clientes y recibía el pago correspondiente. Una vez, el siete del mes de Distros, terminó un tejido y lo entregó a sus clientes. Éstos le pagaron lo que correspondía y, además, le regalaron un cabrito para comer. Cuando entró en mi casa, el cabrito comenzó a balar. Yo llamé a mi mujer y le pregunté: “¿De dónde salió este cabrito? ¿No habrá sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer nada robado”. Ella me respondió: “¡Pero si es un regalo que me han hecho, además del pago!”Yo no le creí e insistía en que lo devolviera a sus dueños, llegando a enojarme con ella por este asunto. Entonces ella me replicó: “¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!”
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La pérdida de la paz familiar y los reproches de su mujer, se unen a la ceguera del piadoso y anciano Tobit. Un contexto marcado por la desgracia podría hacer tambalear su fe, pero es desde la profundidad de su dolor que eleva su oración de súplica a Dios hasta obtener respuesta.
SALMO Sal 111, 1-2. 7-9
R. El corazón del justo confía en el Señor.
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida. R.
No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor. Su ánimo está seguro, y no temerá, hasta que vea la derrota de sus enemigos. R.
Feliz el hombre que teme al Señor. Él da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. R.
ALELUYA Cf. Ef 1, 17-18
Aleluya. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluya.
EVANGELIO Mc 12, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Le enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?” Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: “¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario”. Cuando se lo mostraron, preguntó: “¿De quién es esta figura y esta inscripción?”. Respondieron: “Del César”. Entonces Jesús les dijo: “Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Fariseos y herodianos constituían partidos políticos enfrentados. Los herodianos, que gozaban de los beneficios que Roma había otorgado a Herodes y sus aliados eran partidarios del Imperio. Los fariseos, nacionalistas, rechazaban la ocupación romana.
¿Qué lleva a estos grupos opuestos a presentarse juntos ante Jesús? Jesús conoce lo que pasa, sabe que la pregunta no es bien intencionada. Su respuesta afirma la soberanía de Dios por encima de cualquier César o fanatismo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, confiados en tu bondad venimos con ofrendas ante tu sagrado altar, para que seamos purificados por tu gracia que nos dan los mismos misterios que celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 16, 6
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes. Inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, guía por tu Espíritu a los que alimentas con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, para que confesando nuestra fe en ti, no sólo con la lengua y las palabras, sino con las obras y la verdad, merezcamos entrar en el reino de los cielos.
Por Jesucristo, nuestro Señor. |
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ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 36, 39
Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que de la sangre de los mártires haces simiente de nuevos cristianos; concede en tu bondad que el campo de tu Iglesia, regado con la sangre de san Carlos y sus compañeros, produzca siempre para ti abundantes cosechas. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Tob 3, 1-11. 16-17
Lectura del libro de Tobías.
Yo, Tobit, con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo: “Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti. Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado. Sí, todos tus juicios son verdaderos, cuando me tratas así por mis pecados, ya que no hemos cumplido tus mandamientos ni hemos caminado en la verdad delante de ti. Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mí la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos”.
Ese mismo día sucedió que Sara, hija de Ragüel, que vivía en Ecbátana, en Media, fue insultada por una de las esclavas de su padre. Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella, la esclava le dijo: “Eres tu la que matas a tus maridos! ¡Te has casado con siete y ni uno solo te ha dado su nombre! Que tus maridos hayan muerto no es razón para que nos castigues. ¡Ve a reunirte con ellos y que jamás veamos ni a un hijo ni a una hija tuyos!”. Aquel día, Sara se entristeció mucho, se puso a llorar y subió a la habitación de su padre, con la intención de ahorcarse. Pero luego pensó: “¿Y si esto da motivo a que insulten a mi padre y le digan: ‘Tú no tenías más que una hija querida, y ella se ha ahorcado por sus desgracias’? No quiero que por culpa mía mi anciano padre baje a la tumba lleno de tristeza. Mejor será que no me ahorque, sino que pida al Señor que me haga morir. Así no oiré más insultos en mi vida”. Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró al Señor. A un mismo tiempo fueron acogidas favorablemente ante la gloria de Dios las plegarias de Tobit y de Sara, y fue enviado Rafael para sanar a los dos: para quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, a fin de que viera con ellos la luz de Dios, y para dar a Sara, hija de Ragüel, como esposa a Tobías, hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Tobit ciego y Sara, la hija de Ragüel, siete veces viuda y sin descendencia, tienen que enfrentar la humillación, que es más insoportable que la misma muerte. Tobit y Sara buscan desahogo en la oración ante el Señor. Rafael, mensajero del Señor, anuncia a ambos el fin de sus desgracias. Tobit confiesa sus pecados y Sara desahoga su pena íntima de mujer viuda sin hijos. No hay oración inútil, concluye el autor del relato, para ésta siempre hay una respuesta.
SALMO Sal 24, 2-5. 6. 7-9
R. ¡A ti, Señor, elevo mi alma!
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza; ¡que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí mis enemigos! Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse: se avergonzarán los que traicionan en vano. R.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador. R.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. Por tu bondad, Señor, acuérdate de mí según tu fidelidad. R.
El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres. R.
ALELUYA Jn 11, 25. 26
Aleluya. “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, no morirá jamás”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mc 12, 18-27
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Se acercaron a Jesús unos saduceos, que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso: “Maestro, Moisés nos ha ordenado lo siguiente: “Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda”. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda y también murió sin tener hijos; lo mismo ocurrió con el tercero; y así ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos ellos, murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Jesús les dijo: “¿No será que ustedes están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten los muertos, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como ángeles en el cielo.
Y con respecto a la resurrección de los muertos, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes. Ustedes están en un grave error”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los saduceos, miembros de la clase alta sacerdotal, ejercían la autoridad religiosa a través del Templo y del Sanedrín. Ellos no creían en la resurrección; por el contrario, algunos otros grupos religiosos confiaban en que habría una resurrección para los justos. Aunque tenga que ir en contra de lo que sostuvo las autoridades sacerdotales, Jesús afirmó contundentemente que Dios nos ha creado para la vida. ¡Él es el Dios de la Vida!
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, al ofrecerte estos dones te pedimos humildemente que así como diste a tus mártires san Carlos y compañeros la gracia de morir antes que pecar, nos concedas vivir consagrados sólo a ti y servirte en tu altar.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Apoc 2, 7
Al vencedor le daré de comer del árbol de la vida, que se encuentra en el Paraíso de Dios. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, recordando el triunfo de tus santos mártires, san Carlos y compañeros, hemos recibido este divino sacramento; te pedimos que así como a ellos les dio valor para soportar los tormentos, nos dé a nosotros la perseverancia en la fe y en la caridad en medio de las adversidades. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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De: LUNASOL |
Enviado: 06/06/2009 01:50 |
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De: GUGU |
Enviado: 07/06/2009 16:34 |
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ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Dn 12, 3
Los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, brillarán como las estrellas, por toda la eternidad.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en san Antonio diste a tu pueblo un predicador insigne y un intercesor en nuestras necesidades, concédenos por su intermedio que, viviendo cristianamente, experimentemos tu ayuda contra toda adversidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 2Cor 5, 14-21
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para Aquél que murió y resucitó por ellos.
Por eso nosotros, de ahora en adelante, ya no conocemos a nadie con criterios puramente humanos; y si conocimos a Cristo de esa manera, ya no lo conocemos más así. El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente.
Y todo esto procede de Dios, que nos reconcilió con él por intermedio de Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
Porque es Dios el que estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, no teniendo en cuenta los pecados de los hombres, y confiándonos la palabra de la reconciliación. Nosotros somos, entonces, embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios. A Aquél que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por él.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo describe la salvación como un continuo proceso de reconciliación con Dios, teniendo a Jesús como mediador. Dios Padre ha reconciliado al mundo consigo, modificando en Cristo la relación de los hombres con él. Esta reconciliación se ha cumplido en la muerte de Cristo en la cruz, signo de la fidelidad de Dios y de la aceptación plena de la condición humana. Pero lo que ha sido cumplido de una vez para siempre en Cristo debe ser cumplido aún por cada hombre en su vida: de ahí la importancia del ministerio de la reconciliación confiado al apóstol. Por tanto, la Iglesia en que vivimos es fuente inagotable de reconciliación. Creyentes o incrédulos, nadie ha acabado aún de reconciliarse con Dios.
SALMO Sal 102, 1-4. 8-9. 11-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
ALELUYA Sal 118, 36. 29
Aleluya. Inclina mi corazón hacia tus prescripciones y dame la gracia de conocer tu ley. Aleluya.
EVANGELIO Mt 5, 33-37
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: “No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”. Pero Yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La palabra es un don, pero también puede convertirse en un abuso. Dice el apóstol Santiago: “El que no falla cuando habla es un hombre perfecto” (Sant 3, 2). Hay palabras que ya nada significan y palabras que ocultan podredumbre y promesas de honradez que esconden corrupción. En cambio, el Maestro pide una honradez de estilo directo que no necesita de evasivas idiomáticas: sólo nos basta decir “sí” o «no». Tampoco vale mucho aquí el juramento.
La palabra del hombre vale por la sinceridad y la lealtad que se empeña en ella. Dios no sacraliza el caminar del hombre desde afuera; él está dentro del corazón del hombre, en el origen misterioso del empeño humano y de la humilde fidelidad del hombre a su vocación y misión.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar estos divinos misterios te pedimos, Señor, que el Espíritu Santo nos ilumine con aquella luz de la fe con que ilustró siempre a san Antonio para propagar tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Cor 1, 23-24
Nosotros predicamos a Cristo crucificado; a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, alimentados con el Pan del cielo, te suplicamos humildemente que, aleccionados por san Antonio, vivamos en constante acción de gracias por los dones que hemos recibido.
Por Jesucristo, nuestro Señor |
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