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Respuesta  Mensaje 1 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD  (Mensaje original) Enviado: 14/07/2009 16:02


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Respuesta  Mensaje 2 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:03

7 de julio

SAN ALIRO,*
Obispo y Confesor

Predicamos la sabiduría a los perfectos,
no la sabiduría de este mundo ni de los príncipes

 de este mundo que pasan, sino que predicamos
la sabiduría de Dios.

(1 Cor. 2, 6-7).

   San Aliro, obispo de Clermont, en Auvernia, echó al demonio que se había posesionado de la hija del emperador Máximo. Éste, en agradecimiento, le envió una ingente suma de dinero; pero el santo la rehusó, por temor de ser poseído por un demonio más peligroso que aquél al que había echado y obtuvo en su lugar un privilegio para su ciudad episcopal. Curó a gran número de enfermos y resucitó a varios muertos. La muerte no le impidió hacer bien a los que lo invocaban. Y no es para sorprenderse, puesto que los santos tienen en el cielo, para los hombres, el mismo amor que tenían en la tierra, con la diferencia de que allí su poder es más grande.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES 
DE COSAS QUE DEBEMOS PREVER

   I. La prudencia, que es como el ojo de nuestra alma, debe hacernos prever tres cosas. Las adversidades, primeramente, porque ellas abaten menos cuando han sido previstas. Es menester prepararse a recibir de manos de Dios todo lo que pueda sucedemos de más desagradable en el estado en que nos hayamos alistado. Si la adversidad que esperamos nos acaece, estaremos dispuestos a recibirla sin turbación, sin emoción y con mérito; si la desgracia nos perdona, Dios tendrá en cuenta nuestra buena voluntad.

   II. A menudo caemos en pecado, porque no prevemos las ocasiones, en las que estaremos expuestos a ofender a Dios. Al comenzar el día y tus principales acciones, piensa en los peligros en los que correrás riesgo de perderte, y ponte en guardia contra esos peligros, mediante el pensamiento de la presencia de Dios y de la cuenta que habrás de dar a tu Juez sobre la acción de que se trate.

   III. En fin, prevé el bien que puedas hacer en cada una de tus acciones, como el mercader prevé todas las ocasiones de enriquecerse. Habrías llegado ya a alto grado de perfección, si hubieses sabido aprovechar todas las ocasiones de santificarte. ¡Cuántas veces al día podrías renunciar a tu propia voluntad, privarte de algún placer, ejercer la caridad para con tu prójimo, elevar tu corazón a Dios, ofrecerle tus acciones! He aquí aquello sobre lo cual debieras ejercer tu prudencia, en lugar de considerar cómo podrás amontonar bienes que habrás de abandonar a la muerte. Nos descuidamos a nosotros mismos y ponemos todo nuestro afán en lo que no nos puede seguir a la otra vida. (San Juan Crisóstomo).

La huida del pecado
Orad por la conversión
de los pecadores.

ORACIÓN

   Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Aliro, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvaci6n. Por J. C. N. S. Amén.


Respuesta  Mensaje 3 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:03

7 de julio

SAN FERMÍN (*)
Obispo y Mártir(1)

   
   Pamplona era entonces Pompelon, una pequeña aglomeración urbana fundada por los romanos, presidiendo en el centro de la tierra navarra, sobre una pequeña meseta a las orillas del Arga, una llanura rodeada de montañas. Los vascos habitantes de esta llanura conocían esa población romana con el nombre de Iruña, es decir, la ciudad. Según Estrabón: "Sobre la Jaccetania, hacia el Norte, habitan los vascones, en cuyo territorio se halla Pompelon

   Pompelon, producto humano lógico, tenía para los romanos un valor estratégico, pero asimismo realizaba otra importante misión: reunía las ásperas montañas pirenaicas, tras las cuales se extendían los ubérrimos campos de Aquitania, con la comarca de las riberas colindantes con el Ebro. Pompelon era un punto de confluencia en el trazado de las vías romanas que atravesaban Navarra.

   Aún no había cristianos en el país. Los más antiguos cuentos del folklore vasco, unos cuentos de contextura esquemática que resuenan todavía desde un fondo de siglos, establecen la separación de dos mundos radicalmente distintos: el mundo cristiano y el mundo anterior a la evangelización del país. Hay en algunos de esos seculares cuentos, procedentes casi todos de una edad pastoril, alusiones claras a las primeras iglesuelas cristianas y al conjunto de prevenciones y de resistencias que su emplazamiento exaltaba entre los gentiles. El vasco introdujo en su milenario idioma el adjetivo "gentil" (jentillak, los gentiles), expresando así el mundo idolátrico de sus antepasados, desconocedores del cristianismo o refractarios a su introducción.

   Todos los habitantes de la tierra vasca eran entonces gentiles, lo mismo, que fuesen pastores en el campo que los avecindados en las aglomeraciones urbanas. Pompelon y sus habitantes pertenecían al mundo del paganismo. Entre esos habitantes se contaba Firmo, alto funcionario de la administración romana en la ciudad, y su esposa Eugenia, matrona de ilustre ascendencia. Todo hace imaginar, sin embargo, que Firmo y Eugenia, aunque paganos, eran creyentes, que sus almas sentían aspiraciones mucho más allá de sus efigies tutelares predilectas. Firmo y Eugenia ofrendaban, sacrificaban en los altares de su culto con la sencilla fe del pueblo que creía en sus dioses con una pasión que durante casi medio milenio hizo frente al cristianismo, que avanzaba con fuerza arrolladora. En la fe pagana del pueblo había ardor y había vitalidad. Esto explica los mártires.

   En la vida de Fermín, el hijo de Firmo y Eugenia, nos movemos en un mundo de conjeturas, pero la mención del nombre de la madre evoca la gran receptibilidad de las mujeres paganas a la nueva doctrina destinada a toda la humanidad, sin excluir de la esperanza a los más humildes y despreciados, y que traía un positivo consuelo a los desesperados y a los vacilantes.

   Las viejas hagiografías describen a Firmo y Eugenia dirigiéndose al templo de Júpiter para ofrecer sacrificios, y detenidos en el camino a la vista de un extranjero que con dulce y grave palabra explicaba al pueblo la figura y la doctrina de Cristo. Al llegar aquí hay que imaginarse el amoroso ardor de aquellos humildes y eficaces apóstoles, mucho más cercanos que nosotros en el tiempo a la figura de Jesús.

   Firmo y Eugenia invitaron a su hogar al extranjero, hondamente impresionados por el discurso de éste. Honesto, que así se llamaba el apóstol, explicó a aquellos los fundamentos de la religión cristiana, y cómo venía de Tolosa de Francia, de donde le había enviado el santo obispo Saturnino, discípulo de los apóstoles, con la concreta misión de difundir en Pompelon la fe de Jesucristo. Las convincentes palabras de Honesto en la intimidad del hogar de Firmo conmovieron todavía más a éste, que no solamente dio a aquél esperanzas de convertirse al cristianismo, sino que, además, manifestó deseos de conocer a Saturnino.

   El santo obispo de Tolosa no tardó mucho en acceder a los deseos de Firmo. Una cosa es la gran devoción de Pamplona y Navarra a San Saturnino, pero tiene sobre todo importancia ese recio resumen de su obra apostólica que acostumbran añadir los navarros a la mención del mártir y que vale por la mejor biografía:

   "San Saturnino, el que nos trajo la fe".

   Cuentan que Saturnino evangelizó en Navarra más de cuarenta mil paganos, entre ellos a Firmo, Fausto y Fortunato, los tres primeros magistrados de Pompelon, y que, a impulsos de aquella ardorosa predicación, se construyó rápidamente la primera iglesia cristiana, que pronto resultó insuficiente.

   Todos estos preliminares, un poco largos, resultan necesarios para explicar la figura de Fermín, el hijo de Firmo y Eugenia, niño de diez años de edad, que Honorato se encargó de modelar en el espíritu al quedar a la cabeza de la grey de Pompelon, vuelto ya Saturnino a Tolosa. La historia de Fermín, a esa grande e imprecisa distancia histórica, resulta demasiado lineal, pero no por eso menos reveladora del ardor de aquellos heroicos confesores de Jesucristo, íntimamente comprometidos a confesarla dondequiera y en cualquier situación que fuese. Honesto, dedicando con afán sus esfuerzos al alma que él adivinó excepcional del niño Fermín, obtuvo que éste, ya para los dieciocho años, hablara en público con admiración de todos los oyentes. Firmo y Eugenia enviaron entonces a Fermín a Tolosa, poniéndole bajo la dirección de Honorato, obispo y sucesor de Saturnino. Este, no menos admirado del talento y de la prudencia de Fermín, venciendo su modestia, le ordenó presbítero, consagrándolo después obispo de Pamplona, su ciudad natal.

   El celo evangelista de Fermín en su tierra navarra emparejaba con el de su antecesor Saturnino. Al conjuro de la palabra entusiasta de Fermín los templos paganos se arruinaban sin objeto y los ídolos hacíanse pedazos: en poco tiempo el territorio fue llenándose de fervorosos cristianos.

   Las devociones fundamentales de San Fermín eran precisamente las devociones fundamentales, dicho sea sin ánimo de paradoja: la Santísima Trinidad y la Santísima Virgen María. Invocando a la Santísima Trinidad, la devoción de las devociones, operaba milagros tan prodigiosos que los gentiles en Navarra y en las Galias llegaron a mirarle como un dios. Vamos a dejar a un lado la leyenda. Digamos en lenguaje actual que el amor de Dios inflamaba el alma de Fermín en una caridad milagrosa.

   Fermín, después de ordenar suficiente número de presbíteros en su tierra, pasó a las Galias, cuyas regiones reclamaban el entusiasmo del joven obispo, pues a la sazón ardía en ellas furiosa la persecución. La indiferencia ante la persecución constituía en Fermín otra manera de predicar y no precisamente la menos eficaz. Los paganos de Agen, de la Auvernia, de Angers, de Anjou, en el corazón de las Galias, y también en Normandía, quedaban admirados de aquella presencia que daba sereno testimonio de Cristo, indiferente a todos los peligros. El ansia tranquila del martirio movía a Fermín.

   Esta ansia dirigió a Fermín hacia Beauvais, donde el presidente Valerio sostenía una crudelísima persecución contra todo lo que tuviera nombre de cristiano. Fermín, encerrado muy a poco de llegar, hubiese muerto en la prisión, víctima de durísimas privaciones y sufrimientos, de no haber acaecido la muerte de Valerio, circunstancia que el pueblo creyente aprovechó para ponerlo en libertad. La fama de su entereza moral y su gesto de comenzar a predicar públicamente a Jesucristo tan pronto como salió de la cárcel movieron en aquélla ocasión eficazmente el corazón de muchos paganos, que juntamente con los viejos cristianos, contagiados todos ellos del entusiasmo de Fermín, edificaron iglesias por todo el territorio.

   A Fermín, infatigable, se le señala en la Picardia y más tarde, de regreso de una correría por los Países Bajos, otra vez en la ciudad de Amiéns, capital de aquella región, en donde había de encontrar gloriosa muerte. La cercanía intuida del martirio acrecentó más todavía su santa indiferencia y el entusiasmo de Fermín, ya incontenible en su empeño de predicar a Jesucristo. Por otra parte, la fe de Fermín seguía operando prodigios asombrosos, comparables a los de los primeros apóstoles.

   El pretor de Amiéns, alarmado de aquel ascendiente, llamó a su presencia a Fermín; pero, prendado de su persona y de la sinceridad de sus palabras, mandó ponerle en libertad. Pero, como Fermín insistiera en predicar al pueblo la fe en Cristo, el pretor, volviendo de su acuerdo, ordenó encerrarlo en la prisión. La agitación del pueblo creyente, mal resignado con esta medida, determinó un miedoso y cruel impulso del pretor: mandó cortar la cabeza a San Fermín en la misma cárcel. En medio de la consternación de los cristianos un tal Faustiniano, convertido por San Fermín, tuvo el valor de atreverse a rescatar el cuerpo decapitado para enterrarlo provisionalmente en una de sus heredades, y más tarde, con todo sigilo, trasladó los restos de aquel gran devoto de María a una iglesia que el mismo San Fermín había dedicado a la Santísima Virgen.

 JOSÉ DE ARTECHE   


Respuesta  Mensaje 4 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:03

7 de julio
SAN CIRILO, Monje
 Y SAN METODIO, Obispo(*)
Co-patronos de Europa

   Las vidas paralelas de estos dos santos hermanos del siglo IX adquieren relieve de trascendente actualidad en el siglo XX. Son ellos, no sólo apóstoles de los países eslavos, sino también portaestandartes de la fidelidad a Roma en los tiempos borrascosos que preludiaron el cisma oriental. Focio, que había de ser patriarca de Constantinopla y primer promotor de la ruptura bizantina con Roma, fue profesor y jefe eclesiástico de ambos. Supieron ellos a tiempo desligarse del cismático patriarca, para seguir en unión con Roma, centro de la catolicidad. Su táctica marca un hito perenne en los actuales problemas de la unión de los cristianos.  

   Los hermanos Cirilo y Metodio nacieron en Salónica, hermosa y antigua ciudad de la Macedonia griega, a principios del siglo IX. La ciudad se distinguía por su carácter cosmopolita, y los tesalonicenses aprendían con gusto los mas extraños idiomas, gloriándose de poder entender hasta los bárbaros del Norte y mantener activo comercio con las regiones más recónditas de la Panonia, de la Misia y de la Dacia. El valle del río Vardar, en cuya desembocadura se encuentra la ciudad, forma como un corredor de entrada a la península Balcánica y a la región danubiana. Salónica era por eso plaza fuerte tan celosamente atendida por los emperadores bizantinos, ya que, perdida ella, podía darse por terminada la dominación griega en los Balcanes. Eslavos y búlgaros intentaron varías veces apoderarse de Salónica, pero en su fracaso llegaron a establecerse pacíficamente en los suburbios de la ciudad. Entre estas gentes sencillas aprendieron los dos hermanos el difícil e inculto idioma eslavo.

   Su padre se llamaba León y ocupaba el alto cargo de lugarteniente general de la zona militar; hombre versado no sólo en asuntos militares, sino filosóficos y religiosos, en su biblioteca abundaban las obras de los Santos Padres, particularmente las de San Gregorio Nacianceno. Tanto él como su señora eran de noble abolengo y muy piadosos. Tuvieron siete hijos, de los que Metodio era el primero y Cirilo el último. Aquél nació en 815, éste en 826. Lo mismo el nombre de Metodio que el de Cirilo son monásticos; Cirilo se llamaba Constantino, debiendo el nombre de Metodio de empezar igualmente por M, según la costumbre monacal de permutar el nombre propio por otro que empezase por la misma letra.

   Muy joven aún, Metodio fue nombrado gobernador de la provincia de la Macedonia interior, en las fronteras de la actual Albania, donde ya se establecían los eslavos. Allí conoció el espíritu y las necesidades de este pueblo.

   Cirilo inició sus estudios en Salónica. En ese tiempo leía y releía las obras de San Gregorio Nacianceno, aprendiendo de memoria sus maravillosas composiciones poéticas y aspirando a la sabiduría divina que brillaba en los escritos del maestro. Muerto prematuramente León, cuando Cirilo tenía sólo catorce años, fue éste acogido bajo la protección de Teoctistos, canciller imperial y primer ministro de la emperatriz Teodora, quien le llamó a Constantinopla para completar allí su formación.

   Constantinopla estaba en el siglo IX en el apogeo de su esplendor: era, efectivamente, la capital del mundo civilizado y centro importantísimo de cultura cristiana. El patriarcado gozaba de muchísimos privilegios, lo que, unido a la intromisión de los poderes civiles en el terreno eclesiástico, ofrecía terreno propicio a las intrigas y a la venalidad de los altos dignatarios de la Iglesia. Los monjes eran los que preferentemente salvaguardaban la ortodoxia y defendían la Iglesia de las injerencias civiles. El pueblo era profundamente piadoso, datando de entonces el incremento del culto a las sagradas imágenes, con la derrota de la herejía iconoclasta el 19 de febrero de 842. Gobernaba el patriarcado el santo monje Ignacio.

   Teoctistos cedió a Cirilo un cuarto en su propio palacio y le inscribió en la universidad Imperial, que funcionaba en la misma corte, no lejos de Santa Sofía. Sus maestros fueron León, el sabio más ilustre de la ciudad, por sobrenombre el Filósofo o el Matemático, y Focio. Este, a despecho de haber alumbrado el cisma oriental, poseía, con todo, una ciencia prodigiosa y grandes méritos en el campo filosófico, histórico y aun teológico. Focio era entonces seglar. Cirilo hizo notables progresos en el conocimiento de la antigüedad clásica y en las obras de los Santos Padres. No pudo, en cambio, mantener relaciones cordiales con el arrogante Focio, que odiaba al canciller, a la emperatriz, al santo patriarca Ignacio y a los monjes en general. A Cirilo le asqueaba la vida oficial y decidió retirarse a un monasterio. Ante las súplicas de Teoctistos y la influencia de la emperatriz demoró Cirilo su retiro. El año 847 recibió la ordenación sacerdotal y fue nombrado bibliotecario patriarcal, archivero curial y secretario del Consejo Eclesiástico. Ante las injusticias de que a diario era testigo en el desempeño de su cargo, Cirilo desapareció misteriosamente. Obligado a regresar a Constantinopla, en el momento en que su maestro Focio era elevado a la dignidad de patriarca, aceptó sustituirle en la cátedra de filosofía; tanto se distinguió en ella que a los veinticinco años era ya universalmente conocido con el sobrenombre de "filósofo".

   Durante los reinados de Teodora y Miguel venían del Norte y del Oriente legaciones de pueblos extranjeros a Constantinopla, buscando en Bizancio protección y luz. Los emperadores enviaban embajadores mitad religiosos mitad políticos, para poner trabas a las empresas mahometanas y germanas.

   Cirilo fue escogido el año 851 para acompañar, en calidad de intérprete y consejero, una delegación imperial a la corte del califa de Bagdad.

   Coincidiendo con su retorno a Constantinopla se acentúan sus ansias de soledad y sus preocupaciones por la vida monástica. Debió estar en correspondencia con su hermano Metodio, quien, tras los desengaños experimentados en su gobierno, abandonó la carrera administrativa y abrazó la vida monástica, entrando el año 853 en un monasterio del monte Olimpo. Este monte Olimpo no tiene relación alguna con el Olimpo griego, morada de los dioses mitológicos; estaba situado en el Asia Menor, no lejos del mar de Mármara, cerca de la actual ciudad de Brus; era conocido como el Olimpo asiático o bitinio, centro monacal de contemplación y de estudio. Cirilo siguió a su hermano Metodio en las soledades del monasterio.

   Fue ésta una época de paz para ambos hermanos, en la que harían grandes acopios de santidad y de ciencia sagrada. Constantinopla, en cambio, era un volcán de pasiones. Bardas, hermano de Teodora, hombre ambicioso e inmoral y tutor de Miguel, legítimo heredero del trono, acabó por encarcelar y asesinar a Teoctistos, expulsar del trono a Teodora, desterrar al patriarca Ignacio y entronizar al arribista Focio. Este no olvidó a los dos hermanos y para captárselos a su bando les ofreció dignidades, que ellos rehusaron valientemente. Focio buscaba desde entonces un pretexto para alejarlos diplomáticamente del Imperio; en esto coincidía con los deseos de ambos hermanos, que no podían reconocer la autoridad de Focio. Pronto se presentó una ocasión oportuna para ello.

E   l hakán de los kázaros envió, hacia el año 861, una embajada a Constantinopla, solicitando misioneros que confutasen los errores islámicos y judíos. Cirilo y Metodio parecieron los sujetos más aptos para esta empresa; Cirilo como director, Metodio como consejero. A través del Quersoneso, al sur de la península de Crimea, se dirigen el año 861 al país de los kázaros en la costa del mar Negro, entre el Don y el Cáucaso, donde fueron recibidos con todos los honores. Dios bendijo en forma extraordinaria esta misión, en la que los hermanos demostraron dotes excepcionales, además de la santidad de sus vidas, para adaptarse a mentalidades extrañas para aprender lenguas extranjeras y sobre todo para no mezclar en su apostolado la religión con el nacionalismo o la Política. Su labor fue sencillamente cristianizar, a base del respeto a los usos y costumbres de los pueblos. Cirilo escribió entonces una obrita para confutar los errores judaizantes de que estaban contagiados los kázaros. Metodio la tradujo al eslavo, pero de ella no quedan sino pocos fragmentos. Más de 200 dignatarios abrazaron el cristianismo y la amistad entre Bizancio y el kan quedó firmemente cimentada.

   Un suceso llenó de alegría el corazón de los hermanos a su paso por Kerson: el hallazgo del cuerpo de San Clemente Romano en unas ruinas de la islita que está frente a la ciudad, en la tarde del 23 de enero. Los sagrados despojos fueron llevados primeramente a la catedral, donde quedó una parte de ellos; la otra la conservó Cirilo, llevándola consigo a Constantinopla y más tarde a Roma.

   De vuelta a Constantinopla, el emperador y el patriarca los recibieron con el honor que correspondía al éxito de su misión. Los dos hermanos volvieron a retirarse al monasterio del monte Olimpo, pero su retiro debió de durar poco tiempo.

   Entran ahora en escena los pueblos eslavos. Ratislao, príncipe de Moravia, enviará una embajada a Bizancio solicitando también misioneros. Hacia el siglo IX se habían extendido ya los eslavos desde las llanuras de la Rusia meridional, por el norte, hasta el mar Blanco; por el sur, hacia el Adriático y el Egeo; por el occidente habían penetrado hondamente en Alemania y por el este llegaban al Volga. Se habían formado incluso varios Estados eslavos, tanto al norte como al centro y sur de Europa. Entre ellos se distinguía por su creciente poderío la nación morava.

   Moravia había sido ya precedentemente cristianizada, al menos en parte, por misioneros alemanes, pero con escaso éxito, debido, sin duda, a la falta general de adaptación al medio ambiente. Es natural que a un pacto entre príncipes se unieran el motivo religioso y el político; el rey moravo soñaba con poner trabas a la expansión germánica, el emperador bizantino acariciaba la idea de extender su influencia entre los pueblos de Centroeuropa. Cirilo y Metodio, ajenos a las miras políticas de ambos reyes, pensaron solamente en cristianizar. Estudiaron mejor las costumbres del país, se hicieron rápidamente cargo del sistema conducente a la evangelización de los eslavos y sacaron la conclusión de que se imponía una liturgia oriental en lengua del país, en consonancia con la doctrina de la adaptación.

   La empresa debió ser ardua por muchos conceptos. Primero, por lo que parecía una innovación en metodología misional; segundo, por la oposición de los alemanes.

   No debía ser, efectivamente, fácil introducir una liturgia en lengua nativa, dado que no existía alfabeto eslavo. Cirilo, que ya en un principio se había esforzado por transcribir algunas palabras eslavas con la ayuda del alfabeto griego, renueva ahora ahincadamente sus esfuerzos, logrando definitivamente adaptar los caracteres cursivos griegos a la lengua eslava, supliendo con media docena de signos originales los sonidos eslavos inexistentes en la fonética griega. Surge así el alfabeto llamado "glagolita" (de glagol = palabra), con el que tradujeron progresivamente los libros indispensables para el culto y el conocimiento de la Sagrada Escritura. Este milagro lingüístico produjo enorme impresión en la corte bizantina.

   El alfabeto "glagolita" no debe confundirse con el "cirílico", basado en la aplicación a la fonética eslava de los signos unciales griegos. Aunque este último lleva el nombre de "cirílico" por San Cirilo, con todo, su autor parece que fue Clemente, uno de sus discípulos. Cirilo es únicamente autor del "glagolita". Digamos de paso que las traducciones de la Sagrada Escritura a la lengua eslava llevan el sello de los mejores códices antiguos conservados por los monjes del monte Olimpo, siendo, aunque tardías, de gran importancia para la crítica textual y para la restauración del texto bíblico original.

   El éxito de los dos hermanos entre los moravos fue enorme, pero chocaron con la resistencia tenaz de los misioneros germanos, que veían en ellos dos vagabundos filósofos, perturbadores de la paz religiosa en los terrenos feudos de Germania. Pero el príncipe los protegía con su apoyo, el pueblo los quería, admirando en ellos unos griegos finos, cultos y enérgicos, que hablaban la lengua de su país y les presentaban la palabra de Dios adaptada a su mentalidad. La mies fue tan copiosa que faltaban sacerdotes para tanto fruto de conversiones. Ninguno de los dos era obispo, y Metodio ni siquiera sacerdote.

   Con la intención de interesar algún prelado en la empresa de convertir a los eslavos se ponen en camino, acompañados de algunos de sus discípulos; atraviesan la parte inferior de la Panonia, donde entran en relaciones con el príncipe Kocel, que la gobernaba como vasallo del Imperio germánico. Estuvieron allí unos seis meses; Kocel aprendió la escritura eslava y puso bajo el magisterio de Cirilo 50 jóvenes de su séquito, para que les enseñase los libros eslavos y los rudimentos de la fe; él mismo acompañó a los peregrinos hasta las fronteras de su reino y más tarde se había de interesar ante Roma en que Metodio fuese nombrado obispo de Panonia. Al llegar a Venecia encontraron, por el contrario, fría acogida por parte del patriarca y del clero, prevenido ya por los rumores adversos que sobre ellos corrían; estos rumores, en forma concreta de acusación de apostasía y de herejía, habían llegado hasta Roma, promovidos por el clero germano. De no mediar el elemento político, que encendía las pasiones nacionalistas y ofuscaba la inteligencia de la verdad católica, no se explicaría esta hostilidad contra los apóstoles hermanos. Ellos practicaban sencillamente la adaptación, cual lo había hecho Jesucristo, los apóstoles, toda la Iglesia primitiva al evangelizar el mundo; pero, aun dado caso de que en el siglo IX o en los pueblos eslavos no conviniera ya continuar el mismo sistema, una cosa meramente metodológica no es para provocar acusaciones tan graves.

   Los dos hermanos continúan viaje a Roma. El recibimiento fue apoteósico y, por ende, inesperado. Había corrido la voz de que eran portadores de las reliquias de San Clemente; el Papa Adriano II, numerosos cardenales y obispos, una muchedumbre inmensa de ciudadanos les salieron al encuentro y llevaron procesionalmente el santo cuerpo del papa romano. El Papa tuvo ocasión de conversar largamente con Cirilo, y prendado de su profunda piedad, de su intachable ortodoxia, de su celo apostólico, bendijo largamente a los hermanos y aprobó sus proyectos misioneros. Metodio y otros tres eslavos recibieron la ordenación sacerdotal y celebraron su misa en rito eslavo, los días 5 y 6 de enero, respectivamente, del año 868. Los libros eslavos, bendecidos por el Papa, recibieron como su consagración al ser colocados oficialmente sobre el altar de Santa María ad praesepe (Santa María Mayor). Ante una reunión de cardenales, obispos y teólogos, presidida por el Papa, Cirilo expuso sus proyectos apostólicos; fue aplaudido unánimemente, excepción hecha de los que simpatizaban con el emperador de Alemania, que veían en la nueva liturgia eslava una barrera al poder expansionista de los príncipes germanos.

   Se quiso nombrar obispo a Cirilo; pero, enfermo desde la misión a los kázaros, se agravó rápidamente y tras despedirse de su hermano Metodio y de todos los presentes, se durmió en la paz del Señor el 14 de febrero de 869. Antes de morir, y después de recibir los últimos sacramentos hizo la profesión monacal y cambió el nombre de Constantino por el de Cirilo. Los funerales fueron presididos por el mismo Papa, quien mandó que su cuerpo recibiera sepultura en la basílica de San Clemente, junto a las reliquias que él mismo había traído.

   Metodio, que, a pesar de ser mayor que su hermano, había sido siempre su fiel ayudante, toma ahora el timón de la desolada misión morava. Si no tenía la preparación teológica y científica de su hermano Cirilo, poseía, en cambio, en alto grado el don de mando y de gobierno. Regresa al Oriente en calidad de "misionero apostólico de los eslavos" y de "legado pontificio", y portando cartas para los príncipes Ratislao, Kocel y Sviatopolk. Llamado nuevamente a Roma, volvió a la Ciudad Eterna acompañado de nobles varones y de veinte candidatos al sacerdocio. Metodio fue consagrado obispo a fines de 869 y nombrado primer arzobispo de Sirmio (Srem), diócesis que se extendía a Moravia, Panonia, Servia y por el norte hasta la Sarmacia (desde la frontera griega hasta más allá de los Cárpatos). Esta archidiócesis debía separar el Oriente bizantino y el Occidente romano-germánico, germen de seculares luchas.

   Cuando, en 870, Metodio torna a la misión para tomar posesión de su archidiócesis, encontró las cosas cambiadas. Sviatopolk, tío de Ratislao, había hecho causa común con los príncipes y obispos alemanes; Ratislao, protector fiel de Metodio, fue hecho prisionero y desapareció, sin vestigio, de la escena. Metodio fue encerrado en una torre, donde le hicieron sufrir ultrajes y humillaciones durante dos años y medio, queriéndole obligar a renunciar sus cargos y dignidades. El año 872 tuvo noticias del secuestro el papa Juan VIII, quien mandó bajo excomunión que fuese puesto en libertad; el obispo de Ancona, "legado pontificio ad hoc", le liberó de la cárcel y Metodio prosiguió incansable su obra evangelizadora. Por todas partes era recibido como "enviado del cielo". Sus discípulos se extendieron por el norte entre los ucranianos y polacos, y por el sur entre los panonios, croatas y servios.

   Los alemanes arreciaban en sus acusaciones de herejía contra Metodio, y el Papa le impone el sacrificio de abandonar la liturgia eslava. Importaba menos a Metodio el triunfo momentáneo de sus enemigos que el fracaso de una misión tan fecunda; por eso emprendió un nuevo viaje a Roma en 879, para responder de las acusaciones de herejía y de innovación en la liturgia. Juan VIII aprobó enteramente su ortodoxia y su liturgia. Metodio pudo volver justificado a su misión. Hacia el 882 lo encontramos en Constantinopla y poco tiempo después muere entre sus fieles el 6 de abril de 884. Se le hicieron grandiosos funerales con oficios en latín, griego y eslavo: "Reunido el pueblo en masa con cirios y lágrimas, acompañó a su buen pastor. Allí estaban todos, hombres, mujeres, niños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, viudas y huérfanos, extranjeros e indígenas, enfermos y sanos, porque Metodio se había hecho todo para todos, para salvarlos a todos".

   Su cuerpo fue llevado posteriormente a Roma y colocado en San Clemente, junto al de su hermano Cirilo. Un cuadro sintetiza su santidad: el alma de Cirilo es presentada al supremo juez por sus dos santos protectores, Miguel y Gabriel, príncipes de las milicias celestiales; San Andrés y San Clemente asisten al trono divino y el hermano Metodio levanta suplicante el cáliz eucarístico en sufragio del difunto. Ambos juntos suelen ser pintados por los iconógrafos bizantinos leyendo y bautizando en Moravia, con un hombre arrodillado a sus pies, que les ofrece pan y sal, según el rito de los eslavos, en signo de amistad.

   Cirilo y Metodio esperan en Roma la hermosa hora del encuentro y del abrazo. Son como el Oriente hincado en el corazón de Roma. Son como los testigos de una caridad unitiva que traspasa pueblos y coliga siglos.

   Además de las fiestas en el día de su muerte (14 de febrero y 6 de abril), se les honra con una fiesta común, lo mismo en la Iglesia oriental que en la latina. León XIII puso sus nombres en el Misal Romano el 25 de octubre de 1880, fijando su fiesta para el 5 de julio, que luego, en diciembre de 1887, fue trasladada al 7 del mismo mes; en el rito, oriental se celebra el 11 de mayo, tanto por los católicos como por los disidentes.

 SANTIAGO MORILLO, S. I.


Respuesta  Mensaje 5 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:04

7 de julio
SAN PANTENO, (*)
Padre de la Iglesia

   El sapientísimo y apostólico doctor de la Iglesia san Panteno, a quien san Clemente de Alejandría llama por su elocuencia la Abeja siciliana, fue natural de Sicilia, y antes de convertirse a la verdadera fe, profesaba la filosofía en la secta de los estoicos. Mas habiendo conversado y trabado amistad con algunos cristianos, quedó tan enamorado de la doctrina de Jesucristo que le enseñaron que, dejando las supersticiones de los falsos dioses y los libros de la humana filosofía, abrió los ojos a la luz de la fe y abrazó de todo corazón la sacrosanta ley del Evangelio. Después de su conversión, estudió con gran cuidado las divinas Escrituras, conferenciando sobre ellas con algunos varones virtuosos y eruditos que habían sido discípulos de los santos apóstoles y pasando luego a la ciudad de  Alejandría se hizo discípulo de los que lo habían sido del Evangelista san Marcos, y enseñaban en aquélla famosa escuela Alejandría, la misteriosa figura del Hijo de Dios. Escuchaba en silencio todas sus lecciones, y ocultaba con tan rara modestia y humildad sus grandes talentos, que costó harto trabajo a sus maestros el descubrirlos; hasta que el año 179 por voz común de todos fue nombrado maestro de aquélla cátedra, en la cual por espacio de muchos años explicó la filosofía de las divinas Escrituras con gran aplauso y reputación de sabiduría. Porque fue en efecto san Panteno el primer maestro cristiano de su siglo, y glorioso padre doctor de la Iglesia, y como enseñaba con excelente método, atraía de muchas y lejanas tierras a numerosos discípulos los cuales, viendo la gran ventaja que hacía aquélla doctrina del cielo a las de los otros fílósofos, abrazaban la fe cristiana, y pregonaban por todas partes la admirable sabiduría de su maestro. Los cristianos de la India, que venían a Alejandría para entender en sus negocios, le enviaron un mensaje, rogándole que fuese a su país a refutar a los doctores brachmanes, y el santo vencido por sus ruegos, dejó por algún tiempo su escuela, y se encaminó a aquellas apartadas regiones. Demetrio, Obispo de Alejandría, confirmó su misión y le nombró predicador del Evangelio En las naciones del oriente. Refiere Eusebio que san Panteno vio sembrada ya en aquéllas Indias alguna semilla de la fe, y halló un libro del Evangelio de san Mateo escrito en lengua hebrea, que había dejado allí san Bartolomé, Apóstol del Señor, y que san Panteno lo trajo a Alejandría, después de haber evangelizado con gran fruto a los hindúes durante algunos años. Finalmente, mientras el glorioso doctor san Clemente gobernaba la célebre escuela pública de Alejandría, su maestro san Panteno, que era ya de edad muy avanzada, continuó todavía leyendo algunas lecciones privadamente, hasta que lleno de méritos y virtudes, en el reinado del emperador Caracalla acabó la peregrinación de su vida gloriosa.

REFLEXIÓN

   Utilísima es a la Iglesia de Dios la profunda sabiduría de los sagrados doctores, no porque nuestra sacrosanta fe tenga necesidad de filósofos que demuestren su divina verdad, porque la Religión católica no es alguna teoría o sistema filosófico, sino un acontecimiento histórico público y notorio a más no poder: sino porque los santos doctores enseñan la doctrina cristiana en toda su pureza, y como la recibieron de mano de los Apóstoles y discípulos de Jesucristo, y la defienden contra todos los herejes y filósofos libertinos.

ORACIÓN

   ¡Oh Dios! que nos alegras con la anual solemnidad de tu confesor san Panteno, concédenos propicio, que imitemos las virtuosas acciones de aquel santo cuyo nacimiento para el cielo celebramos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Respuesta  Mensaje 6 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:04

7 de julio
SAN ILIDIO DE CLERMONT
Obispo
(384)

     San Ilidio de Clermont, fue el cuarto obispo de Clermont. En 370 Máximo, el uurpador del imperio, lo llamó a la corte a fin de qie liberase a su hija enferma o endemoniada. El santo la curó y, como recompensa, obtuvo del emperador que en Alvernia la tasa sobre el vino y sobre el grano que se pagaba en especies se pagase en contante.

   El santo murió probablemente en 384, porque en el concilio de Clermont del año siguiente tomó parte su sucesor, Nepoziano. Fue sepultado en la iglesia de Santa Maria de los Santos. Según el testimonio de san Gregorio de Tours, sobre su tumba se verificaron muchos milagros, cque él mismo constató, por lo que quiso dedicar a San Ilidio un oratorio en su ciudad. En 865, los normandos incendiaron la basílica del santo pero fue reedificada por los benedictinos en el siglo X. En 1311 tuvo lugar la traslación de las reliquias (y también de los huesos de la hija de Máxino, sepultada cerca de su benefactor) por obra del obispo Auberto. Durante la revolución de 1789 la basilica fue demolida.

   En la diócesis deClermont, la fiesta de san Ilidio se festeja el 5 de junio, mientras que el Martirologio Romano lo recuerda el 7 l


Respuesta  Mensaje 7 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:06

7 de julio
SAN ILIDIO DE CLERMONT
Obispo
(384)

     San Ilidio de Clermont, fue el cuarto obispo de Clermont. En 370 Máximo, el uurpador del imperio, lo llamó a la corte a fin de qie liberase a su hija enferma o endemoniada. El santo la curó y, como recompensa, obtuvo del emperador que en Alvernia la tasa sobre el vino y sobre el grano que se pagaba en especies se pagase en contante.

   El santo murió probablemente en 384, porque en el concilio de Clermont del año siguiente tomó parte su sucesor, Nepoziano. Fue sepultado en la iglesia de Santa Maria de los Santos. Según el testimonio de san Gregorio de Tours, sobre su tumba se verificaron muchos milagros, cque él mismo constató, por lo que quiso dedicar a San Ilidio un oratorio en su ciudad. En 865, los normandos incendiaron la basílica del santo pero fue reedificada por los benedictinos en el siglo X. En 1311 tuvo lugar la traslación de las reliquias (y también de los huesos de la hija de Máxino, sepultada cerca de su benefactor) por obra del obispo Auberto. Durante la revolución de 1789 la basilica fue demolida.

   En la diócesis deClermont, la fiesta de san Ilidio se festeja el 5 de junio, mientras que el Martirologio Romano lo recuerda el 7 l

de julio

Respuesta  Mensaje 8 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:06

7 de julio
SAN VILIBALDO
Obispo
(780)

a

   San Vilibaldo nació en Wessex, Inglaterra. Era de los descendiente de los sajones que habían invadido Inglaterra en el siglo V. Fue el primer inglés que visitó los Santos Lugares; su peregrinación duró siete años y fue narrada bajo el título de Hodoeporicon, un relato que aún se conserva. A su regreso se hizo monje en Montecassino y fue ordenado Sacerdote en el año 738 por su primo San Bonifacio, en Alemania. Vilibaldo fue obispo de Eichstätt, Baviera durante cuarenta y cuatro años.


Respuesta  Mensaje 9 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:07

7 de julio
SAN HEDDA DE WINCHESTER
Obispo
(705)

a

   En el año 676, San Hedda, un monje abad anglosajón,  probablemente abad de Whitby donde había sido educado, fue consagrado obispo de la dividida diócesis de Wessex por San Theodoro. Cambió la sede de la diócesis, de Dorchester, cerca de Oxford, a Winchester. Fue gran benefactor de Malmesbury y principal consejero del rey Ina.

   Hedda gobernó la diócesis alrededor de 30 años, recorriendo los reinos del rey  Centwine, San Caedwalla, e Ina. Sin embargo, poco se conoce de su episcopado excepto que trasladó las reliquias de su predecesor, San Birinus, y que fue tenido en gran estima por sus contemporáneos. San Beda dice que fue "un hombre bueno y justo, que llevó a cabo su labor  guiado más por un innato amor a la virtud que por lo que había leido en los libros".

   Murió en 705, y en su tumba hubo curaciones milagorosas, lo que dio lugar a la práctica de tomar tierra de allí para llevar a los enfermos; las reliquias de Hedda todavía se encuentran en la Catedral de Winchester. El nombre de San Hedda fue agregado al Martirologio Romano por Baronius en el siglo XVI, aunque su fiesta ya se celebraba en la Abadía de Crowland y en los monasterios de Wessex (Attwater, Benedictinos, Farmer).


Respuesta  Mensaje 10 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:08

7 de julio
SAN PALADIO,
Obispo
(432, p. C.)

a

   San Paladio, aPÓSTOL DE eSCOCIA, nació en el seno de una antigua familia galo-romana. La vida de San Paladio, fue contada por San Próspero de Aquitania. Palladio, era un diácono de Roma o de Auxerne, en 431, el Papa San Celestino I lo consagró obispo y lo envió a la isla inglesa para predicar a los paganos y luchar contra le herejía de Pelagio.

   Vivió cerca de Wicklow y trabajó en Leinster, en donde encontró mucha oposición, y, pese  a haber predicado con gran celo, consiguió pocas conversiones. Edificó allí tres iglesias. Considerando que Irlanda aún no estaba lista para recibir el Evangelio, se fue a predicar a Escocia. Fundó iglesias en Kelleen Cormac, Tigroney y Donard. Comenzó evangelizar a los Pictos, pero murió en 432, poco después de llegar a Fordum, cerca de Aberdeen.

   Sus reliquias se conservaron con gran devoción, en el monasterio de Fordum. En 1409 el obispo de Aberdeen las hizo trasladadar en un precioso sarcófago ornamentado con piedras preciosas.

 


Respuesta  Mensaje 11 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:08

7 de julio

SANTAS ETELBURGA, ERCONGOTA y SETRIDA,[*]   
Vírgenes
(664 y 660, p. C.)

   
  

.

.

   Santa Etelburga era una de las hijas de Anna, rey de Anglia oriental. Recibió la gracia de la vocación religiosa y se trasladó a las Galias con su medio-hermana Santa Setrida. Santa Burgundófora las recibió en la abadía, conocida más tarde con el nombre de Faremoutier, en el bosque de Brie. Setrida sucedió ala fundadora en el cargo de abadesa. A la muerte de Setrida, Etelburga pasó a ocupar el puesto. Santa Etelburga empezó a construir una nueva iglesia para la abadía, pero murió antes de verla terminada. Fue sepultada ahí, pero como la construcción no se prosiguió después de la muerte de la santa, su cuerpo fue trasladado siete años más tarde, a la iglesia de San Esteban, aún en perfecto estado de conservación.

   El Martirologio Romano y algunos martirologios ingleses mencionan a Santa Etelburga. Su nombre aparece también en el martirologio francés, bajo forma francesa de Aubierge. Con ella vivió también su sobrina Santa Ercongota, hija de Erconberto, rey de Kent, y de Santa Sexburga. Beda dice que la razón por la que éstas y otras santas ingresaron en la vida religiosa en los mmonasterios de Faremoutiers, Celles y otros de la Galias, fue que había muy pocas instituciones de ese tipo en el país de los anglos. El mismo autor añade que Santa Ercongota fue muy famosa por sus milagros y que los ángeles le predijeron la fecha de su muerte; ello permitió a la santa despedirse de cada una de sus hermanas en religión y encomendarse a sus oraciones, después de lo cual, murió apaciblemente. Su cuerpo se conservó en la iglesia de San Esteban.

   La principal fuente es la Historia Ecclesiástica de Beda, lib. III, c. 8; ver también las notas de Plummer. Beda escribe los nombres de estas santas en la forma siguiente: Aedilberg, Aearcongota y Sathryd. No hay huellas del culto de las dos últimas en Inglaterra. Cf. Stanton, Menology, pp. 13-14, 319-321, 324; y sobre todo H. M. Delsart, Ste Fare (1911), pp. 112-113 y 181-185.


Respuesta  Mensaje 12 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:14

7 de julio
SA FÉLIX,
Obispo de Nantes
(582, p. C.)

.

   Uno de los más ilustres obispos de Nantes fue San Félix. Pertenecía a una noble familia de Aquitania y se distinguió por su virtud, elocuencia y saber. A fines del año 459, fue elegido obispo de Nantes, a los treinta y seis años de edad. Félix estaba casado; pero su mujer se retiró entonces a un convento, y él recibió las órdenes sagradas. El celo de San Félix por la disciplina y el buen orden se manifestó en la administración de su diócesis. Su caridad con los pobres no conocía otros límites que el de las necesidades de éstos. El predecesor del santo había proyectado construir una catedral dentro de las murallas de la ciudad; San Félix ejecutó el proyecto en forma espléndida. Más de una vez hubo de entrar en tratos con sus hostiles vecinos, los bretones. Aunque San Gregorio de Tours no siempre estuvo de acuerdo con su sufragáneo, dio testimonio de su santidad. Fortunato alaba particularmente a San Félix por las obras de beneficencia pública y, ciertamente, los panegíricos de Fortunato no pecan por su frialdad. El santo prelado murió el 6 de enero del año 582; pero su fiesta se celebra el 7 de julio, que es la fecha de la translación de sus reliquias.

   Sabemos muy poco sobre San Félix, fuera de lo que cuentan Gregorio de Tours y los poemas de Venancio Fortunato. Acta Sanctorum cita por extenso los pasajes de ambos autores (julio, vol. II). La obra de Delanoue, St. Félix de Nantes (1907), no es seria desde el punto de vista histórico.


Respuesta  Mensaje 13 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:14

7 de julio
BEATO BENEDICTO XI
Papa
(1304)

a

   Nació en Treviso, Italia, el año 1240; murió en Perusa , el 7 Julio, de el año 1304. Ingresó a la Orden de los Dominicos a la edad de catorce años. Después de catorce años de estudio, se convirtió en lector de teología, cargo que ocupó por varios años. El año 1296 fue elegido superior general de la Orden. En ese momento la hostilidad contra Bonifacio VIII estaba en su peor momento, el nuevo general publicó una ordenanza, prohibiendo a sus subordinados favorecer de cualquier forma a los oponentes al Pontífice; también ordenó defender en sus sermones, cuando fuera oportuno, la legitimidad de la elección de Bonifacio. La lealtad de Boccasini, que permaneció firme hasta el final fue reconocida por Bonifacio, mostrándole muchas señales de su agradecimiento y confianza. Así juntamente con dos Cardenales legados, el superior de los dominicos formó una importante Embajada, el propósito de la cual fue dar por terminado un armisticio entre Eduardo I de Inglaterra y Felipe IV de Francia, en ese momento en guerra. En el año 1298 Boccasini fue nombrado Cardenal, mucho tiempo después fue nombrado Obispo de Ostia y decano del Sagrado Colegio. Como en ese momento Hungría estaba desgarrada por una guerra civil el Cardenal-obispo fue enviado por la Santa Sede como legado a latere para trabajar por la restauración de la paz. Cuando el legado regresó a Roma, la famosa contienda de Bonifacio VIII con Felipe El Hermoso había llegado a su límite. En el año 1303 los enemigos del Papa se habían apoderado del Palacio Pontificio, y de todos los Cardenales y Prelados, solamente dos Cardenales-obispos de Ostia y Sabina permanecían al lado del Venerable Pontífice para defenderlo de la violencia de Guillermo de Nogaret y Sciarra Colonna.
   Un mes más tarde de estos hechos de violencia, habiendo muerto Bonifacio, Boccasini fue unánimemente electo Papa el 22 de Octubre, tomando el nombre de Benedicto XI. Entre los hechos más relevantes de su pontificado, está la restauración de la paz con la corte francesa. Inmediatamente después de su elección Felipe envió tres embajadores llevando al Papa una carta real de felicitación. El rey, mientras manifestaba su obediencia y devoción, recomendaba la benevolencia del Papa para el reino y la iglesia de Francia. Benedicto consideró que una política de indulgencia era necesaria para la restauración de la paz con la corte francesa, absolvió a Felipe y a sus súbditos de las censuras en que habían incurrido, restaurando al rey y a sus súbditos en los derechos y privilegios de los que habían sido privados por Bonifacio. Los Cardenales Colonna también fueron absueltos de sus censuras, pero no fueron reinstalados en sus antiguas dignidades, esta política de generosidad llevada adelante por Benedicto se hizo sin comprometer la dignidad de la Santa Sede ni la memoria de Bonifacio VIII. Nogaret y Sciarra Colonna y todos los implicados en el ultraje en Anagni* fueron declarados excomulgados y emplazados a presentarse ante un tribunal pontificio. Después de un breve pontificado de ocho meses, Benedicto murió repentinamente en Perusa. Se sospecho, no sin falta de razón, que su muerte repentina fue causada por envenenamiento, provocado por un agente de Guillermo de Nogaret. Benedicto XI fue Beatificado en el año 1773. Su fiesta es celebrada en Roma y en toda la congregación de los dominicos el día 7 de Julio. Fue autor de un volumen de sermones y comentarios al Evangelio de San Mateo, a los Salmos, al libro de Job, y al Apocalipsis.


Respuesta  Mensaje 14 de 14 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 14/07/2009 16:14

7 de julio
BEATOS ROGELIO DICKENSON y COMPAÑEROS,
Mártires
(1591, p. C.)

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   eL 7 de julio de 1591, fueron ejecutados en Winchester los beatos Rogelio Dickenson y Rafael Milner. La fecha exacta del martirio del beato Lorenzo Humprey se desconoce. Rafael Milner era un campesino que había sido educado en el protestantismo. Viendo el contraste en la vida de sus vecinos católicos y protestantes, pidió ser instruido en el catolicismo y fue recibido en la iglesia. El día mismo de su primera comunión fue encarcelado por ello. Estuvo prisionero varios años, aunque con frecuencia se le dejaba libre "bajo palabra". El beato aprovechaba esas ocasiones para conseguir limosnas y ayuda espiritual para sus compañeros de prisión y, con su conocimiento de la región, facilitaba el trabajo de los misioneros. Así conoció al P. Stanney, S.J., quien más tarde escribió su biografía en latín. El P. Stanney arregló las cosas de que el sacerdote diocesano Rogelio Dickerson pudiese ir a vivir a Wincheser. El P. Dickerson era originario de Lincoln y había hecho sus estudios en Reims; durante varios años trabajó en el distrito de Winchester, donde Rafael Milner le prestó colaboración.

   La primera vez que el P. Dickenson fue arrestado consiguió escapar, gracias a que los guardias se embriagaron. Pero la segunda vez, hubo de comparecer ante el tribunal junto con Rafael Milner, quien había sido apresado con él.  Los testigos acusaron al P. Dickenson de ser sacerdote y a Rafael Milner de haberle prestado ayuda. El juez, compadecido de Milner, quien era ya anciano y cuya mujer y ocho hijos se hallaban presentes, le aconsejó que hiciese, por pura fórmula, una visita a la parroquia protestante para salvar la vida. Pero según Challoner, Milner contestó: "¿De suerte que vuestra señoría me aconseja que reniegue de Dios por salvar los bienes perecederos o por evitar un pena a mi mujer y a mis hijos? No, no puedo seguir un consejo tan contrario a las máximas del Evangelio". Dado que el P. Stanney afirma que Milner era iletrado, es de suponer que se trata de una paráfrasis de su respuesta. El Beato Rogelio Dickenson y el Beato Rafael Milner sufrieron juntos el martirio y forman una de las parejas más conmovedoras en la galería de los mártires  ingleses.

   El mismo tribunal condenó a muerte a siete doncellas nobles por haber permitido que el P. Dickenson celebrase la misa en sus respectivas casas; pero las siete fueron indultadas. Aunque dichas doncellas suplicaron que se les concediese la gracia de morir con su pastor, pues querían compartir el castigo como habían compartido con él la supuesta culpa, fueron nuevamente enviadas a la prisión.

   Lorenzo Humphrey era un joven de buena conducta, educado en el protestantismo. El P. Stanney le convirtió a la fe católica durante una discusión. El jesuita dejó un corto escrito en el que alaba mucho las virtudes de su neófito    el celo con que instruía a los ignorantes y la solicitud con que atendió a sus compañeros de prisión. Cierta vez, Lorenzo Humphrey cayó gravemente enfermo y en su delirio decía que "la reina era una prostituta y una hereje". Cuando esto llegó a oídos de las autoridades, el beato fue encerrado en un calabozo de la prisión de Winchester, aun antes de haber recobrado del todo la salud. En el juicio confesó que era católico, pero negó haber pronunciado palabras injuriosas contra la reina. A pesar de ello, fue ahorcado, arrastrado y descuartizado. Tenía veintiún años al morir.

   Ver MMP., pp. 168-169, 592-596, y Burton y Pollen, LEM.



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