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12 de julio SAN JUAN GUALBERTO,* Abad
Si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará los pecados. (Mateo, 6,15).
San Juan Gualberto concedió al que había matado a su hermano el perdón que le imploraba en nombre de Jesús crucificado. En seguida entró a una iglesia y vio al Crucificado, delante del cual ora bajar la cabeza como agradeciéndole acción tan heroica. Este milagro lo determinó a renunciar a una vida mundana y a ingresar en la Orden de San Benito. Como querían nombrarlo abad, se retiró a un valle llamado Valleumbrosa en los Apeninos, y allí echó las bases de la Orden del mismo nombre. Murió en 1073.
MEDITACIÓN SOBRE EL PERDÓN DE LAS OFENSAS
I. Jesucristo nos manda perdonar las injurias; nos dio un hermoso ejemplo de ello al orar por sus verdugos. Los santos han practicado esta virtud; Dios por su parte perdona a todos los hombres, sean cuales fueren sus crímenes, tantas veces le piden perdón. ¿No son suficientes estos motivos para persuadirte a que perdones a los que te han ofendido? Todos los hombres aman a sus amigos, sólo los cristianos aman a sus enemigos. (Tertuliano).
II. Dios nos amenaza con no perdonarnos si nosotros rehusamos perdonar a los demás. Tú mismo todos los días dices al Señor: Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos. ¿Qué le responderás en el día en que te pida cuenta de tu conducta? No perdonas, o lo haces sólo en apariencia y conservas siempre un corazón lleno de hiel contra tu enemigo. Si Dios sólo te perdonase en apariencia, ¿qué sería de ti? ¡Y, sin embargo, cuántas personas piadosas se irritan ante la más mínima injuria, al punto de no olvidarla más! ¿No eres tú de este número? Examínate seriamente al respecto.
III. Dios promete el perdón de sus faltas a los que perdonan a sus enemigos. En otro lugar, asegura que los reconocerá como hijos suyos y herederos. ¿No equivale ello a decir que un hombre que perdona cristianamente a sus enemigos es un predestina do? ¡Difícil es el precepto, pero también grande la recompensa! Perdonar una injuria es el colmo de la bondad, el coronamiento de la piedad, la suprema enseñanza de la filosofía divina. (San Juan Crisóstomo).
El amor de los enemigos Orad por vuestros enemigos.
ORACIÓN
Haced, Señor, os lo suplicamos, que la intercesión de San Juan Gualberto, abad, nos haga agradables a vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por su intermedio las gracias que no podemos adquirir por nuestros méritos. Por J. C. N. S. Amén.
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12 de julio SANTOS NABOR Y FÉLIX, Mártires
Los Santos Nabor y Félix derramaron su sangre por Cristo durante la persecución de Diocleciano (303). En tiempos posteriores, las legendarias actas de estos santos han aparecido, reproducidas de las actas de otros mártires (Víctor, Firmus, y Rusticus). Según éstas, que tienen un incalculable valor histórico, Nabor y Félix eran soldados del ejército romano de Maximiano Hercúleo. Al descubrirse que seguían a Cristo fueron condenados a muerte en Milán y se les decapitó en Lodi. Estos santos testigos de la fe fueron sepultados en Milán y sobre su tumba se erigió una iglesia. Posteriormente, en 1164, sus restos se trasladaron a Colonia, Alemania. San Ambrosio exaltó las virtudes de estos dos mártires.
ORACIÓN
Haced, Señor, os lo suplicamos, que así como nunca dejamos de celebrar el tránsito de tus santos Mártires Nabor y Félix, así también seamos siempre acompañados de sus sufragios. Por J. C. N. S. Amén.
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12 de julio
San Gaudencio fue obispo de Brescia, Italia, en los años 390-410.
Alrededor del año 400, Gaudencio peregrinó por Oriente para conocer la tierra de Cristo y las grades Iglesias. Trajó reliquias de grandes mártires.
Muchos de sus sermones sobre el misterio Pascual, las fiestas litúrgicas, comentarios sobre el Evangelio, fueron recogidos a voz viva por el estenógrafo Benivolus. Hay un sermón sobre San Pablo y San Pedro pronunciado en la catedral de Milán.
Falleció alrededor del año 410, y luego recibió el culto de veneración. Sus reliquias se encuentran conservadas en Brescia, en la Iglesia de San Juan Evangelista.
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12 de julio SANTA VERÓNICA , * (Siglo I)
Pocas leyendas cristianas son tan conocidas y estimadas como la de Santa Verónica. En ella se dice que Verónica limpió compasivamente el rostro de Jesús, cuando el Señor cayó bajo el peso de la cruz en su marcha al Calvario. La popularidad de la leyenda no tiene nada de extraño, puesto que toca una fibra muy íntima del corazón de los cristianos. Por otra parte, la versión de la leyenda que dice que Verónica era esposa de un oficial romano, constituye un ejemplo conmovedor de desprecio del respeto humano. Sin embargo, es necesario confesar que, si bien la leyenda es muy antigua, se apoya en una tradición muy vaga. Además, se ha identificado a Verónica con diversos personajes. Los orígenes de la leyenda están más relacionados con la milagrosa imagen del rostro de Cristo sobre un lienzo, que con los motivos de amor y caridad de Verónica. Según una de las versiones más populares en occidente, Verónica se trasladó a Roma después de la muerte de Cristo y curó al emperador Tiberio con la preciosa reliquia; a su muerte, la santa legó el lienzo al Papa San Clemente. Una versión francesa de la leyenda identificó a Verónica con la esposa de Zaqueo (Luc. 19:2-10); cuando éste abrazó la vida eremítica (con el nombre de Amadour o Rocamadour), Verónica fue a evangelizar el sur de Francia. Otras versiones la identifican con Marta, con la hija de la cananea (Mat. 15:22-28), con una princesa de Edessa y con la esposa de un oficial galo romano. La versión más antigua es la de un suplemento latino de las "Actas de Pilato" o "Evangelio de Nicodemus." El documento data del siglo IV o V, pero el suplemento es posterior. El nombre latino del suplemento es "Cura Sanitatis Tiberii" ("La Curación de Tiberio"); en él se identifica a Verónica con la mujer que padecía de flujo de sangre (Mat. 9:20-22). La misma identidad se le atribuye en otros documentos.
También se ha especulado mucho sobre el nombre de Verónica. Por ejemplo, se ha dicho que la imagen del lienzo de Verónica se conocía con el Hombre de "vera icon" ("imagen verdadera") y que, por ello, se dio a la santa el nombre de Verónica. Por otra parte, en el oriente se llamaba a la que padece hemorragias "Berenice", es decir "Triunfadora", desde antes de que se le relacionara con la imagen milagrosa. En su polémica "Contra Celsum" de principios del siglo III, Orígenes afirma que los valentinianos llamaban a la enferma por hemorroísa, "Prounike" y que la consideraban como uno de los prototipos de la sabiduría; según el mismo autor, Celso confundió a la enferma con una virgen cristiana.
Ninguno de los martirologios más antiguos menciona a Santa Verónica tampoco la conmemora actualmente el Martirologio Romano. San Carlos Borromeo suprimió su fiesta y su oficio en la diócesis de Milán. A principios del siglo XV, cuando empezaba a introducirse la forma actual de la devoción del Via Crucis, se hablaba en Jerusalén de la casa de Santa Verónica; pero la estación del Via Crucis que se refiere a la santa se introdujo poco a poco. Por ejemplo, dicha estación no existía aún en Viena, en 1799.
Es muy posible que una mujer compasiva haya enjugado realmente el rostro del Señor en el camino al Calvario, y los cristianos hacen bien en meditar sobre ello y en honrar la memoria de dicha mujer. En San Pedro de Roma se conserva el lienzo original; pero es imposible garantizar su autenticidad.
Los bolandistas discuten la cuestión en febrero y en julio, a propósito de la identificación de Verónica con la hemorroísa. Existe una literatura muy abundante sobre Santa Verónica. Además de la obra de K. Pearson, Die Fronika (1887), existe un excelente estudio de von Dobschütz, Christusbilder, que el autor continúa en su artículo "Das Schweisstuch der Verónica" en el Monatschrift F. h. Kunst (1909); véase también a P. Perdérizet, en De la Véronique et de St. Véronique ("Seminarium Kondokovianum", 1932, pp. 1-16). Véase también H. Leclercq, en DAC., vol. VII, cc. 224-225 y 2458-2459. Algunos autores atribuyen a Mabillon la idea de que el nombre de Verónica proviene de "vera icon"; pero dicha idea se encuentra ya en el Speculum Ecclesiae de Giraldus Cambrensis; Thurston, Holy Year of Jubilee (1900), pp. 58, 152-153 y 193-195, cita todo el pasaje. En la época de Dante y Petrarca estaba muy de moda la devoción al lienzo que se conserva en la basílica de San Pedro; según parece, dicha reliquia, en la que ya no se distingue la Santa Faz, ha estado en San Pedro desde el tiempo del Papa Juan VII (705-707 PC.). Acerca de la sexta estación de Jerusalén, cf. Revue Biblique, vol. I (1892), pp. 584 ss., y H. Vincent en Le Lien, feb. de 1951, pp. 18-26.
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12 de julio SANTOS HERMÁGORAS y FORTUNATO , * Mártires (¿Siglo I?)
Según una tradición que data del siglo VIII, San Marcos el Evangelista, antes de ir a fundar la Iglesia de Alejandría, fue enviado por San Pedro a evangelizar Aquilea. El Apóstol predicó ahí el Evangelio, reforzó su predicación con milagros y convirtió a muchos paganos. Al partir de Aquilea, nombró obispo a un "distinguido personaje", llamado Hermágoras, a quien San Pedro confirió la consagración episcopal. Los cristianos de Istria y sus alrededores le veneran como primer obispo de Aquilea. San Hermágoras, acompañado por su diácono San Fortunato, predicó el Evangelio en Belluno, Como, Ceneda y otras ciudades. Las actas de San Hermágoras, que son muy posteriores y carecen de valor histórico, cuentan que Nerón envió a Sebastio a Aquilea para que pusiese en vigor los edictos de persecución contra los cristianos. Sebastio encarceló y torturó a San Hermágoras. Una noche, el carcelero vio la celda donde estaba el santo, iluminada por una luz muy brillante; el prodigio le impresionó tanto, que se convirtió al cristianismo. Pero, lleno de un entusiasmo imprudente, salió a gritar por las calles de la ciudad: "¡Grande es el Dios de Hermágoras y grandes los prodigios que obra!" Muchas gentes acudieron entonces a la prisión y vieron la luz en la celda del santo, y se convirtieron. Aprovechando la oscuridad de la noche, Sebastio mandó decapitar inmediatamente a San Hermágoras y a San Fortunato. En realidad, aunque San Fortunato fue martirizado en Aquilea, no hay ninguna razón de peso para relacionarle con San Hermágoras.
Véase Acta Sanctorum, julio, vol. III; Delehaye, CMH., pp. 371-372, y Origines du Culte des Martyrs, pp. 331-332.
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12 de julio SAN JASÓN , * Mártir (Siglo I)
En su segundo viaje, San Pablo se detuvo en Salónica y se hospedó en casa de Jasón. Frente al éxito de la predicación del Apóstol, los judíos, "movidos por la envidia, reunieron una banda de malhechores y organizaron un tumulto en la ciudad. Atacaron la casa de Jasón y los buscaron para entregarlos al pueblo. Y no habiéndolos encontrado, llevaron a Jasón y a algunos de los hermanos a la presencia de las autoridades, gritando "¡Jasón ha recibido en su casa a los que han venido a causar desórdenes en la ciudad! ¡Estos están contra el César, pues afirman que hay otro rey, llamado Jesús!" Y con esos rumores, inquietaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad. Y habiéndose vengado de Jasón y del resto, los dejaron libres" (Hechos 17:5-9). Probablemente éste era el Jasón a quien San Pablo llama su pariente, junto con Lucio y Sosípatro, en la Epístola a los Romanos (16:21). La leyenda griega dice que Jasón fue obispo de Tarso, en la Cilicia, que partió a evangelizar Corfú en compañía de San Sosípatro, obispo de Iconio, y que murió ahí. Tras de haber predicado con gran éxito durante algún tiempo, los dos misioneros fueron encarcelados; en la prisión convirtieron a siete ladrones, los cuales murieron en el martirio. (El Martirologio Romano se refiere, el 29 de abril, a la leyenda apócrifa de los siete ladrones). Por su parte, los sirios veneran a San Jasón como apóstol de una región vecina de Apamea y afirman que murió devorado por las fieras del circo. El Martirologio Romano identifica erróneamente a San Jasón con el Mnasón de los Hechos de los Apóstoles (21:16) y sitúa su nacimiento y su muerte en Chipre.
Probablemente, la confusión entre Mnasón y Jasón se originó en el martirologio de Ado, que menciona a "Mnaso, antiquus discipulus Christi." Los bolandistas (Acta Sanctorum, julio, vol. III) hacen notar que en un manuscrito visto por ellos, el nombre estaba escrito "Naso", muy fácil de confundir con "Jaso." En sus notas sobre el Martirologio Romano, Baronio supone, con razón, que hubo dos Jasones diferentes: uno que vivió en Tesalónica y otro que vivió en Chipre.
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12 de julio SAN JUAN EL IBÉRICO, * Abad (1002 d. C.)
En la antigüedad, la Iglesia de Georgia (llamada entonces la Iberia de Cólquide), se distinguió por el florecimiento de la vida monástica, no sólo en la misma Georgia, sino también en Siria, en Palestina, en Sinaí, en Bitinia, en Grecia y en las islas circundantes. Cuando San Atanasio el Atónita organizaba la vida religiosa, San Juan el Ibérico y su hijo San Eutimio fundaron ahí el monasterio de Ivirón. Felizmente, el monje Jorge, que fue casi contemporáneo de los dos santos, nos dejó un relato de los hechos.
Juan, que pertenecía a una noble familia ibérica, se distinguía por su simpatía, su valor en los combates, su inteligencia y su pureza de vida. En la alborada de la Edad Media, el futuro santo abandonó a su mujer y a su familia, renunció a su fortuna, a su cargo en el gobierno y se retiró a un monasterio del Monte Olimpo, en Bitinia. Sin embargo, tuvo que ir a la corte de Constantinopla, pues su hijo Eutimio y otros nobles de Georgia habían sido entregados como rehenes al emperador. Juan consiguió rescatar a su hijo, quien se retiró con él al Monte Olimpo. Pero al poco tiempo, ambos santos, cuya fama se había extendido mucho, se refugiaron en la "laura" de San Atanasio en la "Santa Montaña" de Athos. San Juan ejerció durante dos años el oficio de cocinero. Su cuñado, Juan Tornikios, renunciando a una brillante carrera militar, fue a reunírsele ahí. Los tres compatriotas obtuvieron entonces licencia de construir sus propias celdas y una capilla para ellos. El año 980, dado que los religiosos ibéricos del Monte Athos se habían multiplicado, quedó decidido que formasen una comunidad aparte. La construcción del nuevo monasterio se pagó en gran parte con el botín que Juan Tornikios había conquistado en su última campaña. A la muerte de éste, San Juan decidió retirarse a España con su hijo y algunos discípulos predilectos. El santo nunca había sido partidario de la idea de que los ibéricos formasen una comunidad aparte; y, una vez muerto su amigo Tornikios, con quien hasta entonces había compartido las dificultades de la fundación, la carga le resultó demasiado pesada. Cuando los peregrinos se hallaban ya en Abidos, el prefecto se enteró de su huida, y los fugitivos recibieron la orden de presentarse en Constantinopla. Los emperadores Basilio II y Constantino VIII dijeron a San Juan: "Santo padre, nosotros hemos dado abundantes muestras del afecto y la estima que te profesamos. ¿Por qué, pues, huyes de nosotros y emigras a un país extranjero?" El santo replicó: "Religiosísimos y muy poderosos emperadores, yo no soy más que un pobre laico y me encuentro muy mal en este mundo saturado de maldad. Por eso, deseo retirarme a un país remoto en el que pueda consagrarme a trabajar por la salvación de mi alma. Ahí podré vivir pobremente y librarme de la multitud de preocupaciones y de visitantes que me empezaron a asediar desde que mi cuñado llegó al Monte Athos." A pesar de todo, los emperadores lograron persuadirle a que volviese al Monte Athos y siguiese gobernando el monasterio de Ivirón.
San Juan pasó en el lecho los últimos años de su vida, a causa de la gota y de su estado de debilidad general. Cuando se sintió ya sin fuerzas, entregó la dirección del monasterio a su hijo. Pero, mientras vivió su padre, Eutimio no hacía absolutamente nada sin consultarle. En su lecho de muerte, San Juan exhortó a sus hermanos: "No permitáis que nadie os aparte de la santidad y el amor de Dios, es decir, de la humilde obediencia y de la caridad que debe reinar entre vosotros. Así os salvaréis de esta vida mortal y ganaréis la vida eterna por el amor que Cristo vino a traer al mundo. Que el Dios de misericordia se apiade de vosotros y os conduzca por el camino de sus divinas enseñanzas y de su santa voluntad, por la intercesión de su Santísima Madre y de todos los santos. Amén. Acoged siempre con los brazos abiertos a los huéspedes y compartid con ellos, en cuanto sea posible, todo lo que Dios os ha concedido por su bondad... Celebrad todos los años la memoria de nuestro padre espiritual Atanasio. Pedid por mí, hijos y hermanos míos, y no me olvidéis..." En seguida pidió la bendición a su hijo Eutimio y entregó apaciblemente su alma a Dios. Su biógrafo escribe: "En verdad, nuestro padre Juan fue un hombre amado de Dios y digno de toda veneración. Como Abraham, abandonó su país para vivir en la pobreza en el exilio. Se puso totalmente en manos de sus padres espirituales y Dios le hizo tan grande como los hombres en cuyas manos se había puesto." Y, hablando del monasterio que San Juan ayudó a fundar tan contra su voluntad, el biógrafo añade: "Admirad esa famosa "laura", esa construcción magnífica y primorosamente decorada. Estos santos varones la erigieron con gran trabajo e infatigable laboriosidad para que sirviese de refugio a muchas almas. Construyeron iglesias de celestial belleza y las enriquecieron con libros e imágenes. Dotaron el monasterio de tierras, fincas, dependencias y celdas e hicieron lo necesario para que el culto fuese dignamente celebrado. Obtuvieron de los más piadosos emperadores protección y privilegios y reunieron en el monasterio a un ejército de monjes de vida angélica, cuyas traducciones de los sagrados textos son el ornato de nuestro país y la flor de nuestro idioma." San Eutimio se distinguió precisamente en este tipo de trabajo, ya que tradujo más de cincuenta obras religiosas del griego al ibérico.
La liberalidad de San Juan se extendió a León el Romano, quien fundó en el Monte Athos un monasterio benedictino. Fue ése el primero y único monasterio latino del gran centro monástico bizantino, pero se le suprimió desde hace muchos siglos. El monasterio de Ivirón existe todavía, aunque ya no pertenece a los georgianos sino a los griegos.
G. M. Sabini publicó por primera vez en 1882, en Petersburgo, la biografía de San Juan "el ibérico" o "el hagiorita." En 1901 vio la luz en Tiflis una edición más crítica de dicha biografía. Más recientemente el P. Paul Peeters publicó una traducción latina copiosamente anotada, en Analecta Bollandiana (1922), vol. XXXVI. pp. 8-68. En Irénikon, Vol. VI (1929) y VII (1930), hay una traducción francesa. Según el P. Peeters (Analecta Bollandiana. vol. XLIX, 1931, p. 284), San Juan murió a más tardar en 1002, y la biografía que hemos resumido en nuestro artículo, en la que hay también una relación de la vida de San Eutimio, fue tal vez escrita por Jorge el Hagiorita, unos cuarenta años después, Véase también Hasluck, Athos and its Monasteries (1924), pp. 162-164; M. Tamarati, L´Eglise Géorgienne (1910), pp. 318-332; y D. Attwater, Book of Eastern Saints (1938), que constituye una biografía de San Juan y de su hijo, de un tipo más popular.
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12 de julio SANTA SARA DE SÉCETÉ, * Ermitaña (¿Siglo IV?)
Se ignora cuándo nació y cuándo murió Sara. Aparece incidentalmente en las Vidas de los Padres del desierto. Sara vivía en una celda, sobre la ribera del Nilo, entre Pelusa y Scété, y allí permaneció por lo menos sesenta años. No se nos narran de ella ayunos extraordinarios, aunque conocía perfectamente las costumbres de los monjes del desierto, pues un día, al ofrecerles frutos, los monjes escogieron los menos buenos y ella les dijo: "Veo que verdaderamente sois de Scété." Pero Sara se imponía otras prácticas de mortificación. Por ejemplo, jamás se deleitó, ni siquiera una vez durante sesenta años, en la contemplación del Nilo y luchó trece años contra el demonio de la impureza, sin pedirle a Dios que la librara de él, sino repitiendo esta oración: "Señor, dame fuerza." Finalmente, el demonio se le apareció y le dijo: "Me has vencido, Sara." "No, respondió ella, no soy yo la que te ha vencido, es Nuestro Señor Jesucristo."
La santa era muy venerada y se le daba el título de madre. Los ermitaños fueron un día a verla con el propósito de rendirle homenaje. Pero ella adivinó sus intenciones y, cuando los ermitaños comenzaron a explicarle que no debía de enorgullecerse por el hecho de que los monjes fueran a verla a ella, que era una mujer, detuvo sus demostraciones con estas palabras: "Sí, tengo el cuerpo de mujer, pero no el espíritu."
En verdad, ella mostraba un espíritu digno de los más sabios cuando daba consejos, como éstos: "Es bueno que todos hagan limosna, aun aquellos que la hacen para agradar a los hombres, pues es de esperarse que después empezarán a hacerla por Dios."
Ver Vitae Patrum, edición Rosweyde; Acta Sanctorum, 13 de julio, vol. III, p. 484; Tillemont, Mémoires, vol. X, pp. 471-472.
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BEATO ANDREAS VON RINN,(*) Mártir
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El inocente mártir Beato Andreas von Rinn (1459-1462), patrono de los niños y de los nonatos, protector del Tirol y de la casa de Habsburgo, es venerado desde hace siglos por la Iglesia Católica Romana.
El gran canonista y codificador de las canonizaciones, Próspero Lambertini, Papa Benedicto XIV (1740-1758), tras minucioso examen personal de las actas del martirio, confirmó su culto el 17-12-1752, concediéndole una misa propia y oficio para su diócesis (entonces: Brixen Bressanone; hoy: Innsbruck). Al mes siguiente, el 15-1-1753, concedió indulgencia plenaria a los fieles que visitasen el día del aniversario de su martirio -12 de julio- la iglesia en donde se conservaban sus reliquias. Finalmente, el 22-2-1755, por la bula "BEATUS ANDREAS" confirmó y fundamentó una vez más la beatificación y el culto del niño mártir.
La "iglesia conciliar", bajo presión de algunos sectores judíos, ha declarado nula esa beatificación y prohibido su culto oficial, calumniando de "antisemitas" a quienes lo veneran, es decir, a toda la Iglesia católica desde el martirio del beato niño -1462- hasta 1962: ¡el corto tiempo de 500 años!, la cuarta parte de la vida de la Iglesia en la tierra.
Kaplan Melzer, sacerdote austríaco, en su libro "Das selige Andreas von Rinn, Ein wahrer Märtyrer der katholischen Kirche" (El Bienaventurado Andreas Von Rinn, un verdadero Mártir de la Iglesia Católica), deja expresamente de lado el tema de si el beato Andreas von Rinn fue o no víctima de un crimen ritual. Bástenos afirmar, con el gran Benedicto XIV en su bula precitada, que "el bienaventurado Andreas: (...) antes de cumplir su tercer año de vida, en el año 1462, fue asesinado de la manera más cruel POR LOS JUDÍOS EN ODIO CONTRA LA FE CRISTIANA". Y el mismo Papa Lambertini afirma que existe un extraordinario paralelismo con el martirio del beato SIMÓN DE TRENTO -martirizado por los judíos en la noche del Jueves Santo de 1475-, con la única diferencia de que este último fue introducido por el Papa Gregorio XIII en el Martirologio romano.
Luego de reproducir los párrafos principales de la Bula "Beatus Andreas" de Benedicto XIV y los documentos "oficiales" de la iglesia conciliar que niegan y prohiben el culto del beato Andreas, Kaplan Melzer presenta la historia de las principales fuentes y una extensa relación del martirio, según las "Actas Sanctorum" de los bolandistas: su circuncisión; su muerte por sofocación con los brazos extendidos, en claro escarnio a Nuestro Señor; su posterior degüello y vaciamiento de toda su sangre y la rotura de su vestidito, en abierta alusión a la herida de la lanza y a la escisión en cuatro partes de las vestiduras de Cristo (Juan 19, 23).
Historia luego, año por año, con precisión germánica, el desarrollo del culto al bienaventurado niño, hasta su definitiva "beatificatio aequipollens" (cfr. cánones 2.134-2135) por Benedicto XIV (1752).
Un extenso capítulo relata los milagros obtenidos por su intercesión: los seis iniciales reseñados en las "Acta Sanctorum" y los numerosos de siglos posteriores hasta época muy reciente (1988).
Las reliquias del niño mártir del Tirol eran veneradas en el altar mayor de la iglesia de Judenstein (a 2 km de Rinn, a media hora de Innsbruck). En 1985, el obispo de Innsbruck, pese a la fuerte oposición de los lugareños prohibió su culto y alejó sus reliquias, contraponiéndose así abiertamente a un decreto de la suprema autoridad de la Iglesia: el Papa Benedicto XIV. Sus reliquias fueron encofradas en un muro y se colocó una losa con la siguiente inscripción:
"Aquí descansa el inocente niño Anderl, el cual según la tradición fue asesinado en el año 1462 por desconocidos. Su muerte fue lamentablemente atribuida durante siglos a un crimen ritual de judíos en tránsito. Esta acusación entonces frecuente y totalmente infundada llevó a considerar a Anderl erróneamente como mártir de la Fe. El niño Anderl descansa aquí no por cierto como mártir de la Iglesia sino como recuerdo exhortatorio de los numerosos niños que hasta nuestros días han sido víctimas de la violencia y del desprecio de la vida. Con todos ellos Anderl von Rinn ha entrado en el gozo eterno de Dios".
Kaplan Melzer señala varios hechos que indicarían el origen masónico-judaico (B'nai B'rith) de la campaña desatada en toda Austria contra el culto multisecular al Beato Anderl.
Su libro -con 16 páginas de ilustraciones y tapa en colores con la imagen del mártir- trae el texto completo de la misa del beato, y numerosas devociones tradicionales para invocar su intercesión.
¡Que el Beato Anderl, patrono de los niños, ABRA LOS OJOS a los que siguen aferrados por ignorancia a una "iglesia" apóstata de la Fe Católica!
Santo DOMINGUITO DEL VAL (31 de agosto), SANTO NIÑO DE LA GUARDIA (24 se septiembre), Beato SIMÓN DE TRENTO (24 de marzo), beato ANDREAS VON RINN (12 de julio), ¡intercedite pro nobis!
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