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- San Jerónimo Emiliano, Confesor
- Santa Margarita o Marina, Virgen y Mártir
- San Elías, Profeta
- Santa Liberata o Librada, Virgen y Mártir (En Colombia)
- San Aurelio de Cartago, Obispo
- San Flaviano Patriarca de Antioquía
- San Elías de Patriarca de Jerusalén
- San Bulmaro, Abad
- San José Barsabas
- Beato Pablo Denn, Mártir
- Beata Teresa Tch'enn-Kinn Tie y Compañeras, Mártires
- Beata Rosa Tch'enn-Kinn Tie y Compañeras, Mártires
- Beata Ana Na Tsiao-Cheu, Beata
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20 de julio SAN JERÓNIMO EMILIANO,* Confesor
Sed sobrios y vigilad, porque vuestro adversario el diablo ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe. (1 Pedro, 5, 8-9).
Jerónimo siguió primero la carrera militar. Siendo gobernador del castillo de Castelnuovo, fue tomado prisionero y cargado de cadenas. En su infortunio, invocó a la Santísima Virgen, y esta bondadosa Madre rompió sus hierros y lo condujo, a través de los enemigos, hasta Trevisa. Una vez entrado en la ciudad suspendió sus armas ante el altar de su libertadora. Después de haber sido alcalde de Trevisa, volvió a Venecia, su ciudad natal, donde se consagró muy especialmente al cuidado de los huérfanos. Etableció para ellos hospicios en Venecia, Bérgamo y en Brescia. Asoció a su obra algunos abnegados laicos y echó así las bases de la Orden de los Somascos. Murió el 8 de febrero de 1537, de una enfermedad que había contraído cuidando enfermos.
MEDITACIÓN SOBRE LAS TENTACIONES y LOS MEDIOS PARA VENCERLAS
I. Dios permite al demonio que nos tiente, a fin de probar nuestra virtud y aumentar nuestra recompensa; pero nunca permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Podemos resistir, si lo queremos; el demonio puede inducirnos al mal, pero no puede constreñimos a cometerlo; conservamos siempre la libertad y las gracias necesarias para resistirle. El demonio puede muy bien ladrar, excitar, pero no puede mordernos,. nos tienta por la persuasi6n y no por la violencia; no fuerza nuestro consentimiento, lo pide. (San Agustín).
II. Nosotros mismos nos tentamos concediendo toda clase de libertades a nuestros sentidos, halagando a nuestro cuerpo y dejándolo en la ociosidad y las delicias. Tentamos a los demás, incitándolos al pecado con nuestras palabras y nuestros ejemplos. Forzamos al demonio a que nos tiente proporcionándole las ocasiones de hacerlo: porque él se sirve de lo que hemos visto, dicho u oído, para llevarnos al pecado. ¿Por qué habremos de oír la que no se puede hacer sin pecado? (Tertuliano).
III. San Pedro nos indica tres medios para resistir las tentaciones: la sobriedad, la vigilancia y la fe. Sé sobrio. y alejarás casi todas las tentaciones contra la castidad; vigila, tus acciones, y fácilmente descubrirás las asechanzas que el demonio te arma; en fin. sé hombre de la fe y la fe te dará la victoria sobre todos tus enemigos: porque no puede ser vencido quien cree en el infierno, que es castigo del pe- cado, yen el cielo, que es recompensa de la virtud.
La fortaleza y la generosidad Orad por los que sufren tentación.
ORACIÓN
Oh Dios Padre de las misericordias, por los méritos e intercesión del bienaventurado Jerónimo que disteis como sostén y padre a los huérfanos, concedednos la gracia de conservar fielmente el espíritu de adopción, en virtud del cual nos llamamos, y en efecto lo somos, hijos vuestros. Por J. C. N. S. Amén.
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20 de julio SANTA MARGARITA,(*) Virgen y Mártir
La gloriosa virgen y mártir santa Margarita, que los griegos y algunos autores llaman Marina, fue natural de la ciudad de Antioquía de Pisidia, e hija de un famoso sacerdote de los dioses, llamado Edisio. Crióla una buena mujer, la cual le infundió con la leche la fe cristiana y la educó en santas costumbres. Enternecíase sobremanera cuando oía decir los suplicios con que los santos mártires eran despedazados, y la constancia y fortaleza con que los padecían; y veníale gran deseo de imitarlos y de morir como ellos por Jesucristo. Por esta causa era aborrecida y maltratada por su padre idólatra y sacerdote de los ídolos, el cual llevó su inhumanidad hasta el extremo de acusarla y de ponerla en manos del impío presidente Olibrio. Habíase enamorado este tirano de la belleza de Margarita, y no pudiendo atraerla a su voluntad con astucia ni con fuerza, trocó todo el amor en odio, y quiso vengarse de ella con tormentos. Mandóla tender en el suelo y azotar cruelísimamente, hasta que de su delicado cuerpo saliesen arroyos de sangre, lo cual, aunque hizo derramar lágrimas de pura lástima al pueblo que estaba presente, no ablandó el pecho de la santa virgen, que parecía no sentir aquellos despiadados azotes, como si no descargaran sobre ella. Lleváronla después arrastrando a la cárcel, donde rogando la santa con gran devoción al Señor que le diese fortaleza y perseverancia hasta el fin, oyó un escalofriante ruido, y vio al demonio en figura de un dragón terrible que con silbidos y un olor intolerable se llegó a ella como queriéndola tragar. Mas la cristiana virgen, armándose con la señal de la cruz, le ahuyentó, y luego aquel oscuro calabozo resplandeció con una luz clarísima y divina, y se oyó una voz que dijo: Margarita, sierva de Dios, alérate, porque has vencido. Al día siguiente la mandó el juez comparecer delante de sí y con grande asombro observó que estaba sana de sus heridas, y llamándola hechicera, la mandó desnudar y con hachas encendidas abrasar los pechos y costados. Después ordenó que trajesen una gran tina de agua, y que echasen en ella a la santa virgen atada, de suerte que sin poderse menear se ahogase. Y cuando la sumergían en el agua, bajó una claridad grandísima, y una paloma que se asentó sobre la cabeza de la santa. Por este milagro se convirtieron muchos de los que estaban presentes, en los cuales el presiente ejercitó su crueldad, dando sentencia que así ellos como la santa fuesen degollados. Al tiempo que el verdugo estaba con la espada en la mano para ejecutar la sentencia, tembló la tierra con súbito terremoto, y animando la misma santa al verdugo, fue degollada y recibió de mano de su amorosísimo y celestial Esposo la corona doblada de su virginidad y martirio.
REFLEXIÓN
En el martirio de esta santa doncella vemos cumplida aquella palabra del Señor que dijo: «Vine a separar el hijo de su padre y la hija de su madre, porque siendo tan contraria la santidad del Evangelio a la impiedad de la antigua superstición, era imposible que en una misma familia viviesen en paz cristianos e idólatras. Estos infieles, a falta de verdad, echaban mano de 1a fuerza y violencia contra los fieles de Cristo, como se ve en el martirio de nuestra santa. Y ¿de dónde nacen ahora las persecuciones que padecen los buenos católicos de los impíos, sino de la enemistad irreconciliable de la impiedad con la fe y del vicio con la virtud?
ORACIÓN
Suplicámoste, Señor, que nos alcances el perdón de nuestros pecados por la intercesión de la bienaventurada virgen y mártir Margarita, que tanto te agradó por el mérito de su castidad y por la manifestación de tu soberana fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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20 de julio SAN ELÍAS,(*) Profeta (Antiguo Testamento)
Nació el profeta en la Transjordania, hacia el año 900 a. de J. C. Es decir, ya consumada la división del pueblo escogido en dos reinos: al norte, el reino de Israel, con capital en Samaria; al sur, el reino de Judá, con capital en Jerusalén. Mientras el profeta crece ignorado, la situación política y religiosa del reino del Norte se va perfilando. El heredero del trono, Ajab, se ha casado con la hija del rey fenicio Itobaal. El matrimonio ha conseguido paz y buenas relaciones comerciales con los navegantes fenicios; pero ha traído una reina extranjera, devota servidora de los dioses fenicios, Jezabel.
Mujer dominadora y sin escrúpulos, sabe empujar al marido o actuar por cuenta propia. Cuando el rey fracasa en su intento de comprar la viña de Nabot, Jezabel levanta una calumnia contra Nabot, le hace asesinar con apariencia legal y entrega triunfante la viña a su marido. Y lo mismo que elimina a un rico provinciano persigue a muerte a los profetas de Yahvé. Sólo se salva un centenar, porque el mayordomo del rey, Abdias, los esconde en cavernas y los alimenta durante la época de máximo peligro. Entre los profetas de Yahvé uno lleva un nombre significativo: "Eliyahu" o sea: "Yahvé es mi Dios". Elías se salva en un retiro de su región natal y en una ciudad fenicia llamada Sarepta.
Hasta que le llegó el momento de actuar. Elías había predicho unos años de sequía como castigo por las idolatrías; el hambre arreciaba en Samaria cuando reapareció Elías, profeta del castigo y mediador de la conversión.
El rey se encontró con Elías y le dijo: "¿Eres tú, ruina de Israel?" "No arruino yo a Israel, sino tú y tu familia, porque habéis abandonado la ley de Yahvé y servís a los baales. Pero ahora congrégame todo Israel en el monte Carmelo, y también a los 450 profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel".
Convocó Ajab a los hijos de Israel y congregó a los profetas en el monte Carmelo. Acercóse Elías al pueblo y le dijo: "¿Hasta cuándo estaréis cojeando a dos muletas? Si Yahvé es el Dios, seguidle; si es Baal, seguidle a él". El pueblo no respondió palabra. Dijo Elías: "Soy el único profeta de Yahvé que queda, mientras los profetas de Baal son 450. Que nos traigan dos novillos: que escojan ellos uno, lo despedacen, lo coloquen sobre la leña sin aplicar fuego; yo prepararé el otro sobre la leña sin aplicar fuego. Invocad después el nombre de vuestro dios, yo invocaré el nombre de Yahvé. Y el dios que conteste con fuego, ése es Dios". El pueblo respondió: "Está bien".
Tomaron los profetas el novillo, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal, de la mañana al mediodía, diciendo: "¡Oh Baal, respóndenos"; y no había voz ni había respuesta; y danzaban en torno al altar que habían hecho. Al mediodía se burlaba de ellos Elías diciendo: "Gritad con voz fuerte; dios es, pero está ocupado o atareado, o está de viaje, o duerme y se despertará". Y gritaban en voz alta, y se sajaban con espadas y lanzas, según su costumbre, hasta derramar sangre. Pasado el mediodía vaticinaban; pero no había voz, ni había respuesta, ni había atención.
Entonces Elías dijo al pueblo. "Acercaos". Y se acercaron. Restauró el altar de Yahvé e hizo una zanja de dos satos de capacidad en torno al altar. Amontonó la leña, despedazó el novillo, le colocó sobre la leña. Y dijo: "Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña". "Otra vez"; y lo repitieron. "Otra vez"; y lo hicieron tercera vez. El agua corría en torno al altar y llenaba la zanja. A la hora de la ofrenda vespertina Elías oró: "Yahvé, Dios de Abraham, Isaac e Israel; sépase hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que por tu orden he hecho esto. Respóndeme, Yahvé; respóndeme; sepa este pueblo que tú eres Yahvé, el Dios, que conviertes los corazones a Ti". Y cayó el fuego de Yahvé, devoró la víctima y la leña, las piedras y el polvo, y lamió las aguas de la zanja. Violo el pueblo, y cayó rostro a tierra diciendo: "Yahvé es Dios, Yahvé es Dios". Y dijo Elías: "Prended a los profetas de Baal, que no se salve ni uno"; y los prendieron. Elías los bajó al torrente Cisón y los mató allí.
El reino de Israel vive a caballo a ambos lados del Carmelo: al norte limita con Fenicia; al sur, con Judá. El pueblo claudicaba entre el dios de Fenicia y el Dios de Judá. El monte Carmelo ha sido arista de decisiones, plataforma del profeta Elías y escenario de la gloria de Yahvé. El pueblo se ha convertido, ya puede venir la lluvia. Y el Carmelo, monte que se adentra en el mar, atalaya las nubes en el horizonte.
Elías se encorvó a tierra, la cabeza entre las rodillas, y dijo a su criado: "Sube, observa en dirección al mar". Subió, observó y dijo: "No hay nada". "Vuelve siete veces". A la séptima retornó diciendo: "Una nube pequeña como la palma de la mano se levanta del mar". Díjole Elías: "Avisa a Ajab y dile. "Unce y baja, no te impida la lluvia". Y en esto se obscureció el cielo de nubes y viento, y cayó un aguacero.
Ante la victoria espectacular sobre el Carmelo y la matanza de los profetas de Baal, la reina no se rinde, sino declara guerra formal al profeta. Jezabel envió un mensajero a Elías: "Que los dioses me castiguen una y otra vez si mañana a estas horas no hago de tu vida lo que hiciste a uno de ellos". Temió él por su vida, se levantó, marchó, llegó a Beerseba y dejó a su criado allí.
El profeta, después de la gran victoria se siente derrotado, sin fuerzas para seguir luchando. Una fuerza ajena le impulsa hacia el desierto: lugar sacro de la revelación de Dios, de la alianza, noviciado del pueblo escogido. Elías apenas lo entiende, abatido de angustia mortal. "Caminó un día por el desierto, y se sentó bajo una retama, y deseó morir: "Basta, Yahvé; toma mi alma, que no soy mejor que mis padres". Se acostó y se durmió; mas he aquí que un ángel le tocó y le dijo: "Álzate, come". Miró bajo su cabecera y vio una torta y una vasija de agua. Comió, bebió y volvió a dormir. Tornó el ángel de Yahvé y le dijo: "Álzate, come, que es más fuerte que tú el camino". Se alzó, comió y bebió, y con la fuerza de tal comida caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios, Horeb.
Allí entró en una cueva, donde pasó la noche. Y he aquí la voz de Yahvé que le decía: "Sal y ponte en la montaña ante Yahvé" —he aquí que Yahvé pasaba—. Vino un viento potente, impetuoso, que rompía montes y quebraba peñascos, y no estaba Yahvé en el viento. Tras el viento un terremoto, y no estaba Yahvé en el terremoto. Tras el terremoto un fuego, y no estaba Yahvé en el fuego. Tras el fuego, la voz callada de la brisa. Al oírla Elías se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la entrada de la gruta. La voz le dijo: "¿Qué haces aquí, Elías?" "Sentí celo ardiente por Yahvé Sabaot, porque los hijos de Israel te han abandonado, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas; he quedado yo solo, y buscan mi vida para quitármela". Díjole Yahvé: —Vete, torna por tu camino; ungirás a Hazael por rey de Siria, a Yehu por rey de Israel, a Eliseo como profeta y sucesor tuyo. El que escape de la espada de Hazael lo matará Yehu; el que escape de la mano de Yehu lo matará Eliseo; y perdonaré en Israel a siete mil: las rodillas que no se doblaron ante Baal, las bocas que no le adoraron".
La tarea que resta a Elías es traspasar poderes a su sucesor y desaparecer. Está maduro para el rapto final.
Se ha corrido una voz entre los gremios de profetas, se susurra a media voz. Se lo dicen al discípulo predilecto y sucesor. "Elíseo, ¿sabes que hoy se llevará Yahvé a tu señor?" "Silencio, que ya lo sé." Elías intenta despachar a su discípulo, y éste no lo consiente: "Por Yahvé y por tu vida, que no te abandonaré".
Un grupo de cincuenta profetas los vieron acercarse al Jordán, golpear las aguas con el manto enrollado y pasar a pie enjuto. Quedaron solos, al otro lado, prontos para las últimas confidencias. "Eliseo, ¿qué quieres que haga por ti, antes de ser arrebatado?" "Dame los dos tercios de tu espíritu (hazme tu heredero)." "Difícil petición; si me vieres en el rapto, lo obtendrás; si no me vieres, no se hará."
Mientras iban caminando y hablando, un carro de fuego con caballos de fuego los separó, y Elías subió en un torbellino al cielo.
Al llegar el Mesías el espíritu de Elías baja para precederle: no dos tercios, sino el espíritu entero pasa a Juan el Bautista. Y Juan precede al Mesías con el espíritu y el poder de Elías. Los judíos preguntan a Juan: "¿Eres tú el Cristo?"; él responde: "No lo soy" "¿Eres tú Elías?"; responde. "No lo soy". "¿Pues quién eres?" "Soy el que prepara los caminos del Señor." No es Elías en carne, sino en espíritu. También fue arrebatado Juan, víctima del rey perverso.
Un día escogió Jesús a tres apóstoles para manifestarles su gloria. "Se transfiguró ante ellos: su rostro brilló como el sol, sus vestidos eran blancos como la luz. Y aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Él."
Los dos grandes profetas peregrinos del Sinaí se han dado cita en el Tabor para saludar al Mesías ya llegado. Y así han quedado los dos, en el ábside de la basílica del Tabor; inmóviles en piedra de mosaico sobre el tabernáculo, siempre presentes en espíritu ante su Señor.
LUIS ALONSO SCHOECKEL, S. I
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20 de julio
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En Colombia: SANTA LIBERATA, Virgen y Mártir
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Nace Liberata en Balcagia, la actual Baiona de Pontevedra en Galicia (España), por el año 119, siendo hija de Lucio Castelio Severo, gobernador romano de Gallaecia y Lusitania y de su esposa Calsia, quien da a luz en un solo parto a nueve niñas, asustada Calsia, ( su marido esta fuera recorriendo sus dominios), por el múltiple alumbramiento y temiendo ser repudiada por infidelidad conyugal decide deshacerse de las criaturas y se las encomienda a su fiel servidora Sila, ordenándole que bajo el mayor secreteo las ahogara en el río Miñor. Sila cristiana a carta cabal, lejos de cometer tan horrible crimen, las deja en casa de familias amigas y las criaturas fueron bautizadas por el obispo San Ovidio y criadas en la fe cristiana. Llegado el momento tuvieron que comparecer ante su propio padre acusadas de ser cristianas, el cual al saber que eran sus hijas las invita a que renuncien a Cristo a cambio de poder vivir rodeadas de los lujos y comodidades propias de su nacimiento. Las encarcela tratando de atemorizarlas pero logran huir de las garras de la cárcel y se dispersaron. Todas ellas, no obstante acabarían siendo mártires cristianas. La devoción popular sitúa a Liberata mártir en la cruz a la edad de 20 años el 18 de enero del 139. Su fiesta se celebra el 20 de julio por ser la fecha en que se trasladaron sus reliquias desde la ciudad de Sigüenza a la Baiona gallega en el año 1515.
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20 de julio SAN AURELIO DE CARTAGO * Obispo (429 d. C.)
Hacia el año 392, poco después de que San Agustín recibió la ordenación sacerdotal y el obispado de Hipona, Aurelio, un diácono, fue elegido obispo de Cartago. En aquella época, esa gran Iglesia de África estaba en la cumbre de su esplendor y de su influencia; el obispo de Cartago era a la vez primado o patriarca de África, es decir, uno de los prelados más importantes de la Iglesia universal.
San Aurelio tuvo que hacer frente a dos herejías: la de los donatistas, que tocaba ya a su fin, y la de los pelagianos, que apenas comenzaba. Durante los treinta y siete años que gobernó la sede, San Aurelio convocó numerosos sínodos provinciales y concilios plenarios de los obispos africanos para resolver ésos y otros problemas. Los sínodos y los viajes absorbían de tal modo al santo, que se vio obligado a delegar el ministerio de la predicación a los presbíteros de mayores cualidades, lo cual era entonces desacostumbrado en la Iglesia.
San Aurelio era íntimo amigo de San Agustín y, cuando aquél se quejó de que muchos monjes, so pretexto de vida contemplativa, eran simples holgazanes, Agustín escribió un tratado "Sobre el trabajo de los monjes" para tratar de mejorar la situación. San Fulgencio de Ruspe, obispo africano de la siguiente generación, escribió en términos muy encomiásticos acerca de San Aurelio, como lo hizo también el erudito español Pablo Orosio.
Ver Acta Sanctorum, octubre, vol. IX, pp. 852-860. Los bolandistas conmemoran a San Aurelio en agosto porque no conocieron un calendario cartaginés del siglo VI, que dice lo siguiente: "El 20 de julio, la sepultura de San Aurelio, Obispo." No existe ninguna biografía propiamente dicha del santo, escrita por sus contemporáneos; pero se encuentran numerosas alusiones a él en las cartas de San Agustín y en los documentos conciliares, etc. Véase Hefele-Leclerq, Conciles, vol. II, pte. I; y Bardenhewer, Geschichte der altkirchlichen Literatur, vol. IV, pp. 524-525.
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20 de julio SAN FLAVIANO PATRIARCA DE ANTIOQUÍA * SAN ELÍAS PATRIARCA DE JERUSALÉN (518 d. C.)
Elías, que era de origen árabe, se educó en un monasterio de Egipto. El año 457, el patriarca monofisita de Alejandría, Timoteo el Gato, le expulsó del país por su fidelidad a la causa católica. Elías se trasladó entonces a Palestina y se refugió en la "laura" de San Eutimio. Más tarde, fundó una comunidad en Jericó y recibió la ordenación sacerdotal. El año 449, fue elegido patriarca de Jerusalén. Por aquella época, debió conocer al monje sirio Flaviano, quien había sido enviado por su patriarca como legado a la corte imperial de Constantinopla y le había sucedido en la sede de Antioquía el año 498.
El año 482, el emperador Zenón publicó un documento, llamado "el Henótikon", que tenía por objeto zanjar la controversia entre los católicos y los monofisitas. Roma condenó dicho documento porque favorecía a los monofisitas, de suerte que el edicto imperial se convirtió en una nueva fuente de cisma y disensión en el oriente. Tanto Flaviano como Elías aceptaron el "Henótikon" y procedieron ambiguamente en otros puntos; pero ambos eran profundamente católicos y acabaron por ser expulsados de sus respectivas sedes por haberse negado a secundar al emperador en su política de apoyo a los monofisitas.
San Flaviano murió desterrado en Petra, en Arabia. San Elías falleció en Aila, todavía más al sur en la costa del Mar Rojo, acompañado por su amigo San Sabas. A pesar de que habían aceptado el "Henótikon", Baronio incluyó a los dos patriarcas en el Martirologio Romano. Los católicos del rito sirio celebran su fiesta el 18 de febrero.
Las principales fuentes sobre los hechos son los escritos de Evagrio y Teófanes. Ver Acta Sanctorum, julio, vol. II. Hay que reconocer que la conducta de ambos patriarcas ha sido muy criticada; como ejemplo de esto, citaremos los artículos a ellos consagrados en DCB., vol. II, pp. 84 ss., y 533 ss.
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20 de julio BEATO PABLO DENN Mártir (1900)
El Beato Pablo Denn nació en Lille, Francia, en 1847. Por mantener a su madre que se había quedado viuda, retardó su ingreso en la Compañía de Jesús. Finalmente pudo hacerlo a la edad de 25 años Poco después fue destinado a China, en donde fue ordenado en 1880.
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20 de julio BEATAS TERESA y ROSA CHEN y COMPAÑERAS Mártires (1900)
Estas dos santas formaron parte de un grupo de cristianos que habían sido convertidos en las misiones de los jesuitas en el Vicariato Apostólico de Xianxian, China, a principios del siglo xx. Como consecuencia de las persecuciones contra los católicos, miles perdieron la vida al ser martirizados durante la rebelión de los «boxers», iniciada en Shandong y extendida por sus alrededores; entre ellos, 52 cristianos laicos chinos, hombres, mujeres y niños; el más anciano tenía 79 años y, entre los jóvenes, había dos niños de 9 años. Todos sufrieron el martirio en el mes de julio de 1909; muchos fueron masacrados en la iglesia del Pueblo de Tchou-Kia-ho, donde se habían refugiado y estaban en oración, en unión con cuatro sacerdotes misioneros franceses.
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