El que encuentra un buen amigo, ha encontrado un tesoro", dice el Eclesiástico 6,14.
Te doy gracias, oh Dios, por todos aquellos que me has dado como amigos y por todos aquellos
de quienes me has hecho amigo; hombres y mujeres que, con su presencia fiel,
me han hecho conocer algo de mí mismo y algo de ti.
Te doy gracias por la alegría que han proporcionado a mis días, y también por el dolor
que hemos soportado juntos. Con ellos he aprendido que todo lo que comparto resulta
multiplicado y que "dar" sin esperar nada a cambio se transforma en un "recibir" rebosante.
Te doy gracias por todos y cada uno de mis amigos, cada uno con su particular modo
de ser luz y de amor y de esperanza en mi historia. Y quisiera pedirte por quienes no han
conocido la amistad o ya no consiguen fiarse después de una experiencia de amistad traicionada.
Hazte reconocer siempre a cada amigo herido tal como eres: como el Amigo. Jesús,
haz resonar en el corazón de todos, aquellas palabras que dijiste un día a los discípulos:
"Os he llamado amigos".