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De: ▒▓❤Mabel❤▓▒░ (Mensaje original) |
Enviado: 28/07/2009 14:16 |
ELLA...
-Audroc-
Ella sube en llama viva,
son fuego sus labios rojos,
un imán sus claros ojos,
que lleva mi alma cautiva.
Mi inspiración ella activa
con solo tocar mis manos,
haciendo los sueños vanos
si en mi soñar no está ella.
Es de mi cielo la estrella
y cisterna de mis llanos.
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PANDERETA DEL CIELO...
-Audroc-
No has perdido tu encanto pandereta del cielo, aunque hollara la planta del hombre tu misterio.
Tienes tantas saetas clavadas por lo sueños con banderas de azahares y por locos bohemios, que aún, antes que el hombre llegara con su genio otras generaciones sabían tus secretos.
Siempre habrá nueve lunas para el llanto pequeño y en las manos semillas esperando el momento, de la siembra en el cielo.
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DESCANSA EN DIOS...
(A mi amigo Ángel)
-Audroc-
He aprendido de los sabios que los ángles,
tomaron carne por haber caído; y que,
perdidos en mundanal olvido, por su Dios,
fueron dejados tales.
¡Más no es cierto...!
¡Yo sé que eso no es cierto...!
Que existió un Ángel que nacido en carne,
tomó del viento espíritu sin sangre
y en los brazos de Dios, fue recogido.
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Antonio Machado
Antonio Machado
Nacido en: Sevilla, 26 de julio de 1875
Muere en: Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939
HORIZONTE
En una tarde clara y amplia como el hastío,
cuando su lanza blande el tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el grave soñar en la llanura...
Y yo sentí la espuela sonora de mi paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre canción de un alba pura.
Antonio Machado
Antonio Cipriano José María y Francisco de Santa Ana Machado Ruiz, conocido como Antonio Machado (Sevilla, 26 de julio de 1875 — Collioure, Francia, 22 de febrero de 1939), fue un poeta español, miembro tardío de la Generación del 98, cuya obra inicial suele inscribirse en el movimiento literario denominado Modernismo. Fue uno de los miembros más representativos de la denominada Generación de 98, y su obra es el vivo reflejo de esa España en decadencia cultural y política que tanto preocupó a los intelectuales de su tiempo.
Antonio Machado nació el día 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal. Su padre, Antonio Machado Álvarez "Demófilo", amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos, publicó numerosos estudios sobre el folclore andaluz y gallego. Su madre, Ana Ruiz. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, era médico y profesor de Ciencias Naturales.
En 1883, su abuelo es nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893. El influjo familiar y su centro de estudios marcaron su camino intelectual.
En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vive su hermano el poeta Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.
En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).
En 1907 publica Soledades, Galerías y Otros poemas, una versión ampliada de Soledades, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés.Elige la vacante del instituto de Soria, donde conoce a Leonor Izquierdo, con la que se casará dos años después teniendo ella 15 años y él, 34.
En 1911 viajará a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio.
En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimisimo hacia el que había evolucionado en Soledades, galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada, Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas canciones (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar. Siente un gran interés por la Filosofía y se licencia a trancas y barrancas en esta materia en la Universidad Central. Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Valencia. En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en La Vanguardia (que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República y recogía firmas de los más destacados intelectuales y escritores que apoyaron la causa republicana). En febrero de 1939. a la caída de Barcelona huye de España -- en una ambulancia, con Joaquín Ramón Xirau y Pilar Subías, la esposa de éste -- y se exilia en Collioure (Francia), donde poco después se produce la muerte del poeta y la de su madre con sólo tres días de intervalo. En su bolsillo se encuentra un último verso: "Estos días azules y este sol de la infancia".
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FRENTES DEL OLVIDO
-Audroc-
Cuando llego hasta ti, todo oscurece,
cual la estrecha razón con que el beodo,
al secarse su boca, le parece,
lengua y garganta con sabor a todo.
Al tono azul, de pronto lo ensombrece
la contraluz, que viene a ser el modo,
de ver de pronto como empequeñece
el sueño en que soñamos tener todo.
La tarde mía, mientras llora, crece
gotas de un mar añejo y desabrido,
que todo lo destruye y lo empobrece.
Por eso es que por frentes del olvido
una extraña ordalía que estremece,
me condenó a no ser lo que hube sido.
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A VECES FUI...
Audroc
A veces fui montaña y en otras fui llanura,
a veces fui semilla y en otras rosedal,
a veces fui la copa de burda arquitectura
y en otras cincelado cristal de bacarat.
A veces fui la niebla y en otras fui centella
cruzando con su brillo fugaz la oscuridad,
a veces fui la mano con su temblor de estrella
y en otras fui la piedra tremenda de Goliat.
A veces fui el mesías de un rito legendario
que oculto por las sombras vivió desesperado
por la armonía eterna de alguna realidad.
A veces fui el hosanna y en otras fui el calvario,
y al ver que al horizonte mis dedos van llegando,
no sé si fui mentira, ni sé si fui verdad.
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ARRANCÁNDOTE DE MI ...
-Audroc-
La noche me abrazó, como el pensamiento de un Amor perdido…
¡ Sentí desvanecerse mi destino…!
En cada rincón del alma revolví desencuentros…
¿ Tanto te has alejado de mi…?
¡ Incomprensible…!
¡ Si éramos uno…!
Lloraba en la ventana la tormenta y el viento susurraba melodías…
¡ Te buscaba…!
Se me arremolinaron pensamientos incoherentes y el corazón parecía no pulsarse…
Relámpagos iluminaban los ángulos oscuros de las cuatro paredes…
¡ Tronaba en el silencio un dolor de olvido…!
El viejo reloj de péndulo marcaba su “tic-tac”, recordando el segundo pasado, que no alcanzaba a detener el instante perdido…
Se esfumaba en el aire el aroma a jazmines, recordando algún tiempo de idealismos.
¡Una corriente fría hiela el alma…!
¡ Caminé kilómetros en una habitación de espejismos…!
Me desplomé sobre el viejo sillón cansado y triste…
Dejé caer mi cabeza hacia atrás …
Cerré mis ojos …
Me cubrió la tela de cilicio de los sueños, de los que soy su Rey, Señor y Dueño…
Te busqué muy adentro… No te encontraba…
¡ Estabas tan profundo dentro de mi alma…!
Al fin te vi en la montaña roja, de cuya cima descendían ríos carmines,
absorbidos por sus cauces de galopantes olas.
¡ Allí estabas…! ¡ Silenciosa…! ¡ Arrinconada…!
Como una reina de su cetro despojada…
Tus brazos, cruzados sobre el pecho. Entregada a la muerte de algún sueño, que muy lento se apaga…
En el mágico lago de rojizos entornos, tu incomparable imagen, desdibujó sus tonos …
¡ Te arrancaba en silencio…!
¡ Te mataba despacio…!
¡ Te quitaba del pecho que te había adorado…!
Abrí los ojos… Como un telón se descubrieron las nubes en los cielos.
El sol del nuevo día Iluminó mi frente…
¡ De ti…! De ti… Ya no queda siquiera un recuerdo…
La montaña tiritaba, en un retumbar de tambores, anunciando en su ritmo una muerte y un olvido…
Te ví salir de allí… Y se partíó aquel monte…
Luego vino la calma…
Un gran silencio…
Abrí mis ojos…
Ví nuevamente el sol…
Y entonces dije: ¡ Que hermoso día se vislumbra…!
¡ La Vida Continúa…!
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¡ DIFUSAMENTE...!
-Audroc-
Detrás de las sombras...
En la celeste placenta de un cielo inexistente... Entre los secos manantiales de un ayer...
En las inciertas cascadas del mañana...
En los sordos ecos de estridencias...
En la sangrante herida de un recuerdo...
En blancos pétalos de rosas regados por mil lágrimas...
En los oasis secos de algún sueño...
En la palabra que fue dicha en la mirada...
En manos que ya no se buscan...
En canciones que ya no se cantan, ni se escuchan...
En una nueva cita sin esperas...
En la estridente risa vuelta en triste mueca...
En un amarillento jazmín que no exhala fragancias...
En madrugadas sin canciones...
En una luna difusa y taciturna que ya no inspira sentimientos...
En una mesa vacía de recuerdos, llena con negros panes de silencios...
En un pasar por tu esquina sin detenerme...
En el vacío sin proyecciones de lo que fuera tu imagen...
En la lluvia, que solo es un recuerdo, llorando en mi ventana...
En el olvido de tu voz, de tu risa, de tus manos...
En esta cripta de cemento que se mueve, como gigante ola enfurecida, arrastrándome por destinos inciertos, donde no estás y no me encuentro...
En el valor de seguir viviendo el desencuentro...
En el adiós no pronunciado...
En el: "¡nunca más...!"
En el: "¡Ella ha muerto...!"
En el páramo ignoto de un silencio...
En el desgarrante y agudo grito de delfines... Muriendo...
En la voz de la ola, transformada en lloviznas de espumas y de vientos...
En la ausencia de tus ojos en mis ojos...
En la mudez a la espera de un: "¡Te Quiero...!!!"
En lo que no ha de ser y nunca ha sido...
A mi pesar, o tal vez no… Aún te recuerdo y pienso...
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TU PARTIDA...
-Audroc-
Hoy que el sol tiene su color perdido siento a la eternidad que se avizora. Igual que un rayo azul que está abatido, en un reloj de luz sobre una hora. Siento que soy crepúsculo caído, igual que tu, sin porvenir ni aurora. Resto de tierra, que en su planeta ha sido, parte de una explosión devastadora. Tiemblo de horror, mirando el infinito, como una estrella sin órbita, que implora, comprender la razón que no se ha escrito. Y entender la palabra, como un rito, para un Dios, que no sé ni dónde mora, quedándome sin ti, pero sin grito.
AUDROC |
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AHORA QUE NO ESTÁS
Audroc
Oro por ti tan sólo con dos lágrimas que facetan la imagen del recuerdo con el buril del alma… Y estando en ellas, yo hinco en el silencio la sordidez que brama … Desde ese adiós, sin palabras, ¿lo recuerdas ? cuando perdí el lenguaje de los labios y se apagara la estrella que inspiraba... Oro por ti, y sin embargo siento que estoy en la plegaria de labios que oran con mudez de pausa frente a la soledad de este silencio que olvidó la palabra … En cada amanecer tienes el rezo de un llanto sin palabras. Por el Amor de todos los Amores, que sepultaras sin dolor con tus distancias …
AUTOR: AUDROC
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-Baldomero Fernández Moreno-
Baldomero Fernández Moreno
Nacido en: Buenos Aires-Argentina 1886
Muere el: 7 de junio de 1950
AUSENCIA
Es menester que vengas, mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho, y torno a ser el hombre abandonado que antaño fui, mujer, y tengo miedo.
¡Qué sabia dirección la de tus manos! ¡Qué alta luz la de tus ojos negros! Trabajar a tu lado, ¡qué alegríaI; descansar a tu lado, ¡qué sosiegoI
Desde que tú no estás no sé cómo andan las horas de comer y las del sueño, siempre de mal humor y fatigado, ni abro los libros ya, ni escribo versos.
Algunas estrofillas se me ocurren e indiferente, al aire las entrego. Nadie cambia mi pluma si está vieja ni pone tinta fresca en el tintero, un polvillo sutil cubre los muebles y el agua se ha podrido en los floreros.
No tienen para mí ningún encanto a no ser los marchitos del recuerdo, los amables rincones de la casa, y ni salgo al jardín, ni voy al huerto. Y eso que una violenta Primavera ha encendido las rosas en los cercos y ha puesto tantas hojas en los árboles que encontrarías el jardín pequeño.
Hay lilas de suavísimos matices y pensamientos de hondo terciopelo, pero yo paso al lado de las flores caída la cabeza sobre el pecho, que hasta las flores me parecen ásperas acostumbrado a acariciar tu cuerpo.
Me consumo de amor inútilmente en el antiguo, torneado lecho, en vano estiro mis delgados brazos, tan sólo estrujo sombras en mis dedos...
Es menester que vengas; mi vida, con tu ausencia, se ha deshecho. Ya sabes que sin ti no valgo nada, que soy como una viña por el suelo, ¡álzame dulcemente con tus manos y brillarán al sol racimos nuevos.
Baldomero Fernández Moreno
Baldomero Fernández Moreno (San Telmo, Buenos Aires, Argentina, 1886 - 1950) fue un poeta argentino. Su poesía, universal y hondamente nacional al mismo tiempo, ha inmortalizado la geografía íntima de los barrios porteños y la cálida placidez de las provincias y el campo.
Su infancia en España y su admiración por Antonio Machado también han dejado huella en su obra, ajena al modernismo en boga cuando publica su primer libro a los 29 años,(Las iniciales del misal) en 1915. Su obra, en la que no puede dejar de estar presente la admiración por Lugones, se adscribe al denominado "Sencillismo". Tanto Borges como Ezequiel Martínez Estrada, han ponderado su mirada de poeta para captar perspicazmente la realidad urbana o rural. En algunos de sus versos Borges dice que Buenos Aires fue "vista para siempre" por Baldomero. El autor de "Radiografía de la pampa" dedicó páginas señaladamente lúcidas al poeta. En ellas señala que en nuestro medio es el primer autor que se instala en el centro de su obra, vivo y entero. Sin preocuparse de lo que acaecía en el mundo literario que lo circundaba. Fernández Moreno -expresa- es al mismo tiempo el poeta de Buenos Aires y el de nuestros campos y pueblos. Un breve poema magistral, también muy ponderado por Borges por su paradigmática y mágica sencillez, nos descubre la provincia y la pampa en breves trazos:
Ocre y abierto en huellas, el camino separa opacamente los sembrados. Lejos, la margarita de un molino. El horizonte de su poesía toda tiene los límites de las cosas evidentes,que se pueden tocar y que son siempre verdaderas. Todos sus versos son limpios y son claros, y buenos, como él. Prescinde de ideas que busquen sobrepasar la realidad y se distancia de las palabras que echan sus sombras distorsionadoras sobre las seres. Su habla, su vocabulario, solamente registran la denominación de lo que tiene dignidad, belleza y certidumbre.
Su obra bella, transparente y profunda ha sido alcanzada sólo por grandes poetas. En sus versos cuidados y sencillos, con toques de pintura excepcional sobre los temas que trata, llega al lector con la fuerza no igualada de las cosas simples, pero hondas. Ante su poesía, nada alambicada, ni siquiera en la de su época final, más elaborada, no podemos dejar de sentirnos hondamente conmovidos. En sus versos se manifiesta un alma noble, un corazón sensible y tierno, el amor por lo esencial del asunto. Cuidado de la palabra -heredado de sus ancestros españoles, al decir de Martínez Estrada- y una lírica permanentemente emotiva, lo definen.
Supo ver con agudeza inigualable todo cuanto lo rodeaba, atisbando con mirada infalible el elemento poético que se esconde en todas las cosas. Revelando, de ellas, lo fundamental.
Baldomero no efectuaba distingos entre una realidad poética y otra que no lo fuera. Siempre consideró que si el hombre se permite ser poeta, todo lo que mira puede trasuntarlo en poesía. Así, la poesía no estriba tanto en el objeto mismo, sino en los ojos del que lo mira. Como de alguna manera dijo Henri Fréderic Amiel: el paisaje es un estado del alma.
Para Fernández Moreno -puede advertirse en su vastísima temática-, tanto es poesía una mata de hierba o una vereda en la ciudad o en el campo, un molino, o las vísceras del cuerpo humano...
"Versos de Negrita", "Intermedio Provinciano" y "Ciudad" son algunos de sus más reconocidos libros de poemas. Baldomero Fernández Moreno muere, relativamente joven, el 7 de junio de 1950, por un derrame cerebral.
La casa donde vivió en el barrio de Flores Sur en la ciudad de Buenos Aires aún se conserva y en su homenaje se ha bautizado con su nombre a una calle de esa zona de la ciudad. En esa hermosa y señorial casona, una placa de bronce en el frente recuerda que allí vivió el poeta. Concretamente, se encuentra en una esquina con robustas rejas, sobre Francisco Bilbao y Rivera Indarte. Fue un gran poeta. Aunque llegó a ser un lugar común recordar "Setenta balcones y ninguna flor", cabe mencionar muchísimas piezas antológicas. Citemos, al azar, "Una estrella", "El poeta y la calle", "La vaca muerta"... En verdad, la mayor parte de sus poemas, son memorables.
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POR LAS NOCHES ...
-Audroc-
Por las noches, en la infinitud de mis ensueños, me elevo por los aires y me escapo de la cárcel del cuerpo… ¡ Vuelo hacia ti… trepado en un cometa de fosfórea cabellera ondulante …! y contemplo tu etéreo, transparente, en la irrealidad de mirarte, aún sin verte … Transpuestas las distancias materiales, fuera del globular planeta, dónde la sombra es luz, y la luz, ciencia, te encuentro en las raíces celestiales de donde provenimos por creación perpetua, y me abrazo sin brazos a tu esencia. En esas dimensiones siderales en que el Amor gobierna, acudo a nuestra cita sin esperas … Te brindo el beso Universal y Eterno que nuca has recibido, ni te dieran, que mi onda espiritual proyecta en la perpetua búsqueda de tu orbitada y eternal silueta. Seremos por siempre un sentimiento que traspone los umbrales de lo incierto, -y se eleva sin límites-, ¡ creciendo …! fuera de dimensiones y de tiempos. Que quema como estrellas con sus fuegos, y arremolina vientos siempre eternos. ¡Sí…! ¡ Por las noches yo voy hacia tu encuentro …!!! para unirme contigo en el perfecto Amor que vence el cuerpo. ¡ Te Amo …!!! en la eternal caricia de los vientos, que noche tas noche me transportan ha consumar contigo un nuevo encuentro … Y al llegar la mañana, vuelvo al mundo, y traigo de las alturas la pureza, de una flor que cortada de un cometa, he de brindar a la Diosa de mis sueños. Así como la blanca rosa que he traído, naciera sin nacer de un mundo incierto, también con ella va mi vida, que cada noche entrego en nuestro nuevo encuentro … ¡Cuída de ella mi Reina y mi Señora!, que en tus manos delicadas y pequeñas guardas el alma de un poeta enamorado que de tanto y tanto amarte... ¡Por las noches sueña...!!!
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¡ CREE...!
Cuando el Eclesiastés los tiempos marca. señala plazos que nos da la vida, y con la Voz de un Dios que todo abarca, nos dice: “Tómala y vuélvela cumplida”.
Mas, Ay de ti!, si dejas que tu barca navegue el mar en que la luz se olvida, nunca verás el fondo donde el arca celosa al Tiempo de los tiempos cuida.
Entonces, busca al Hombre Coronado que cultivó la fe sobre la tierra, y así hallarás en Él, lo abandonado.
Y lo hallarás en el Hosanna amado, de aquella cruz que al corazón se aferra por la espina sangrante del pecado.
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