Puedes decir que no
"Si sigo no dejarán de quererme",
"si digo no soy un egoísta",
"si digo no pensarán que soy
un maleducado"...
Creen que si dicen no van a herir
a alguien o que los sentimientos
de los demás cambiarán.
Temen dañar, temen perjudicar
la relación. Y entonces dicen que
sí sin ganas, sin voluntad,
sin realmente quererlo.
Generalmente quienes no se atreven
a decir que no son los mismos que
no se atreven a pedir.
Esperan que sean los demás quienes
adivinen sus necesidades,
sin necesidad de pedir, y no se
atreven a decir que no cuando
alguien les pide algo.
Tanto el no pedir —
y esperar que sean los demás
quienes adivinen nuestras necesidades—,
como no atrevernos a decir que
no, generan en el ser humano un terrible
sentimiento de desamor.
Y esto ocurre porque en esas
situaciones la persona confunde
dos cosas completamente
diferentes: alguien puede
quererte mucho y, sin embargo,
no adivinar tus necesidades.
Alguien puede quererte mucho y,
sin embargo, aceptar que le digas
que no a algo concreto.
Alguien puede quererte mucho y,
sin embargo, puede decirte que no
a algo que le pides.
Adivinar necesidades o decir
que no nada tiene que ver con
el amor o con la aceptación.
No dices que no a la persona,
sino a una petición concreta.
Cuando alguien te pida algo que
no puedas dar, mírale a los ojos, sonríele
y dile que no, dejándole
muy claro que le aprecias, que
le valoras, que le quieres.
Tan normal es pedir como
decir que no.
Cuando sabes qué quieres y
cuándo lo quieres, es mucho
más fácil decir que no a cosas
que no puedes dar o a
cosas que te apartan de tus
valores o de tus metas.
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