Mujer
Mujer, mujer, espacio de mi vuelo! ¡Criatura eternamente merecida!... ¡Búscame más, adéntrate en mi vida como en la tierra el mar, como el desvelo!
Trata de perseguirme, brinda el cielo concreto de tus manos a mi herida; no incumplas por frecuencia la rendida costumbre de avivar mi desconsuelo.
En todo instante piensa que la pura verdad de mi destino siempre quiere lograrse en la bahía de tus ojos.
¡Que no tengo otro mar que la ternura! ¡Que el alma como gloria te prefiere! ¡Qué por tu luz son brasas mis despojos!
Enrique Azcoaga
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