La Soledad En El Matrimonio.
Es increíble, pero lamentablemente es una realidad.
Muchos matrimonios sufren de soledad individual!
«No es bueno que el hombre esté solo:
le haré ayuda idónea para él». Por tanto dejará el hombre a su padre y a
su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne. Es evidente que una de las razones más importantes
por las que Dios creó el Matrimonio, fue resolver un
asunto de soledad y que ambos desarrollaran
un compañerismo tal que pudieran verse
como una sola carne. Cuando dos personas se unen en Matrimonio,
sueñan con una vida juntos para toda la vida.
Sus anhelos e ilusiones tienen que ver con una
vida, juntos felices y para siempre. Nadie se casa
pensando que se va a separar o a divorciar en
un futuro. Nadie se casa pensando que la relación
no va a funcionar. Todos nos casamos pensando
que esa persona con la que estamos uniendo
nuestra vida, es la persona perfecta para nosotros. Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrimos
diferencias que tienden a separarnos; muchos caen
en la apatía y la rutina insulsa de la vida; no cuidan
de su compañerismo y empiezan a separarse
emocionalmente poco a poco, hasta que el
compañerismo que los unía se va perdiendo;
y entonces experimentan una horrible sensación
de soledad.Cuando la Biblia nos enseña que
“seremos una sola carne”, habla de un nivel de
intimidad y compañerismo inseparable.
Dos compañeros que emprenden juntos la aventura
de la vida, en la que formarán una familia y
encontrarán muchas alegrías, muchos sinsabores,
muchos éxitos y muchos
fracasos, tiempos de paz y tiempos de guerra,
encontrarán tiempos de felicidad y también tiempos
de tristeza. Pero lo más importante es que esos dos
compañeros estén dispuestos a apoyarse mutuamente
tanto para disfrutar de las cosas buenas de la vida,
como para enfrentar las dificultades, unidos como
un solo bloque.
Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por
su trabajo. Porque si caen, el uno levantará a su
compañero; pero ¡ay del que está solo!
Cuando caiga no habrá otro que lo levante.
También, si dos duermen juntos se calientan
mutuamente, pero ¿cómo se calentará uno solo? En una vida de compañerismo, si uno cae, se
equivoca, o falla, o hace algo indebido; la función
del otro es “levantarlo”, animarlo, apoyarlo;
no criticarlo, ni juzgarlo, ni acusarlo.
Dos compañeros de viaje, están pendientes si
su compañero se resbala, para inmediatamente
tenderle una mano y levantarlo. Pero muchos
matrimonios hacen lamentablemente lo contrario.
Si el cónyuge comete un error, ahí mismo le caen
encima, lo acusan, lo juzgan, lo critican con una
actitud realmente destructora del compañerismo
que se supone deben vivir. Cuando se cometen errores, se debe hablar del tema,
pero de forma constructiva, expresándose mutuamente
el apoyo necesario para procurar que no se vuelvan
a cometer esos errores. El enfoque sería algo como:
“Mi amor, no te preocupes, quiero que cuentes
conmigo para ayudarte en lo que sea necesario, así
como yo cuento contigo para evitar cometer errores,
pero si los cometemos, siempre nos apoyaremos
y juntos saldremos adelante.” Dios bendice y prospera
los matrimonios “compañeros”. Si tu matrimonio ha sufrido o sufre de “soledad”,
si has estado distante, pídele perdón a tu cónyuge
y toma la decisión de convertirte en el (la) mejor
compañero(a) de tu cónyuge. Toma la decisión de
no juzgarle, de no criticarle, de no maltratarle en
modo alguno. Más bien toma una actitud de
“compañero” que siempre estará ahí para levantar
al otro. Hoy por ti, pero seguramente
mañana por mí!
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más
valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!
Luis Y Hannia Fernandez
|