El tiempo pasa tan de prisa a nuestro alrededor que tan sólo
nos damos oportunidad de "sobrevivir",
somos esclavos de la rutina y pasamos cada uno de nuestros
días sumergidos en un mar de problemas y de situaciones
triviales que pocos momentos libres nos dejan.
He dedicado algunos instantes a recordar cuando fue
la última vez que estando en alguna reunión o simplemente
platicando con alguien haya escuchado algún comentario
que dijera algo tan simple, como, "ayer vi un hermoso atardecer",
o bien, "vi a un grupo de aves volar hacia el sur",
y aún no puedo recordarlo.
Píenselo bien y estoy seguro que estará de acuerdo
conmigo en que este tipo de comentarios
ya no se escuchan fácilmente.
Alguno pensará en estos momentos que esos son comentarios
superficiales y de gente que no tiene nada sobre que hablar,
que mucho mejor seria discutir de temas de actualidad como
son las crisis económicas en el mundo o la falta de valores que
vive la sociedad, si bien es cierto que estos son temas de
interés para todos ya que los vivimos 24 horas al día,
todos los días, también es cierto que en el mundo existen muchas
cosas más que vale la pena apreciar pero que por
decisión propia o de la misma sociedad
nos hemos abstraído de ellas.
Vivimos en un mundo en el cual es mas importante saber
a cuanto cerró la bolsa hoy que como amaneció nuestra madre,
o bien, enterarnos sobre todos los detalles de los casos
más resonantes a preguntar que tal estará ese amigo
que tengo tiempo sin ver. Con esto quiero decir que hemos
puesto a las personas en un segundo plano, que nos hemos
vuelto frívolos y egoístas, que solo nos importa lo que esta
en "nuestro" mundo y cualquier situación, persona
o cosa que no pertenezca a él, no nos importa.
Nos hemos olvidado que somos
las personas las que
movemos al mundo y no al revés,
hemos olvidado el VIVIR
para pasar tan sólo a SOBREVIVIR
en un mundo regido por el caos y la complejidad.
Cuantificamos nuestro tiempo en dinero,
no nos importa
pasar algunas horas extras en nuestro
trabajo para ganar
una mejor posición en la empresa y sentir que así
podemos ganar el mundo, pero nunca nos percatamos
que al hacer eso estamos perdiendo cosas tan
grandes como: la infancia de nuestros hijos,
la oportunidad de disfrutar a nuestros padres
o de visitar algún amigo.Lo mas irónico de esto es
que estas cosas que alimentan y engrandecen al
ser humano son gratis y tan sólo nos cuestan
un poco de nuestro tiempo.
Al escribir estas palabras me he dado cuenta que
es más valioso para mi pasar 30 minutos
con mis hijos
jugando fútbol, que pasar tres horas intentando
terminar ese proyecto que de cualquier
forma veré mañana.
Me he dado cuenta de que me cuesta menos tomar
el teléfono y hablarle a mi madre para preguntarle
sobre que tal amaneció hoy, a discutir
interminablemente
con mis colegas sobre el futuro de la economía.
Me he dado cuenta de que es más
importante para mi
escuchar los sueños de mis amigos,
que ver las frivolidades
que pasan por la televisión. ¡Me he dado
cuenta de las cosas que me hacen sentir vivo!
Estoy convencido de que nacimos para VIVIR.
Mira a tu alrededor y ante tanta grandeza,
responde:
¿Piensas seguir SOBREVIVIENDO?