SER CONTIGO, SEÑOR...
He querido querer, Señor, y no he podido, tal vez habré pecado por débil o indecisa, mas lo que sé de cierto es el deber cumplido y que a tu Ley por siempre me mantuve sumisa.
He querido morir, Señor, pero he vivido; harto pausadamente sin darme a loca prisa, pensando en los que estaban y
en los que habían partido, como alguien que
—de todos los que quiere— precisa.
Desde hoy en adelante, estar Contigo quiero; amando u olvidada, viviendo o en la muerte, es mi única añoranza lo que a todo prefiero:
ser Contigo, Señor, y conservarme fuerte, para que en el instante de mi postrer segundo me lleves amoroso al verdadero mundo.
Marilina Rebora
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