-NO
DISCUTAS SIEMPRE
SOBRE LO MISMO
Si
nos centramos con frecuencia en
el
mismo tema, siempre utilizamos los
mismos argumentos sin aportar
nada nuevo. Cada una de las partes
se
cierra en un único y propio argumento,
sin barajar alternativas ni siquiera
plantear soluciones.
-CENTRATE EN EL
PROBLEMA
Una
dificultad que aparece cuando
se
discute, es que, entran en juego
sentimientos que nos hacen revivir
sensaciones pasadas, trayendo a
colación acontecimientos por los cuales
hemos discutido en alguna otra ocasión.
Por
ejem: cuando empezamos a sacar
"los trapos sucios".
Cuando esto hacemos empezamos a
saltar de un tema a otro, olvidando
el
tema central de la discusión.
-NO
TE CONVIERTAS
EN
MÁRTIR
Expresiones como:
...Yo siempre tengo que
ceder...
...Tú nunca haces nada por
mí...
Son
expresiones que agravan la
discusión y la gota que colma el vaso,
que
nos hace terminar en un llanto
desconsolado o con un
portazo.
En
toda relación hay
RENUNCIAS Y
CONCESIONES.
Si
existe un proyecto común, unos
lazos afectivos que unen, sus miembros
tendrán que poner de su parte, para
que
nadie sienta que en el reparto
de
concesiones sale perjudicado.