FANGOTERAPIA
Embarrarse de pies a cabeza puede ser una experiencia muy saludable para la belleza de nuestra piel y cuerpo. Gracias a las múltiples bondades que posee esta técnica milenaria, hoy seguimos utilizando la Fangoterapia, en tratamientos faciales y corporales.
El fango y sus bondades
La arcilla tiene una composición sencilla pero completa. Se trata de tierra finamente dividida, rica en sales minerales (sílice, aluminio, hierro, titanio, calcio, sodio y potasio) y oligoelementos, ambos esenciales para la regeneración y nutrición de la piel de nuestro cuerpo. Según su pureza, puede ser de diferentes colores: blanca (para pieles sensibles) roja (para cutis secos y cansados) y verde (con efecto nutritivo y rejuvenecedor) entre otras.
Las propiedades cosmetológicas del barro están en sus poderes refrescantes, desinflamatorios, descongestivos y purificadores. También es conocido por ser un excelente potencial de absorción de impurezas, lo que permite atraer las toxinas acumuladas bajo la piel, pulir y purificar. Razón por la cual, médicos dermatólogos y cosmetólogas los emplean en tratamientos profundos de limpieza y para combatir problemas de acné.