Cuenta la historia que un día,
el diablo decidió retirarse
de su actividad
y vender sus herramientas
al mejor postor.
Cuando llegó la noche de la venta,
tenia preparado todo su material,
que por cierto, era un lote siniestro:
ODIO, CELOS, ENVIDIA, MALICIA, ENGAÑO... y todo lo malo que puedas imaginar.
De entre todas las herramientas había
una muy gastada, como si hubiese sido
usada muchísimas veces.
Sin embargo, era más cara que el resto
de las herramientas. Alguien le preguntó al diablo,
cual era esa herramienta tan cara. "DESALIENTO"
fue la respuesta.
¿Por qué su precio es tan alto?,
siguió preguntando.
Porque esa herramienta,
respondió el diablo,
es la más útil de todas,
con ella puedo entrar en la conciencia
de las personas y una vez dentro,
por medio del desaliento,
puedo hacer de esa
persona lo que se me antoje.
Está muy gastada,
porque la uso
con casi todos los seres
de este mundo.
A pesar de la explicación
y de ver la gran utilidad
de esa herramienta, nadie
la pudo comprar, porque
el precio del desaliento era
muy alto.
Esa es la razón por la que
aún sigue siendo propiedad
del diablo.
El desaliento es uno
de los estados de ánimo
contra el cual es indispensable
fortalecerse. Nos desalentamos
con las situaciones económicas,
laborales, familiares,
con el fracaso, con el engaño,
con la mentira, con el desamor. . .
Debemos mantenernos alertas
contra el desaliento.
Si hay un tropezón o una caída
no hay que rendirse.
Cada día podemos empezar otra vez
desde el punto más alto.
"Comienza haciendo lo que es necesario,
después lo que es posible
y de repente estarás haciendo lo imposible”
San Francisco de Asís