Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, y encuentren acogida mis plegarias.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Exodo (14, 5-18)
En aquellos días, cuando le avisaron al faraón que los israelitas habían escapado, el faraón y sus servidores cambiaron de parecer con respecto al pueblo de Israel y exclamaron: “¿Qué hemos hecho? Hemos dejado escapar a nuestros esclavos israelitas”.
Entonces el faraón mandó enganchar su carro y llevó consigo sus tropas: seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, cada uno con sus respectivos guerreros.
El Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, para que persiguiera a los hijos de Israel, mientras éstos se alejaban jubilosos. Los egipcios los persiguieron con todo un ejército de caballos, carros y guerreros, y les dieron alcance, mientras acampaban junto al mar, cerca de Pi-ha-Jirot, frente a Baal-Sefón.
Al acercarse el faraón, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y viendo que los egipcios los perseguían, tuvieron miedo, clamaron al Señor y le dijeron a Moisés: “¿Acaso no había sepulturas en Egipto, para que nos trajeras a morir en el desierto? ¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿No te dijimos claramente allá: ‘Déjanos en paz; queremos servir a los egipcios’? Pues más vale servir a los egipcios que morir en el desierto”.
Moisés le contestó al pueblo: “No teman; permanezcan firmes y verán la victoria que el Señor les va a conceder hoy. Los egipcios que ven ahora, no los volverán a ver nunca. El Señor peleará por ustedes, y ustedes no tendrán que preocuparse por nada”.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “¿Por qué sigues clamando a mí? Diles a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en el mar sin mojarse.
Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a expensas del faraón y de todo su ejército, de sus carros y jinetes.
Cuando me haya cubierto de gloria a expensas del faraón, de sus carros y jinetes, los egipcios sabrán que yo soy el Señor”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL EXODO 15
Alabemos al Señor por su victoria.
Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballos y jinetes arrojó en el mar. Mi fortaleza y mi canto es el Señor, él es mi salvación; él es mi Dios, y yo lo alabaré, es el Dios de mis padres, y yo le cantaré.
Alabemos al Señor por su victoria.
El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Precipitó en el mar los carros del faraón y a sus guerreros; ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes.
Alabemos al Señor por su victoria.
Las olas los cubrieron, cayeron hasta el fondo, como piedras. Señor, tu diestra brilla por su fuerza, tu diestra, Señor, tritura al enemigo.
Alabemos al Señor por su victoria.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”. Aleluya,
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (12, 38-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, le dijeron a Jesús algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos verte hacer una señal prodigiosa”. El les respondió: “Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás. Pues de la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre de la ballena, así también el Hijo del hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.
Los habitantes de Nínive se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien más grande que Jonás.
La reina del sur se levantará el día del juicio contra esta gente y la condenará, porque ella vino de los últimos rincones de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien más grande que Salomón”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad los dones que te presentamos, a fin de que el sacramento de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos alcance de ti la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO COMÚN II
La salvación por Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia. Por Cristo nuestro Señor.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría.
Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas para reparar mis fuerzas.
ORACIÓNDESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te rogamos que la fuerza del Espíritu Santo, que nos has comunicado en este sacramento, permanezca en nosotros y transforme toda nuestra vida.
Yo tengo designios de paz, no de aflicción, dice el Señor. Me invocaréis y yo os escucharé y os libraré de vuestra esclavitud donde quiera que os encontréis.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Exodo (14, 21—15, 1)
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y dividió las aguas. Los israelitas entraron en el mar y no se mojaban, mientras las aguas formaban una muralla a su derecha y a su izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución y toda la caballería del faraón, sus carros y jinetes, entraron tras ellos en el mar.
Hacia el amanecer, el Señor miró desde la columna de fuego y humo al ejército de los egipcios y sembró entre ellos el pánico. Trabó las ruedas de sus carros, de suerte que no avanzaban sino pesadamente.
Dijeron entonces los egipcios: “Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto”.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes”. Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, las aguas volvieron a su sitio, de suerte que al huir los egipcios se encontraron con ellas, y el Señor los derribó en medio del mar. Volvieron las aguas y cubrieron los carros, a los jinetes y a todo el ejército del faraón, que se había metido en el mar para perseguir a Israel. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar. Las aguas les hacían muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar. Israel vio la mano fuerte del Señor sobre los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Señor:
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL EXODO 15
Alabemos al Señor por su victoria.
Al soplo de tu ira las aguas se agolparon, el oleaje se irguió como un gran dique y el mar quedó cuajado.
Alabemos al Señor por su victoria.
El enemigo dijo: “Iré tras ellos a alcanzarlos, repartiré el botín, saciaré mi codicia, empuñaré la espada, los matará mi mano”.
Alabemos al Señor por su victoria.
Pero sopló tu aliento y el mar cayó sobre ellos; en las temibles aguas como plomo se hundieron. Extendiste tu diestra y se los tragó la tierra.
Alabemos al Señor por su victoria.
Tú llevas a tu pueblo para plantarlo en el monte que le diste en herencia, en el lugar que convertiste en tu morada, en el santuario que construyeron tus manos.
Alabemos al Señor por su victoria.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (12, 46-50)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus parientes se acercaron y trataban de hablar con él. Alguien le dijo entonces a Jesús: “Oye, ahí fuera están tu madre y tus hermanos, y quieren hablar contigo”.
Pero él respondió al que se lo decía: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Y señalando con la mano a sus discípulos, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que estos dones traídos a tu altar nos obtengan de ti, Señor y Dios nuestro, la gracia de servirte con amor y la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO COMÚN III
Alabanza a Dios por la creación y la redención del hombre El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tú amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación.
Por eso, con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus santos.
Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Mi felicidad consiste en estar cerca de Dios y en poner sólo en él mis esperanzas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Señor, que nuestra participación en esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar como memorial suyo, nos una siempre con el vínculo de tu amor.
Jesús dijo a María Magdalena: Ve y diles a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu Hijo Unigénito el encargo de anunciar el gozo de la resurrección, concédenos, que siguiendo su ejemplo, demos a conocer a todos que Cristo vive y nos está esperando en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Exodo (16, 1-5. 9-15)
El día quince del segundo mes, después de salir de Egipto, toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y el Sinaí.
Toda la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo: “Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud”.
Entonces dijo el Señor a Moisés: “Voy a hacer que llueva pan del cielo. Que el pueblo salga a recoger cada día lo que necesita, pues quiero probar si guarda mi ley o no. El día sexto recogerán el doble de lo que suelen recoger cada día y guardarán una parte para el día siguiente”.
Moisés le dijo a Aarón: “Di a la comunidad de los israelitas: ‘Vengan ante la presencia del Señor, porque él ha escuchado las quejas de ustedes’ ”. Mientras Aarón hablaba a toda la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor, que aparecía en una nube.
El Señor le dijo a Moisés: “He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles de parte mía: ‘Por la tarde comerán carne y por la mañana se hartarán de pan, para que sepan que yo soy el Señor, su Dios’ ”.
Aquella misma tarde, una bandada de codornices cubrió el campamento. A la mañana siguiente había en torno a él una capa de rocío que, al evaporarse, dejó el suelo cubierto con una especie de polvo blanco semejante a la escarcha. Al ver eso, los israelitas se dijeron unos a otros: “¿Qué es esto?”, pues no sabían lo que era.
Moisés les dijo: “Este es el pan que el Señor les da por alimento”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 77
El Señor les dio pan del cielo.
Quisieron poner a prueba a Dios pidiéndole comida a su capricho y murmuraban contra él diciendo: ¿Podrá Dios prepararnos un banquete en el desierto?
El Señor les dio pan del cielo.
Entonces el Señor mandó a las nubes que abrieran las compuertas de los cielos; hizo llover maná sobre su pueblo, trigo celeste envió como alimento. Así el hombre comió pan de ángeles. Dios les dio de comer en abundancia.
El Señor les dio pan del cielo.
Hizo soplar desde el cielo el viento Este y dirigió con su fuerza el viento Sur. Hizo llover carne como una polvareda y que llovieran aves como arena del mar. Dios las hizo caer en medio del campamento, en torno a sus tiendas de campaña.
El Señor les dio pan del cielo.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (20, 1-2. 11-18)
Gloria a ti, Señor.
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué estás llorando, mujer?” Ella les contestó: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”.
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?” Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: “Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”. Jesús le dijo: “¡María!” Ella se volvió y exclamó: “¡Rabbuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”.
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones que te presentamos y acéptalos con el mismo agrado con que tu Hijo Jesucristo aceptó el homenaje de amor de María Magdalena.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO DE LOS SANTOS II
Acción de los santos en la Iglesia.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo, y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
El amor de Cristo nos compromete a vivir, no para nosotros mismos, sino para él, que murió y resucitó por nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Que el sacramento que hemos recibido encienda, Señor, en nosotros aquel mismo amor ardiente y fiel de santa María Magdalena a Cristo, su maestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Dios anuncia la paz a su pueblo, a todos sus amigos y a cuantos se convierten a él de corazón.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Mueve, Señor, nuestros corazones para que correspondamos generosamente a la acción de tu gracia y recibamos, así, con abundancia, los dones de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Exodo (19, 1-2. 9-11. 16-20)
Aquel día, a los tres meses de haber salido de Egipto, los israelitas, que habían partido de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon frente al monte. Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo y tenga siempre fe en ti”.
Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo le había dicho. Y el Señor le dijo: “Vuelve a donde está el pueblo y ordénales que se purifiquen hoy y mañana; que laven su ropa y estén preparados para pasado mañana, pues el Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo”.
Al rayar el alba del tercer día, hubo truenos y relámpagos; una densa nube cubrió el monte y se escuchó un fragoroso resonar de trompetas. Esto hizo temblar al pueblo, que estaba en el campamento. Moisés hizo salir al pueblo para ir al encuentro de Dios; pero la gente se detuvo al pie del monte. Todo el monte Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en medio del fuego. Salía humo como de un horno y todo el monte retemblaba con violencia. El sonido de las trompetas se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba y Dios le respondía con truenos. El Señor bajó a la cumbre del monte y le dijo a Moisés que subiera.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL DANIEL 3
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito seas en el templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.
Bendito seas, Señor, santo y glorioso.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 10-17)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús sus discípulos y le preguntaron: “¿Por qué les hablas en parábolas?” El les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los cielos; pero a ellos no. Al que tiene se le dará más y nadará en la abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que dice: Ustedes oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos ni oír con los oídos, ni comprender con el corazón.
Porque no quieren convertirse ni que yo los salve. Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, este santo sacrificio que nos has mandado ofrecer en tu alabanza y concédenos por él obedecer siempre tus mandatos para que seamos dignos de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO COMÚN IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.
Por Cristo nuestro Señor.
Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Tú que nos has hecho partícipes de tu propia vida en este sacramento, no permitas, Señor, que nos separemos ya de ti, que eres la fuente de todo bien.
Vi al Señor sentado en un trono excelso; lo adoraban una multitud de ángeles que cantaban a una sola voz: “Este es aquél cuyo poder permanece eternamente”.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Escucha, Señor, con bondad, las súplicas de tu pueblo, y concédenos luz para conocer tu voluntad y fortaleza para cumplirla.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Exodo (20, 1-17)
En aquellos días, el Señor promulgó estos preceptos para su pueblo en el monte Sinaí, diciendo: “Yo soy el Señor, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto y de la esclavitud.
No tendrás otros dioses fuera de mí; no te fabricarás ídolos ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o en el agua, y debajo de la tierra.
No adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos.
No harás mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo a quien haga mal uso de su nombre.
Acuérdate de santificar el sábado. Seis días trabajarás y en ellos harás todos tus quehaceres; pero el día séptimo es día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios.
No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el forastero que viva contigo. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, pero el séptimo, descansó.
Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre para que vivas largos años en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su esclavo, ni a su esclava, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna que le pertenezca’’.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 18
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.
En los mandamientos de Dios hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino.
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.
Señor, en ti está la fuente de la vida. La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.
Más deseables que el oro y las piedras preciosas las normas del Señor, y más dulces que la miel de un panal que gotea.
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero, y perseveran hasta dar fruto. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 18-23)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que vamos a ofrecerte, y, por sus méritos, escucha nuestras filiales oraciones y santifica toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO COMÚN V
Proclamación del misterio de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Señor, en ti está la fuente de la vida, y tu luz nos hace ver la luz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: A quienes has alimentado con tus sacramentos, concédeles, Dios todopoderoso, servirte con una vida que te sea agradable.
Mientras caminaba a orillas del lago de Galilea, Jesús vio a Santiago, hijo de Ze-bedeo, y a su hermano Juan, que estaban arreglando las redes, y los llamó.
ORACIÓN COLECTA
Padre todopoderoso y eterno, que confirmaste la acción de tus apóstoles con el martirio del apóstol Santiago, fortalece a tu Iglesia con el ejemplo de su testimonio, y protégela siempre por su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA Hech 4, 33; 5,12.27b-33; 12, 1b
De los Hechos de los Apóstoles.
Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en el pueblo. Todos solían congregarse unidos en un mismo espíritu, bajo el pórtico de Salomón. Los hicieron comparecer ante el Sanedrín, y el Sumo Sacerdote les dijo: "Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre"! Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen. Al oír estas palabras, ellos se enfurecieron y querían matarlos. Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos da la noticia escueta del martirio de Santiago, hijo de Zebedeo. Herodes lo mandó decapitar. El haberle aplicado la manera de morir del Bautista, significa que Santiago fue desde el principio un profeta incómodo para el poder civil israelita. Su martirio es un estímulo para seguir audazmente en el anuncio y la denuncia proféticos. Son aplicables aquí las palabras del Bautista: conviene que yo desaparezca para que la causa triunfe. Es la fórmula del heroísmo cuando la causa es noble.
SALMO Sal 66, 2-3.5.7-8
R. Aclamad al Señor, tierra entera.
Aclamad al Señor, tierra entera, celebrad la gloria de su nombre. Tributadle gloriosas alabanzas; decid a Dios: "¡Qué pasmosas son tus obras!". R.
Ante tí toda la tierra se prosterna, te entona cantos, cantos a tu nombre. ¡Venid! Ved las obras del Señor, sus proezas en medio de los hombres: R.
El mar en tierra seca convirtió; a pie enjuto pasaron por el río. Alegrémonos, pues, en el Señor: Él es rey de eterno poder. R.
Venid todos a escuchar, los que teméis al Señor: voy a contar lo que hizo por mí. Sea bendito el Señor, que no alejó de sí mi plegaria, ni de mí su piedad. R.
SEGUNDA LECTURA 2 Cor 4, 7-15
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Llevamos un tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios. Estamos atribulados por todas partes, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados. Siempre y a todas partes, llevamos en nuestro cuerpo los sufrimientos de la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Y así, aunque vivimos, estamos siempre enfrentando a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De esa manera, la muerte hace su obra en nosotros, y en ustedes la vida. Pero, teniendo ese mismo espíritu de fe, del que dice la Escritura: "Creí y por eso hablé", también nosotros creemos, y por lo tanto, hablamos. Y nosotros sabemos que Aquel que resucitó al Señor Jesús nos resucitará con él y nos reunirá a su lado junto con ustedes. Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Muerte y resurrección se condicionan y suceden también en la vida del apóstol. El que se resista a morir no puede esperar resurrección. El apóstol es un frágil cántaro de greda portador del tesoro del conocimiento de Cristo. La proclamación del Evangelio se ha de hacer desde la propia fragilidad, no desde el orgullo y la seguridad. Pero, sobre todo, únicamente se puede proclamar aquello que en primer lugar, ha sido firmemente creído y asumido. El contenido es fortaleza que mantiene al continente que lo transporta. Al decir del beato Santiago Alberione. "El apóstol es un vaso de elección (cf. Hech 9,15) que rebosa y al que los hombres acuden para apagar la sed. Es un santo que acumuló tesoros y comunica de su abundancia a los hombres".
ALELUYA Cf. Jn 15, 16
Aleluya. Yo los elegí del mundo, para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 20, 20-28
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
En aquel tiempo: La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre". Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La madre de Santiago y Juan solicita privilegios para sus hijos, sin entender los ideales del nuevo Reino inaugurado por el Maestro. Madre e hijos sueñan en un Mesías que se daja llevar por el triunfalismo, mientras Jesús anuncia un Servidor doliente; buscan los primeros puestos para mandar y el Maestro les propone el camino del servicio. Y la verdadera grandeza está en que el que quiera ser el primero debe hacerse el último. En la Última Cena, el Maestro se hace servidor, les lava los pies y les entrega su persona anticipando la entrega de su pasión y muerte en la cruz. Ellos beberán el cáliz del Señor al final. Pero deberán beberlo trago a trago, en pequeñas dosis, como lo hizo el Maestro que fue preparando el sacrificio final con entregas parciales de servicio.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Purifícanos, Padre, por la Pasión salvadora de tu Hijo, para que en esta fiesta del apóstol Santiago, el primero que bebió el cáliz de Cristo, te ofrezcamos un sacrificio digno de tu agrado. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO DE LOS APÓSTOLES
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Mt 20, 22-23
Bebió del cáliz del Señor y se hizo amigo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ayúdanos, Padre, por la intercesión del apóstol Santiago, en cuya fiesta hemos recibido con alegría tus sacramentos. Por Jesucristo nuestro Señor.
Adoremos a Dios en su santo templo. El nos hace habitar juntos en su casa. El es la fuerza y el poder de su pueblo.
ACTO PENITENCIAL
- Porque tú eres el Pan de Vida. Señor, ten piedad.
- Porque nos enseñas a compartir. Cristo, ten piedad.
- Porque permaneces en tu palabra y en tu eucaristía. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Padre santo y todopoderoso, protector de los que en ti confían, ten misericordia de nosotros y enséñanos a usar con sabiduría de los bienes de la tierra, a fin de que no nos impidan alcanzar los del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
Por medio del profeta Eliseo, Dios hace llegar su providencia a los necesitados.
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de los Reyes (4, 42-44)
En aquellos días, llegó de Baal-Salisá un hombre que traía para el siervo de Dios, Eliseo, como primicias, veinte panes de cebada y grano tierno en espiga.
Entonces Eliseo dijo a su criado: “Dáselos a la gente para que coman”. Pero él le respondió: “¿Cómo voy a repartir estos panes entre cien hombres?”
Eliseo insistió: “Dáselos a la gente para que coman, porque esto dice el Señor: ‘Comerán todos y sobrará’”.
El criado repartió los panes a la gente; todos comieron y todavía sobró, como había dicho el Señor.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
COMENTARIO
Comerán y sobrará. El Antiguo Testamento, aún con sus sombras, nos adelantó proféticamente las realidades del Nuevo y proclamó la salvación definitiva en Cristo, Mesías y Profeta, en la plenitud de los tiempos.
Los prodigios que Dios obraba por medio de sus siervos los profetas tenían por misión autentificar la palabra predicada por ellos, de modo que el pueblo tuviese garantía de su origen divino.
Dios sigue obrando en su Iglesia maravillas. Hemos de reconocerlo y utilizarlo para profundizar más y más en la fe y hacer que los demás crean en el mensaje divino. Pero esto será difícil si nuestra vida no se conforma con ese mensaje, no obstante los prodigios que Dios hace constantemente en medio de nosotros.
SALMO RESPONSORIAL
En respuesta a la bondad de Dios, el salmo invita a la alabanza. Participamos de esta oración, aclamando: Abres tus manos, Señor. y nos colmas con tus bienes.
SALMO 144
Abres tus manos Señor y nos colmas con tus bienes ó Bendeciré al Señor eternamente.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
Abres tu manos Señor y nos colmas con tus bienes
A ti, Señor, sus ojos vuelven todos y tú los alimentas a su tiempo. Abres, Señor, tus manos generosas y cuantos viven quedan satisfechos.
Abres tu manos Señor y nos colmas con tus bienes
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor de quien lo invoca.
Abres tu manos Señor y nos colmas con tus bienes
COMENTARIO
El Salmo 144 es un himno que canta a Dios como Señor del universo alabando su señorío y su poder, su bondad y providencia, su misericordia y amor con todos. Aunque se recuerdan sus obras, es a Él mismo a quien se canta, como autor de todas ellas.
Los versículos elegidos para salmo responsorial en la liturgia de hoy se fijan sobre todo en el cuidado providente de Dios, que da el alimento necesario y sacia de favores a todas sus criaturas. Es un aspecto del pastoreo de Dios que contemplábamos el domingo pasado. El salmo insiste en la totalidad –repite varias veces el adjetivo «todo»–: todas las acciones de Dios en todas las épocas están marcadas por este amor providente; y no sólo los hombres, sino todas las criaturas: nada ni nadie queda excluido. Por eso, “los ojos de todos te están aguardando”. ¿También los nuestros? Y su providencia nunca se equivoca –les das la comida a su tiempo –, ya que “el Señor es bondadoso en todas sus acciones”. También cuando en nuestra vida aparece el dolor.
SEGUNDA LECTURA
San Pablo nos exhorta a comportarnos de una manera acorde con nuestra vocación cristiana, viviendo en la unidad.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios (4, 1-6)
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido.
Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
COMENTARIO
En el Corazón de Cristo se consuma el designio de unidad entre todos los hombres. Un único Padre que nos ama en su único Hijo y que nos hace a todos participar en su único Espíritu.
En la Iglesia no debe existir ningún elemento discriminatorio ni en los que vienen del judaísmo, ni en los que vienen de la gentilidad. Lo que todos han de hacer es poner su esperanza en la salvación a la cual todos han sido llamados por Dios. Sobre la unidad, exhorta San Cipriano:
“El que abandona esta cátedra de Pedro, sobre la cual está fundada la Iglesia, ¿puede creer que está todavía en la Iglesia? El que se rebela contra la Iglesia y se opone a ella, ¿puede pensar que está en ella? El mismo Apóstol Pablo enseña idéntica doctrina declarando el misterio de la unidad con estas palabras: “un solo cuerpo y un solo espíritu, una sola esperanza en vuestra vocación” (Ef 4,4)
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. Aleluya.
EVANGELIO
La multiplicación de los panes es un gran signo de la llegada del Reino.
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 1-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos.
Jesús subió al monte y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”.
Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos,pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil.
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los cinco panes llenaron doce canastos.
Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en verdad, el profeta que había de venir al mundo”.
Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
COMENTARIO
Jesús se manifiesta en el evangelio de hoy alimentando a la multitud. Pero al pronunciar la acción de gracias y repartir el alimento perecedero, Jesús está ya apuntando al “alimento que permanece para vida eterna” (Jn 6,27). También este nos viene de su providencia amorosa, que, más que la salud del cuerpo, quiere la santidad de los que el Padre le han confiado. Por lo demás, nosotros estamos llamados a ser instrumentos de la providencia para nuestros hermanos los hombres, tanto en el alimento corporal como en el espiritual.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Celebrante: Somos hermanos, porque Dios es nuestro Padre; por eso, con espíritu filial oremos diciendo: Padre, escúchanos.
Por los cristianos del tercer milenio: para que seamos humildes, amables y comprensivos con todos. Oremos al Señor/ Padre, escúchanos.
Por los pastores de la Iglesia: para que se esfuercen por mantener la unidad entre los discípulos de Cristo. Oremos al Señor/Padre, escúchanos.
Por los que tienen autoridad en nuestro país: para que velen por el bien común, la justicia y la paz. Oremos al Señor/Padre, escúchanos.
Por los que pasan hambre, sed, desnudez o abandono, por los que no tienen hogar: para que les llegue la ayuda que necesitan para vivir con dignidad. Oremos al Señor./Padre, escúchanos.
Por los enfermos: para que fortalecidos por la comunión con el Cuerpo de Cristo se sientan aliviados. Oremos al Señor/Padre, escúchanos.
Por los que participamos de la Eucaristía: para que el alimento del Pan y la Palabra nos den fuerzas para no desfallecer en la vivencia de nuestra vocación. Oremos al Señor/Padre, escúchanos.
Celebrante: Padre bueno, Tú que lo penetras todo y todo lo sabes, acoge las oraciones que te hemos presentado y las que cada uno lleva en el corazón, y haz que permanezcamos unidos en el amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
III. LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Presentación de las ofrendas: Jesús estuvo presente en su palabra, pronto lo estará también en su eucaristía. Por eso, junto al pan y el vino, signos poderosos del alimento espiritual y material, presentemos nuestro propósito de multiplicar nuestra contribución para los necesitados.
Acepta, Señor, estos dones que tu generosidad ha puesto en nuestras manos, y concédenos que este sacrificio santifique toda nuestra vida y nos conduzca a la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO DOMINICAL VII
Prefacio: Jesús es el gran profeta de Dios. Por eso, junto al celebrante, demos gracias al Señor, nuestro Dios porque entregó a Jesucristo quien nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano.
La salvación por la obediencia de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque tu amor al mundo fue tan misericordioso, que no sólo nos enviaste como redentor a tu propio Hijo, sino que lo quisiste en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, para poder así amar en nosotros lo que en él amabas.
Y con su obediencia nos devolviste aquellos dones que por nuestra desobediencia habíamos perdido.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos, diciendo: Santo, Santo, Santo...
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que con amor gobiernas los cielos y la tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Este pueblo ha cometido un gran pecado, ya que se ha fabricado un dios de oro.
Lectura del libro del Éxodo 24, l8bc; 31, 18; 32, 15-24. 30-34
Moisés subió al monte Sinaí y allí permaneció cuarenta días y cuarenta noches.
Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.
Moisés emprendió el camino de regreso y bajó de La montaña llevando en sus manos las dos tablas del Testimonio, que estaban escritas de un lado y de otro. Esas tablas eran obra de Dios, y la escritura grabada sobre ellas era escritura de Dios.
Al escuchar el ruido de las aclamaciones que profería el pueblo ,Josué dijo a Moisés:
“Hay gritos de guerra en el campamento”. Pero Moisés respondió:”No son cantos de victoria, ni alaridos de derrota; lo que oigo son cantos de coros alternados”. Cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el ternero y las danzas, se enfureció, y arrojando violentamente las tablas que llevaba en sus manos, las hizo añicos al pie de la montaña. Después tomó el ternero que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta pulverizarlo. Luego esparció el polvo sobre el agua, y se la hizo beber a los israelitas. Moisés dijo a Aarón: “Qué te ha hecho este pueblo para que lo indujeras a cometer un pecado tan grave?” Pero Aarón respondió: ‘Te ruego, Señor, que reprimas tu enojo. Tú sabes muy bien que este pueblo está inclinado al mal. Ellos me dijeron:’ Fabrícanos un dios que vaya al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto”. Entonces les ordené: “El que tenga oro que se desprenda de él”. Ellos me lo trajeron, yo lo eché al fuego, y salió este ternero”.
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo:
“Ustedes han cometido un gran pecado. Pero ahora subiré a encontrarme con el Señor, y tal vez pueda expiar ese pecado”. Moisés fue a encontrarse nuevamente con el Señor y le dijo: “Por desgracia, este pueblo ha cometido un gran pecado, ya que se han fabricado un dios de oro. Si Tú quisieras perdonarlo, a pesar de esto ….Y si no, bórrame por favor del Libro que Tú has escrito”.
El Señor le respondió: “Yo borraré de mi Libro al que ha pecado contra mí. Y ahora vete. Lleva a este pueblo hasta el lugar que Yo te indiqué: mi ángel irá delante de ti. Y cuando llegue el momento, los visitará para castigarlos por su pecado”.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL 105,19-23
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno!
En Horeb se fabricaron un ternero, adoraron una estatua de metal fundido: así cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come pasto.
Olvidaron a Dios, que los había salvado y había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo.
El Señor amenazó con destruirlos, pero Moisés, su elegido, se mantuvo firme en la brecha para aplacar su enojo destructor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Sant 1,18
Aleluya. El Padre ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad, para que seamos como las primicias de su creación. Aleluya.
EVANGELIO
El grano de mostaza se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Mt 13, 31-35
Jesús propuso a la gente esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas".
Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: "Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo".
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Pronunciada por el Maestro la parábola del trigo y la cizaña insiste sobre la paciencia de Dios: los últimos tiempos han comenzado, pero el pecador dispone del tiempo necesario para su conversión, y nadie puede atribuirse una prerrogativa divina juzgando al otro. En cuanto a las parábolas del grano de mostaza y de la levadura, ambas subrayan la lentitud del crecimiento, al mismo tiempo que el poder secreto del pueblo de Dios.
LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en esta Eucaristía, porque cada vez que celebramos el memorial del sacrificio de tu Hijo, se lleva a cabo la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado la copa hasta los bordes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad para que, alimentados del mismo pan del cielo, permanezcamos siempre unidos por el mismo amor.