El Rayo Verde es la parte de la Energía Divina que nos apoya en la curación de los cuatro cuerpos inferiores y en la provisión, a pesar de que ésta también se comparte con el Rayo Oro Rubí.
La Energía de la Llama de la Curación es sumamente poderosa para aliviar todas las enfermedades, que no son obra de DIOS, sino invención del maligno para atacar a los Hijos e Hijas de DIOS. No hay ninguna enfermedad que no sea aliviada y curada completamente por el Rayo Verde.
Las enfermedades son obra del mal para golpear a los Amados Hijos del Padre. Son un lastre que impide que los Hijos de DIOS evolucionen adecuadamente en su Sendero, porque al estar enfermos están disminuidas sus fuerzas, su poder. El sentirse enfermo evita que decretes, evita que cumplas tus obligaciones como Hijo de DIOS. Incluso, en muchos casos la enfermedad te pone a cuestionar el por qué DIOS permite que te enfermes o tus seres queridos. Son muchas las formas que el mal utiliza para atacarte y es por ello que debemos estar listos para impedir caer en esas garras de la enfermedad que nos es enviada por las legiones del mal. Las enfermedades se nos dan por la energía mal calificada. Todo lo que el maligno intenta para atacarnos nos puede producir enfermedades. Recordemos que lo que entra por la boca del hombre es lo que puede dañar. Lo que entra por sus sentidos: visión, audición, olfato, tacto y gusto debe ser analizado por nuestro intelecto, por nuestra intuición y pedir a la Amada Presencia YO SOY, que ilumine todo esto antes de entrar en contacto con nosotros y que podamos distinguir lo que es positivo y lo que es negativo para nosotros, antes de que nos lesione.
Todo el pensamiento negativo nos revierte en negatividad y origen de enfermedades. El odio es la causa de cáncer; la ira, el enojo y los corajes nos dan alteraciones en la vesícula biliar; la lujuria puede llevarnos al SIDA; y así, cada una de las negatividades del pensamiento nos llevan a enfermedades diferentes. La envidia, el rencor, los celos, los sentimientos de culpabilidad, el ego, el orgullo, la frustración, el temor, la indiferencia, la mediocridad, la duda, el miedo, la hipocresía, la mentira, la avaricia, la vanidad, la codicia, las ansias de poder, la ambición , los complejos tanto de superioridad como de inferioridad y la minusvalía originan que su energía mal calificada se vierta en enfermedad.
(Extracto del libro Maestría Divina en Metafísica, Roberto Vázquez Palacios;