Quizá ahora se sienten más bien como
"cosas" que como seres humanos.
Yo soy una persona. Como todas las demás personas
también soy un regalo. Poseo una bondad que es sólo
mía. Y sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar
dentro de mi envoltura. Tal vez temo decepcionarme,
quizá no confío en el que llevo dentro.
Pudiera ser que en realidad nunca he
aceptado el regalo que soy.
Cada encuentro y comunicación entre personas
es un intercambio de regalos. Mi regalo soy yo,
tú eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos para otros.
Es difícil pensar en ocasiones que aquel que me
ha lastimado es también un regalo de Dios,
pero si vemos la ofensa como una envoltura maltratada
y no nos quedamos con ella, seguramente encontraremos
un hermoso regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene
una enseñanza para crecer en su amor, en nuestra fe.
Nosotros mismos podemos tener una envoltura
tan maltratada por el tiempo y/o las circunstancias, pero
lo que llevamos dentro siempre será hermoso, pues quien
lo puso ahí es nuestro Creador, solo tendríamos que
ver hacia adentro y estar listos para darnos... descubre en tu
interior todos los dones con los que el Señor te conformó
y sé el digno regalo para los que te necesitamos.
Renuevo de Plenitud