Priscilla Blum carreteaba su avión de una plaza
por el aeropuerto de Westchester County, N.Y.,
cuando observó a los jets corporativos
despegar y aterrizar casi vacíos.
Se le ocurrió una idea. Blum, quien había tenido
cancer de mama años antes, sabía cuán costosa y
trabajosa era el transporte para los enfermos de
cancer que tenían que viajar por el tratamiento
especializado. "Pensé: ¿no sería maravilloso si
pudiésemos llenar algunos de esos asientos vacíos?"
recuerda.
Aquello fue hace dieciocho años. Hoy, la Red
Corporativa Angélica transporta pacientes con
cáncer -sin costo alguno- por todos los Estados
Unidos. El grupo tiene acceso a unos 1500 jets
de más de 500 compañías. Si el itinerario de un jet
participante coincide con el del paciente,
se hacen los arreglos de vuelo.
Casey Chapley tenía diez meses de edad cuando fue
diagnosticada con una forma rara de cáncer del ojo.
Sus padres, Keith y Belinda, decidieron someter a
Casey a un tratamiento experimental no basado
en radiación en Filadelphia, a 300 millas
de su hogar cerca a Pittsburgh.
Para su primer vuelo commercial, tuvieron que
navegar por un abarrotado aeropuerto, una
bulliciosa cabina de avión, luego el reclamo de
equipaje -condiciones demandantes con cualquier
bebé, cuanto más con uno que lucha contra el cáncer.
Gastaron $750 en boletos de avión.
Y se requerían tratamientos mensuales.
Descubrieron la Red Corporativa Angélica.
Ahora Casey y su mamá y papá pueden sentarse
junto a ejecutivos de la Corporación Financiera
Mellon viajando entre oficinas en Pittsburgh y
Filadelphia. La agradecida madre, Belinda, dice:
"Podemos concentrarnos mejor en la mejoría de
nuestra hija en vez de preocuparnos en cómo vamos
a llegar a la oficina del medico y pagar
nuestro transporte".
Ahora de 75 años, Blum todavía sirve como
voluntaria en las oficinas principales de
Corporativa Angélica una vez a la semana.
Scott McCormack