Le obsequió a su hijo un arma de juguete, pero
nunca le enseño como jugar a los policías
con ella, en vez de jugar a los ladrones.
El hombre le obsequió a su hijo una navaja de
bolsillo, pero nunca le enseño cómo usarla
correctamente.
Le obsequió perdigones, pero nunca lo llevó al
campo de tiro para enseñarle cómo
usarla cuidadosamente.
El hombre quedó atónito el día que dos policías
tocaron a su puerta contando historias sobre su hijo
y otros en el vecindario y cómo ellos eran miembros
de una peligrosa pandilla.
Mi hijo no -dijo él-, nunca le enseñé a ser violento.
-No lo dudo -respondió el policía-.
Pero en el cobertizo que los muchachos estaban
usando como cuartel, encontramos porras, y
navajas. Posiblemente usted nunca enseñó a
su hijo a no ser violento.
Por lo general los niños no desean ser
complacidos en todo. Ello desean ser responsables.
Aun el muchacho es conocido por sus hechos,
si su conducta fuere limpia y recta.
Renuevo de Plenitud