Úsese No Solo En Casos De
Emergencia
Esta
historia es verdadera y dejó una gran lección en la vida de esta mujer a quien
llamaremos Marisol. Hace un par de meses, el jefe de Marisol le pidió que lo
acompañara a dar una vuelta en su automóvil. El hombre era un exitoso
empresario que al día siguiente sería intervenido quirúrgicamente. Él había
estado muy delicado de salud y aunque contaba con mucho dinero, no tenía el
apoyo de su familia. Él le confesó a la joven que tenía mucho miedo de la
operación.
Temía
no salir bien y de hecho, le dijo, casi prefería morir en el quirófano. Mientras
recorrían la ciudad sin rumbo fijo, Marisol trataba de animarlo, trataba de
recordar mensajes optimistas de los que se reciben por la red, en fin, hacía lo
mejor que podía. De pronto, al pasar por un templo, el hombre pidió que se
estacionaran y solicitó que ella lo acompañara al interior. Estando allí, el
hombre, acongojado, le dijo: “y ahora, ¿qué tengo que hacer?” Aunque Marisol
practicaba su religión no supo qué decirle. Afligida, miró a su alrededor para
ver si veía a alguien que los asistiera. Pero el templo estaba solo y un
encargado dijo que el sacerdote llegaba más tarde.
Marisol estaba perpleja, ¿no había algún manual, un
instructivo colgado en la pared… algo así como un extintor espiritual que
cualquiera pudiera tomar en un caso de emergencia como ése? Se sintió desvalida
para ayudar a su jefe y simplemente le dijo: pues… ore. Él preguntó cómo se
hacía eso. Ella, haciendo su mejor esfuerzo le dijo: platique con Dios, así como
lo hace conmigo y dígale a Él cómo se siente. El hombre bajó la cabeza y
Marisol, supo que su patrón lloraba. Luego de un rato, salieron del templo.
El empresario parecía más tranquilo. Lo llevó a su casa y le deseó lo mejor
para la operación. Pero fue la última vez que lo vio con vida. Así como él
había temido, sucedió… las cosas se complicaron en la operación y falleció.
Marisol se acercó después de esto a creyentes que conocía y les pidió que le
dieran una guía, no quería sentirse incapaz como ese día, ¡como una niña pequeña
guiando a otro niño por un camino desconocido! No es que quisiera un curso de
tanatología, sino algo sencillo que esos creyentes consideraran que era lo más
importante. Y, a petición de ella, hoy ponemos también en tus manos estas
verdades que cualquiera puede usar, aunque no sea un caso de
emergencia: -Dios te ama y desea tener una relación contigo, pero -El
pecado nos separa de Dios y no hay nada que el ser humano pueda hacer para tener
comunión y amistad con Dios porque no es santo como es ÉL -La buena noticia
es que Jesús murió en la cruz para que quienes crean en Él, puedan ser
perdonados y entrar en amistad con Dios. Sólo basta recibir ese regalo, con un
corazón sencillo y una oración como ésta: Dios, yo he pecado y me arrepiento
de toda mi vida. Quiero ser tu hijo y saber que el día que mi cuerpo deje de
funcionar estaré contigo. Creo que resucitaste de los muertos a Jesús y que su
sacrificio fue por mí. Jesús, entra en mi corazón, límpiame y perdóname.
Gracias por el regalo de la vida eterna. Quiero Tú seas mi Señor y declaro que
eres mi único y suficiente Salvador para reconciliarme con Dios En el nombre
de Jesús, Amén.
Rosa
Amelia Díaz de Beltrán
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