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La meta de la espiritualidad es amar al prójimo como a ti mismo, ¿verdad? Eso significa que si estás haciendo tu trabajo correctamente, te amas a ti mismo.
¿Lo haces? ¿Aprecias quien eres y lo que traes a la mesa? ¿Te sientes lo suficientemente adecuado, competente? Si te pido que hagas dos listas, una de las cosas que odias de ti y la otra con las cosas que amas de ti, ¿cuál sería más larga?
Hay un dicho en Kabbalah que dice que no entramos al templo a adorar a Dios, sino que entramos al templo a revelar al Dios dentro de nosotros. Conozco tanta gente que se odia completamente y me causa dolor verlo. Hasta el peor entre nosotros tiene mucho amor, alegría y dulzura que revelar. Todo lo que se necesita es aprender a aceptarnos a nosotros mismos, cada día, un poquito más.
Hoy, ponte en la modalidad de ser bueno contigo mismo. Si te equivocas, sé gentil, háblate a ti mismo con una voz tranquilizadora y amable. "Está bien. Estoy aprendiendo. Estoy mejorando cada día". Mientras más abrimos nuestro corazón a nosotros mismos, más podremos abrírselo a los demás. |
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