“Un domingo caí en éxtasis...” Ya desde los primeros tiempos del cristianismo el día del Señor es momento privilegiado para hacer experiencia de Cristo Resucitado. También hoy el domingo es el día por excelencia en que Cristo se comunica y actúa. Estamos llamados, sobre todo en este tiempo de Pascua, a vivir el día del Señor como día de gracia, a experimentar la presencia y la potencia del Resucitado. Nos hemos dejado robar el domingo por la sociedad secularizada y consumista, y hay que recuperarlo. El domingo es sacramento del Resucitado. El domingo marca la identidad del cristiano.
“...en medio de las siete lámparas de oro”. Es en la celebración litúrgica, y especialmente en la Eucaristía, donde Cristo se manifiesta y actúa. La liturgia no son ritos vacíos, sino la presencia viva y eficaz del Resucitado. Si descubriéramos –y experimentásemos– esta presencia y esta acción, nos sería mucho más fácil vivir las celebraciones; y, sobre todo, recibiríamos su gracia abundante transformando nuestra vida. Pues la liturgia es el cielo en la tierra.
“Soy el primero y el último”. Cristo resucitado se nos manifiesta como Señor absoluto de la historia y de los acontecimientos. Todo está bajo su control, de principio a fin. Tiene las llaves de la muerte y del infierno. Conoce lo que ha de suceder. Es el Señor, sin límites ni condicionamientos. ¿Cómo no vivir gozoso bajo su dominio? ¿Cómo ser pesimistas? (FGD).
El papa Juan Pablo II instituyó, en el año 2000, el domingo después de Pascua, el Domingo de la Misericordia, en respuesta al pedido del Señor a sor Faustina. La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos... “y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia” (Diario, 723).
I.-RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE ENTRADA 1Ped 2, 2
Como niños recién nacidos, deseen la leche pura y espiritual que los haga crecer hacia la salvación. Aleluya.
O bien: Esd 2, 36-37
Celebren con alegría su victoria, dando gracias a Dios, que los llamó a su Reino celestial. Aleluya.
ACTO PENITENCIAL
(Si se realiza el rito de la aspersión, recomendado especialmente en este tiempo, ver domingo de Pascua. De lo contrario, después de la invitación del celebrante y un momento de silencio).
-Tú, el vencedor del pecado y de la muerte Señor, ten piedad.
-Tú, alegría de los que creen en ti. Cristo, ten piedad.
-Tú, la resurrección y la vida. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de eterna misericordia, que en cada celebración de la Pascua reavivas la fe del pueblo a ti consagrado; acrecienta en nosotros tu gracia, para que comprendamos mejor la excelencia del bautismo que nos purificó, del poder que nos hizo renacer y de la sangre que nos redimió. Por nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Hech 5, 12-16
¿Cómo se reconoce la presencia de Jesús Resucitado en una comunidad? Cuando Él está presente sigue obrando por medio de esa comunidad, así como él actúo en su vida terrena. Estar unidos, ser “un solo corazón y una sola alma”, ser testimonio para los demás, liberar del mal y la enfermedad, son signos de su presencia en el mundo hoy, así como lo fueron ayer. Sólo si Él está, nuestra comunidad podrá vivir como signo de su presencia real en el día a día de la historia humana.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Los Apóstoles hacían muchos signos y prodigios en el pueblo. Todos solían congregarse unidos en un mismo espíritu, bajo el pórtico de Salomón, pero ningún otro se atrevía a unirse al grupo de los Apóstoles, aunque el pueblo hablaba muy bien de ellos. Aumentaba cada vez más el número de los que creían en el Señor, tanto hombres como mujeres. Y hasta sacaban a los enfermos a las calles, poniéndolos en catres y camillas, para que cuando Pedro pasara, por lo menos su sombra cubriera a alguno de ellos. La multitud acudía también de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos o poseídos por espíritus impuros, y todos quedaban sanados.
Palabra de Dios.
SALMO
Continuando la alegría pascual, el salmo canta la bondad del Señor y nos invita a alegrarnos. Participamos de esta oración, aclamando: ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!
Salmo (117,2-4. 16-18.22-24): R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!
O bien: Aleluya.
Que lo diga el pueblo de Israel: ¡es eterno su amor! Que lo diga la familia de Aarón: ¡es eterno su amor! Que lo digan los que temen al Señor: ¡es eterno su amor! R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él. R.
Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad. ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor: el Señor es Dios, y él nos ilumina. R.
SEGUNDA LECTURA Apoc 1, 9-13. 17-19
Jesucristo manifiesta su presencia poderosa. La vestimenta que lleva simboliza el señorío que tiene sobre el mundo y todo lo que contiene. Él, que ha vencido el dolor y la muerte tiene las llaves de la muerte. Quienes creemos en él no debemos temer, porque Él tiene ya la vida plena, y nos la comunica, por eso la muerte ya no tiene poder sobre Él.
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las tribulaciones, el Reino y la espera perseverante en Jesús, estaba en la isla de Patmos, a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús. El Día del Señor fui arrebatado por el Espíritu y oí detrás de mí una voz fuerte como una trompeta, que decía: “Escribe en un libro lo que ahora vas a ver, y mándalo a las siete iglesias que están en Asia”. Me di vuelta para ver de quién era esa voz que me hablaba, y vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos, a alguien semejante a un Hijo de hombre, revestido de una larga túnica que estaba ceñida a su pecho con una faja de oro. Al ver esto, caí a sus pies, como muerto, pero él, tocándome con su mano derecha, me dijo: “No temas: Yo soy el Primero y el Último, el Viviente. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo la llave de la Muerte y del Abismo. Escribe lo que has visto, lo que sucede ahora y lo que sucederá en el futuro”.
Palabra de Dios.
ALELUYA Jn 20, 29
Aleluya. Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Jn 20, 19-31
Las palabras de Jesús a los apóstoles son un modo de anunciar el inicio de lo que luego será la comunidad eclesial: los exhorta a vivir la reconciliación y los envía al mundo. En definitiva, eso mismo vino a hacer Jesús: enviado por el Padre, vino a reconciliar a todos los hombres. La comunidad, entonces, es enviada como lo fue el Hijo, para continuar con su obra.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a Mí, Yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”. Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Jesús resucitado, auméntanos la fe.
·Para que los que trabajan por la justicia y la paz logren promover una nueva convivencia entre los pueblos. Oremos
·Para que todos los que buscan y aún no han llegado a la fe tengan la dicha de creer sin ver. Oremos.
·Para que los cristianos, en el mundo entero, irradien la alegría pascual. Oremos.
·Para que nuestra comunidad parroquial imite la unidad y la fraterna solidaridad de aquella primera comunidad. Oremos.
III.- LITURGIA EUCARÍSTICA
Presentación de las ofrendas: Jesús resucitado es la garantía de nuestra fe. Por eso, con el pan y el vino, presentemos al Señor el propósito de vivir con alegría la cincuentena pascual
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, acepta las ofrendas de tu pueblo [y de los nuevos bautizados], para que renovados por la confesión de tu nombre y el bautismo obtengan la felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO PASCUAL
Jesús nos trae la paz y nos envía a evangelizar. Por eso, con especial alegría, unidos al celebrante, elevemos la gran acción de gracias al Padre porque por Jesucristo, nos hizo vencer el pecado y la muerte y renacer a una nueva vida.
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 20, 27
Acerca tu mano y reconoce el lugar de los clavos; en adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe. Aleluya.
Comunión: Unidos en una misma fe, con alegría, vayamos a recibir al mismo Cristo resucitado que nos llama a vivir en verdadera comunidad.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que la eficacia del sacramento pascual que hemos recibido, permanezca siempre en nuestros corazones. Por Jesucristo nuestro Señor.
IV.- RITO DE CONCLUSIÓN
BENDICION
Canto final
Queridos amigos: ¡Cristo ha resucitado y vive entre nosotros! Con esta alegría y seguridad, nos retiramos cantando.
Cristo resucitado, ya no puede morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él.
Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Dios todopoderoso y eterno, a quien confiadamente podemos llamar ya Padre nuestro, haz crecer en nuestros corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos gozar, un día, de la herencia que nos has prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4, 23-31)
En aquellos días, tan pronto como Pedro y Juan quedaron en libertad, volvieron a donde estaban sus compañeros y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oír esto, todos juntos clamaron a Dios, diciendo:
“Señor, tú has creado el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contiene; por medio del Espíritu Santo y por boca de tu siervo David, nuestro padre, dijiste:
¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevaron los reyes de la tierra y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Mesías.
Esto fue lo que sucedió, cuando en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los paganos y el pueblo de Israel, contra tu santo siervo Jesús, tu ungido, para que así se cumpliera lo que tu poder y tu providencia habían determinado que sucediera.
Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos anunciar tu palabra con toda valentía. Extiende tu mano para realizar curaciones, señales y prodigios en el nombre de tu santo siervo, Jesús”.
Al terminar la oración tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo y comenzaron a anunciar la palabra de Dios con valentía.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 2
Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya.
¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen planes torpes? Se sublevan los reyes de la tierra y los príncipes se alían contra el Señor y contra su Mesías, diciendo: “Rompamos sus cadenas, sacudamos sus ataduras”.
Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya.
El que vive en el cielo sonríe; desde lo alto, el Señor se ríe de ellos. Después les habla con ira y los espanta con su cólera: “Yo mismo lo he constituido como rey en Sión, mi monte santo”.
Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya.
Anunciaré el decreto del Señor. He aquí lo que me dijo: “Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy. Te daré en herencia las naciones y como propiedad toda la tierra. Podrás gobernarlas con cetro de hierro, y despedazarlas como jarros”.
Dichosos los que esperan en el Señor. Aleluya.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (3, 1-8)
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: “Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer las señales milagrosas que tú haces, si Dios no está con él”.
Jesús le contestó: “Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?”
Le respondió Jesús: “Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos llenos de júbilo por la resurrección de tu Hijo, y concédenos participar con él, un día, de la felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO DE PASCUA II
La nueva vida en Cristo El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Jesús se presentó en medio de sus discípulos y les dijo: “La paz sea con vosotros: Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Mira, Señor, con bondad, a estos hijos tuyos que has renovado por medio de los sacramentos, y condúcelos al gozo eterno de la resurrección.
Con alegría y regocijo demos gloria a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el todopoderoso, ha establecido su Reino. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, concédenos celebrar el poder del Señor resucitado de tal manera que, habiendo recibido el anticipo de su obra redentora, lleguemos a la plena posesión de sus dones. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Hech 4, 32-37
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos. Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima. Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades. Y así José, llamado por los Apóstoles Bernabé –que quiere decir hijo del consuelo–, un levita nacido en Chipre que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La resurrección de Jesús generó un nuevo estilo de vida. La fraternidad, la solidaridad y la atención a los demás miembros de la comunidad fueron el gran signo de que se vivía lo que se creía. Bernabé es puesto como ejemplo, pero seguramente existieron muchos otros anónimos. Hoy también la Iglesia manifiesta su poder a través de tantos hombres y mujeres, conocidos o anónimos, que dan su vida a favor de los más necesitados.
SALMO Sal 92, 1-2. 5
R. ¡Reina el Señor, revestido de majestad!
O bien: Aleluya.
¡Reina el Señor, revestido de majestad! El Señor se ha revestido, se ha ceñido de poder. El mundo está firmemente establecido: ¡no se moverá jamás! R.
Tu trono está firme desde siempre, tú existes desde la eternidad. Tus testimonios, Señor, son dignos de fe; la santidad embellece tu Casa a lo largo de los tiempos. R.
ALELUYA Jn 3, 14-15
Aleluya. Es necesario que elHijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna. Aleluya.
EVANGELIO Jn 3, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a Nicodemo: “Ustedes tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu”. “¿Cómo es posible todo esto?”, le volvió a preguntar Nicodemo. Jesús le respondió: “¿Tú, que eres maestro en Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán cuando les hable de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo. De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El diálogo de Jesús con Nicodemo parece difícil de entender. Mientras Nicodemo piensa en un nacimiento físico, Jesús habla del nacimiento sacramental por el bautismo. El Espíritu, generador y dador de vida, renovará la vida de los hombre y mujeres en una nueva creación.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, concédenos alegrarnos siempre por estos misterios pascuales, para que la perenne actualización de nuestra redención sea para nosotros causa de felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA Cfr. Lc 24, 46. 26
El Mesías debía sufrir y resucitar para entrar en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, escucha nuestros ruegos, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos proteja en esta vida y nos obtenga la felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu nombre a mis hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, al recordar cada año el misterio que dio a la humanidad, por la renovación de su dignidad original, la esperanza de la resurrección, te pedimos humildemente que poseamos con amor perpetuo el misterio que celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Hech 5, 17-26
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
El Sumo Sacerdote con todos sus partidarios, los de la secta de los saduceos, llenos de envidia, hicieron arrestar a los apóstoles y los enviaron a la prisión pública. Pero, durante la noche, el Ángel del Señor abrió las puertas de la prisión y los hizo salir. Luego les dijo: “Vayan al Templo y anuncien al pueblo todo lo que se refiere a esta nueva Vida”. Los apóstoles, obedeciendo la orden, entraron en el Templo en las primeras horas del día, y se pusieron a enseñar. Entre tanto, llegaron el Sumo Sacerdote y sus partidarios, convocaron al Sanedrín y a todo el Senado del pueblo de Israel, y mandaron a buscarlos a la cárcel. Cuando llegaron los guardias a la prisión, no los encontraron. Entonces volvieron y dijeron: “Encontramos la prisión cuidadosamente cerrada y a los centinelas de guardia junto a las puertas, pero cuando las abrimos, no había nadie adentro”. Al oír esto, el jefe del Templo y los sumos sacerdotes quedaron perplejos y no podían explicarse qué había sucedido. En ese momento, llegó uno diciendo: “Los hombres que ustedes arrestaron, están en el Templo y enseñan al pueblo”. El jefe de la guardia salió con sus hombres y trajeron a los apóstoles, pero sin violencia, por temor de ser apedreados por el pueblo.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Los apóstoles no pudieron callar lo que creían. Aunque sin duda habrán sentido un temor humano ante el arresto y la persecución, fue más fuerte su compromiso con la Palabra que con su propio miedo.
SALMO Sal 33, 2-9
R. El Señor escucha al pobre que lo invoca.
O bien: Aleluya.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian! R.
ALELUYA Jn 3, 16
Aleluya. Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; todo el que cree en él tiene vida eterna. Aleluya.
EVANGELIO Jn 3, 16-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Dijo Jesús: Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Este texto es continuación del diálogo con Nicodemo. Y se hace justamente alusión a la actitud de este fariseo que, ¡de noche!, fue a ver a Jesús. Este hombre buscaba la luz, buscaba la verdad, buscaba la Palabra salvadora. Todo el que busca la luz no tiene nada que ocultar y, tarde o temprano, se encontrará con el Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que por la fervorosa participación de este sacrificio nos haces compartir tu Vida divina, concédenos que, así como hemos conocido tu verdad, la manifestemos con una conducta digna. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA Cfr. Jn 15, 16. 19
Dice el Señor: Yo los elegí del mundo y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, ayuda con bondad a tu pueblo y, colmado con este sacramento celestial, concédele pasar de la antigua servidumbre del pecado a la vida nueva de la gracia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Les daré pastores según mi corazón, que los apacentarán con ciencia y prudencia.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Padre misericordioso, que veamos fructificar en nuestra vida las gracias recibidas durante esta Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Hech 5, 27-33
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
Los guardias hicieron comparecer a los Apóstoles ante el Sanedrín, y el Sumo Sacerdote les dijo: “Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!”. Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen”. Al oír estas palabras, ellos se enfurecieron y querían matarlos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Aún con el riesgo de sufrir torturas mayores, los apóstoles anuncian su fe ante el máximo tribunal judío (el Sanedrín). El argumento es terminante y definitivo: “hay que obedecer a Dios ante que a los hombres”. Uno solo es quien tiene poder sobre ellos: Dios, y no se consideraban sometidos a ningún otro poder humano, ni siquiera al supremo poder religioso.
SALMO Sal 33, 2. 9. 17-20
R. El Señor escucha al pobre que lo invoca.
O bien: Aleluya.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian! R.
El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. R.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos. R.
ALELUYA Jn 20, 29
“Ahora crees, Tomás, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Jn 3, 31-36
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos. El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El evangelio de Juan presenta la opción del creyente como algo determinante: no hay medias tintas en la fe, no hay tibieza, o se cree y se está con Jesús o no se cree y se está fuera de la salvación. De alguna manera, se afirma que la opción del cristiano no puede dejar lugar a falsas justificaciones para no vivir plenamente la fe.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos y purifica nuestros corazones, para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA Mt 20, 28
El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso y eterno, en Cristo, resucitado nos has hecho renacer a la vida eterna, has que este misterio pascual, en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
Nos has redimido, Señor, por medio de tu sangre, de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones, y has hecho de nosotros un reino sacerdotal para nuestro Dios. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que para librarnos del poder del enemigo quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el suplicio de la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Hech 5, 34-42
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
Un fariseo, llamado Gamaliel, que era doctor de la Ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en medio del Sanedrín. Después de hacer salir por un momento a los Apóstoles, dijo a los del Sanedrín: “Israelitas, cuídense bien de lo que van a hacer con esos hombres. Hace poco apareció Teudas, que pretendía ser un personaje, y lo siguieron unos cuatrocientos hombres; sin embargo, lo mataron, sus partidarios se dispersaron, y ya no queda nada. Después de él, en la época del censo, apareció Judas de Galilea, que también arrastró mucha gente: igualmente murió, y todos sus partidarios se dispersaron. Por eso, ahora les digo: No se metan con esos hombres y déjenlos en paz, porque si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo, pero si verdaderamente viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios”. Los del Sanedrín siguieron su consejo: llamaron a los apóstoles, y después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el nombre de Jesús. Y todos los días, tanto en el templo como en las casas, no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Noticia de Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Era bastante común que en tiempos de las pascuas judías apareciesen fanáticos mesiánicos en Israel, y sobre todo en Jerusalén. Favorecidos por la festividad en la que se recordaba la liberación de Egipto y padeciendo una nueva opresión bajo los romanos, estos ¡mesías! desaparecían tan rápidamente como llegaban. La intervención de Gamaliel es muy sabia. El tiempo diría si esto provenía de Dios o era una nueva actitud fanática y política.
SALMO Sal 26, 1. 4. 13-14
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
O bien: Aleluya.
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? R.
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su templo. R.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. R.
ALELUYA Mt 4, 4
Aleluya. El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Aleluya.
EVANGELIO Jn 6, 1-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”. Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El simple hecho de la multiplicación de los panes dio lugar a que muchos reconocieran a Jesús como ¡el profeta! prometido. El Señor, con su poder, mostró algo de sí mismo que no era fácil de descubrir a simple vista.
El milagro de la multiplicación muestra que Jesús es quien viene a alimentar al pueblo, pero con un alimento mucho más importante que el pan material, como profeta viene a traer el pan de la Palabra.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, acepta con bondad las ofrendas de tu familia, para que con tu protección no pierda los bienes recibidos y alcance los dones eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Rom 4, 25
El Señor Jesús fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, protege con amor incansable a quienes has salvado, para que quienes hemos sido redimidos por la Pasión de tu Hijo, nos alegremos con su gloriosa Resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor.
Ustedes son un pueblo adquirido para anunciar la grandeza de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Señor, de quien nos viene la redención y se nos da la gracia de la adopción, cuida con bondad a los hijos de tu amor, de modo que, a quienes creen en Cristo, se les conceda la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Hech 6, 1-7
Lectura de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, como el número de discípulos aumentaba, los helenistas comenzaron a murmurar contra los hebreos porque se desatendía a sus viudas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los Doce convocaron a todos los discípulos y les dijeron:“No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas. Es preferible, hermanos, que busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, y nosotros les encargaremos esta tarea. De esa manera, podremos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra”. La asamblea aprobó esta propuesta y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe y a Prócoro, a Nicanor y a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía. Los presentaron a los Apóstoles, y éstos, después de orar, les impusieron las manos. Así la Palabra de Dios se extendía cada vez más, el número de discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén y muchos sacerdotes abrazaban la fe.
Palabra de Dios
COMENTARIO
En una comunidad parroquial siempre hay opiniones y gustos para todo. La buena organización, dinamismo, colaboración y entrega no elimina las fricciones y conflictos. La oración da el punto de vista y crea la disposición necesaria. Los apóstoles no juzgan conveniente descuidar el servicio a la Palabra. Pero, si hiciera falta servir a la mesa, ¿por qué no hacerlo?
SALMO Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19
R. ¡Que tu amor descienda sobre nosotros, Señor!
O bien: Aleluya.
Aclamen, justos, al Señor: es propio de los buenos alabarlo. Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R.
Porque la palabra del Señor es recta y Él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho, y la tierra está llena de su amor. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
ALELUYA
Aleluya. Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y tuvo misericordia de su pueblo. Aleluya.
EVANGELIO Jn 6, 16-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Al atardecer de ese mismo día, en que Jesús había multiplicado los panes, los discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaúm, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento. Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. Él les dijo: “Soy Yo, no teman”. Ellos quisieron subirlo a la barca, pero ésta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los discípulos, como testigos privilegiados de la multiplicación de los panes, han vivido una maravillosa experiencia de Dios. Pero poco después el Maestro se aleja y se sienten solos ante la vida y sus riesgos. Esta vivencia de cercanía y de soledad ante las dificultades, la hemos experimentado todos los creyentes. Pensamos que Dios nos ha abandonado y nuestra fe comienza a debilitarse. Sin embargo, Dios siempre vela por nosotros, aunque parezca a distancia. Sólo en Dios existe la seguridad absoluta que nos lleva a embarcarnos, seguros que tocaremos tierra en la otra orilla.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, santifica en tu bondad estos dones y, al aceptar la oblación de este sacrificio espiritual, conviértenos en ofrenda eterna para tu alabanza. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 17, 24
Padre, quiero que los que Tú me diste estén conmigo donde Yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, después de recibir los dones del santo sacramento, te pedimos humildemente que acreciente nuestra caridad lo que tu Hijo nos mandó celebrar en conmemoración suya. Por Jesucristo nuestro Señor.
El evangelio de hoy nos presenta una de las apariciones de Cristo Resucitado. El tiempo pascual nos ofrece la gracia para vivir nuestra propia existencia de encuentro con el Resucitado. En este sentido, el texto evangélico nos ilumina poderosamente.
“No sabían que era el Señor”. Jesús está ahí, con ellos, pero no se han percatado de su presencia cercana y poderosa. ¿No es esto lo que nos ocurre también a nosotros? Cristo camina con nosotros, sale a nuestro encuentro de múltiples maneras, pero nos pasa desapercibido. Ese es nuestro mal de raíz: no descubrir esta presencia que ilumina todo, que da sentido a todo.
“Es el Señor”. Los discípulos reconocen a Jesús por el prodigio de la pesca milagrosa. Él mismo había dicho: «Por sus frutos los conoceréis». Pues bien, Cristo Resucitado quiere hacerse reconocer por unas obras que sólo Él es capaz de realizar. Su presencia quiere obrar maravillas en nosotros. Su influjo quiere ser profundamente eficaz en nuestra vida. Como en primavera todo reverdece, la presencia del Resucitado quiere renovar nuestra existencia y la vida de la Iglesia entera.
“Jesús se acerca, toma el pan y se lo da”. En el relato evangélico, Cristo aparece alimentando a los suyos, cuidándolos con exquisita delicadeza. También ahora es sobre todo en la eucaristía donde Cristo Resucitado se nos aparece y se nos da, nos cuida y alimenta. Él mismo en persona. Y la fe tiene que estar viva y despierta para reconocer cuánta ternura hay en cada misa...(FGD)
I. RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE EN TRADA Cfr. Sal 65,1-2
Aclame al Señor toda la tierra. Canten la gloria de su Nombre. Aleluya.
ACTO PENITENCIAL
·Tú resucitaste y estás en medio de nosotros. Señor ten piedad.
·Tú traes la alegría y la paz. Cristo ten piedad.
·Tu nos llamas ase testigos de tu resurrección
SE DICE GLORIA A DIOS.
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que tu pueblo se alegre siempre por la nueva vida recibida, para que, con el gozo de los hijos, aguarde con firme esperanza el día de la resurrección final. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Hech 5, 27-32. 40-41
Los Apóstoles proclaman con audacia el mensaje fundamental de la fe, que en griego recibe el nombre de kerygma: “Jesucristo muerto y resucitado según las Escrituras es nuestro Salvador”. Los testigos fortalecidos en el Espíritu Santo y actuando siempre como miembros de la comunidad de creyentes, no dejan de anunciar el kerygmaún frente a la persecución y a la cárcel.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Cuando los Apóstoles fueron llevados al Sanedrín, el Sumo Sacerdote les dijo: “Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!”. Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo. A Él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen”. Después de hacerlos azotar, les prohibieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Los Apóstoles, por su parte, salieron del Sanedrín, dichosos de haber sido considerados dignos de padecer por el Nombre de Jesús.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 29, 2. 4-6. 11-12. 13
R. Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste.
O bien: Aleluya.
Yo te glorifico, Señor, porque Tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.
Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R.
“Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor”. Tú convertiste mi lamento en júbilo. ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.
SEGUNDA LECTURA Apoc 5, 11-14
Quienes en vida han proclamado a Jesucristo como único salvador y Señor, lo siguen aclamando en el cielo. Por la resurrección, Jesús ha alcanzado todo honor y toda gloria, y todas las criaturas lo alaban. Los vivientes y los ancianos alrededor del trono simbolizan a los jefes de las tribus de Israel y a los doce Apóstoles, representantes de todo el pueblo de Dios redimido que alaba a Jesucristo.
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, oí la voz de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono, de los Seres Vivientes y de los Ancianos. Su número se contaba por miles y millones, y exclamaban con voz potente: “El Cordero que ha sido inmolado es digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza”. También oí que todas las criaturas que están en el cielo, sobre la tierra, debajo de ella y en el mar, y todo lo que hay en ellos, decían: “Al que está sentado sobre el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos”. Los cuatro Seres Vivientes decían: “¡Amén!”, y los Ancianos se postraron en actitud de adoración.
Palabra de Dios.
ALELUYA.
Aleluya. Resucitó Cristo, que creó todas las cosas y tuvo misericordia de su pueblo. Aleluya.
EVANGELIO Jn 21, 1-19
Una vez más Cristo resucitado se reúne con los Apóstoles, para enseñarles, igualmente a nosotros, algo importante para llegar a ser auténticos cristianos. La enseñanza se da a través del diálogo entre Jesús y Pedro. Con la triple confesión de amor, Pedro se retracta de la triple negación. A nosotros, cada día, nos hace la misma pregunta que a Pedro: ¿me amas?... la mejor respuesta es trabajar con Jesús en la Iglesia, por la salvación de los demás.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús resucitado se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “Vamos también nosotros”. Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿tienen algo para comer?”. Ellos respondieron: “No”. Él les dijo: “Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán”. Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”. Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar”. Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Vengan a comer”. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres?”, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos. Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?”. Él le respondió: “Sí, Señor, Tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, Tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.
EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Celebrante:
El Señor está en medio de nosotros y nos ofrece su amor. Por eso digamos con fe: Te lo pedimos, Señor.
·Para que la oración avive la esperanza de la Iglesia. Oremos.
·Para que Jesús Resucitado vivifique el compromiso de los cristianos y recree nuestro amor. Oremos.
·Para que cuantos son perseguidos a causa de su fe experimenten el amor del Resucitado y se dejen sostener por su victoria. Oremos.
·Para que a los prisioneros, emigrantes y desterrados, se les manifieste el mensaje liberador del Evangelio y esperen en él. Oremos.
·Para que a pesar de nuestros fracasos y movidos por la fe, confiemos en el poder de Jesús Resucitado. Oremos.
·Para que unidos a toda la Iglesia celebremos el Sacramento del amor y dejemos que Jesús nos transforme. Oremos.
Celebrante: Padre bueno, acércate a tu Iglesia, guía sus pasos, recréala en tu amor y haz que viva la fe en tu Hijo que la amó y se entregó por ella. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
III. LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia desbordante de alegría, y después de haberle concedido el motivo de un gozo tan grande, concédele participar de la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO PASCUAL
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUN IÓN Cfr. Jn 21,12-13
Jesús dijo a sus discípulos: vengan a comer, y tomó el pan y se lo dio. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, mira con bondad a tu pueblo y, ya que lo has renovado con los sacramentos de la vida eterna, concédele alcanzar la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.