ALMA
DESNUDA
Soy
un alma desnuda en estos versos, Alma desnuda que angustiada y sola Va
dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola, Que
puede ser un lirio, una violeta, Un peñasco, una selva y una ola.
Alma
que como el viento vaga inquieta Y ruge cuando está sobre los mares, Y
duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus
altares, Dioses que no se bajan a cegarla; Alma que no conoce
valladares.
Alma que fuera fácil dominarla Con sólo un corazón que se
partiera Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la
primavera Dice al inviemo que demora: vuelve, Caiga tu nieve sobre la
pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve En tristezas, clamando por
las rosas Con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta
mariposas A campo abierto, sin fijar distancia, Y les dice libad sobre las
cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia, De un suspiro, de un
verso en que se ruega, Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que
nada sabe y todo niega Y negando lo bueno el bien propicia Porque es
negando como más se entrega,
Alma que suele haber como delicia Palpar
las almas, despreciar la huella, Y sentir en la mano una caricia.
Alma
que siempre disconforme de ella, Como los vientos vaga, corre y gira; Alma
que sangra y sin cesar delira Por ser el buque en marcha de la
estrella.
Alfonsina Storni
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