“Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”
Mc 12, 13-17
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Esta narración que nos trae Marco, es muy homogénea con la que nos relata Mateo. La mención de los “herodianos” lleva preferentemente a situar la escena en la época galilea. La pregunta no sólo era capciosa, sino especialmente comprometida en aquella época de exaltación mesiánico-política de independencia de Roma y de los “zelotes.”
Admitir pagar tributo al Cesar era enemistarle con el pueblo. Negarlo era enemistarlo con las autoridades romanas y sanedritas, que lo utilizarían como halago a Roma.
La respuesta “Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios” es una respuesta habilísima. La tradición cristiana primitiva exigirá la obediencia a los poderes constituidos. El Estado tiene sus exigencias legítimas, pero no al margen de Dios. Precisamente se ha de estar “sujetos a toda ordenación humana por respeto a Dios”. La respuesta de Cristo tiene un enunciado “sapiencial.” También la dominación romana, como castigo, contaba en el plan de Dios.
Las maquinaciones para perder a Cristo continuaban. Los fariseos le enviaron “discípulos” suyos, que eran estudiantes ya aprovechados de la Ley, pero que aún no habían recibido el título oficial de rabí. Estos jóvenes, que podrían aparentar más naturalidad, eran los “espías” que le enviaron.
Con ellos le enviaron también una representación de herodianos, que eran los partidarios de la dinastía de Herodes.
La pregunta podía encerrar un problema moral para algún judío de conciencia recta. Como seguía teniendo interés para las comunidades judeo-cristianas antes de la catástrofe del 70, y, en sentido más general, para el tema de la obediencia a la potestad civil. El Señor de Israel era Dios.
Pagar un tributo a otro que no fuera el representante de Dios, ¿no era renunciar a la teocracia sobre Israel? Hasta hubo un levantamiento por este motivo. A la muerte de Arquelao, bajo el procurador Coponius (6 d.C.), Judas el Galileo (Act 5:37) armó una revuelta echando en cara a los judíos “que pagasen el tributo a los romanos y que sufriesen otros señores mortales distintos de Dios.” La pregunta está muy bien ambientada en aquella época de “zelotes.” Se entendía por el impuesto del “censo” todos los impuestos que habían de pagarse, en contraposición a los impuestos aduaneros. Podría referirse a la “capitación,” que era el tributo personal que debían pagar al César todas las personas, incluidos los siervos; los hombres desde los catorce años, y las mujeres desde los doce, hasta la edad de sesenta y cinco años para todos. Pero sería muy probable que, por la palabra “impuesto,” se refiriese aquí a todos los impuestos que los judíos tenían que pagar, directa o indirectamente, a Roma, en contraposición al medio siclo que, por motivo religioso, se pagaba al templo.
La pregunta capciosa que se hacía a Cristo era de gravedad extrema. Si decía que había que pagarlo, iba contra el sentido teocrático nacional, pues sometía la teocracia al Cesar y a Roma; aprobaba a los “publícanos,” las gentes más odiadas por recaudar estas contribuciones; y hasta querían ponerlo en contradicción consigo mismo, al admitir injerencias extranjeras en el reinado mesiánico: él que se proclamaba Mesías. Pero la respuesta de Cristo fue inesperada.
Mateo refleja, probablemente, mejor las palabras de Cristo: “Mostradme la moneda del censo.” Marco y Lucas parecen suponer una interpretación: “Traedme un denario para verlo.”
Le traen un “denario.” Este podía tener la imagen de Augusto o de Tiberio. Ya que las monedas del emperador anterior tenían curso válido en el del siguiente. Lo interesante es que pertenecía al Cesar.
Los judíos usaban las monedas romanas en su nación, por lo que reconocían de hecho el dominio sobre ellos del Cesar. La moneda extranjera se tenía por señal de sujeción a un poder extranjero. Precisamente, para indicar su independencia, los Macabeos crearon un tipo propio de moneda.
Por eso, si ellos reconocían este dominio de hecho, también de hecho, por ser subditos de un poder y gobierno, estaban obligados a las relaciones que este gobierno les imponía. No sería eso para la nación teocrática lo ideal, pero sí era una situación de hecho, un gobierno de hecho, y de hecho había que cumplir con él las obligaciones exigidas por el bien común. La Iglesia primitiva insistirá sobre estas obligaciones (Roma 13:7; 1 Pe 2:13-14) al poder constituido.
Y no sólo de hecho. Los dirigentes de la nación preferían esta situación y veían en ello una buen protección contra la tiranía de los Herodes. Ellos mismos rechazarán la realeza mesiánica de Cristo, diciéndole a Pilato: “No tenemos más rey que al Cesar” (Jn 19:15). Era el claro reconocimiento de la soberanía que el Cesar tenía en ellos, y de que ellos se consideraban de hecho sus súbditos.
Pero si, por tanto, había que dar “al Cesar lo que es del Cesar,” había otra obligación también en los súbditos. Hay también que “dar a Dios lo que es de Dios.” En realidad, este precepto abarca el otro, de sumisión al poder constituido, y en éste cobra su fuerza aquél. Que den, pues, “a Dios lo que es de Dios,” no sólo en el orden moral personal, sino en el colectivo de la nación, en cuanto las exigencias teocráticas sean compatibles, en aspectos no esenciales, con las determinaciones del poder que los tiene sometidos. Las obligaciones para con el Cesar son temporales; las obligaciones para con Dios son trascendentales. Fue una de estas enseñanzas definitivas de Jesucristo con una gran repercusión social-estatal.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN JUSTINO 100-165?
San Justino es un laico cuya doctrina goza de autoridad dentro de la Iglesia, que no llegó a la fe sino después de un largo recorrido intelectual, y que es, ante todo, notable por su apertura y la transparencia de su alma. Son todas ellas otras tantas cualidades que le convierten en un ser admirablemente cercano a nosotros.
Nació en Neápolis (hoy Naplusa), en Samaría, de una familia pagana, a comienzos del siglo II. Atraído desde joven por la filosofía, recorrió las diversas escuelas del pensamiento griego antes de hallar a Cristo (hacia el 130).
¿Cómo llegó al verdadero conocimiento de la verdad, del Dios verdadero? Es él mismo quien así nos lo cuenta:
"Sucedió mientras me encontraba en la ciudad de Alejandría. Mientras me paseaba, absorto en mis pensamientos, por la playa, se me acercó un anciano venerable y hablamos largamente. A mí me interesaba mi tema y se lo expuse. Me llamó la atención la firmeza con que me dijo:
-Los filósofos se han extraviado. Ninguno ha conocido al verdadero Dios.
-Si ellos no nos enseñan la verdad, ¿dónde la encontraremos?, repuse yo.
-La verdad, la virtud, la verdadera felicidad que van buscando los filósofos y no pueden encontrar, está en la Sagrada Escritura. Si tú quieres encontrar estas virtudes que vas buscando lee la Sagrada Escritura, medítala y con gran humildad pide a Dios que te abra la inteligencia y el corazón para recibirla. Sólo Dios y Jesucristo, su Hijo, pueden ayudarte en este camino".
"Terminadas estas palabras desapareció el anciano venerable. Me entregué a la lectura de los Libros Sagrados y pronto me di cuenta que aquel anciano tenía toda la razón. Nunca en libro alguno había encontrado tanta filosofía y tanta maravilla. Por ello yo me hice cristiano y ahora soy un filósofo cristiano".
A continuación fijó su residencia en Éfeso, y más tarde en Roma, en donde fundó una escuela. Fue en ese momento, hacia el 150, cuando escribió su Diálogo con Trifón y sus dos Apologías, la primera de ellas dirigida al emperador Antonino. En tales escritos se encuentra la más antigua descripción de la celebración del bautismo y de la misa dominical.
Hombre recto y fraternal, fue denunciado como cristiano por un filósofo rival. El relato de su comparecencia ante el juez, junto con otros seis cristianos cinco hombres y una mujer, constituye una de las más bellas páginas de las Actas de los Mártires.
Justino respondió al juez, que hablaba de modo irónico preguntándole si realmente pensaba que iba a ir al cielo: «No es que lo imagine; es que lo sé, estoy cierto de ello».
Los siete acusados fueron condenados a ser decapitados. Ocurría esto hacia el año 165, en tiempo de Marco Antonio, el emperador filósofo.
Sus reliquias fueron depositadas por Urbano VIII en la iglesia de la Virgen de la Concepción (o de los Capuchinos), en lo que hoy es Via Vittorio Veneto.
A veces los considerados grandes pensadores quisieran hacernos creer que la filosofía y la religión son antitéticos, que una vez que empezamos a utilizar nuestras mentes para un pensamiento serio, no tenemos otra elección que la de abandonar nuestras convicciones religiosas. Y a la inversa, pueden pretender que si mantenemos convicciones religiosas, no podemos perseguir consideraciones filosóficas.
San Justino es la prueba de que la filosofía y la religión pueden y deben coexistir bastante bien.
De joven, Justino buscó la verdad en diversas filosofías y religiones, principalmente la escuela de Platón. Tras convertirse al cristianismo, se le conoció como el primer cristiano filósofo.
A los seres humanos se nos llama a veces animales racionales Si nuestra capacidad de reflexionar las realidades que se encuentran más allá de lo que podemos experimentar a través de nuestros sentidos nos diferencia del resto del reino animal, entonces no sólo podemos usar nuestras mentes para las reflexiones filosóficas, sino que incluso tenemos la obligación de hacerlo así. Hacer menos que eso es rechazar el don de la razón. Cuando buscamos la verdad, hemos de tener la confianza de que su descubrimiento no destruirá nuestra fe.
“La filosofía es el conocimiento de lo que existe, y un claro entendimiento de la verdad; y la felicidad es la recompensa de un conocimiento y un entendimiento así”, escribió San Justino. Si verdaderamente buscamos la felicidad aquí y en la vida venidera, debemos perseguir la verdad sin temor.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Habiéndose retirado los enviados de los fariseos, que intentaron tenderle una trampa a Jesús, se acercan ahora los saduceos. Había dos clases de herejías entre los judíos: la de los fariseos, que preferían la rectitud de las tradiciones y por esto el pueblo los llamaba divididos; y la otra de los saduceos, que quiere decir justos, atribuyéndose lo que no eran. Los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma. La herejía de los saduceos no sólo niega la resurrección de los muertos, sino que además dice que el alma muere con el cuerpo. Estos, poniendo asechanzas a Jesús, le propusieron esta cuestión precisamente en el tiempo en que le oyeron hablar a sus discípulos acerca de la resurrección.
Los saduceos atacan a Jesús en su enseñanza con un dato que se basa en la ley del Levirato. Según esta legislación, cuando un hombre casado muere sin descendencia, su hermano se casará con su cuñada y el primogénito de este matrimonio figurará como hijo del hermano muerto (Dt 25:510). Los saduceos, para defender su posición, complicaban el tema haciéndole tener consecuencias hasta en el otro mundo. Tal es el caso hipotético que se cita en el evangelio.
La verdad es que los saduceos, inventaron esta historia que se narra en el Evangelio, con el propósito de poner en ridículo a los que dicen que es verdad la resurrección de los muertos. Oponen, por tanto, la torpe invención de esta fábula para negar la verdad de la resurrección.
La respuesta de Jesús corta de raíz toda argumentación. Les dice que están en un error porque no comprenden las Escrituras ni el poder de Dios. En efecto, ¿quién podría poner en duda el poder de Dios de resucitar a un muerto? Varios había resucitado Jesús en su vida, y bien patente y bien reciente estaba la resurrección de Lázaro. Cosa de días. ¿No sería precisamente eco de este milagro la objeción que le ponen los saduceos? Pero tampoco comprendían la revelación de las Escrituras, porque hablaba de esto, como les probará luego, aparte de resurrecciones de muertos que en ellas se narran.
En primer lugar les hace ver que, en la hora de la resurrección gloriosa, los cuerpos no tienen la finalidad transitoria que tienen aquí. Era error no sólo de los saduceos, sino de un sector, al menos, de los mismos fariseos, el atribuir a los cuerpos resucitados las funciones carnales que tenían en la tierra. En la resurrección, al no morirse, ya no hay que conservar la especie. Por eso, en la resurrección no hay mujer ni marido, sino que, en este orden de cosas, son como los ángeles de Dios en el cielo, destacándose también con ello su inmortalidad, que hace ya inútil la procreación.
Pero a ellos no les interesa mayormente el problema de la resurrección, que para ello esta resuelto negativamente, solo pretenden desprestigiar a Jesús ante el pueblo, es decir la gente sencilla.
Jesús les responde confirmado la fe en la resurrección, y les hace ver que Dios, es Dios de los vivos, no de los muertos. Jesús les manifiesta que después de la resurrección no habrá vida material, destruyendo así sus doctrinas y sus frágiles fundamentos. Lo cual no debe entenderse de tal modo que creamos que únicamente resucitarán los que sean dignos o los que no se casen, sino que también resucitarán todos los pecadores, y no se casarán en la otra vida.
Lo que no entienden los saduceos, y se los aclara bien el Señor, es que no habiendo muerte, no tiene razón de ser el matrimonio.
Y no se enseña que los resucitados serán de naturaleza angélica o espiritual, sino que serán como los ángeles sin estas funciones. No será una resurrección con cuerpos como hasta ahora, sino renovados, gloriosos, espiritualizados (1 Cor 15:35ss). Si no, no habría resurrección sino simple inmortalidad. Pero el texto prueba la existencia de la resurrección.
Jesús dijo; En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección.
Serán como los ángeles y a los hijos de Dios, porque renovados por la gloria de la resurrección, sin miedo alguno a la muerte, sin mancha de corrupción y sin ninguna circunstancia de la vida material, gozarán de la presencia constante de Dios.
También Jesús añadió a la razón ya dicha, el testimonio de la Escritura, diciendo: Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él.
Por tanto, aunque hayan muerto, viven en El con la esperanza de resucitar. La afirmación que hace Jesús, no es un Dios de muertos, sino de vivientes, nos debe alegrar mucho, nos debe llenar de gozo nuestro corazón, porque nos ratifica que para Dios, todos vivimos.
La muerte no alcanza a Dios, ni a los hijos de Dios. Los que están muertos, lo están para el mundo. Para Dios no existe la muerte ni los muertos.
El que esta muerto para Dios, es aquel que no acepta abrirse a la Vida de la gracia que nos trae el Señor Jesús, Vida que nos asegura la gloria. Vida que vence a la muerte en la esperanza de la resurrección.
Nuestra fe, sabe que existe la resurrección de entre los muertos. Así es como Jesús resucitó de entre los muertos. Así los muertos resucitaran también, pero con una forma de vida completa y definitiva.
Así, el cristiano sabe que la muerte no solamente no es el fin, sino que por el contrario es el principio de la verdadera vida, la vida eterna.
En cierta manera, desde que por los Sacramentos gozamos de la Vida Divina en esta tierra, estamos viviendo ya la vida eterna. Nuestro cuerpo tendrá que rendir su tributo a la madre tierra, de la cual salimos, por causa del pecado, pero la Vida Divina de la que ya gozamos, es por definición eterna como eterno es Dios.
Llevamos en nuestro cuerpo la sentencia de muerte debida al pecado, pero nuestra alma ya está en la eternidad y al final, hasta este cuerpo de pecado resucitará para la eternidad. San Pablo (Rom.8:11) lo expresa magníficamente:
Mas ustedes no son de la carne, sino del Espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tuviera el Espíritu de Jesús, no sería de Jesús. En cambio, si Jesús está en ustedes, aunque el cuerpo vaya a la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu vive por estar en Gracia de Dios. Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos está en ustedes, el que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales; lo hará por medio de su Espíritu, que ya habita en ustedes.
El cristiano iluminado por la fe, ve pues la muerte con ojos muy distintos de los del mundo. Si sabemos lo que nos espera una vez transpuesto el umbral de la muerte, puede ésta llegar a hacerse deseable.
El mismo San Pablo, enamorado del Señor, se queja del cuerpo de pecado pidiendo ser liberado ya de él. Para mí la vida es Jesús y la muerte ganancia (Fip.1:21) Cuando se manifieste el que es nuestra vida, Jesús, ustedes también estarán en gloria y vendrán a la luz con El (Col.3,4).
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN MARCELINO Y SAN PEDRO 304
De entre todos los cementerios suburbanos de Roma, el de los santos Pedro y Marcelino, en la vía Labicana, es el más rico en pinturas: escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, banquetes alegóricos, representaciones de santos en gloria... proclaman allí la fe de los cristianos en la salvación ofrecida por Cristo. Pero evidentemente que lo que atraía a los peregrinos por encima de todo, en el siglo IV, era la cripta en donde reposaban Marcelino y Pedro (+ 304 ó 305). Tales peregrinos podían leer sobre su tumba la inscripción en que el papa Dámaso ofrecía un precioso testimonio sobre la alegría de los mártires ante la muerte: «Marcelino, Pedro, recibid la memoria de vuestro triunfo. Siendo yo niño, el verdugo me refirió, a mí, Dámaso, que el furioso perseguidor había ordenado que os cortaran la cabeza en medio de los zarzales, a fin de que nadie pudiera hallar vuestra sepultura».
San Marcelino era presbítero de la Iglesia de Roma y San Pedro su exorcista. Los dos eran muy conocidos por los cristianos de su tiempo por su gran virtud y por su heroísmo en el fiel cumplimiento de sus deberes. La virtud de la fortaleza era muy necesaria en aquellos tiempos y ambos santos la vivían con generosidad.
Pedro tenía un gran poder contra los demonios y curaba toda clase de enfermedades. Las noticias de estos prodigios en tiempo del Emperador Diocleciano, llegaron hasta los oídos del impío juez Sereno quien dio órdenes para que fuera detenido y rigurosamente encarcelado.
Mandó que fuera duramente azotado y sus carnes despedazadas por terribles grillos, pero no pudieron conseguir que la alegría se ausentase del rostro de Pedro.
Sobre el cementerio, la familia de Constantino erigió una amplia basílica en honor de los dos mártires. junto a esta basílica quiso reposar la emperatriz Santa Elena.
San Pedro y San Marcelino fueron llevados al Bosque Negro para ser decapitados allí... Después fueron recogidos sus cuerpos y enterrados dentro de la ciudad. A este Bosque Negro le cambiaron el nombre por Bosque Blanco por haber sido sacrificados allí los mártires.
.Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios”
Mc 12, 28-34
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Un escriba que oyó discutir a Jesús con los saduceos, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: ¿Cuál es el primero de los mandamientos? En San Marcos la pregunta se la hace en un tono de respeto. En San Mateo, y más en San Lucas, en un sentido hostil. Es cuestión redaccional. Los fariseos se caracterizaban por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos y los saduceos eran ciertas personas, que pertenecían a la aristocracia sacerdotal judía que negaban la inmortalidad del alma, aquí en este Evangelio, el escriba quiere probar la opinión de Jesús, con habilidad y astucia, quizás para conseguir algo con oscuros propósitos y así comprometerlo, en otras palabras, mediante una treta, busca perjudicar a Jesús.
El tema del primer mandamiento era muy discutido en las escuelas rabínicas. Pero San Marcos es el que destaca la argumentación basándose en que Dios es único; luego exige la plenitud de amor y servicio. La repetición de corazón, alma y mente es el procedimiento semita de prueba por acumulación.
Pero en el amor a Dios va incluido el amor al prójimo, todo ser humano, que es lo que destaca especialmente San Lucas en este pasaje (Lc 10:29ss). Para el judío, el prójimo era sólo el judío.
Dice Jesús: El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, ha querido ver la intención, resaltada, de una cuestión apologética contra el politeísmo del medio ambiente al que se dirige el evangelio de San Marcos. Jesús luego añade; con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas'. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Este es nuestro deber, Amarás, y con todo el corazón, sin ninguna restricción y con todo lo que te da la vida, con toda el alma, esto con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana, con toda la mente, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento, mas allá de toda imaginación y voluntad. Esto es amar con todo lo que hemos recibido de Dios, por tanto con todo lo que podemos acercarnos a Dios y estar con El.
Así es como Jesús, nos exige un amor total, El no aceptas un amor parcial o limitado, y lo mismo nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Eso quizás fue sorprendente para el escriba, Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio cuando en san Mateo 22,34-40, dice; De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas.
Para nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sin embargo es algo con lo que convivimos a diario, esta a la vista de cualquiera en la familia, en la amistad, con los vecinos, con los que piensan diferente, entre los políticos, entre las naciones y pueblos.
Esto es los que nos enseña Jesús, el hombre es imagen de Dios, y si tu amas a tu prójimo, amas a Dios, y si amas a Dios, lo amas en también en el prójimo.
Estos preceptos son nuestros fundamentos de la vida cristiana, ambos basados en el amor, y por amor a Dios y al prójimo, juntos el mandamiento más grande de la Ley
El escriba le dijo: Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios. Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios. Estos Versículos son propios de San Marcos. En ellos se hace ver que el amor al prójimo es mejor que todos los holocaustos y sacrificios. En esto San Marcos se enlaza con la línea de los profetas sobre la autenticidad del culto y la misericordia (1 Re 15:22; Os 6:6). A esta valoración del escriba que le preguntó, Cristo le responde que su rectitud moral le está aproximando al reino de Dios
El compromiso con nuestro prójimo, es impactante, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas, porque si aceptamos esta responsabilidad, tengamos presente que cuando decimos con todo el corazón, es con todo lo nuestro, sin reservas, con todo tipo de sacrificios, con todo lo que nos hace vivir, cuando decimos con toda el alma, es con toda la sensibilidad del amor divino, y cuando dice con todas tus fuerzas es ardientemente y no con tibieza, y añadimos para que no falte nada, con todo nuestro entendimiento, con toda nuestra mente, con la inteligencia y la reflexión
Pero el amor divino no se aprende. En efecto, no aprendemos de otro a amar la vida, ni amar a nuestros padres, ni a nuestros amigos, ni mucho menos podemos aprender las reglas del amor divino. Hay en nosotros cierto sentimiento íntimo que nos inclina a amar a Dios. Todo el que obedece este sentimiento y practica la doctrina de los divinos preceptos y llega a la perfección de la divina gracia. Así entonces, amamos naturalmente el bien; amamos también a nuestros prójimos y parientes, y además damos espontáneamente a los hombres de bien, todo nuestro afecto.
Así es, como Dios es bueno, y todos deseamos lo bueno, lo que se perfecciona por nuestra voluntad reside naturalmente en nosotros. A El, aunque no le conozcamos por su bondad, pero porque procedemos de El, tenemos obligación de amarle sobre todo, este es nuestro principio. Es también mayor bien de todos los que se aman naturalmente. El primero y principal mandamiento es, por consiguiente, el del amor a Dios. El segundo, que completa al primero y es completado por El, nos manda amar al prójimo. Por eso decimos Y a tu prójimo como a ti mismo. Recibimos de Dios las fuerzas necesarias para cumplir este precepto. Nada hay tan conforme con nuestra naturaleza como el comunicarse con los demás, favorecerse mutuamente y amar a los parientes y amigos.
Y a tu prójimo como a ti mismo, lo mas prójimo, es decir lo más próximo que tenemos, es quien habita en nuestro corazón, morada de Dios, a El todo nuestro amor.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN CARLOS LUANGA Y COMPAÑEROS, MÁRTIRES S. XIX
El Continente africano fue en el pasado semillero de santos y mártires cristianos. Después, por diversos acontecimientos fue muriendo la religión predicada y vivida con tanto heroísmo. Hoy los Sumos Pontífices tienen puesta su mirada en este Continente como la Iglesia del futuro.
En el siglo pasado, Uganda fue regada por abundante sangre de generosos cristianos que no estaban dispuestos a transigir con el pecado y la herejía.
El Papa Pablo VI, en la homilía de la canonización de estos mártires de Uganda, dijo: "La tragedia que los devoró fue tan inaudita y expresiva que ofrece elementos representativos suficientes para la formación moral de un pueblo nuevo, para la fundación de una nueva tradición espiritual. . . "
Por el 1878 los Padres Blancos empezaron los primeros pasos de la evangelización de Uganda. El rey, llamado Mtsa, en un principio los favoreció y ayudó, aunque pronto trató de alejarlos de sí por miedo a que la nueva religión fuera obstáculo para su comercio de esclavos de lo que sacaba pingues sumas.
Muerto él le siguió su hijo Muanga, que era ferviente amigo de los cristianos. Pero pronto se cambiaron las cosas. El rey tenía un primer ministro que aborrecía a los cristianos porque había atentado contra el monarca y había sido descubierto por la fidelidad de los cristianos, siempre leales al rey. La cosa se agravó cuando el mismo rey intentó abusar de modo deshonestro de los mismos cristianos que tenía a su servicio. Al oponerse rotundamente los cristianos a sus aberraciones y abyectos instintos, el amor que antes sentía hacia ellos se convirtió en odio mortal.
Los veintidós negros de Uganda nos hacen revivir las páginas de las Actas de los Mártires de los primeros siglos. Es semejante la atrocidad en los suplicios: algunos fueron cortados a trozos, otros devorados por perros y otros decapitados; trece de entre ellos fueron quemados vivos sobre enrejados de mimbres. Semejante también la diversidad de edades: Matías Kalemba contaba cincuenta años, Kizito, solamente trece; la mayor parte estaba entre los dieciséis y los veinticuatro. Semejantes, - asimismo, las acusaciones de prevaricación lanzadas contra aquellos, a quienes sus enemigos denominaban «hombres de oración». Hasta es semejante el testimonio harto frecuente de vírgenes cristianas, mártires de la castidad, que también se repite: los pajes del rey Muanga, sostenidos por su jefe Carlos Luanga, se granjearon el odio del príncipe por haber rehusado acceder a sus solicitaciones impuras. Finalmente, como en los primeros tiempos, el más joven, Kizito, provocaba la admiración de sus hermanos a causa de su decisión y su alegría. La mayoría de ellos había recibido el bautismo poco antes; cuatro pajes eran aún catecúmenos, y Carlos Luanga los bautizó antes del suplicio. Las ejecuciones, que proporcionaron más de cien víctimas católicos y anglicanos se prolongaron desde el 15 de noviembre de 1885 al 27 de enero de 1887, pero la persecución llegó a su cúlmen con la hoguera de Namugongo, el 3 de junio de 1886. El progreso de la Iglesia en Uganda da testimonio de la eficacia permanente del sacrificio aceptado por Cristo. Hoy, como ayer, “La sangre de los mártires se convierte en semilla de nuevos cristianos”.
En 1885, cuando José Mkasa, maestro de pajes en la corte de rey Mwanga de Bugunda, criticó al rey por su inmoralidad y por el asesinato del misionero protestante james Hannington, el rey hizo que lo mataran. Fue reemplazado por otro cristiano, Carlos Lwanga. Varios meses más tarde, cuando un paje llamado Mwafu rehusó tomar parte en los actos inmorales del rey Mwanga, éste supo que otro paje, Denis Sebuggawo, le había estado instruyendo secretamente en el cristianismo. Se capturó y ejecutó a Denis. Entonces el rey se dirigió a todos los otros pajes cristianos, y cuando rehusaron abandonar su fe, los sentenció a muerte. Fueron torturados, y quienes sobrevivieron fueron quemados vivos o decapitados. Los mártires de Uganda eran muy jóvenes, la mayoría rondaba los veinte años. Sin embargo, mostraron una madurez superior a sus años en su disposición a sufrir y morir por su fe. Al hacerlo así demostraron su edad. No su edad cronológica, desde luego, sino su edad espiritual. Todos nosotros somos llamados a demostrar nuestra edad espiritual. Mientras que nuestra edad cronológica es dictada por las leyes de la naturaleza, nuestra edad espiritual carece de tales límites Mucho depende de cuándo comenzáramos nuestra búsqueda, y de cuánta energía hayamos puesto en ella. Cualquiera que sea nuestra edad cronológica, podemos continuar madurando espiritualmente hasta el día en que finalmente entramos en la eternidad.
Fueron beatificados por Benedicto XV en 1920 y Pablo VI los canonizó en 1964
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Los tres Evangelios sinópticos insertan en estos últimos días jerosolimitanos este episodio, es decir todo hace suponer que pertenece a la última estadía de Cristo en Jerusalén. Con él Cristo pretende hacerles ver que la simple enseñanza de los escribas y fariseos, que sólo hacían al Mesías descendiente de David por la sangre, no bastaba para valorar su naturaleza. Apela a la Escritura con un procedimiento un poco de tipo rabínico, y les orienta, con su certera pregunta, hacia la trascendencia y divinidad del Mesías
Dice el Evangelio que Jesús se puso a enseñar en el Templo. Jesús debe de estar en uno de los grandes pórticos. Los fariseos están reunidos (Mt) probablemente en torno a El (Mt 22:34), cuando Jesús, dirigiéndose a ellos, enseñando, les hace la siguiente pregunta sobre el Mesías: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David?, por descendencia de origen.
No solamente decían esto los escribas, que eran fariseos, sino también la misma Escritura, y era la creencia popular.
Que el Mesías sería descendiente de David estaba enseñado en la Escritura en numerosos pasajes, además en el ambiente popular el título de”Hijo de David” era el nombre más usual para designar al Mesías.
Y frente a esta enseñanza y a esta creencia, Jesucristo presenta como una objeción, basándose para ello en el salmo 109:1 (110:1), y, por tanto, inspirado “en el Espíritu Santo”: Si el mismo David lo llama "Señor", ¿cómo puede ser hijo suyo?"
El salmo 109, esta considerado como un magnifico vaticinio del reino eterno y sacerdotal de Cristo, Este salmo está mencionado como mesiánico en el Nuevo Testamento, (Mt 22; 43- Hch 2:34, etc.)
Decía el Santo Padre Juan Pablo II refiriéndose a este salmo: La figura de Melquisedec, rey-sacerdote, entró en la tradición mesiánica, como atestigua el Salmo 109 (110): el Salmo mesiánico por antonomasia. Efectivamente, en este Salmo, Dios-Yahvé se dirige “a mi Señor” (es decir, al Mesías) con las palabras: “Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies. “Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro: somete en la batalla a tus enemigos...”” (Sal 109/110, 1-2).
A estas expresiones, que no pueden dejar ninguna duda sobre el carácter real de Aquel al que se dirige Yahvé, sigue el anuncio: “El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec” (Sal 109/110, 4). Como vemos, Aquel al que Dios-Yahvé se dirige, invitándolo a sentarse “a su derecha”, será al mismo tiempo rey y sacerdote “según el rito de Melquisedec”. (Jesucristo, Mesías "Sacerdote", Audiencia General, Miércoles 18 de febrero de 1987)
Por tanto, si Jesucristo pregunta de esta manera sobre la filiación del Mesías, es que su pregunta tiene un intento especial. ¿Cuál es éste? El mismo intento de los evangelistas, que reconocen la descendencia davídica de Jesús, como lo hacen ver en las “genealogías” (Mt 1:6; Lc 3:31).
Por otra parte ya Isabel, la madre del Bautista, dice en la “visitación” a la Virgen: “¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?” (Lc 1:43).
Era tan evidente que David, aun siendo rey, figura ideal en Israel y antecesor del Mesías, por ser éste superior a aquél, podía llamarle “Señor,” que el intento de Cristo ha de ser otro. Y no es que no sea por origen descendiente de David, lo que era evidente. Pero Cristo hace hincapié en que no bastaría esto. ¿Cuál es entonces el verdadero y profundo motivo por el que el Mesías es llamado “Señor”?
Los fariseos sólo se habían limitado a considerar el origen del Mesías como exclusivamente descendiente de David. Y Cristo quiere elevar y sugerir que el Mesías tiene también un origen más alto: divino.
En la tradición judía, un sector había vislumbrado algo de esta trascendencia del Mesías, cuando vino a asimilarlo al Hijo del hombre, que venía, “descendía” del cielo, de la profecía de Daniel (c.7). Esto mismo se sugería en Is 9:6, en el salmo 109:1 (110:1).
Este es el intento de Cristo. Orientar a la auténtica valoración de la dignidad y naturaleza del Mesías, como era la creencia de un sector de la tradición judía, interpretando así la profecía de Daniel: su naturaleza trascendente. Precisamente Cristo destaca el hecho de que le llame “Señor” siendo su hijo. Quería con ello orientar el verdadero sentido de esta expresión aplicada al Mesías. En la versión de los LXX, la palabra Señor traduce casi siempre el nombre inefable de Dios (Yahvé). A esto mismo conducía la expresión del salmo: “Siéntate a mi diestra.” Esto era participar el poder y la dignidad de aquel a quien se ponía a su derecha. Aquí es el Mesías el que se pone a la “diestra” de Dios (Act 7:55-58), el que participa el poder, la dignidad y la naturaleza de Dios. Es la conclusión a que lleva el haberse ya antes proclamado superior a Salomón rey (Mt 12:42), a Jonás profeta (Mt 12:41), al sábado, hasta ser él mismo “señor del sábado” (Mt 12:8), y de ser superior al mismo templo (Mt 12:6).
Cristo ha querido con esta pregunta, hábilmente calculada, orientar los espíritus judíos a que viesen en el Mesías — El mismo — no sólo una dignidad que le venía por ser descendiente de David según la carne, sino también otra dignidad, que le venía por lo que El se había ya varias veces proclamado: por ser el Hijo de Dios.
“Hijo de David”; era la denominación usual del Mesías en los escritos rabínicos. Es una forma de confesar su real humanidad. Bien es cierto que Jesús es verdaderamente Hijo de Dios, del mismo modo también es cierto que es verdaderamente Hijo del Hombre, es decir; Verdadero y perfecto hombre, en todo igual a nosotros, menos en el pecado (Heb 4,15).
Dice el Evangelio: “La multitud escuchaba a Jesús con agrado”. Es que Jesús emanaba una atracción impresionante, todos querían oírle, muchos quedaban asombrados con sus enseñanzas, ¿Y nosotros?
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN FRANCISCO (ASCANIO) CARACCIOLO 1563 1608
En el pueblecillo de los Abruzos italianos, en la villa de Santa María, venía al mundo el 13 de noviembre este niño a quien pusieron por nombre Ascanio, pero que después cambiará e inmortalizará por el de Francisco.
Sus padres Francisco e Isabel eran muy buenos cristianos y el Señor les bendijo con cinco hijos, cuatro de los cuales se consagrarían al Señor en el estado sacerdotal o religioso.
Llegada la edad competente su padre le destinó al servicio militar.
Cuando tuvo veinte años pasó por una prueba muy dura: Le vino una rara enfermedad que los médicos no sabían explicarse, pero que algunos veían parecida a la lepra. Todas sus ilusiones cayeron por tierra. Se sintió acobardado. En aquellos momentos le vino una ráfaga de luz e hizo la promesa de abandonar el mundo y abrazar la vida religiosa si recobraba la salud.
Curó de modo que él mismo calificaba como milagroso y marchó a Nápoles para estudiar teología. Se entregó de lleno al estudio de las Sagradas Escrituras y llevaba una vida de gran piedad. La oración y los sacramentos eran el hilo conductor de su vida y la razón de ser. Renunció a la herencia paterna para estar más liberado de las ataduras del mundo. Por fin se ordena sacerdote en 1587.
En 1588 Juan Agustín Adorno tuvo la idea de fundar una nueva orden religiosa de sacerdotes. Consultó al deán de Santa María la Mayor de Nápoles y envió una carta a un sacerdote compañero suyo llamado Ascanio Caracciolo, explicándole el plan y pidiendo su ayuda. Ascanio se entusiasmó tanto con la invitación que al punto convino en ayudar. El único problema era que se trataba del Ascanio Caracciolo equivocado. La carta tendría que haber llegado a uno de sus Familiares del mismo nombre. Afortunadamente para todos los implicados, a este Ascanio Caracciolo (que más tarde adoptaría el nombre de Francisco, en honor de Francisco de Asís) se le permitió participar en el plan. Él y Adorno se hicieron rápidamente amigos y fundaron los Clérigos Regulares Menores.
A los tres votos habituales añadían, el cuarto, el de no admitir dignidades eclesiásticas. En sus viajes por España para fundar conventos de su Orden fue recibido con gran afecto por los reyes Felipe II y Felipe III. Por fin, cargado de méritos, a sus 45 años, el 4 de junio de 1608, vigilia de la festividad del Corpus Christi, partió a la eternidad.
¿Alguna vez te ha pasado que lo que originalmente parecía un error resultase ser una bendición camuflada? Marcas el número de teléfono equivocado, pero la persona que se halla al otro extremo de la línea es alguien que realmente necesitaba hablar contigo justo entonces. Giras por donde no debes, para luego saber que hubo un accidente en la calle que evitaste. Tales sucesos son ejemplos de la Providencia divina. Lo que parece ser un error e s realmente parte de la amorosa atención de Dios hacia todos los detalles de nuestras vidas.
La próxima vez que suceda algo que parezca ser un error, no lo lamentes en su lugar, di una rápida oración de gracias por otro ejemplo de la providencia divina en funcionamiento.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes”
Mc 12, 38-44
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Jesús enseñaba a la multitud: “Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes. La dura censura de Cristo contra los fariseos también lo recoge Mt en su capítulo 23, allí Jesus dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.
Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabra de “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos”. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.
La inserción aquí de la ostentación de los escribas, casi todos fariseos, tiene probablemente una finalidad por contraste, evocada por el episodio siguiente de la pobre viuda. Frente a su inmensa ostentación de ser siempre los primeros en toda la vida social, buscaban que recayese sobre ellos el prestigio religioso de la Ley, sin lo cual, para ellos, nada valía (Jn 7:49), y no tenían inconveniente en simular largas oraciones, para ser tenidos por ejemplares, y en devorar las casas de las viudas. Ya los profetas censuraban la indefensión de estas gentes. Este tema es el que le va a hacer presentar lo que significa la ofrenda de una pobre viuda, frente a toda la ostentación y fraudes farisaicos.
Jesús siempre observa todo lo que ocurre en la casa del Señor, cuando no le pareció correcto que se traficara en el templo, expulsó a los mercaderes a fuera. Pero ahora se fija en los que ofrecen sus dones. Jesús, cuando ve alguien que comete una falta, lo aclara y lo condena, pero cuando ve algo bueno, lo alaba.
Así es como observa a una viuda que ofrece dos monedas. Seguramente esta mujer había adquirido con el esfuerzo de su trabajo este dinero para proporcionarse su alimento. Pero lo que ella ofrece es todo lo que tiene. Esta viuda ofrece al Señor, los frutos de su pobreza. Ella da a Dios, lo que recibe cada día.
El señor se complace con todas las ofrendas que tienen un hermoso propósito. Pero el Señor acepta mucho más el corazón que las ofrendas. Jesús, nos hace ver que importa más el valor del sacrificio que el valor de lo que se ofrece. Por eso Jesús nos dice; “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.”
Jesús no se ha fijado en la cantidad que se ofrece, él se ha fijado en el afecto, en el cariño, en la bondad con que se ofrece. A Jesús no le llama la atención que alguien de mucho de lo que tiene, a él le llama la atención lo que hacen las personas como la viuda, que dan todo lo que tienen y no lo que le sobra.
Si damos limosna haciendo ostentación y queremos llamar la atención, y buscar con esta actitud reconocimiento o alabanza, eso es un defecto. Pero si damos una limosna con verdadero espíritu de caridad y compasión, es una virtud. Sin embargo lo que más merito tiene, es el amor con que se ofrece, no la cantidad. Por lo que a Dios le vale más el corazón, no lo material.
Ofrezcamos las cosas con el corazón, demos a los que necesitan con amor, seamos generosos como Jesús quiere que seamos, con verdadero espíritu de caridad, por amor a Dios y nuestros hermanos.
Observemos como Jesús nos hace ver que pese a las dificultades, la pobre viuda le ofrece a Dios todo lo que tiene, esto porque siempre tendremos algo que ofrecerle al Señor. Todo lo que somos y todo lo que tenemos viene de Dios, y son sólo medios que Dios puso en nuestras manos y espera de nosotros que sepamos compartirlo.
Así es, como estamos invitados a ser generosos y a vivir sin apego a lo material, es decir, a ser desprendido de las cosas materiales, a compartir y ser solidario, como a valorar las cosas pequeñas, pero ofrecidas de corazón y con amor.
La lección era clara. Lo que pesa en la ofrenda al templo, a Dios, no es lo material, sino lo espiritual del que lo ofrece. Por eso esta viuda ha echado más que todos cuantos echan en el tesoro. Una cosa es el amor, y otra la ostentación.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN BONIFACIO 680-754
Se le conoce con el nombre de Bonifacio o Winfrido y su fama ha llegado hasta nosotros, sobre todo, por haber sido el apóstol de Alemania.
Nació por el 680 en territorio de Wessex, Inglaterra, de una familia profundamente cristiana. Fue siempre un perfecto anglosajón.
Pasaron por allá unos monjes cuando tan sólo contaba cinco años y ya pidió a sus padres que le permitieran irse a vivir con ellos y como ellos. Sus padres, al principio, pusieron alguna resistencia, pero al fin accedieron. Con los monjes - pasó siete años entregado a recibir una sólida formación cristiana. Tenía catorce cuando se trasladó al monasterio de Nursinling, diócesis de Winchester, e ingresó ya como religioso benedictino en la Orden. Se entregó de lleno a su formación intelectual y religiosa. Después de cursar todos los estudios que exigía la época, con gran seriedad y aprovechamiento fue condecorado como Maestro en Teología.
Compuso la primera gramática latina escrita en Inglaterra, y tenia justa fama en las islas británicas de hombre de gran saber, que en la paz y el retiro de los monasterios edificaba a todos con sus luces y su piedad.
Se le conoce más por el nombre de Bonifacio, que recibió del papa Gregorio II a la vez que la misión oficial de anunciar a Cristo en toda la Germanía (719). Consagrado obispo por el mismo papa (722), recorrió Germanía en todas direcciones, permaneciendo largas temporadas, entre otros lugares, en Hesse, Turingia y Baviera. Establecía en todas partes obispos, y, por su parte, continuó, en tanto le fue posible, como misionero itinerante, no aceptando hasta el año 747 el fijar su residencia en Maguncia, junto a los obispados, fundaba monasterios. El más célebre - aquél al que Bonifacio entregó su corazón y en el que había de reposar después de su muerte - es el de Fulda, que sigue poseyendo una notable importancia en la Alemania católica. El apóstol de Germanía fue, asimismo, el organizador de la Iglesia franca, que había caído en una profunda decadencia bajo Carlos Martel. Bonifacio, ya de edad avanzada, quiso volver a Frisia, su primer campo de apostolado. Allí era donde iba a coronar su vida con el martirio. Fue asesinado en Dokkum (Holanda), el 5 de junio del 755, junto con otros cincuenta y dos compañeros por el fanatismo de unos gentiles enemigos de Jesucristo.
Su sepulcro, que se venera en Fulda, es el gran santuario alemán, donde su figura es recordada como uno de los grandes maestros de la fe que hicieron la Europa actual.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Jesús se retira en barca a un lugar desierto a causa de la noticia de la muerte del Bautista; Va a un lugar desierto, cerca de Betsaida, al saberlo la gente, lo siguió a pie desde los pueblos. La multitud que oyó esto y que le iba a buscar debía de ser en gran parte gentes que se iban concentrando allí para ir a la muy cercana Pascua, en caravanas, a Jerusalén. Probablemente estas gentes se encontraron en Cafarnaúm, centro caravanero para ir a Jerusalén por el valle del Jordán, evitando así las molestias de ir por Samaría. De Cafarnaúm a Betsaida hay a pie 10 kilómetros.
2. JESÚS DEVOLVIÓ LA SALUD A LOS QUE TENÍAN NECESIDAD DE SER SANADOS.
Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados. En efecto, al regresar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Podemos suponer el deseo de las gentes d encontrarse con Jesús. En el Evangelio de Mateo, se nos relata que Jesús se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar solitario y en cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de las ciudades, por eso se puede suponer que un retraso por conversación o con viento en contra permitió a las gentes llegar a aquella zona antes que El. También relata Mateo que: Al desembarcar vio Jesús a la muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Hubo curaciones. Marcos dirá que se compadeció de ellos porque estaban como ovejas sin pastor, frase de evocación bíblica (Ez 34:5), que aquí tiene su aplicación por estar a merced del fariseísmo y sin la enseñanza del verdadero Pastor (Ez c.34).
3. SIEMPRE MOTIVADO POR UN AUTENTICO SENTIMIENTO DE AFECTO
Jesús nos muestra como en casi en todos los Evangelios su carácter lleno de sentimientos de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento ajeno. Siempre nos enseña esa natural inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos, siempre motivado por un autentico sentimiento de afecto, cariño y solidaridad hacia aquella gente que estaba cansada y hambrienta, por querer estar en su compañía, es así como sintió una gran compasión y curó a los enfermos que ellos traían.
4. LOS DISCÍPULOS ESTÁN PREOCUPADOS
Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: “Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto”. En Mateo (14, 13) se relata: Como ya se hacía tarde, pone en conocimiento que el día esta por terminar, y ya no hay tiempo necesario para poder ir a proveerse de víveres y alojamientos, entonces se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Los discípulos están preocupados, lo que había llevado como provisiones, no era suficiente para tanta gente. La enseñanza que impartía de Jesús debe haber sido cautivante, se había quedado más tiempo de lo considerado y se habían agotado los víveres, por eso los discípulos le dicen al Señor que despida a la multitud.
5. DENLES DE COMER USTEDES MISMOS
Pero Jesús les contestó: No hace falta que vayan; denles ustedes de comer ustedes mismos. Ellos le respondieron: No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados. El Corazón de Jesús, siempre esta dispuesto a dar una solución y no titubea en recurrir a lo que El puede hacer, para ir en ayuda a tanta gente hambrienta, entonces le dijo: “Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Jesús dan pan material a las gentes, pero el sabe que también los hombres sienten hambre de Dios, las dos hambres que experimenta el hombre y los dos son urgentes de atender.
6. MANDÓ QUE LA GENTE SE SENTARA EN GRUPOS DE CINCUENTA.
Luego mandó que la gente se sentara en la hierba. “Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas”. Tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la mirada al cielo, pronunció una bendición. Jesús elevó los ojos al cielo. Este gesto de Jesús era frecuente en su oración. En cambio, no era usual en las costumbres rabínicas, porque se decía: “La regla es que el que ora ha de tener los ojos bajos y el corazón elevado al cielo.” Jesús nos enseña nuevamente que todo viene del Padre, El esta con su corazón en ese momento en la tierra, pero levanta los ojos al cielo, enseñándonos que es allí donde debemos mirar, porque todo viene de Dios y todo nos debe llevar a Dios. También el relato nos dice que: pronunció una bendición. Jesús sigue la tradición judía. La costumbre rabínica había establecido que no se comiese o bebiese sin bendecir los alimentos, pues equivalía a un pecado de infidelidad.
7. PARTIÓ LOS PANES Y SE LOS DIO A LOS DISCÍPULOS
Jesús partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. También dice Mateo que: partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. El milagro se hizo en las manos de Jesús, y se puede suponer que se fue multiplicando en las manos de los discípulos, porque de lo contrario hubiese sido incesante e inacabable ir y venir a Jesús. Entonces, Jesús no sació directamente el hambre, lo hace a través de sus discípulos, es así como les dios a ellos los panes y estos a las gentes.
8. TODOS COMIERON HASTA SACIARSE
Así han de ser los apóstoles de hoy, en ningún caso indiferente a las necesidades de los demás, siempre dispuestos a atender y acudir en la ayuda de los necesitados, con generosidad y sin pensar muchas veces en el descanso, porque esto se hace por el amor a Cristo, por amor al Padre Bueno y a todos sus hermanos.
Los apóstoles le ofrecieron a Jesús todo lo que tenían, fruto del trabajo y del esfuerzo, solo cinco panes y Jesús hizo todo los demás. El Evangelio continúa: Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que habían sobrado se llenaron doce canastos. También en Mateo se relata que los que comieron eran unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.
El milagro fue tan abundante, que todos se saciaron y luego recogieron doce canastos sobrantes. Era uso judío recoger, después de las comidas, los trozos de comida caídos a tierra. El milagro se constataba bien: las sobras eran más que la materia de cinco panes para el milagro.
9. LAS GENTES QUE NO TIENEN QUÉ COMER EN EL DESIERTO
En el trasfondo de este hecho está la evocación de Moisés, viniendo a ser ello una tipología de esta obra de Jesús. A las gentes que no tienen qué comer en el desierto (Núm 11:13.14), Moisés, con su oración, logra el maná. En esta época se esperaba que el Mesías saliese del desierto, y aparecieron por entonces varios pseudo Mesías, que llevaban las gentes al desierto, donde las prometían señales prodigiosas y de donde saldrían triunfadores, pero se cuenta que su fin fue desastroso. Igualmente, en los días mesiánicos, como renovación de los días del desierto, se esperaba una lluvia perpetua de maná.
Todo esto podía provocar una explosión de entusiasmo mesiánico en torno a Jesús. Pero Jesús despachó a las gentes y discípulos, para que no se dejasen contagiar de aquel mesianismo, no era el auténtico, ni la hora de su plena proclamación, por eso el mismo Jesús luego se marchó solo a un monte a hacer oración.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN NORBERTO 1085-1115
Este gran apóstol de Alemania e ilustre fundador de una ínclita Orden religiosa, nació el año 1080 en la pequeña ciudad de Santes, en los márgenes alemanes del Rhin y no distante de Colonia.
El ejemplo de su tío, Federico de Corinthia, arzobispo de Colonia, fue, quizá, la causa de que se encaminara hacia la carrera sacerdotal. Su ordenación le introduce en la vida de prebendas y honores tras los cuales correrá hasta que alcance un canonjía en la misma catedral de Colonia y ocupe un cargo eclesiástico cerca del emperador Enrique V, cuando se convirtió en el transcurso de una tormenta en la que estuvo a punto de muerte (1115).
Comenzó entonces una nueva vida de penitencia y apostolado. Se dedicó a la predicación de los sacerdotes - a fin de inducirles a que ellos también vivieran según el Evangelio - pero esto le granjeó ciertas enemistades, por lo que decidió abandonar Alemania. Marchando sin rumbo fijo, acabó por afincarse en un bosque junto a Laón, en el Premontré (1120). Allí era donde iba a realizar su ideal, al fundar una comunidad de Canónigos regulares bajo la regla de San Agustín. Su objetivo consistía en la regeneración del clero por medio de la vida común, la celebración del oficio divino y la evangelización del pueblo. Al cabo de seis años Norberto fue elegido como obispo de Magdeburgo. Sumido en adelante en los grandes asuntos de la Iglesia del Imperio, trabajó con todo ardor en aquella reforma. Era, desde Gregorio VII, el objetivo de todas las fuerzas vivas de la cristiandad, encontrando su fuerza en la Eucaristía y en su íntimo amor a la Virgen María.
El 6 de junio de 1134 expiraba el gran "Maestro" como le llamó San Bernardo.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo
Mt 4,25 - 5, 1-12
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
"DICHOSOS LOS POBRES EN EL ESPÍRITU, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.”
Este término “POBRE”, designa a los hombres que no poseen tierras u otros bienes en el sentido material. Como sabemos, no porque alguien nos cuente, sino porque somos sensibles y vemos, es gente sin apoyo ni influencia social. Ahí en esa calificación están por lo general las gentes explotadas y humilladas. Aunque no es éste el exclusivo aspecto que tiene aquí esta palabra. La frase del evangelio dice “espíritu del pobre”. Pero por esta afinidad de conceptos se hacen sinónimos en el paralelismo poético, y se interpretan indistintamente también, por las palabras correspondientes al “pobre” o al “humillado”.
Pero también es cierto, que a la gente pobre, se le reconoce como la persona que confía en Dios, Ellos son los que se aproximan primero, ellos además conocen muy de cerca el concepto de la piedad. De este modo, el pobre, humilde y muchas veces humillado por su pobreza, se enriquece en su pobreza con la fe en Dios y su constante necesidad de pedir auxilio.
Dios siempre ha visto con mucho afecto y agrado al que ha vivido en la pobreza material, aceptada libremente y no considerada como un castigo. Así es como Jesús, a los pobres no les promete un simple premio, sino que el mejor de todos, un premio que no es un bien temporal, esto es EL REINO DE LOS CIELOS.
Se equivocan los que creen que el Reino ya les pertenece, más aún, se equivocan los que piensan que es patrimonio exclusivo del rico, del que se auto considera sabio, poderoso, influyente o cercano materialmente a alguna institución religiosa, mucha veces considerado por ellos como algo bueno, nadie entra en el reino por derecho propio, en otras palabras, solo Dios sabe quien tiene meritos para entrar. Si la pobreza esta situada, está en el plan de Dios, El prepara, meritoria y agradadamente el ingreso de los pobres en el Reino.
El premio que tendrán los que tienen “el espíritu del pobre” es que de ellos “es” el Reino. “Porque a ellos les pertenece”
“DICHOSOS LOS QUE LLORAN, PORQUE ELLOS SERÁN CONSOLADOS”
Lloramos porque nos invade una amargura muy profunda. Es el “llanto” de la vida, producto de las tristezas, desgracias y dolores. Este es el llanto que hacemos ante Dios Padre e Hijo. Jesús abre al “dolor” una perspectiva distinta, este nos es considerado como castigo a los pecados, es un dolor que tiene una misión de purificación y mérito. El que llora ante Dios, no esta abandonado y tiene como premio la “consolación.”
Los que lloran recibirán un gran consuelo. Todos buscamos y deseamos ser consolados, pero no todos encontramos consuelo en esta vida, pero Jesús nos da esperanza y nos promete con seguridad que lo tendremos, ¿Cuándo? En el momento que nos acercamos íntimamente al Señor, por que en El encontramos la verdadera esperanza, que es la confiada espera que Dios concede de los bienes prometidos. Jesús vino a consolar a los tristes y vino a enseñarnos un norma de vida, quien siga el camino por El trazado, a pesar de su tristeza que podemos llevar por las distintitas situaciones de esta vida que mucha veces no es fácil para nosotros, recibirá finalmente el consuelo de su amor abriéndole las Puertas del Reino de los Cielos, allí donde no habrá mas llantos.
Felices los que lloran porque recibirán consuelo, esta es una esperanza, virtud que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de que va a conseguir la vida eterna apoyada en el auxilio omnipotente de Dios
“DICHOSOS LOS SUFRIDOS, PORQUE ELLOS HEREDARÁN LA TIERRA.”
La paciencia, es la mansedumbre, es la capacidad para sufrir o soportar las penas y los infortunios sin perturbarse, es también la capacidad para hacer trabajos minuciosos o pesados, es calma y tranquilidad cuando se espera algo que se desea. Ser manso, es ser también dulce de corazón, es el que sabe llevar su suerte con resignación y paz, es decir con “mansedumbre.”
La “mansedumbre” es la carencia de violencia, resignación, es también benevolencia y compasión. Pero, además, es esencialmente modestia, teniendo una afinidad particular con la humildad, de una parte, y con la benignidad o compasión, de otra. El paciente es bueno y enemigo de la ira vengativa, como del orgullo extremo.
Para los pacientes, los mansos, también Dios les tiene el gran premio, es así como si sabemos ser pacientes y benevolente hacia los demás, el premio será la “tierra en herencia”, esta retribución, es la tierra prometida, la tierra ideal, esa está en el Reino de los Cielos. Lo más bello, es que esta herencia prometida, no hace coherederos con Jesucristo, es decir estaremos reunidos y en su compañía.
Felices los pacientes y sufridos, felices los mansos de corazón, felices los suaves y dócil en el trato con los demás, feliz el que es tranquilo y apacible con su hermano, porque recibirán la herencia de Dios.
“DICHOSOS LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE LA JUSTICIA, PORQUE ELLOS QUEDARÁN SACIADOS.”
Jesús se refiere al hambre como el deseo intenso y a la sed como esa necesidad de satisfacer ese deseo de Justicia. Hablamos de justicia, cuando nos inclinamos a dar y reconocer a cada uno lo que le corresponde, sin dejarse llevar de favoritismos, es decir tratar a las personas como les corresponde por sus propios méritos y condiciones.
Su sentido entonces, es felices los que ansían grandemente la justicia. Nada está más cerca de esta bienaventuranza que lo que dice Jesucristo en este mismo sermón: “Buscad el reino y su justicia” (Mt 6:33). Esta justicia yuxtapuesta al concepto del Reino es todo lo que hace al hombre justo, porque es el cumplimiento de la voluntad divina. Es aquella de la que dijo Jesús: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20). Es la justicia que dispone a incorporarse al reino, o, dentro de él, progresar en el mismo. “El tema evocado por la expresión y el contexto del sermón no nos orienta hacia la idea de una justicia que Dios hace, sino más bien hacia aquella justicia que se esfuerza uno en adquirir a los ojos de Dios, cumpliendo su voluntad.” Por tanto el sentido de la justicia, es del tipo moral hecha del conjunto de obras cristianas y el premio no es la de un el cumplimiento material de la Ley.
La metáfora del hambre, no desvirtúa su contenido, en efecto, no es el “hambre” material. La palabra hambre, hecha metáfora, es espiritualizada, es desear el cumplimiento de la voluntad, ”justicia” de Dios en nosotros, en la que, como parte, queda incluida esa primitiva formulación escueta del “hambriento,” que lleva, religiosamente, su situación. El premio asignado es ser saciados, es decir completamente satisfechos por el Señor.
“DICHOSOS LOS MISERICORDIOSOS, PORQUE ELLOS ALCANZARÁN MISERICORDIA”
El compasivo y misericordioso, es aquel que se muestra comprensivo ante la miseria y sufrimiento ajeno o de su prójimo, es aquel que de verdad tiene sentimiento de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento de sus hermanos, la misericordia, es el atributo de Dios por el cual perdona y remedia los pecados y miserias de las personas.
El misericordioso es un hombre sensible, afectivo, comprensivo, así como pide perdón a Dios por ofender, sabe perdonar las ofensas. Jesús, se nos mostró todo en misericordia, en el sentido mas amplio de la palabra, el hizo la misericordia en la curación de muchos males. Por misericordia, curo a los ciegos, y a los que le pidieron curación sus hijos, amigos o servidores. Jesús, le dio a la misericordia un amplio sentido de hacer el bien a todo el necesitado y, nos enseña a los hombres que en la medida en que se ha de practicar la misericordia, se ha de optar al premio a ellos prometido. Ya se leía en el Antiguo Testamento, “El que tiene compasión, encontrará misericordia” (Proverbios 17:5). Y en el Talmud: “De quien tiene misericordia de los hombres, se tiene misericordia en el Cielo.”
El pensamiento, pues, de esta bienaventuranza es sólo afirmar la excelencia y necesidad de la misericordia en los hombres para que sepan que entonces Dios la tendrá con ellos. Pero esto, por parte de Dios, siempre será un exceso y un secreto sobre la que el nombre hace.
“La bienaventuranza de los misericordiosos es una exigencia moral. San Mateo se para especialmente a considerar el aspecto moral de la enseñanza de Jesús; Las bienaventuranzas de este evangelio, no se contentan con anunciar la Buena Nueva de la venida del Reino; presentan el Reino como la recompensa prometida a aquellos que practicasen en su vida las exigencias de la nueva enseñanza. La gran novedad de estas bienaventuranzas de Jesucristo, está en prometer su ingreso — en la fase que sea — a los que practiquen la misericordia con todos los hombres, sin excluir a nadie, ni por su condición social, económica, ni por raza o pueblo de origen.
“DICHOSOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN, PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS”
Los “puros de corazón” evocan a los que tienen en el culto la “pureza” en el conjunto de ritos o ceremonias litúrgicas con los que se expresa este homenaje. El salmista dice que al Templo subirá el “de limpias manos y puro corazón” (Sal 24:2.4). Corazón y espíritu son usados indistintamente como los principios responsables de la actividad moral. Pero no se quiere indicar con esto, a solo el que practica este rito, o de que solo basta esta práctica, sino que se supone y exige la autenticidad moral de esta conducta. Pues “si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mt 5:20).
Limpio es aquel que no tiene mancha o suciedad moral, no esta contaminado de la maldad, ha cuidado su rectitud, es aquel que no hace daño y no perjudica, honrado y decente. Libre y exento de imperfecciones morales. Puro es el casto, honesto y respetuoso con los principios morales que se consideran propios de las buenas costumbres
“Porque verán a Dios”. Para ser dignos de estar presente donde El mora, como para levantar la cabeza en nuestras solemnidades litúrgicas y ver con emoción cuando se nos presenta el cuerpo y la sangre de Jesús, debemos presentarnos puros, para que Dios nos muestre su rostro, por que los “Los rectos verán su benigna faz (de Dios)” (Sal 11:7b).
Los que sirven a Dios, con su templo limpio y puro, es decir con el corazón puro, le rendirán culto y verán su rostro en el templo del cielo.
DICHOSOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ, PORQUE ELLOS SE LLAMARÁN "LOS HIJOS DE DIOS".
Los que trabajan por la paz, no son los de temperamento pacifico pasivos y estáticos, al contrario son preocupados y dinámicos en esta virtud de ser “hacedores de paz”. El Señor busca aquí reconocer, a todo el que buscase difundir y trabajar por la paz.
A los cristianos, nos corresponde trabajar por vivir en la ausencia de guerra, no debemos escatimar esfuerzos por conseguir hacer efectivo los tratados o convenio por el que las partes enfrentadas en una guerra ponen fin a la misma, es decir: firmar la paz. La paz es estado de tranquilidad y de entendimiento entre las personas: La Paz es sosiego, calma o ausencia de agitaciones. La paz permite la reconciliación, salda las deudas, da por terminado los conflictos, nos hace más hermanos y más amistosos.
La paz esta pedida en los pasajes bíblicos, en el que este término tiene sentido de reconciliación con los enemigos. El que busca la paz es misericordioso, compasivo y ama a su prójimo y es reconocido como hijo de Dios. El premio es que “serán llamados hijos de Dios.” “Ser llamados,” significa ser reconocido por tal, ser verdad lo que se dice de uno. Dios es Dios de paz; los “hacedores de paz” tendrán una relación especial con Dios, por eso serán reconocidos por el Padre como “hijos de Dios”.
Jesús, nos esta enseñando, que el modo de establecer el Reino, no es por el ruido de armas, sino espiritualmente: “haciendo la paz” del reino entre los seres humanos. Jesús nos trajo y nos dejo la paz, para que podamos convivir y vivir en armonía, pero el nos pide que no seamos pasivos ni permisivos con los que atentan contra ella, es decir debemos trabajar en forma permanente por la paz, así podremos caminar al encuentro con el Padre, con la confianza de ser reconocidos como sus hijos.
DICHOSOS LOS PERSEGUIDOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS.
Jesús no se refiere a los que huyen por que son seguidos por cualquier causa, es preciso, es por causa del bien. Perseguido es aquel que es molestado, aquel que se le hace sufrir, al que se le busca hacerle daño por el solo hecho de ser hombre de bien.
Cuando Jesús dice por causa, esta considerando el origen o el motivo incluso el fundamento por el cual se es perseguido. Y el fundamento no es otra cosa que hacer el bien, buscar lo bueno para si y los demás en el sentido moral y espiritual. El perseguido por trabajar por la paz, por el amor de los hombres, por los valores morales enseñados por Jesucristo, por vivir en armonía, por estar al lado de los que sufren, por hacer que el hombre sea bueno, posee el Reino de los Cielo.
Durante la historia del hombre, mucho han sido perseguidos por causa del bien, muchos han sido martirizados, encarcelados, y han entregado la vida por una buena causa. Del mismo modo otros han sido perseguido por una causa religiosa, por esto, ellos deben estar felices, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
DICHOSOS VOSOTROS CUANDO OS INSULTEN, Y OS PERSIGAN, Y OS CALUMNIEN DE CUALQUIER MODO POR MI CAUSA.
Dichosos, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Bienaventurados son los injuriados, ofendidos, insultados, acusados dañados y menoscabados a causa de promover y motivar las enseñanzas de Jesús y por defender su amor hacia El. Jesús nuevamente es preciso, se refiere “a causa de mí”, “por causa mía”, es decir “por amor del Hijo del hombre”. Esto supone la lealtad absoluta a Jesucristo, a la fe, por que fe es estar incondicionalmente adherido a Jesús.
Jesús nos invita a estar felices si por el nos acosan, nos persiguen y nos hacen sufrir. Así lo experimentaron primeramente los apóstoles. Así fue como también fueron leales servidores de Cristo, con la esperanza cierta de que así recibirían la recompensa del Cielo.
Jesús, nos promete la felicidad y nos da seguridad de llegar a ella, solo necesitamos, seguir el camino que a ella conduce, esto es, siendo leales con sus enseñanzas, viviendo conforme a como nos instruyo, a esto nos esta animando, el nos ha dado una pauta de vida y por si vivir de esta forma, si por cumplir ineludiblemente el camino trazado por El, tengamos que pasar por grandes dificultades, nos insulten, nos persigan, nos calumnien, seremos bienaventurados porque hemos llevado fuertemente en nuestro corazón la proclamación de su mensaje y que por nada dejaremos de cumplir.
Por todas estas bienaventuranzas, alegremos el corazón, mostremos el espíritu contento, porque será grande la recompensa, esta es recibir el cielo.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
BEATA ANA DE SAN BARTOLOMÉ, virgen (1549-1626)
Carmelita Descalza
Nació en Almendral de la provincia de Toledo, el 10 de octubre de 1549. Sus padres--Fernando y María--eran muy buenos cristianos y educaron cristianamente a su hija.
Gracias a su autobiografía, que escribió por obediencia, conocemos muchos detalles de su preciosa vida. Toda ella está transida de hechos sencillos y conmovedores en los que se aprecia el influjo que ejerció en su alma la gracia de Dios a la que no solamente no puso obstáculo alguno, sino que supo colaborar para que la obra saliera perfecta.
Cuenta ella misma que desde tan pequeñita que casi no sabía hablar ni entender, ya tenía un gran miedo al pecado y una gran pena por si podía perder la gracia de Dios. "Lloro, dijo en cierta ocasión cuando apenas tenía cinco añitos, porque tengo miedo de pecar y condenarme".
Al igual que la Santa Madre Teresa de Jesús, que la elegirá como su "secretaria y enfermera" nos contará las ricas experiencias místicas que el Señor obró generosamente en su alma. A los diez años quedó huérfana y sus hermanos mayores la encargaron de cuidar ovejas. Lo hacía con gran cariño y entrega. Se cuenta que se le aparecía el Niño Jesús y pasaba ratos deliciosos jugando con él como si tal cosa. Hacía ermitas y altarcillos como los hiciera unos años antes en Ávila Santa Teresa. Después escribirá Ana: "En todas partes se me mostraba el Niño Jesús y parecía que crecía conmigo". Esto le ayudaba a vivir continuamente en la presencia de Dios y a llevar una vida de intensa vida de oración y de sacramentos. Pasaba horas pensando en Dios y ensimismada en alta contemplación.
Cuando cumplió los 21 años, sus hermanos la animaban a que contrajera matrimonio. Ella se resistía ya que decía que se había consagrado al servicio del Señor y que le había consagrado para siempre su virginidad. Pero tanto y con tantas razones la empujaban a formar un hogar que casi estuvo a punto de ceder si es que encontrase un "joven muy santo, muy rico, muy agradable y que la ayudase a servir mejor al Señor". Mientras esto pensaba, se le apareció aquel Niño de hacía años, ahora ya en edad juvenil, mientras le decía al oído: "Yo soy el que tú quieres y conmigo te has de casar" y desapareció.
Desde entonces ya sólo ansió consagrarse del todo al Señor en el estado religioso. Quiso ser carmelita del recién fundado convento de San José por la Madre Teresa de Jesús. Un hermano suyo quiso impedirlo y hasta casi la atravesó con su espada para obstaculizar su ingreso, pero por fin todos cedieron y el 1 de noviembre de 1570 ingresaba en la Orden de la Virgen.
Ana se entregó de lleno a la vida del Noviciado siendo modelo para las mismas profesas. Fue la primera "freila" que recibió la Santa Madre en su Reforma. Santa Teresa se vio obligada a frenar sus ímpetus de mortificación y oración por miedo a que enfermara y le dijo: "Hay que poner las cosas en su punto: cuando a orar, orar, cuando a dormir, dormir.." .
La Santa Madre, para probarla en la humildad, hace como que no se da cuenta de las maravillas que el Señor obra en su hija predilecta y la ordena se entregue a los más humildes oficios: portera, cocinera, enfermera y la hace su misma "secretaria" y ella, que apenas sabía leer ni escribir, lo hace de modo maravilloso. Ana será quien reciba su último suspiro en Alba el 4 de octubre de 1582. Ana extenderá el Carmelo en Francia y Flandes. Trabajó siempre mucho por la Iglesia y por la salvación de las almas... Le había dicho al Señor: "Señor, cuando me llevéis, que sea sin ruido". Fue el 7 de junio de 1626 en Amberes.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Ustedes son la sal de la tierra……. Ustedes son la luz del mundo.
Mt 5, 13-16
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
USTEDES SON LA SAL DE LA TIERRA.
Los discípulos de Jesús, en su misión de predicar el reino, han de ser la sal de la tierra. Esta tierra no es sólo Palestina, sino que tiene valor universal, como se ve por su paralelismo con la luz del mundo. Es la orden que dará Jesús de predicar a todas las gentes -san Mateo 28:19-20-.
En el ambiente judío se le reconocen a la sal varias propiedades: dar sabor y gusto a la comida, librar a la carne y pescados de la corrupción, y los rabinos también destacan en la sal el valor purificador.
A la masa doctrinal y moralmente viciada del mundo y del fariseísmo hay que salvarla con la doctrina de Jesús, purificarla de su descomposición; lo mismo que a estas creencias hay que darles el sabor y gusto de Jesús. Esto hace ver que esta parte del sermón se dirige a apóstoles y discípulos, que son los que tienen la misión de salar la masa.
Pero hay un fuerte alerta para éstos. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Esta frase es un proverbio usado en la literatura rabínica. Y se alude a una sal extraída del mar Muerto y que perdía su sabor muy pronto. La alegoría acusa una gran responsabilidad para los discípulos. Esta sal de su vida cristiana puede perderse; por eso exige el esmero de su defensa y conservación. Pues si se pierde no vale para nada, Dice Jesús: Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres, ni para la tierra es útil ni aun para el basurero (Lc), sino para tirarla afuera.
Conforme a las viejas costumbres de Oriente, todo lo que no sirve se lo tiraba a las callejuelas. Si el apóstol pierde su sabor de Jesús — por preparación y vida —, no vale para testimoniar a Jesús, y entonces se lo tira fuera. Nos preguntamos pero ¿de dónde? ¿del apostolado, de Jesús, del reino? Sólo vale, conforme al ejemplo puesto de tirar la sal y lo que sobra a las callejuelas, por lo que lo pisan los hombres y animales que por allí transitan, para que también a él lo pisen los hombres. Pero estos rasgos deben de ser simbólicos o figurados, imagen de desprecio en que caen los discípulos caídos de su fervor, entusiasmo y pasión, incluso ante los hombres.
USTEDES SON LA LUZ DEL MUNDO.
Este oficio apostólico se expresa con otras dos imágenes. Son luz del mundo. La luz se enciende para lucir. En las casas palestinas antiguas, con una sola y grande habitación, se encendía la pequeña lucerna de barro y se la ponía sobre el candelero, en lugar alto, para que alumbre a cuantos hay en casa.
Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón. No se la ponía bajo el modio, medida de áridos con capacidad de algo más de ocho litros, pues se evitaría que luciese. -se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa - La luz de los apóstoles de Jesús no es para ocultarse, sino para iluminar a los que están en tinieblas con la iluminación del reino - Felipense 2:15 -.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras Al ver sus obras se glorificará al Padre, autor de esta obra - y glorifiquen a su Padre que está en el cielo -.
En el pueblo judío estaba muy empapado en el que Dios fuese alabado por todos a causa de sus obras. Ni hay contradicción con san Mateo 6:5-16, en donde se dice que no se hagan las obras para que los hombres les vean. Allí habla del apóstol, cuya misión es lucir; aquí del espíritu de modestia en la conducta cristiana.
Dice Jesús: No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Por una semejanza evocadora, junta a la comparación de la luz se pone la de las ciudades construidas sobre las montañas. En Palestina era frecuente emplazar los pueblos en los altos. Desde el lugar donde, tradicionalmente, se sitúa este sermón, se veían en lo alto de las montañas Safet, Séfforis e Hippos. Acaso Jesús señaló alguna de ellas y la tomó por semejanza de su enseñanza. Como la ciudad puesta en lo alto de una montaña no puede menos de verse, así el apóstol del reino no puede ocultarse; ha de verse, dejarse ver, actuar.
Estas dos comparaciones sobre el oficio de los apóstoles de Jesús — sal y luz — tienen finalidades algún tanto distintas. La primera mira a la preparación y santidad del apóstol; la segunda, a que no se oculten los valores necesarios para el apostolado; ni, incluso, como se ve en otros contextos, porque aguarden persecuciones. Pues la tierra espera su sal y su luz.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
BEATA CECLIA CAESARINI 1296
Uno de los atractivos de Hollywood es el de ver a una estrella de cine en la vida real. La gente está dispuesta a aguardar durante horas cerca de los clubes y restaurantes adonde suelen acudir las celebridades, ante la posibilidad de que alguien famoso pueda pasar por allí. Si su paciencia es recompensada, pueden estar seguros de que durante meses los amigos les harán preguntas; y durante meses, el afortunado oteador de celebridades estará encantado de contar y volver a contar su relato.
Los lugares cambian, pero no la naturaleza humana. Muchos de los detalles que conocemos de Santo Domingo provienen de la Beata Ceclia Caesarini, priora del convento dominico de San Sixto. Incluso cuando contaba ya casi noventa años de edad, podía relatar detalles precisos de su apariencia física, así como de su afable amabilidad con las monjas que se hallaban bajo su dirección.
Aunque podamos creer que los relatos testificales se limitan a las celebridades y los sucesos noticiables, todos somos llamados a ser testigos; testigos de la verdad.
Cuando hemos tenido un encuentro espiritual, sea una respuesta inmediata e innegable a una oración o un momento trascendente de gracia, nos mostramos a veces reticentes a charlar sobre ello. Tememos que se rían de nosotros, o lo que es peor no parezca tan milagrosa una vez sometida al escrutinio. Tales momentos, sin embargo, no nos son dados para acumularlos. Nos son dados de manera que podamos compartir la experiencia con los demás y ayudarles a entender que el mundo entero se halla infundido del favor divino.
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Les aseguro que no quedarán ni una coma de la ley, sin cumplirse”
Mt 5, 17-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. NO PIENSEN QUE VINE PARA ABOLIR LA LEY O LOS PROFETAS
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Jesús hace una declaración de mucha importancia para todo el cristianismo, en la que fija su actitud doctrinal frente al judaísmo. Por otra parte, no parecen encontrar armonía con otras actitudes de Jesús, aunque acaso se refieran a casos concretos y no a esta actitud doctrinal, que era lógico que tomarse, desde el punto de vista del reino, ante el fariseísmo y la Ley.
Jesús no vino a abolir la Ley y los Profetas, las dos secciones principales de la Biblia. La Ley era la primera. Se la consideraba en la época neotestamentaria como revelación divina, eterna, irrevocable. Los demás libros, incluso los Profetas, que son explicadores de la Ley, no tienen tal carácter; se los dieron a Israel a causa de sus pecados, y cuando llegasen los días mesiánicos, aquéllos no tendrían razón de ser.
2. CRISTO VINO A LLENAR A CUMPLIR Y PERFECCIONAR
Jesucristo proclama que no vino a abolir ni la Ley ni los Profetas. El sentido del verbo usado es claro: destruir, desatar, abrogar. Por el contrario, Cristo vino a llenar a cumplir y perfeccionar; cumplir la Ley con las obras, y llevar lo imperfecto a lo perfecto, Jesucristo no viene a destruir la ley, pero tampoco viene a consagrarla como algo que no se puede tocar, al contrario viene a darle con su enseñanza y su actitud, una nueva forma, más definitiva, en la cual ahora se realiza en plenitud aquello hacia donde la ley conducía.
¿En qué sentido perfecciona Jesucristo la Ley antigua? Aunque aquí sólo se trata de cuestiones morales, el término Ley y Profetas es algo técnico por todo el Antiguo Testamento. Por tanto, la afirmación de Cristo abarca a todo el Antiguo Testamento. Por eso hay aquí dos cuestiones a precisar, considerando el amor en el que se resumía la ley antigua, que pasará a ser un mandamiento nuevo de Jesús, (Juan 13; 34), y cumple toda la ley.
3. JESÚS NO VINO A ANULAR LOS VALORES NORMATIVOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Jesús no vino a anular los valores normativos del Antiguo Testamento, sino que hacer posible su total efectividad y realización en la novedad del Evangelio. ¿Entonces, qué sentido conviene aquí al verbo Cumplir o perfeccionar El sentido que aquí le corresponde es el de “perfeccionar”? El sentido que aquí le corresponde es el de perfeccionar. Se ve esto porque Jesús cumple con su práctica muchas cosas del Antiguo Testamento, pero perfecciona ésta con su doctrina al interpretar el sentido recto de muchas cosas del Antiguo Testamento deformadas por el leguleyismo farisaico y añade otras muchas como la nueva revelación, lo mismo que por el espíritu evangélico que ha de informarla.
Jesús perfecciona la Ley del Antiguo Testamento, al interpretar el verdadero sentido de prescripciones deformadas del Antiguo Testamento y al añadir nuevas enseñanzas, revelaciones, prescripciones, La Ley de Moisés y la evangélica no son opuestas, son una sola, es la Ley de Dios a los hombres, eso si, en dos etapas, entonces la segunda es complemento y perfeccionamiento de la primera.
4. LES ASEGURO QUE NO QUEDARÁN NI UNA COMA DE LA LEY, SIN CUMPLIRSE
Jesús dice: Les aseguro que no quedarán ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
Jesús introduce la fórmula con un amén. El significado judío de esta palabra y su finalidad era unirse, mediante ella, con deseo de aprobación a lo dicho por otros, pero en boca de Jesucristo cobra un sentido única, desconocido aún por los rabinos, y con el que garantiza enfáticamente la verdad de lo que dice.
Los elementos expresivos de esta afirmación son los siguientes: antes que desaparezcan el cielo y la tierra, término con que se expresa el fin de los tiempos y, por tanto, se expresa también con ello la duración de una cosa o la firmeza de la misma.
5. SERÁ CONSIDERADO EL MENOR EN EL REINO DE LOS CIELOS.
Dice Jesús; El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.
Este perfecto cumplimiento de la Ley es doble, ya que es el cumplimiento material de todo lo en ella prescrito y lo que hay de valor permanente, que en ella existe como en germen y cuya permanencia es definitiva en la nueva Ley.
Cabe destacar que Jesús dice El que no cumpla el más pequeño, no habla explícitamente de preceptos mayores, es algo lógico, porque cuando dice; Les aseguro que no quedarán ni una y ni una coma de la Ley sin cumplirse, ha de cumplirse.
El que no cumpla, o el que quebrantase o, por el contexto, mejor, descuidase cumplir uno de estos preceptos pequeños o mínimos y además enseñase así a los hombres, será el menor en el reino de los cielos, es decir no esta excluido de él. Y la contraposición se hace con los preceptos grandes y su premio correspondiente. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Precisamente grande y pequeño son los términos usados frecuentemente para significar la diversa suerte de las personas en el futuro reino mesiánico, en otras palabras es como usar los términos de preceptos graves y leves. Jesús se refiera a que esto se le aplicará a todos por igual, sin embargo, la frase el que enseñe a los otros a hacer lo mismo parecía dirigirse a apóstoles y discípulos. Jesús dijo a sus discípulos
6. LA LEY LA DEBEREMOS CUMPLIR EN TODOS SUS ASPECTOS
Así es, como Jesús nos afirmo que la Ley la deberemos cumplir en todos sus aspectos, hasta en los mas insignificantes preceptos, haciendo estos llegaremos hacer grande en el Reino de los Cielos. Entonces, la perfección evangélica, consistirá en la observancia de los Evangelios, un modo de hacerlo, es cumplir hasta en sus más pequeñísimos detalles, con gran cuidado, con un gran espíritu de amor, con aceptación y entrega a la voluntad del Padre.
Ahora, nos hacemos una pregunta, ¿somos fieles en el cumplimiento de los que el Evangelio se nos propone cumplir? o bien, ¿cumplimos todo lo que Jesucristo nos ha enseñado como norma de vida?. También es bueno preguntarse, ¿sino cumplimos, aparte de no cumplir, estamos enseñando o incentivando a otros a no cumplir?
7. SER INCONDICIONAL A EL
Ser cristiano, tener fe en Cristo, se resume en ser incondicional a El, es decir, esforzarte para ser como El nos ha enseñado, trabajar por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por los hombres, el ser solidario y la inclinación natural por hacer el bien.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN EFRÉN 306-373
No es críticamente cierta la cronología ni la historia de este gran Santo que ha llegado hasta nosotros con los piropos de "Arpa del Espíritu Santo, Cantor de la Virgen Inmaculada, Profeta de los sirios, Maestro del Orbe..."
Poco sabemos de su niñez. Algunos historiadores creen que sus padres eran cristianos por la sencilla razón de que los nombres bíblicos solamente solían ponerlos a sus hijos los cristianos.
Nació en Nísibe de Mesopotamia, la actual Irak por el 306.
Parece ser que Efrén se puso al servicio del Obispo de Nísibe, que era el santo varón Jacobo y éste le ordenó de diácono y le encomendó que abriera una Escuela en la que se enseñase, sobre todo, la Sagrada Escritura. Allí Efrén dio comienzo a escribir sus famosos Carmina Nisebina.
Cuando Nísibe pasó a depender de la autoridad de los persas, en 363, Efrén se expatrió junto con la escuela a Edesa. Allí moriría en el año 373.
Su encuentro con San Basilio, cuyo nombre llenaba toda la cristiandad, fue emocionante como el mismo San Efrén nos lo cuenta. Era por el 370. Después de las respectivas presentaciones, le dijo San Efrén: "¡Oh Padre mío, guárdame de mi debilidad y de mis negligencias; dirígeme por el camino recto, el Dios de las inteligencias me ha traído hasta ti para que seas mi médico. Detén mi navío en la onda del reposo!".
La caridad ardía en sus entrañas. Dio cuanto tenía para los pobres. Ya anciano se puso a edificar un hospital para sus conciudadanos de Edesa. Ellos llorarán su muerte como la del padre más amado. A pesar de ser simplemente Diácono hará el oficio de sacerdote, de obispo y de papa, ya que su influjo en la Iglesia de su tiempo no fue superado por nadie.
San Efrén es a la vez un místico - cuya contemplación procede de una ascesis rigurosa -, un doctor igualmente centrado en la alta doctrina como en la catequesis del pueblo, y un poeta a quien las Iglesias de lengua siria han apellidado «el arpa del Espíritu Santo». La producción de Efrén es considerable, pero puesta por entero al servicio de la catequesis.
Bajo la forma de himnos y homilías rimadas, el diácono de Nísibe y de Edesa sigue enseñando al pueblo, de acuerdo con un método que se presta en gran manera a la memorización.
Tiene preciosos comentarios a las Sagradas Escrituras. Encantadores sus "Himnos fúnebres". Compuso muchos himnos y comentarios preciosos sobre la Virgen María, especialmente sobre la Inmaculada. Bien ha merecido el título de "Cantor de la Virgen Inmaculada".
La poética de Efrén, de inspiración semítica, se aparta un poco de la occidental, por sus metáforas e hipérboles, pero su obra está transida de una finísima inspiración de amor a Cristo y a la Virgen Madre de Dios.
Es difícil imaginar un oficio litúrgico sin canto. Desde las catedrales a las capillas, la música es parte integral de la celebración. Más aún, los himnos infunden enseñanza religiosa en nuestro mismo ser. Cojamos un himno tan popular como el «Amazing Grace» (Gracia asombrosa). Pocas historias de conversión han sido contadas de manera tan sucinta, o duradera, como las palabras del en un tiempo esclavista y capitán de navío John Newton.
El uso de los himnos como medio para educar e instruir no empezó en tiempos de Newton.
San Efrén cogía los cantos de los grupos disidentes y heréticos y rescribía sus letras para reflejar una doctrina exacta. Por añadidura, fue uno de los primeros en componer cantos para la adoración oficial de la Iglesia.
A lo largo de los siglos se han compuesto muchas gloriosas piezas musicales para honrar y glorificar a Dios. Aunque puedan disfrutarse meramente por su deleite estético, pueden también utilizarse como un medio de fomentar nuestra vida de oración. Si tienes una composición favorita (quizá El Mesías de Haendel o el Réquiem de Mozart) basada en un tema religioso, ¿por qué no dejarla llenar los lugares vacíos de tu alma? Como Thomas Campion dijera una vez: «El cielo es música.»
Santamente volaba al cielo el 373 ordenando que no se le hicieran honras fúnebres aunque en esto sus hijos espirituales no le hicieron caso.
En 1920 se le reconoció como doctor de la Iglesia por su combate contra las herejías y su inspirada exaltación de las verdades de la fe, sobre todo de la Presencia real de Cristo en la Eucaristía y de la pureza de la Virgen (uno de sus títulos es el de «cantor de la Inmaculada».)
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos
Mt 5, 20-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
En el evangelio de hoy, Jesús, se atribuye una autoridad superior a la de Moisés, así es como lo dice explícitamente. Jesús es superior a la misma Ley y tiene además autoridad para cambiarla.
Jesús, ahora no solo prohíbe el homicidio, también veda la ira, los insultos, las injurias, es decir, se deben evitar los pecados y faltas externas e internas, como las ofensas, la rabia, agravios y ultrajes.
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Se trata, pues, de fidelidad a la Ley, pero de fidelidad al cumplimiento del espíritu de la Ley, pues en su cumplimiento material, aquéllos eran maestros insuperables. Ya los profetas habían urgido la necesidad de poner el espíritu y el corazón en los sacrificios. El rito material no cuenta. Por el simple cumplimiento del rito cultual, Dios no lo atiende ni retribuye. Esto es lo que Jesús censura, al tiempo que enseña cómo ha de ser la práctica de la nueva Ley, de la justicia mesiánica; no hipocresía de un rito sin vida. La justicia del reino mesiánico es sencillamente la justicia de la autenticidad religiosa. Este versículo, es un término completivo del tema sobre la relación de Jesús y la Ley vieja, pero es, al mismo tiempo, un versículo puente para el tema del sermón de la Montaña: el perfeccionamiento moral de la vieja Ley y el perfeccionamiento del espíritu con que ha de ser practicada.
Dice Jesús: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal. Jesús se esta refiriendo al quinto precepto del Decálogo (Diez Mandamientos): No matarás. Refiriéndose al auditorio les dice: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados. Estos antepasados son las generaciones judías anteriores.
La cita se hace literalmente del Decálogo, pero la segunda parte, No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal, no se encuentra citada así en la Ley, esta castiga el homicidio: El que hiere mortalmente a otro será castigado con la muerte (Ex 21:12; Lev 24:17). Este juicio al que se alude puede ser el juicio jurídico del tribunal (Dt 16:18; Dan 7:26 en los LXX) que le juzgará y le condenará o puede ser la misma condena.
Esta legislación del Decálogo había sido interpretada materialmente: realización física del homicidio. Pero Jesús, al contraponer su enseñanza a la interpretación rabínica del mismo mandamiento, está dando la interpretación del contenido primitivo.
Hay también en ello otro valor. Al contrastar lo que se les había dicho por Moisés a los antiguos, sin embargo al decir Jesús Pero yo les digo, está implícitamente declarándose superior a Moisés. Jesús ira luego gradualmente declarándose superior a los reyes, profetas, sábado y Templo (Mt 16:6). Aquí se presenta ya como el supremo Legislador de Israel.
Pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano merece ser condenado por un tribunal. En este precepto no solamente se condena el acto de homicidio real, sino la injuria al hermano. Este, en la apreciación judía, era el equivalente al prójimo, y éste era sólo el judío. Aquí también se condena el irritarse contra el hermano injustamente (Mc 3:5) al llamarlo racá. Es palabra aramaica; se proponen varias etimologías, como abominable, o loco, pero ésta significa además rebelde contra Dios, ateo.
Hay alguno ejemplos en la lectura rabínica: el que llama a su prójimo siervo será castigado con anatema (excomunión); el que lo llama espurio, (ilegitimo) con cuarenta azotes; el que impío, ha de ser acusado de crimen capital.
El castigo correspondiente es también gradual. Dice Jesús: Y todo aquél que lo insulta merece ser castigado por el Tribunal que ha de haber en todos los pueblos (Dt 16:18); al racá, se es reo ante el sanedrín, es decir, ante el gran sanedrín de Jerusalén, que es el que tenía competencia en los crímenes mayores; al de impío, se le amenaza con la gehenna de fuego, o sea el infierno --- Y el que lo maldice merece el infierno ---
Naturalmente, Jesús no pretende establecer este triple y exclusivo código de penas y castigos. Toma los términos de la jurisprudencia judía como medio de expresión de valoración moral. El tribunal ante el que Jesús cita no es más que uno: el de Dios.
Tomando tres casos con un crescendo de gravedad, expone representativamente todo otro tipo de culpas, sugerido por este procedimiento semita de acumulación. En el quinto precepto del Decálogo no sólo se condena el homicidio físico, sino todo deseo de injuria injusta.
El judaísmo en tiempo de Jesús era unánime en rechazar la ira entre hermanos. Hasta en Qumrán se dice: El que guarde rencor a su prójimo, injustamente, será castigado seis meses (Regla. VII,8), también se lee en el Talmud bab. (Yoma 22b): Un aprendiz de las Escrituras, que no se venga y no es rencoroso, no es un verdadero aprendiz de las Escrituras.
Luego Jesús, expone en dos pequeñas parábolas la necesidad de la reconciliación con el prójimo, El quiere que vivamos en paz los unos con los otros.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Esta presenta con una semejanza tomada del sacrificio y la presenta con la urgencia del que está ya a punto de ofrecerle. Que la deje ante el altar y que vaya primero a reconciliarse con su hermano, si tiene algo contra ti, por suponerse que el oyente hizo algo injusto contra él. Con ello encarece la necesidad de la caridad al ponerlo en comparación con el sacrificio. Ya que, siendo éste representación vicaria del oferente, no es grata a Dios sin el amor al prójimo (Os 6:6).
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Esta segunda comparación está tomada de la vida civil: más vale componerse los litigantes de un pleito entre ellos que venir a la sentencia inapelable del juez, aparte de pagar costas y tener incomodidades y pleito. Se pagará hasta el último centavo. Es una pequeña parábola, de la que luego se alegorizan algunos elementos, el tiempo que están en camino probablemente alegoriza el tiempo que se está in vía; el juez y su sentencia son el tribunal de Dios; el castigo en prisión, de la que no se saldrá hasta que se pague el último centavo, es decir, hasta que se cumpla estrictamente la justicia, y porque el tono de esta redacción parabólica sólo habla popular y sapiencialmente del anuncio de un castigo que corresponde a una culpa contra la caridad, pero sin más precisiones.
Jesús, nos pide siempre que vivamos en paz y armonía con todos nuestros hermanos y, que tengamos una actitud constante de reconciliación frente a las diferencia que a veces nos separan. Dios aprecia de sobremanera la unidad fraternal, nos esta diciendo que: deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda, es decir el sacrificio no será agradable a El, sino en cuanto vivamos en amor y paz con nuestros hermanos.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN BERNABÉ S. I
El chipriota, a quien conocemos con el nombre de Bernabé, se llamaba José. Parece que se hizo cristiano poco después de Pentecostés. En cualquier caso, tomó en seguida en serio el Evangelio, vendió el campo que poseía y entregó su importe a los Apóstoles (Hech 4, 36). Estos le llamaron Bernabé, es decir «el que sabe consolar y exhortar».
El nombre describe al hombre, al cual se le ve surgir siempre que hay que apaciguar un conflicto o conciliar puntos de vista encontrados. Si acertaba en esto, no era tanto porque poseyera un temperamento afable, sino porque en verdad era un «hombre lleno de Espíritu Santo y de fe». Bernabé no dudó nunca en patrocinar los primeros pasos de Pablo en una comunidad que mantenía sus reservas respecto a aquél convertido, cuya hostilidad anterior no olvidaba. Fue Bernabé quien acudió a buscar a Pablo a Tarso y le condujo a Antioquía. Ambos parten juntos a la primera misión de evangelización de las costas meridionales del Asia Menor. Después del concilio de Jerusalén, el año 49, sobrevendrá un desacuerdo entre los dos Apóstoles en relación con Marcos, y en lo sucesivo seguirá cada uno su propio camino.
Bernabé retornará a Chipre (Hch 15, 39), donde, según la tradición, sufrió el martirio cerca de Salamina. Aunque no fuera uno de los doce apóstoles originales, a San Bernabé se le llama a menudo apóstol por su estrecha asociación con los dirigentes de la Iglesia primitiva.
Qué nombre tan maravilloso: «el que sabe consolar y exhortar» y animar. La palabra animar significa dar esperanza, y qué podría ser más maravilloso que traer esperanza a un mundo carente de ella.
El mensaje del evangelio cristiano es esencialmente el de la esperanza. Pese a lo desapacibles que parezcan las cosas ahora mismo, por mucho dolor y pena que estemos soportando. San Pablo nos recuerda: «. la tribulación produce la paciencia; la paciencia, una virtud probada, y la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará confundida, pues el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones » (Romanos, 5:3-5).
De las tres virtudes principales (fe, esperanza y amor), la esperanza es, la más estrechamente relacionada con esta vida. La esencia de la esperanza es la confianza en las cosas invisibles y en el amor de un Dios invisible. Una vez que dejemos este mundo, lo que está oculto nos será revelado y, por tanto, ya no tendremos necesidad de esperanza. Pero hasta que llegue ese día, la esperanza nos permite decir, como Robert Browning: «La alondra está en el alero; / El caracol en el espino: / Dios está en el cielo... / Todo está bien en el mundo.»
Preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”
Lc 15, 3-7
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Ninguno de nosotros ha visto a Jesucristo, y todas las imágenes que de El existen, son una creatividad que en muchos casos, son parte del amor que le tenemos, entonces pensamos que debe haber sido así o parecido. Pero si nos ponemos a reflexionar sobre la personalidad de Jesucristo, de cómo era, como hablaba o se acercaba a las gentes, tenemos que concluir que debe haber sido muy atrayente, y haber tenido unos ojos cautivantes, considerando que los evangelios revelan que miraba el corazón de los hombres. Jesús, debió de tener una presencia agradable, amable para que muchos acudieran a Él, y le llevaran niños para que les impusiera las manos; unos modales dignos que inspiraban el afecto de personas de toda condición; una mirada que removió a los Apóstoles para que lo siguieran dejando todas las cosas
En efecto, la forma de hablar y dirigirse a las gentes debe haber sido impactante y con un gran atractivo, con un especial magnetismo para las personas y, por lo que hemos leído en los Evangelios, todos querían acercársele, tocar su manto e incluso se conformaban con tocar la sombra del Señor. Aún más, Jesucristo buscaba estar con las gentes y sin ninguna discriminación. Es así, como se acercaban a El todos los publícanos y pecadores para oírle, y los fariseos y escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos.
Escribe Lucas (15;1):Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle. Así es, se acercan a quien es solo misericordia. Estos publícanos y pecadores — gentes que no se preocupaban de la pureza “legal” farisaica — acudían a Cristo para oírle, para aprender, para saborear la Palabra del Señor y, esto levantó, una vez más, la censura de los fariseos y escribas para murmurar de El, porque comía y acogía a los pecadores. Pero la respuesta de Cristo la articula Lucas en esta parábola que tiene por finalidad mostrar la misión y el gozo de Cristo por salvar a los pecadores.
Del mismo modo como en esta bella parábola el pastor busca la oveja perdida, Jesús busca al pecador, es la prueba clara de que es voluntad de Dios que no se pierda ninguno de sus hijos. El tema directamente es la misericordia de Dios sobre el pecador. Esta es tal, que Dios no sólo ofrece el perdón, sino que tiene sobre él una misericordia dinámica: lo “busca” de mil maneras, “hasta” que halle a esta oveja perdida. Y se confirma por el “gozo” en el cielo.
Luego el traerla sobre sus hombros es un detalle más del gozo de Dios por el pecador convertido. El rasgo de convocar a “amigos y vecinos,” para que se “alegren” con él por el hallazgo, es un rasgo parabólicamente irreal, pero que en su mismo uso indica una finalidad superior. Y ésta es la solicitud y gozo de Dios en la busca y conversión del pecador. Como en los grandes éxitos familiares se convida, para celebrarlos, a la vecindad y los amigos
Esta parábola no solo subraya la idea de buscar, es mas profundo, se quiere destacar la alegría de encontrar. Y aun este gozo por la conversión del pecador cobra un nuevo rasgo y una nueva perspectiva: su eco en el cielo. La frase que en el cielo “será mayor la alegría” por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión, es una paradoja. Sin duda, Dios no ama menos a los justos que al pecador arrepentido; pero a este pecador Dios lo ha buscado, perseguido con su gracia, como el pastor ha hecho con su oveja, y el resultado, la conversión, da a Dios una ocasión de alegría que no le ofrecen los justos. Hasta se diría que, usándose aquí de un antropomorfismo, “la fidelidad de los justos produce una alegría discreta, completamente íntima; pero la conversión de los pecadores causa un alegría inmensa.
Cristo ha venido a establecer y a instituir la gracia, el sabe de misericordia, ha venido a reconciliarnos con el Padre, Jesús perdona de corazón, a todo aquel que se arrepiente, y como sabemos el solo pide, no pecar mas. Pidámosle al Señor, contagiarnos de esa natural inclinación a la bondad, a la compasión y a la misericordia que el tiene, y aprendamos de El, que se sienta a comer con todos si discriminar a los hombres por su origen o por su faltas. El es el único maestro del cual debemos aprender, al el debemos seguir y nosotros somos todos hermanos iguales ante los ojos de Dios
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
HISTORIA DEL SAGRADADO CORAZÓN DE JESUS
Los Santos Padres muchas veces hablaron del Corazón de Cristo como símbolo de su amor, tomándolo de la Escritura: "Hemos de beber el agua que brotaría de su Corazón... cuando salió sangre y agua" (Jn 7,37; 19,35).
En la Edad Media comenzaron a considerarle como modelo de nuestro amor, paciente por nuestros pecados, a quien debemos reparar entregándole nuestro corazón (santas Lutgarda, Matilde, Gertrudis la Grande, Marga-rita de Cortona, Angela de Foligno, San Buenaventura, etc.).
En el siglo XVII estaba muy extendida esta devoción. San Juan Eudes, ya en 1670, introdujo la primera fiesta pública del Sagrado Corazón.
En 1673, Santa Margarita María de Alocoque comenzó a tener una serie de revelaciones que le llevaron a la santidad y la impulsaron a formar un equipo de apóstoles de esta devoción. Con su celo consiguieron un enorme impacto en la Iglesia.
Se divulgaron innumerables libros e imágenes. Las asociaciones del Sagrado Corazón subieron en un siglo, desde mediados del XVIII, de 1.000 a 100.000. Unas 200 congregaciones religiosas y varios institutos seculares se han fundado para extender su culto de mil formas.
El Apostolado de la Oración, que pretende conseguir nuestra santificación personal y la salvación del mundo mediante esta devoción, contaba ya en 1917 con 20 millones de asociados. Y en 1960 llegaba al doble en todo el mundo, pasando en España del millón; sus 200 revistas tenían 15 millones de suscriptores. La mayor asociación de todo el mundo.
La Oposición a este culto siempre ha sido grande, sobre todo en el siglo XVIII por parte de los jansenistas, y recibió un fuerte golpe con la supresión de la Compañía de Jesús (1773).
En España se prohibieron los libros sobre el Sagrado Corazón. El emperador de Austria dio orden que desapareciesen sus imágenes de todas las iglesias y capillas. En los seminarios se enseñaba: "la fiesta del Sagrado Corazón ha echado una grave mancha sobre la religión."
La Europa oficial rechazó el Corazón de Cristo y en seguida fue asolada por los horrores de la Revolución francesa y de las guerras napoleónicas. Pero después de la purificación, resurgió de nuevo con más fuerza que nunca.
En 1856 Pío IX extendió su fiesta a toda la Iglesia. En 1899 León XIII consagró el mundo al Sagrado Corazón de Jesús (Ecuador se había consagrado en 1874).
Y España en 1919, el 30 de mayo, también se consagró públicamente al Sagrado Corazón en el Cerro de los Angeles. Donde se grabó, debajo de la estatua de Cristo, aquella promesa que hizo al padre Bernardo de Hoyos, S.J., el 14 de mayo de 1733, mostrándole su Corazón, en Valladolid (Santuario de la Gran Promesa), y diciéndole: "Reinaré en España con más Veneración que en otras muchas partes" (entonces también América era España).
“No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor”
Mt 5, 33-37:
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1. NO JURARÁS FALSAMENTE, Y CUMPLIRÁS LOS JURAMENTOS HECHOS AL SEÑOR.
El mal produce el los hombres palabras de desconfianzas, mentiras y falsedades, se habla con hipocresía y lo peor, es el abuso de la palabra en juramento con falsas promesas. Jesús nos encamina y nos orienta a ser hombres sencillos y fieles en todo y con todos, con una conducta sincera, franca en el trato con los demás.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. El uso de los juramentos había venido a ser un abuso en Israel, no precisamente por el perjurio (Ex 20:7; Dt 5:11; Núm 30:3), sino por deducir por una casuística inverosímil (Núm 30:3) que todo lo que se hiciese bajo voto era mejor que no hacerlo sin él, pues era un acto religioso. Se juraba por Dios, por el cielo, por el Todopoderoso, por el templo, por esta morada, sinónimo del mismo; por el altar, por la Alianza, por la Thorah (la ley), por la Consolación de Israel (Mesías). A veces la fórmula empleada era negativa, y se decía yo (juro) no querer ver la Consolación de Israel si….hago o sucede tal cosa; o en forma positiva: Yo juro que quiero ver muertos a mis hijos si…..sucede tal cosa. Se juraba que comería o que no comería, que comió o que había comido, que daría o no tal cosa a otro, que se entregaría al sueño o no, etc.
2. PERO YO LES DIGO QUE NO JUREN DE NINGÚN MODO
Después de haber establecido y metido la vida en un aprieto, invalidaban, mediante una casuística reglamentada, el cumplimiento de multitud de ellos. Concretamente, declaraban inválidos aquellos en los que no estuviese expreso el nombre de Dios, aunque eran hechos a Dios. Y ante este desbordamiento de irreverencia y el relajamiento en lo moral, Jesús sale por el honor de su Padre.
Entonces le dice Jesús; Pero yo les digo que no juren de ningún modo. No es que lo excluya en absoluto, pues El mismo responderá ante la conjuración que por Dios le hace Caifás, sino que es la forma rotunda de expresión contra la moral relajada.
También dice Jesús; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; destacando algunos juramentos, como modelo y más frecuentes, que se hacían por las criaturas, para hacer ver que en ellos está Dios y que por eso se utilizaban, y dice ni por el cielo, pues es la morada de Dios; allí está el trono de Dios (Is 66:1); ni por la tierra, pues también en ella está Dios.
3. LA CIUDAD SANTA
Se lee en el Talmud: Si alguno dice, en un juicio, Yo os conjuro, o yo os obligo, por juramento, son culpables, si no cumplen el testimonio a que se les obliga. Pero si dicen solamente: Por el cielo y por la tierra, quedan libres, de la obligación de responder al testimonio que se les pide. Si se los conjura por el Nombre divino, o por los atributos divinos, son culpables si no responden a la conjuración que se les hace. Jesús censura aquí un juramento que era especialmente valorado por los rabinos.
También dice Jesús; Ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey, que es Dios, en la que puso su nombre. Por eso es la Ciudad Santa.
Jesús dice: No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Ni por tu cabeza jures tampoco, pues aun en este juramento se incluía a Dios. Se lo incluía al usar la palabra técnica jurar, y porque ella es la representación del hombre, que está bajo el dominio de Dios. Por eso no puede cambiar por un acto de su determinación el color de sus cabellos.
4. CUANDO USTEDES DIGAN SÍ, QUE SEA SÍ, Y CUANDO DIGAN NO
Ante esta frivolidad religiosa, Jesús propone Cuando ustedes digan sí, que sea sí, y cuando digan no, que sea no. pues, además de salvar el honor de Dios, se trata de revalorizar la dignidad y lealtad del hombre.
Añadiéndose todo lo que pasa de esto, de decir sí o no, procede del mal, Todo lo que se dice de más, viene del Maligno, en su obra de mal contra el Reino. Además, que el Maligno al introducir la mentira y el mal en el mundo (Jn 8:44), hizo necesaria, a veces, la garantía del juramento.
5. EL QUE SABE EXPRESARSE, EL QUE SABE HABLAR DE VERDAD
De esta forma de expresarse san Mateo no se sigue que se niegue la legalidad del juramento en ocasiones. La fórmula rotunda de prohibición no es más que el exceso de un estilo oratorio y oriental. A lo que era un abuso total se le opone en este estilo una prohibición total. Pero como contraprueba de su permisión está que Jesús responde a la conjuración que le hace Caifás, lo mismo que la práctica de San Pablo y el ángel del Apocalipsis, que jura por el que vive por los siglos (Ap 10:6).
El que sabe expresarse, el que sabe hablar de verdad, no es el que utiliza bellos términos para impresionar, si el corazón no es sincero, las palabras no se oirán como verdad, sin embargo, el que habla con el corazón sabe hablar bien y con sencillez, sus palabras muestran sinceridad y convicción. Al hablar con nuestros hermanos, hagámoslo con lealtad, sin fingimiento, sin hablar de frente algo y de espalda otra cosa.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
Inmaculado Corazón de María
San Juan Eudes, hacia el 1643, comenzó a celebrar la fiesta litúrgica del Inmaculado Corazón de María en sus dos congregaciones, los eudistas, y las hermanas del Buen Pastor. En el 1668 se propagó por Francia. En el 1944 Pío XII extendió la fiesta a toda la Iglesia, como perenne recuerdo de la consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, hecha en el 1942. María custodiaba en su corazón las palabras y los misterios de salvación realizados en su Hijo. Así María, morada privilegiada del Espíritu Santo, se hizo imagen y modelo de la Iglesia, que escucha y testimonia el mensaje salvador del Evangelio. San Juan Eudes, en sus escritos y discursos, promocionó a la vez ambas fiestas del Corazón de Jesús y de María, subrayando la unión profunda de la madre con el Hijo de Dios hecho carne, cuyo corazón latió durante nueve meses al ritmo del corazón de su Madre. La reflexión sobre los misterios que vivía, ayudaba a María a descubrir la voluntad de Dios en la oración y el silencio. Ella nos enseña a reflexionar y orar sobre los acontecimientos de la vida cotidiana, para descubrir en ellos a Dios-Amor que se manifiesta en nuestra historia.
Del texto de la consagración de Pío XII:
"Ante tu trono nos postramos suplicantes, seguros de alcanzar misericordia, de recibir gracias y el auxilio oportuno... Obtén paz y libertad completa a la Iglesia santa de Dios; detén el diluvio del neopaganismo; fomenta en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, para que los que sirven a Dios aumenten en mérito y número"
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él, esto es un miembro del pueblo judío, que se caracterizada por su rigor y austeridad en el cumplimiento de la letra de la ley y en la atención a los aspectos externos de los preceptos religiosos, también conocido hoy por nosotros como un hipócrita, especialmente en lo religioso o en lo moral, ellos eran enemigos del Señor, sin embargo este fariseo ha invitado a Jesús a su casa a cenar.
Todo el que invite a Jesús a su casa para estar junto a él, tiene la esperanza de que el Señor acceda, aún más, El quiere ser invitado por todos nosotros.
Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Seguramente por ser una invitado tan especial, este fariseo de nombre conocido, Simón, había invitado a mucho otros amigos, y Jesús se debe haber sentado a la mesa donde habrían otros comensales, y sumemos a esto la mujeres de la cocina y los sirvientes y otros que al enterarse de la presencia de Cristo fueron hasta allí.
2. SUPO QUE ESTARÍA JESÚS, Y CUAL FUE EL INTERÉS DE IR HASTA ALLÍ
Entonces una mujer, de la cual se dice que es una pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Como se enteró de esta cena, porque supo que estaría Jesús, y cual fue el interés de ir hasta allí y como entró a la casa del fariseo, no solo demuestra lo importante de la comida, es el invitado el que da el realce, dignidad y resplandor. Quizás, los vecinos se agruparon a la puerta para ver pasar y esperar ver entrar al invitado y en ese minuto ella pudo entrar a la casa, porque le hacia ilusión acercarse a Jesús.
Estamos frente a un hecho que hoy tendría una resonancia y divulgación tendenciosa, alguien podría decir, sobre la libertad de que entrara una pecadora o una prostituta a una comida, y más aún, se presenta con una frasco de perfume.
3. SE PUSO A LLORAR A SUS PIES, LUEGO COMENZÓ A BAÑARLOS CON SUS LÁGRIMAS
Y colocándose detrás de Jesús, se puso a llorar a sus pies, luego comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Esta actitud de esta mujer debe haber causado asombro no solo del fariseo anfitrión, también de lo invitados, que seguramente al verla se estaban escandalizando, y muy asombrado por el comportamiento tan respetuoso y amoroso de Jesús con la pecadora.
Seguramente la pecadora sentía la mirada quemante de los fariseos, pero esta se contrastaba con la sedante, amorosa y pacificadora mirada de Jesús.
4. SI ESTE HOMBRE FUERA PROFETA, SABRÍA QUIÉN ES LA MUJER
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!".
Este hecho revela que el fariseo tenía bien identificada a la mujer, sabía que tipo de persona era. Pero lo más importante que se demuestra, es que todo hombre o mujer puede acercarse con confianza a Jesús, todo pecador es recibido por Cristo.
Al ver que Jesús se deja tocar por la mujer, ni el fariseo ni los comensales se atreven a criticarlo de viva voz; el fariseo lo piensa por dentro, no reconociendo a Jesús como profeta, sino solamente como maestro
5. ¿CUÁL DE LOS DOS LO AMARÁ MÁS?
Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro", respondió él. "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Pienso que aquél a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".
Jesús le llama Simón, por su nombre, pero a la pecadora pasa a ser “cierta mujer”, sin nombre, pero reconocida en el pueblo como pecadora. Pero dejemos en claro que no necesariamente ha de ser prostituta, pues bastaba con ser esposa de un recaudador de impuestos para ser designada como tal, también esta mujer pudo entrar en al comedor, porque era costumbre que los no invitados pudieran hacerlo para mirar, lo que llama la atención que entrase en casa de un fariseo, eso significaría que este no fuese de los más estrictos e intransigentes que rechazaban todo trato con la gente pecadora.
6. ENTRÉ EN TU CASA Y TÚ NO DERRAMASTE AGUA SOBRE MIS PIES
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer?". Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no cesó de besar mis pies. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Si Simón no le dio agua para los pies, ella se los riega con lágrimas y se los seca con sus cabellos. Si Simón no le mostró su amistad besándolo, ella le besa los pies sin parar; si Simón no le ha echado ungüento en la cabeza, ella le unge los pies con perfume, símbolo del amor. La “pecadora” sabe con quién está; tal vez Simón no se ha dado cuenta; para éste, Jesús es sólo un maestro, de dudoso comportamiento, pero no un profeta, capaz de dar vida.
7. "TU FE TE HA SALVADO, VETE EN PAZ".
El Señor, se bebe haber enternecido, ¿como no conmoverse frente a un llanto de amor?, entonces Jesús le dice: Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados. Por eso demuestra mucho amor. Pero aquél a quien se le perdona poco demuestra poco amor". Después dijo a la mujer: "Tus pecados te son perdonados". Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?". Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".
Nos damos cuenta como Jesús esta con todos los rechazados de esta sociedad, y aprendemos también todo lo que se puede lograr con el amor, el amor salva, libera, el amor a Jesús eleva, y el amor de Jesús, purifica de todas las manchas, un amor que perdona todas las culpas y lo pecados y borra todas las faltas, es el amor de Dios.
8. NO DEBEMOS AVERGONZARNOS DE LLORAR NUESTROS PECADOS
Este Evangelio nos enseña que no debemos avergonzarnos de llorar nuestros pecados y nuestras faltas, nos hace ver que no debemos tener inconveniente en arrepentirnos, y que podemos acercarnos como pecadores con toda confianza a Jesús.
La pecadora debe haber clavado su mirada en Jesús, implorando su misericordia, reconociendo sus pecados, confiada totalmente en Jesús, y a esa mirada, Jesús responde con la suya, que esta llena de compasión y comprensión, respondiendo "Tus pecados te son perdonados"
Decía nuestro santo Padre Juan Pablo II, “No tengan miedo de mirarlo a EL”, Dios Jesús, nos esta esperando que le miremos para darnos su paz y amor.
"Acallado el entendimiento, mire que le mira" (Santa Teresa de Jesús, V 13, 22)
9. PROCLAMAR LA BUENA NOTICIA DEL REINO DE DIOS
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando acompañado de los doce grandes amigos, sus discípulos, y algunas mujeres, a saber, María Magdalena, Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes, todos a disposición del Señor, compartiendo su andar, caminando por lugares duros, áridos, compartiendo los sueños, las comidas, las alegrías y la penas, pero lo mas importante, llenos de amor solidario y de servicio.
Esta fue la misión de Jesús, proclamar la Buena Noticia del Reino de Dios, recorriendo ciudades y pueblos, anunciado que le Padre Dios, quiere perdonarnos, y que el venia como nuestro salvador. El proclama la salvación con sus palabras, con cada una de sus acciones, con su ejemplo, con sus milagros, con el Evangelio.
Hoy es nuestra tarea, Jesús ha delegado en nosotros predicar la Buena Noticia, y el anuncio de la salvación, haciéndola en el nombre de Cristo, con nuestro ejemplo personal de vida, con un testimonio motivador, con nuestras actitudes aprendidas de sus enseñanzas, recordemos cuando Jesús despidió a sus apóstoles, “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y de Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir todo lo que yo he mandado (Mt 28,19)
Este es el grupo que acompaña a Jesús, mujeres que fueron perdonadas y ya no pueden vivir sin Jesús, hombres que fueron liberados del pecado y ahora se entregan a Jesús, se convierten en sus apóstoles, y recorren pueblo y aldeas.
Eso es lo que tenemos que hacer, servir al Señor, servirlo con todo, acompañarlo, a todo lugar, servirlo con todo nuestro talento, entregándole nuestro tiempo, sin importarnos cuanto es el esfuerzo y el cansancio.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN ANTONIO DE PADUA
1195-1231
Bien podía el Papa Pío XII, en 1946, al declararle Doctor de la Iglesia, felicitar a Portugal por haber regalado al mundo esta magnífica flor y a Padua por haberlo recibido en su tierra donde realizó toda clase de prodigios.
Pero ¿por qué es famoso San Antonio? El mismo Pío XII lo declaraba al afirmar que esta fama le venía, "por la santidad de su vida, por la insigne fama de sus milagros y por el esplendor de su doctrina... Por todo ello iluminó y sigue ahora iluminando a todo el universo...".
"El Santo de todo el mundo" le llamó el Papa León XIII. Y no exageraba, ya que San Antonio es sin duda alguna, el Santo más popular de la Iglesia. Pero, sobre todo, es venerado por la gente humilde que sabe descubrir en él la ayuda y el ejemplo en las cosas ordinarias y sencillas. Nació en Lisboa y le fue impuesto el nombre de Hernando o Fernando con el que se le conocerá hasta los veintiocho años cuando ingresó en la Orden Seráfica que cambiará por el de Antonio.
Sus padres se llamaron Martín Bullones y Teresa Tavera. Dieron una sencilla y cristiana educación a su hijo. A los 15 años se entregó a una vida de fervor religioso y estudio concienzudo.
Los Canónigos Regulares de San Agustín forjaron aquella inteligencia y modelaron aquel corazón que tanto supo amar a Dios y a las criaturas. Estudió primero en Lisboa y después en Coimbra.
Mientras estaba en esta ciudad presenció la llegada de los cuerpos de los cinco primeros mártires franciscanos muertos por su fe en Jesucristo, en Marruecos. Fernando recibió como un aldabonazo muy fuerte en su corazón y como una llamada a ser Mártir como aquellos valientes religiosos. Ni corto ni perezoso corre a la portería de los Frailes Menores, al convento de San Antonio de los Olivares, y le dice al P. Guardián a quemarropa: "Padre, si me prometéis enviarme a tierra de moros, os ruego que me deis vuestro hábito".
Es el verano de 1220. Antonio tiene 25 años. Su noviciado fue breve pero bien aprovechado. Asimila las virtudes y la Regla del Padre San Francisco. El P. Guardián sabe que debe cumplir la promesa hecha a Antonio de enviarlo en cuanto haya ocasión a tierra a moros, y, así lo hace en la primavera del 1221. Llegando ya a Marruecos una enfermedad le hace volver hacia España, pero una tormenta arrastra la embarcación hasta Sicilia y allí desembarcan.
En el mismo año le encontramos al lado de San Francisco en el Capítulo general de Asís.
Su encuentro con San Francisco fue digno de quedar grabado para siempre en la historia franciscana. El Serafín de Asís le llamaba cariñosamente "mi obispo" y le ordena que reciba el sacerdocio.
Poco después de esto fue cuando dio muestras de unas excepcionales dotes de predicador. Sus superiores le enviaron entonces a las regiones de la Italia septentrional y de Francia, por las que se difundían las doctrinas cátaras. Desde el convento que fundó en Brive-la-Gaillarde, irradió su influjo Antonio sobre todo el Lemosín, en donde suscitó un amplio movimiento de conversiones.
No llegó a Padua hasta 1230. Al año siguiente, tras haber predicado una cuaresma que conmovió profundamente a la ciudad, moría a los treinta y seis años. Iba a dar comienzo la obra póstuma de Antonio.
El 13 de junio de 1231, con las palabras "Ya veo a Dios", volaba a la eternidad. Antes de un año de su muerte, era canonizado (30 de mayo de 1232) y ya empezaban a multiplicarse los milagros debidos a su intercesión.
Cuando muchos católicos pierden algo, lo primero que hacen es orar a San Antonio. A todo lo largo del mundo la gente implora su intercesión para encontrar de todo, desde las llaves perdidas hasta las almas perdidas.
No sabemos con seguridad cómo un sacerdote franciscano pudo convertirse en una oficina celestial de objetos perdidos. Una leyenda dice que cuando un fraile robó un libro, Antonio oró para que fuera devuelto. El fraile de dedos pegajosos fue poseído de remordimientos y volvió a traer el libro.
Independientemente de cómo San Antonio llegara a asociarse con la recuperación de los objetos perdidos, es uno de los santos favoritos en todo el mundo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo
“Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal”
Mt 5, 38-42
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE
Ustedes han oído que se dijo…. Pero yo les digo… Jesús, nos reafirma su autoridad divina, por sobre la ley, por sobre los profetas, por encima de los legisladores, es una afirmación clara de su divinidad.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. La llamada ley del talión toma su nombre de su incorporación a la ley romana Las frases con que aparece citada eran las primeras con las que aparece formulada en la Ley (Ex 21:24.25v; Dt 19:18.21v). Era la ley vigente en el Oriente bíblico. Esta legislación, tan chocante con la mentalidad que hoy tenemos, nacía precisamente de un espíritu de justicia y moderación. Si la injusticia privada fácilmente degenera en reyerta y ésta en abuso, ley del talión tendía a prevenir y evitar éstas trifulcas. Era la justicia tasada materialmente: Ojo por ojo, pero no más que el equivalente material de la ofensa hecha. Aunque también se admitía en la antigüedad la sustitución de esta tasación material por una equivalencia en especie o dinero (Ex 21:26-35). Sin embargo, no es seguro si en la época de Jesús regía la sustitución pecuniaria o equivalente de la ley del talión, En la literatura rabínica hay indicios de estar vigente estrictamente esta ley, al menos en casos concretos. El historiador Judío Flavio Josefo dice que era practicada si el agredido no aceptaba la compensación económica. Y este principio es el que Jesús toma en su primitiva formulación para preceptuar a sus discípulos un amplio espíritu de justicia, y aún más, desbordada por la caridad.
EL ESPÍRITU GENEROSO DE CARIDAD
Pero es bueno aclarar que esta justicia que va a exponer Jesús, no es la abolición de la justicia pública, la que es necesaria para la existencia misma de la sociedad. Recordemos que el mismo Jesús dijo: Dad al César; ni tampoco trata de que sus discípulos renuncien a sus derechos ante la justicia pública, pues se haría la vida humana imposible en multitud de casos. El mismo hará ver esto con su ejemplo en san Juan 18:22.23. Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?
Lo que Jesús enseña, en una forma oriental, concreta, extremista y paradójica, es cuál ha de ser el espíritu generoso de caridad que han de tener sus discípulos en la práctica misma de sus derechos de justicia. Por eso, al ojo por ojo, dirá como temática paradójica de este espíritu de caridad, dice Jesús: Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal, es decir, no resistáis al mal, por el contexto, al hombre malo, al que le hace mal. Y Jesús ilustra aún este principio con cuatro casos, que harán ver con grafismo su pensamiento. Al final de ellos se sintetizará su intento.
SI ALGUIEN TE DA UNA BOFETADA EN LA MEJILLA DERECHA, PRESÉNTALE TAMBIÉN LA OTRA
Jesús nos dice en el primer caso; Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. La paradoja es clara. El citar concretamente una mejilla es debido a que el detalle agrada al pueblo y fija la atención. El que sea la derecha no tiene ningún valor especial, aunque algunos lo pensaron basándose en sutilezas. Lucas, 6; 9 en el lugar paralelo, dice: Al que te hiera en una mejilla, ofrécele la otra. Es una expresión tomada del lenguaje popular. En la literatura rabínica se lee: Cuando alguno te abofetee en la mejilla izquierda, preséntale aún la derecha. Es matiz característico de san Mateo.
AL QUE QUIERE HACERTE UN JUICIO PARA QUITARTE LA TÚNICA, DÉJALE TAMBIÉN EL MANTO
Jesús nos dice en segundo caso; Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; La túnica y el manto eran las dos piezas usuales del vestido palestino de la época. La escena parecería evocar un caso de reclamación ante un tribunal. Ante este pleito, Jesús diría, paradójicamente, que le diese también el manto, sobre el que no había cuestión. La Ley exigía que el que tomase en prenda el manto del prójimo se lo devolviese antes de la puesta del sol, pues tan necesario le era (Ex 22:25.26).
SI TE EXIGE QUE LO ACOMPAÑES UN KILÓMETRO, CAMINA DOS CON ÉL
Jesús nos dice en tercer caso: si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Esta sentencia es propia del evangelio de san Mateo. Esta exigencia, equivale a la palabra requisar, que es de origen persa. Los oficiales y servidores del rey, para poder cumplir mejor su oficio de mensajeros, estaban autorizados a requisar a personas o medios de transporte que encontrasen a mano. Los romanos tomaron de los persas la misma palabra y la institución. Naturalmente, este derecho se prestaba en la práctica a toda clase de abusos. En labios de Jesús tiene la palabra mayor amplitud, pues se refiere al espíritu que ha de informar la conducta de sus discípulos. El mismo término cualquiera que te requise acusa el propósito genérico de la lección de Jesús en la vida cotidiana, si te exige que lo acompañes un kilómetro, Jesús propone responderle con dos.
DA AL QUE TE PIDE, Y NO LE VUELVAS LA ESPALDA AL QUE QUIERE PEDIRTE ALGO PRESTADO
En el cuarto caso, Jesús dice; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Este cuarto ejemplo con el que Jesús expone su doctrina parecería tratarse, en la primera parte, del ejercicio de la limosna, y en la segunda, de dar facilidades materiales en la vida del prójimo. Pero ateniéndose al tono general de este contexto, en el que se acusan exigencia o insolencia por abuso — la bofetada, el despojo del manto, la requisa —, probablemente este último punto ha de ser situado en el plano de lo exigente. Puede ser el caso de una petición de préstamo en condiciones de exigencia o insolencia. A esto lleva la sentencia paralela de Le: Da a todo el que te pida y no reclames a quien toma lo tuyo (Lc 6:30). Según el Antiguo Testamento, el préstamo al pobre debía ser hecho sin beneficios. Expresión aún con más amplificación.
EL CRISTIANO DEBE TENER SU CARIDAD AL PRÓJIMO
La doctrina de Jesús, que se desprende de estos casos concretos en que la expone, es que el cristiano debe tener su caridad al prójimo tan acentuada, que en los casos mismos de ofensa o abuso, como en la bofetada, o en los que tiene la justicia a su favor, la túnica, requisa, préstamo, debe tener su disposición de ánimo en tal estado que, por su parte, esté dispuesto al perdón y a la generosidad con su adversario. Por lo que no quiere decir, en verdad, que ponga la otra mejilla para recibir otra bofetada, lo que era provocar al enemigo a una nueva injuria, y análogamente hay que decir lo mismo de los otros casos, pues sería provocador de nuevas injurias el que así hiciese.
Es, por el contrario, con esa forma un tanto paradójica de hablar, un modo de exponer la actitud de caridad y perdón que se ha de tener con el adversario; no sólo perdonar a la primera injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas, ofreciéndole así, con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón. Cuando a Jesús, en el sanedrín, un soldado le dio una bofetada, Jesús no le ofreció la otra mejilla, sino que le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas? Acaso esté también en la perspectiva de san Mateo la persecución por Jesús
JESÚS, NOS VUELVE A PEDIR, QUE AMEMOS AL PRÓJIMOS, COMO A NOSOTROS MISMOS.
Las leyes, favorecían más a la Justicia que la misericordia, Jesús prefiere la misericordia, El ennoblece los sentimientos profundos, los corazones sinceros y compasivos, ante la práctica del rigor de la ley, la ley del Talión responde al espíritu de la justicia, pero no al del Evangelio, que es el espíritu de caridad. Dice el Señor; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Es decir seamos benevolentes, piadosos, clementes, compasivos, tengamos caridad por nuestros hermanos, no le neguemos lo que necesiten, tengamos disposición de ayudar y no de volver las espaldas. Jesús, nos vuelve a pedir, que amemos al prójimos, como a nosotros mismos.
Que Cristo Jesús viva en sus corazones
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
SAN ELISEO S. IX A. DE C.
Eliseo - "Dios es mi salvación" - es una figura dominante en el siglo IX antes de Cristo. Por la Biblia sabemos que su padre se llamaba Sabat, que era originario de Abel Meholah, al sur de Bet-Shan, y que su familia era una familia bien acomodada (1 Re 19, 16-19).
Dios lo elige directa y especialmente para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re, 19, 19 ss) al cual sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la media establecida por la Ley para los primogénitos.
Las Sagradas Escrituras le dan el apelativo de "hombre de Dios" y esta afirmación se revela principalmente por los prodigios que obra a lo largo de toda su vida. Su vida es más llamativa que la de Elías por los prodigios que obra pero su influjo fue menor, tan solamente una vez se le nombra en el Nuevo Testamento (Lc 4, 27) mientras a Elías 30 veces.
Su vida, a veces calcada en la de Elías, la recogen los dos Libros de los Reyes. Gozó de gran estimación entre los Reyes Josafat (2 Re 3, 12) y Joas (2 Re, 13, 14-19).
Aparece en la Biblia cuando sigue a Elías y él recibe el doble espíritu (2 Re, 1) y termina con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del Profeta ya enterrado (2 Re, 13, 21)
Tremenda figura del Antiguo Testamento, un labrador del que se nos dice que estaba arando con doce yuntas cuando pasó junto a él el profeta Elías y le echó su manto por encima, transmitiéndole así sus poderes sobrenaturales.
Después de despedirse de los suyos, Eliseo ofrece un par de bueyes en sacrificio y sigue al maestro, a quien, antes de ver cómo era arrebatado al cielo en un carro de fuego, pide la confirmación de su espíritu de profecía.
El segundo libro de los Reyes dedica diversos capítulos a este hombre fuerte y singular que lucha enérgicamente contra la idolatría y va sembrando su camino de portentosos signos del poder de Dios: multiplica panes y también el aceite de unas tinajas, sana a un monarca leproso, incluso resucita a un niño.
Escenas que parecen borradores un poco toscos, como bárbaros, de otros bien conocidos de los Evangelios; impresionantes y con el sello de la intervención divina, pero sin el toque inconfundible de delicada humanidad, de Dios hecho carne y sentimiento, que tienen los milagros de Jesús.
Eliseo es como una vaga prehistoria anunciadora de Cristo, anuncia lo sublime desde un mundo todavía lleno de hosquedad e imperfección. En su rudeza quizá lo que mejor recordamos es el inesperado gesto de Elías recubriéndole con su manto, haciéndole suyo y ocultándole a los hombres para meterle en un ámbito sobrenatural que el labrador acepta dócilmente, atendiendo la llamada brusca y definitiva de Dios por la que lo deja todo.
Santoral preparado por la Parroquia de la Sagrada Familia de Vigo