“Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”.
Mc 10, 28-31
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1.TÚ SABES QUE NOSOTROS LO HEMOS DEJADO TODO Y TE HEMOS SEGUIDO.
En El fragmento del Evangelio de hoy, a diferencia del anterior, donde el Joven rico no tuvo el ánimo para seguir a Jesús, Pedro y sus amigos dan a Jesús una respuesta generosa y de carácter positiva.
Al oír las enseñanzas de su Maestro, sobre las riquezas, los apóstoles que eran pobres y lo poco que tenían ya lo habían dejado para seguir a Jesús, le hacen ver esto y le hacen una pregunta; Pedro le dijo a Jesús: Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. Probablemente por una conexión lógica con lo anterior — el joven que no dejó sus riquezas —, Pedro dice que ellos lo dejaron todo por seguirle. En San Marcos falta explícitamente la pregunta que está en san Mateo sobre el premio.
2.LES ASEGURO QUE EL QUE HAYA DEJADO CASA, HERMANOS….
En la respuesta de Jesús es especificando todo lo que se deje, Jesús respondió: Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, San Marcos añade persecuciones. --- en medio de las persecuciones--- No exige esto, en absoluto, una ampliación del evangelista en vista de las persecuciones que experimentaba ya la Iglesia. Ya estaba supuesto en el programa anunciado por Jesús, por parte del fariseísmo: si a mí me persiguieron, también a ustedes los perseguirán --- san Juan 3 --- Pero lo primero parece más probable. La síntesis de las persecuciones por el Evangelio es explicitación de San Marcos o de la catequesis.
Sin embargo la belleza es que Pedro y sus amigos, oyeron las condiciones que les puso Jesús, exigencia necesaria para seguirlo, pero ellos con mucho gozo reconocieron que la han cumplido, es así como alegres han seguido al Maestro.
3.Y EN EL MUNDO FUTURO RECIBIRÁ LA VIDA ETERNA
Dice Jesús; Y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. Estos premios son espirituales, como se ve al decirse que, por dejar, a su madre, recibirá aquí el ciento por un, ahora en este tiempo en madre. Es la clásica hipérbole y paradoja oriental, que hace ver, por su misma forma, el sentido espiritual de lo que pretende decirse. Aparte que, de no ser así, sería todo ello una contradicción, porque era dejar todo por Jesús, para, estar más desocupado, poder seguirle sin algo que lo ate o lo complique, y como premio aquí le venía el ciento por un, de lo dejado, que sería el céntuplo de complicaciones para no poder seguirle.
La recompensa del ciento por un, no debe entenderse en el sentido terrenal, sino que en el sobre natural. En efecto, recibiremos la gracia y el amor de Dios, que es muy superior a cualquier bien que podamos anhelar.
Jesús, ha sido claro con su respuesta, y debemos meditar sobre ella y apreciar que la recompensa es grandiosa para nosotros, el que a causa de mi Nombre deje, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la vida eterna.
4.LA CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA Y REGOCIJO
Esa debe ser la causa de nuestra alegría y regocijo, seguir al Señor y dejarnos invadir por el gozo de sentirnos sus discípulos.
También es importante considerar que aún estamos a tiempo para tomar nuestra decisión, es así como el nos dice; Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. Esto es no porque hayan sido llamados antes van a merecer más que los llamados a última hora, no es el tiempo lo que vale, sino que la generosidad de la respuesta la que nos va acercar más a El, pero no basta solo comenzar, se debe perseverar, y no basta decir sí, es preciso hacerlo con generosidad.
Despeguemos el corazón de las riquezas terrenales, y acerquemos más nuestro interés en Dios, y nos aseguraremos de llegar primero al Reino.
ES PRECISO CONSTRUIR UNA RELACIÓN INTERIOR, PROFUNDA Y GLOBAL
Una lectura apresurada y superficial de los textos de hoy podría hacer surgir la idea de que nuestra relación con el Señor es semejante a la que mantenemos con un banco: depositamos una suma de dinero y, después de cierto tiempo, la retiramos con los intereses. La diferencia sería sólo cuantitativa: la tasa del interés dado por el Señor sería extremadamente generosa: el séptuplo para la primera lectura y hasta el céntuplo para el evangelio. Obviamente, no hemos tomado el camino adecuado.
Antes que nada, hemos de señalar que es preciso construir una relación interior, profunda y global. El libro del Eclesiástico pedía la observancia de la ley, y los apóstoles se han adherido al seguimiento de Jesús: en ambos casos se trata de entrar en comunión con Alguien. Lo que más vale es la ofrenda de nuestra vida en forma de fidelidad a la voluntad divina, de generosidad en el seguimiento de su enseñanza o sugerencias. La ofrenda de cualquier don es sólo manifestación o prolongación de la ofrenda de nuestra persona. Y también a nivel personal se sitúa la recompensa. Esto se comprende mejor en el pasaje evangélico. La perspectiva final y gloriosa de la recompensa es «la vida eterna», que -dicho con otras palabras- es la visio Dei, la comunión plena y definitiva con la Trinidad. Seguir a Cristo significa entrar, con él, en él y por él, en el misterio trinitario. Este es el verdadero céntuplo. El interés bancario tiene aquí poco que ver.
Perdónanos, Señor, nuestra mentalidad comercial. Estamos acostumbrados a cuantificar y a «monetizar» todo. «¿Cuánto es eso en dinero?», es una frase que aparece a menudo en nuestros labios. Esta mentalidad de contables invade y contamina asimismo nuestra relación contigo. Nosotros te damos y tú nos das..., sólo que muchas veces las cuentas no salen. Comienzan nuestras crisis. Tú nos pareces lejano, insensible a nuestros problemas... Perdónanos, Señor, si te hemos reducido a un buen «supercontable», a administrador delegado del Reino de los Cielos.
Ayúdanos a calcular en términos de gracia que es gratuidad, potencia de amor, desinterés. Ayúdanos a dar y a darnos sin calcular, alegres de gastarnos para que tú seas conocido y amado. Sabemos, ciertamente, que en materia de generosidad no hay quien te gane. Si después quieres echarnos una mano para que abramos nuestra cartera, la caja fuerte de nuestro tiempo y de nuestra disponibilidad para compartir con los otros, tanto mejor. Nos sentiremos de verdad hijos de aquel Padre que es pródigo en amor con todos.
Ayúdanos a desear ese premio que eres tú mismo, presente ya hoy en nuestra vida, con la esperanza de que nosotros podamos reposar un día, definitivamente, en la tuya.
“El Hijo del Hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos”
Mc 10, 32-45
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.MAESTRO, QUEREMOS QUE NOS CONCEDAS LO QUE TE VAMOS A PEDIR
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. En San Marcos son Juan y Santiago los que hacen la petición a Jesús. En San Mateo es su madre. Ambas divergencias se compaginan bien, porque ellos lo piden por su madre, como recurso más discreto y hábil, o acaso se debe a las fuentes. En el fondo de la petición posiblemente hubiese razones de posible parentesco (cf.Jn 19:25), de tanta fuerza vinculante en las costumbres de Oriente.
Ellos le dijeron a Jesús, En tu gloria. En San Mateo se pide que se sienten junto a El en tu reino. Parecería que se tratase de la fase celeste. Sin embargo, en el medio ambiente se esperaba que el reinado del Mesías precediese aquí a la fase final del reino de Dios. Esto es lo que piden – Hech1:6 -. Sin embargo, parece aludir a la parusía - San Marcos 8:38; 13:26 -, aunque se discute a qué aluden estos textos. La frase no es ajena a la teología de San Marcos. Jesús les pone su ejemplo de servidor que vino a dar la vida en redención por muchos, con el sentido semita de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
Se piensa que pueda haber un duplicado, ya que parece que El censuraría la ambición de esta pretensión ¡No saben lo que piden! ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré? y luego se daría por buena, al excusarla con la predestinación del Padre. - En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados -
2.LA AMBICIÓN QUE REFLEJAN AQUÍ LOS DOS APÓSTOLES
La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de su reino espiritual. Para ellos se pide los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe como terreno. La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una serie. Santiago y Juan, son primo de Jesús y quieren hacer prevalecer este parentesco.
3.¿PUEDEN BEBER EL CÁLIZ QUE YO BEBERÉ?
En la respuesta de Jesús les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor, entonces Jesús les pregunta; ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé y recibir el bautismo que Yo recibiré?, entonces nos preguntamos ¿Podrán ellos beber el cáliz que a El le aguarda de su pasión?, la pregunta es un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio — testimonio — estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
En la literatura judía se presenta frecuentemente el cáliz como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido tiene en la literatura rabínica. El cáliz que Jesús bebería era el de su pasión y muerte.
A la pregunta que les hace Jesús si estarían dispuestos a beber este cáliz y a sumergirse, como El en este dolor, le respondieron que sí podemos, no era una respuesta de fácil inconsciencia. Y Jesús les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de Agripa I -Hech 12:2-, siendo decapitado. Juan murió en edad muy avanzada -san Juan 21:23 -, de muerte natural. Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró milagrosamente.
Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición un plan más profundo del Padre que no competía a Jesús el cambiarlo; había en todo ello una predestinación: Dios dispone libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo.
4.LOS OTROS DIEZ, QUE HABÍAN OÍDO A SANTIAGO Y A JUAN, SE INDIGNARON CONTRA ELLOS
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos por esta pretensión y proposición Al ver aquella disputa, Jesús los llamó. Y va a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino -Lc 22:30-. Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo.
5.USTEDES SABEN QUE AQUÉLLOS A QUIENES SE CONSIDERA GOBERNANTES DOMINAN A LAS NACIONES
En el mundo, los que gobiernan las naciones fácilmente abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles comprendieron y asumieron como misión el hecho político y social desigual de su época. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de algunos de los procuradores romanos.
Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. En efecto, sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así entre los que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para juzgar a las doce tribus de Israel.
6.EL QUE QUIERA SER GRANDE QUE SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES
Jesús le dice; Al contrario, el que quiera ser grande que se haga servidor de ustedes, y el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos. Porque que éstos no son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de servidor y de servidor de todos. Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser servidor de todos. Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser servidor de todos.
Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a ser servido. Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no vino a ser servido, sino a servir; al contrario, vino a dar su vida como rescate de muchos. Esta enseñanza de Jesús tiene responde a la idea de la liberación por rescate, una liberación mediante un sacrificio, es decir dar su vida por salvar a los hombres.
7.UNA GRAN LECCIÓN DE HUMILDAD
Hay que saber beber a tiempo el cáliz amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las amarguras, las tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas interpretaciones, pero todo esto nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo preparará la gloria de la resurrección y luego, para la alegría del triunfo en unión con Jesús, nuestro Señor.
Jesús nos da en este fragmento del Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es necesario comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si otros nos aventajan, o porque queremos ser los primeros en todas partes, sobresaliendo en todo y sin importar si estamos relegando a los demás. El tratar de ser primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta conforme al espíritu cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El.
El que tiene que sobresalir siempre, es Jesús y nosotros no ser notado.
SU COMPORTAMIENTO, MUY HUMANO (PROBABLEMENTE NOSOTROS HABRÍAMOS OBRADO DEL MISMO MODO), PROVOCA LA INTERVENCIÓN DE JESÚS
«Bien está lo que bien acaba», comenta muchas veces la gente. Podríamos emplear también este proverbio para iluminar nuestros textos, que tienen un punto de partida errado pero llegan después a su justa meta. Si bien, por un lado, encontramos una actitud necia, irresponsable, decididamente negativa, por parte de aquellos que, aun habiendo recibido una óptima formación, habían desatendido sus funciones de guías, por otro lado, encontramos que ellos mismos se arrepienten o al menos reciben una hermosa catequesis que también nos sirve a nosotros. El final, por consiguiente, es positivo.
El pueblo judío, elegido por Dios para ser luz de las naciones, ha traicionado la alianza, se ha enviscado en sucios acontecimientos que le han arrastrado al abismo del exilio. De este modo, no realiza su vocación, ni tampoco sirve de ayuda a los otros pueblos. Su historia corre el riesgo de ser una historia de sentido único, cerrada en sí misma. En la primera lectura, el pueblo declara de manera repetida, por boca del Sirácida, su arrepentimiento y pide perdón por su infidelidad. No pone excusas, pues es consciente de que es totalmente responsable del fracaso. Encuentra su anda de salvación en la bondad de Dios: «Ten piedad» es el estribillo que acompasa su petición de perdón. Su rehabilitación tiene lugar junto con la de los otros, comprendidos y citados otras veces en la oración. Una luz de esperanza aclara el horizonte.
El evangelio nos muestra la «cara mala» de los apóstoles. Aunque están siendo educados por el Maestro perfecto, parecen refractarios a su enseñanza, empeñados más en el reparto del poder que en la comprensión del misterio pascual. El punto de partida es la arrogancia de los hermanos Santiago y Juan, que pretenden sobresalir por encima del grupo. Si éstos se han equivocado, los otros no les van a la zaga, porque alimentan sentimientos de hostilidad contra aquéllos. La situación está muy enredada. Su comportamiento, muy humano (probablemente nosotros habríamos obrado del mismo modo), provoca la intervención de Jesús. Enseña a los dos hermanos a ponerse enteramente en manos del Padre, que dispone las cosas como mejor le parece. Les enseña a todos que la autoridad no es mandar sobre los demás, como se considera con frecuencia, sino un generoso servicio, poner y ponerse a disposición de los demás. Incluso con la propia vida, si fuere menester. Jesús les enseña de palabra y con el ejemplo.
Es una hermosa lección de humildad y también una preciosa catequesis que hemos de mantener como lámpara encendida para iluminar nuestro camino. El Señor nos precede como «lámpara para nuestros pasos».
Este relato lo en encontramos en el evangelio según San Marcos y según San Mateo, la diferencia esta en que Mateo pone la curación de dos ciegos, y Marcos de uno. Otra diferencia es que Marcos es el único que da el nombre de éste: Bartimeo; como su nombre indica, hijo de Timeo, acaso una traducción.
San Mateo-San Marcos dicen que el milagro tiene lugar al salir Jesús de Jericó, san Lucas al acercarse a Jericó. Se han propuesto varías teorías para armonizar esto. Ni San Mateo ni San Marcos dan tampoco grandes precisiones: el ciego estaba sentado junto al camino, sugiriendo que fuera de la ciudad, pues el ciego, curado, seguía a Jesús por el camino, y la curación la pone a la salida de Jericó - San Marcos -. Son las conocidas divergencias redaccionales de encuadramiento literario.
2.JESÚS, HIJO DE DAVID, TEN PIEDAD DE MÍ
El ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna, - el hijo de Timeo - Bartimeo, un mendigo ciego--- Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. El ciego, no conocía a Jesús, por supuesto el no lo había visto antes. Es así como él pregunta porque tanta gente. Así fue como él se entero de que pasaba Jesús, el Nazareno. Sin embargo el grita; - Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí -. Cabe entonces una pregunta ¿Por qué llama a Jesús así? Un ciego ve la luz del mundo.
El llamarle Hijo de David es título mesiánico. A estas alturas ya se había corrido la creencia en el mesianismo de Jesús. Los tres sinópticos recogen esta aclamación.
3.“¡ANIMO, LEVÁNTATE! EL TE LLAMA”.
Jesús, no solo esta atento a atendernos para aliviar nuestros padecimientos, además él no deja de llamarnos aún en medio de la oscuridad, habla de corazón a corazón; en oírle está todo nuestro bien. Y cuando Jesús llama, todo cambia.
Hay que estar atento del paso de Jesús por nuestra vida,en este relato el ciego estaba sentado junto al camino y el paso del Señor le cambio la vida, lo transformo en un hombre nuevo. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia El. "¡Ánimo! ¡Levántate! El te llama".
Ciertamente, muchas veces nos hace falta ese “ánimo animoso” tan teresiano para ser como Bartimeo, ante este llamado donde se puso de pie de un salto y fue hacia Jesús.Teresa de Jesús, nos dice: Harto gran misericordia hace a quien da gracia y ánimo para determinarse a procurar con todas sus fuerzas este bien; porque si persevera, no se niega Dios a nadie; poco a poco va habilitando Él el ánimo para que salga con esta victoria. (Vida 1, 4.5.)
4.¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?
Quizás como muchos judíos, sabían que el Mesías nacería de la estirpe de David, ¿pero como iba a saber que era El que pasaba por allí? Como sería que los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte. Pero el no se acobardó, como sabiendo que la fe que lucha, es la que triunfa por sobre los obstáculos.
Jesús, oye y se detiene a la voz del que lo llama con fe y así es como mira a los que lo invocan. Entonces, Jesús deteniéndose manda que le traigan a este hombre que le había llamado y cuando estuvo cerca le pregunta; ¿Qué quieres que haga por ti? La pregunta se la hace por su natural misericordia y para que los presentes vean que el ciego no pedía limosna, sino que la gracia divina y lo hacía con fe. Entonces cuando el ciego expuso su petición, Maestro, que yo pueda ver, Jesús le dice: Vete, tu fe te ha salvado.
5.LAS PALABRA DE JESÚS, SE TRANSFORMAN EN LUZ PARA LOS CIEGOS
Los beneficios del Señor se obtienen por la fe y según sea esta es la gracia que se recibe. Mientras mas abras la ventana de tu corazón, más luz entrará. Las palabra de Jesús, se transforman en luz para los ciegos.
El Evangelio continúa; En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Un doble beneficio gana el ciego, la vista y la fe en Dios, esto es, termina con su ceguera corporal y aumenta su fe en el Señor. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.
Muchos son los que desconocen la luz y viven en las tinieblas, pero quien se acerca a la verdadera Luz, esto es a Jesús, vera la luz eterna.
6.MIENTRAS MÁS SE CLAME O MÁS SE PIDA, MAS SE RECIBE
El ciego nos demuestra que mientras más se clame o más se pida, mas se recibe. Así como cuando insistimos en la oración con toda nuestra vehemencia, Dios se detiene en nuestro corazón y recobramos la vista perdida.
Pero él gritaba más fuerte, dice el Evangelio, para que se oiga por sobre el ruido que produce el tumulto, así nuestra oración debe oírse por sobre todo lo demás, con insistencia, por encima de la ceguera que nos rodea, para que el mundo sea testigo de la luz de Jesús.
La fe salvo al ciego, y la fe puede salvarnos a nosotros, siempre que nuestra fe sea como la del ciego, confiada, firme y perseverante.
Y cuando recibamos beneficios del Señor, seamos como el ciego de Jericó, que recobro la vista y siguió glorificando a Dios.
Jesús, siempre estará esperando que acudamos a El, si le llamamos siempre vendrá nosotros a iluminarnos.
LA BONDAD MISERICORDIOSA DE JESÚS, QUE NOS HA HECHO COMPRENDER QUE DIOS ES PADRE
Hasta el hombre distraído y superficial se da cuenta de que el cielo estrellado, un jardín en flor, la extensión del mar o un pico rocoso son bellos de ver y suscitan admiración. No bastan ni una apreciación estética, ni un conocimiento natural. Es preciso ir más allá del fenomenólogo y del científico para abordar el origen de todo. Hacen falta unos ojos limpios que sean capaces de penetrar en el dato exterior y llegar al «misterio».
La primera lectura nos enseña a percibir la realidad que se oculta bajo lo que se manifiesta. La belleza de lo creado es fruto de la Palabra de Dios y de su próvido amor, que mantiene, regula y hace vivir todo. Se trata de un concepto importante, fundamental, hasta tal punto que la idea de Dios creador abre nuestra profesión de fe: «Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra». Además de reconocer en él la causa del universo (que no se ha hecho por sí mismo, ni por simple evolución), afirmamos que es Padre. La creación es una obra de amor: es su Providencia, que lo rige todo y lo guía todo hacia la plenitud.
La bondad misericordiosa de Jesús, que nos ha hecho comprender que Dios es Padre, nos ha abierto unos ojos limpios para reconocer todo esto. Jesús está dispuesto a abrirnos los ojos si, como Bartimeo, somos capaces de gritarle: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión demí!». Este ciego, en realidad, «ha visto bien», puesto que se ha dirigido a aquel que podía resolver su problema. Lo ha hecho con insistencia, superando las resistencias de la gente. Obtiene la vista física, pero también un mayor conocimiento de quién es Jesús, al que sigue después: «Y al momento recobró la vista y le siguió por el camino».
Nosotros, antes que nada, debemos convencernos de que somos ciegos o, al menos, de que tenemos cataratas en los ojos. Necesitamos que el Señor nos restituya la vista para ver el bien, para admirar su obra de amor, para ser cada vez más poetas que cantan la vida y admiran el cielo, espejo de la belleza y del amor divinos.
" La confianza en el poder de Dios y el poder de la oración"
Mc 11, 11-25
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.QUE NADIE MÁS COMA DE TUS FRUTOS
San Marcos, a diferencia de San Mateo, divide hábilmente este relato en dos puntos separados. Jesús va a una higuera por si encuentra algún fruto en ella, mas sólo encontró hojas. Pero San Marcos resalta que no era tiempo de ellos. La maldijo, diciendo que no produjese más fruto. - Dirigiéndose a la higuera, le dijo: Que nadie más coma de tus frutos -. San Mateo dirá que se secó al punto. En San Marcos queda así planteado el problema para dar la solución después de intercalarse otro pasaje. - Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él -. Es forma de relatar de san Marcos, es una acción simbólica, de valor complejo. Esta partición de la escena puede tener alguna relación con el estilo de describir propio de el, cercana con la del ciego que ve en dos etapas - San Marcos 8:23-25 -
Pero para darle una continuidad más simple, haré un paréntesis con el segundo relato, comentándolo mas adelante, a diferencia del estilo de san Marcos, entonces comenzamos que A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz.
2.LA CONFIANZA EN EL PODER DE DIOS Y EL PODER DE LA ORACIÓN
Pedro, acordándose, dijo a Jesús: Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado. La estructura hábil de San Marcos le permite unir a la sorpresa de los discípulos ante la higuera seca, no sólo la doctrina sobre la necesidad de la oración, sino añadir en un amplio contexto lógico otra serie de enseñanzas relacionadas con ello - Tengan fe en Dios - La confianza en el poder de Dios y el poder de la oración. - Porque Yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: Retírate de ahí y arrójate al mar, sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá - La comparación del monte era un proverbio ambiental para indicar la realización de cosas que no podían ser hechas por medios ordinarios. - Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo - La oración le evoca a San Marcos la petición del Padrenuestro sobre la necesidad del perdón. Una de las necesidades más apremiantes es pedir perdón por nuestras culpas y para esto hay que perdonar al prójimo. Máxime se diría exigida esta oración de doble perdón ante esa fe confiada que producirá milagros de Dios.- y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas.
3.MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACIÓN PARA TODAS LAS NACIONES
Luego san Marcos relata que: Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el Templo y comenzó a echar a los que vendían y compraban en él. Derribó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas, y prohibió que transportaran cargas por el Templo. San Juan es el que presenta más amplia referencia de este episodio. De los sinópticos es San Marcos el que más lo destaca. San Marcos destaca la universalidad del templo para todas las gentes, lo que omite San Mateo y San Lucas. Acaso esta evocación se haga porque, al establecer estos comercios en el patio de los gentiles, dificultaban a éstos el acceso al templo. Pero el sentido teológico es la universalidad de la misma fe. La segunda alusión, que traen los tres sinópticos, comparando la profanación a una cueva de ladrones, por sus mercancías abusivas, es una evocación sumamente oportuna de Jeremías (7:11) 4.
Jesús, al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: ¿Acaso no está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las naciones? Pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones. En este mismo relato, pero según san Lucas, Jesús enseñaba diariamente en el Templo, por esa razón los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras, y san Marcos precisa que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza.
4.UNA CASA DE SANTIDAD.
Jesús, no acepta convertir el templo en una casa de mercaderes, porque esa es una casa de santidad. El templo no es un centro de comercio, es un lugar para actividades sacerdotales. Entonces la multitud de comerciantes que vendían animales para ofrecer los sacrificios, según lo indicaba la ley, fueron expulsados por Jesús.
En efecto, era conocido, que los que asistían al templo para hacer ofrendas, tenían que pagar exigencias gravosas. Pero al mismo tiempo, Jesús es la verdad que hace desaparecer las sombras de lo incorrecto, y su deseo es que el Templo se convierta ya en casa de oración
Recordemos, que esto también lo hizo Jesús, al principio de su predicación, como cuenta San Juan 2, 13-22; y ahora lo repite para hacer más inexcusable la culpabilidad de los judíos, que no se habían enmendado con su primera lección.
5.TODO EL PUEBLO ESTABA MARAVILLADO DE SU ENSEÑANZA.
Pero Jesús, no excluye de su predicación ni a los indignos ni a los ingratos. Por lo que después que restableció el rigor de la disciplina arrojando a los malos, les da a conocer el don de su gracia. Si san Lucas nos dice que diariamente enseñaba en el Templo, entonces para Jesús era una labor habitual.
San Marcos nos dice; Cuando se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas, buscaban la forma de matarlo, porque le tenían miedo, ya que todo el pueblo estaba maravillado de su enseñanza. El debería haber recibido la adoración como Hijo de Dios, por tantos prodigios hechos, sin embargo, los que hacían los sacerdotes y los escribas, y los principales del pueblo era tratar de matarlo. Sin embargo, como todos los días enseñaba en el templo, recibió una numerosa multitud de creyentes que lo alababan con himnos celestiales.
Dice el Evangelio; buscaban la forma de matarlo, porque aún no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras, estaba maravillado de su enseñanza. Entonces sabemos que el pueblo le tenía más estimación a Jesús que los escribas, los fariseos, y los príncipes de los judíos, los que, como no aceptaban la fe de Jesús, reprendían a los demás.
6.CONVIRTAMOS EL TEMPLO EN NUESTRA SEGUNDA CASA
Jesús se dedico a enseñar a la gente la doctrina evangélica y las personas aprovechaban esta oportunidad de oírlo. Hoy nosotros no podemos perder la oportunidad de oír los que nos dice el Señor, por eso estamos atentos cuando se proclama el Evangelio.
Este fragmento del Evangelio, nos enseña que el templo, es la casa Dios, allí en esa morada especial, es un lugar donde desea ser adorado, de un modo especial, considerando su presencia. Es así, como los comerciantes que había profanado el templo fueron reprendidos.
Este ejemplo nos enseña como debemos actuar hoy cuando estamos en el templo, debemos hacerlo con actitud de respeto y reverencia, guardando el debido silencio, que exige la presencia del Señor en el Sagrario. Es entonces una obligación de nuestra fe, hacer que el templo sea una casa de oración, y de silencio para oír la Palabra de Dios.
Convirtamos el templo en nuestra segunda casa, hagamos del templo el segundo lugar más visitado, allí siempre encontraremos paz y tranquilidad para hablar con Dios y recibir su luz.
En la historia aparecen buenos y malos ejemplos que influyen en las personas. Además de objeto, se espera que cada uno de nosotros sea también sujeto de buenos ejemplos.
La primera lectura nos ofrece la posibilidad de reflexionar sobre el buen ejemplo dado por los antepasados. El libro del Eclesiástico tejió sus alabanzas, mencionándolos y poniéndolos como modelo. Sin embargo, necesitamos puntos de referencia. El problema consiste en escoger los justos, los que puedan ser el factor de crecimiento humano y espiritual. No raras veces se proponen modelos que duran lo que un soplo (como los campeones deportivos o los divos del cine, por ejemplo). Los hombres de auténtico valor son los que permanecen fieles a Dios. Para nosotros, son los santos, a quienes no sólo rezamos, sino que también intentamos imitarles en su gran amor a Dios y al prójimo.
El evangelio nos propone el mal ejemplo de la higuera. El lector podría quedarse un poco desorientado por el comportamiento de Jesús, que «pretende» recoger frutos de una higuera aunque no es la estación. No debemos ponernos de parte de la higuera («pobrecilla, ¿qué ha hecho?»), sino de parte de Jesús.
En vez de contar una parábola, como hace en tantas otras ocasiones, se sirve de un episodio que seguramente se marcará a fuego en la mente de sus discípulos. Es una lección viva. Del mismo modo que no nos causa pena la ensalada que comemos, porque sirve para alimentar nuestra vida, tampoco debe sorprendernos que esta higuera se seque para alimentar la comprensión de los discípulos. Estos aprenden la lección: no puede haber tiempo sin frutos. Si bien en el caso de la higuera forma parte de la naturaleza tenerfrutos en una estación y no en otra, en la vida religiosa no es admisible una estación sin frutos o de pura formalidad exterior. Y si eso ocurriera, es preciso invertir el rumbo, dar un vuelco a la situación (véase la purificación del templo), so pena de una aridez completa. La higuera enseña; por consiguiente, no debemos decir: «¡Pobre higuera!», sino: «¡Pobres de nosotros!» Si mantenemos una conducta estéril.
El reverso de la medalla, esto es, la lectura positiva, es una vida rebosante de fe, capaz de arrancar las plantas para trasplantarlas a otro lugar, con sólo decirlo; una vida planteada sobre el amor, un amor que se dirige incluso a las personas que nos son hostiles. De este modo, el fruto se hace visible, concreto, y el creyente se convierte en imitador del Padre que está en los cielos. Debemos seguir los buenos ejemplos de los otros, debemos dejar a nuestra espalda una estela luminosa de bien. Seguir a Jesucristo, con fidelidad y amor, es garantía segura de llevar una vida rica en frutos que permanecen.
Después de haber expulsado a los vendedores del Templo, Jesús volvió otra vez a Jerusalén. Mientras caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo? Poco después de la purificación del templo, estando en él, la autoridad del mismo — representación oficial del sanedrín — le interroga sobre el poder con que hace estas cosas, es decir, de quién lo recibió. La condena estaba de antemano, pues no lo había recibido de ellos. La referencia es a la acción purificadora del templo (Marcos y Mateo). En el caso de Lucas, sin duda, se refiere a la misma, pero por yuxtaponerlo o acercarlo a Jesús, que estaba en el templo enseñando, desorienta un poco su verdadero sentido.
Jesús les responde, conforme al método rabínico, con una pregunta tan comprometida para ellos, que no tenía respuesta. Jesús reconoce y destaca su autoridad.
2.LA ENVIDIA
Cuando se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, estaban encendidos por la envidia. La envidia no conlleva la admiración hacia otra persona, tampoco es solo la codicia por los bienes ajenos, o solo el deseo de tener las dotes o cualidades de otro, la envidia además es, entristecerse por el bien ajeno. Pero aún más, la envidia va destruyendo y minando al envidioso y no le deja ser feliz. Si observamos a un envidioso, vemos su amargura y como se entristece cuando otro triunfa, se disgusta si alguien disfruta más que él. El envidioso sufre y se ahoga al ver la felicidad ajena.
El envidioso procura aquietar su dolor disminuyendo en su interior los éxitos de los demás. Cuando ve que otros son más alabados, piensa que la gloria que se tributa a los demás se la están robando a él, e intenta compensarlo despreciando sus cualidades, desprestigiando a quienes sabe que triunfan y sobresalen.
Entonces como habían visto que Jesús había entrado en el templo con grandeza, estaban agitados por la envidia, es decir sufriendo en su corazón el ardor de la envidia que les acosa. Por eso se atreven a pedirle cuentas a Jesús.
3.¿O QUIÉN TE DIO AUTORIDAD PARA HACERLO?
Jesús se había permitido hacer cosas insólitas, como expulsar del templo a los mercaderes, también había hecho curaciones milagrosas, y como no podían difamarle por sus milagros, se deciden a preguntar. Pero ellos no estaban movidos por un sincero deseo de saber el origen de los poderes de Jesús. Es decir, los escribas y fariseos, no le preguntaban a Jesús con sinceridad, con el corazón abierto y con el deseo de aprender de La Verdad , ellos intentaban encontrar la oportunidad para condenarlo.
Los escribas se angustian y preguntan; ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo? Ellos hacen estas preguntas por que ven que Jesús, habla como quien tiene autoridad, pero además ellos han visto como el pueblo reconoce por sus obras la autoridad que tiene Jesús.
Los escribas y fariseos, no creen en Jesús como el Hijo de Dios, a quien consideran haciendo prodigios, no por sus propias fuerzas, sino en virtud de poderes ajenos, ese el asunto de las preguntas. Sin embargo, Jesús no les responde directamente. Podía el Señor haber desechado aquella calumnia de sus tentadores por medio de una contestación sencilla, pero les preguntó con mucha prudencia, para que ellos se condenasen a sí mismos, o con su silencio o con su sabiduría. Así Jesús les dice: Yo también quiero hacerles una pregunta.
4.LA PREGUNTA DE JESÚS VA A LA MÉDULA
La malicia con la que actúan los fariseos, es evidente, y al preguntarle Jesús, los desenmascara, porque la pregunta que les hace los pone en apuros, le hace notar sus malas intenciones. En otras palabras, la pregunta que les devuelve Jesús los confunde.
La pregunta de Jesús va a la médula, Díganme: el bautismo de Juan Bautista, ¿venía del cielo o de los hombres? San Juan recibió el poder de bautizar de Aquél a quien bautizó después, luego el bautismo que administraba, se llama aquí bautismo de Juan. Sólo él recibió esta gracia, ninguno antes que él ni después de él ha recibido la facultad de bautizar con bautismo propio; porque Juan había venido a bautizar en el agua de la penitencia, preparando el camino al Señor, pero no purificando interiormente, lo que un simple hombre no puede hacer.
Ellos se hacían este razonamiento: Si contestamos: Del cielo, él nos dirá: ¿Por qué no creyeron en él? ¿Diremos entonces: De los hombres?, pero ellos temían a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta. Porque si respondían que el bautismo de Juan procedía del cielo era muy natural la respuesta: entonces ¿por qué no habéis sido bautizados por Juan? Y si se atrevían a decir que había sido inventado por engaño de los hombres, y nada tenía de divino, temían a las gentes, pues casi todos los que se hallaban allí reunidos habían recibido por grupos el bautismo de Juan, y en realidad lo respetaban como a un profeta.
5.ENTONCES YO TAMPOCO LES DIRÉ CON QUÉ AUTORIDAD HAGO ESTAS COSAS.
Así fue como ellos respondieron, No sabemos, los hacen con mala intención. Los escribas y fariseos, mintieron al decir que no lo sabían. Jesús se dio cuenta de esto, entonces Él, por su parte, les respondió: Entonces Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Aprendemos una lección, cuando nos enfrentamos a aquellos que niegan a Jesús, no lo aman ni lo aceptan, no nos dejemos enredar por sus fraudes, engaños y mentiras. Cuando estos vengan con sus malas intenciones, nosotros afirmemos nuestra verdad, mostremos nuestra convicción en la fe de Jesús. Cuidémonos de caer en la trampa de responder a las preguntas capciosas, a las consultas que conllevan retorcidas intenciones.
El Antiguo Testamento -aludiendo, esbozando, anunciando- desarrolla un precioso trabajo de preparación. A continuación, el Nuevo Testamento completa, realiza y consuma lo que había iniciado el Antiguo. Este proceso, válido para muchos temas, se verifica también en nuestro caso. La sabiduría tiene, en su inicio, un valor humano, un valor compuesto de experiencia y de sentido común. Después se va coloreando progresivamente del elemento divino, poco a poco se encuentra y se va mezclando con la revelación. Al final, la sabiduría es un atributo divino, una propiedad que emana de Dios e invade provechosamente el mundo.
En la primera lectura, el Sirácida ha captado este movimiento de progresivo enriquecimiento y, aunque todavía no haya cruzado el umbral del Nuevo Testamento, intuye y hace saber que sin sabiduría no se puede vivir. Comprende que ésta viene de Dios, a quien expresa gratitud por el don recibido. Sin la sabiduría, falta el «contacto» con lo divino, la vida carece de sabor, se muestra insulsa. Con ella, por el contrario, encuentra su razón.
Los enemigos de Jesús, sin embargo, son unos insensatos, porque no se dan cuenta de que están en contacto con la sabiduría hecha hombre en su persona. Antes que dejarse alumbrar por él, prefieren tenderle continuas trampas con el fin, siempre vano y ruinoso, de cogerle en fallo. Los enanos contra el gigante... El resultado, ridículo e incluso sarcástico, es quedarse enredados en sus mismas redes. Son doblemente necios: plantean preguntas insensatas y no saben responder a preguntas sencillas o, mejor aún, no quieren responder, porque su admisión se volvería en contra de ellos como un bumerán, y por eso se limitan a decir: «No sabemos». ¡Embusteros! Saben, pero prefieren «no saber». Son incapaces de dejarse guiar por una mano amiga, por un pastoratento, por un hombre dotado del carácter excepcional de ser también Dios. Son unos necios que se obstinan en su necedad. Pierden, una vez más, la gran ocasión de encontrar la sabiduría y de dejarse fascinar por ella, en vistas a proceder a una transformación radical.
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
ACTO PENITENCIAL
·Refugio de los débiles: Porque nos cuesta obedecer los mandamientos. Señor, ten piedad.
·Esperanza de los pecadores: Porque nuestra fe se agota en formalidades. Cristo, ten piedad.
·Por que escuchamos tus palabras, pero no las ponemos en práctica. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien. Por nuestro Señor Jesucristo...Amén.
PRIMERA LECTURA
Es necesario saber elegir: tener en cuenta la voluntad de Dios para recibir sus bendiciones.
Lectura del libro del Deuteronomio (11, 18. 26-28. 32)
En aquellos días, Moisés habló al pueblo y le dijo: “Pongan en su corazón y en sus almas estas palabras mías; átenlas a su mano como una señal, llévenlas como un signo sobre la frente.
Miren: He aquí que yo pongo hoy delante de ustedes la bendición y la maldición. La bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que yo les promulgo hoy; la maldición, si no obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, y se apartan del camino que les señalo hoy, para ir en pos de otros dioses que ustedes no conocen. Así pues, esfuércense en cumplir todos los mandamientos y decretos que hoy promulgo ante ustedes”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Obedecer los mandamientos no es fácil. Por eso el salmo suplica confiadamente el socorro y la protección de Dios. Participamos de esta oración, aclamando: Señor, sé para mí una roca protectora.
Salmo 30
R: Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio.
A ti, Señor, me acojo, que no quede yo nunca defraudado. Tú que eres justo, ponme a salvo; escúchame y ven pronto a librarme.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, ustedes, los que en el Señor esperan.
SEGUNDA LECTURA
Dios ha querido salvarnos gratuitamente por la fe en Jesucristo.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos (3, 21-25. 28)
Hermanos: La actividad salvadora de Dios, atestiguada por la ley y los profetas, se ha manifestado ahora independientemente de la ley. Por medio de la fe en Jesucristo, la actividad salvadora de Dios llega, sin distinción alguna, a todos los que creen en él. En efecto, como todos pecaron, todos están privados de la presencia salvadora de Dios; pero todos son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención llevada a cabo por medio de Cristo Jesús, al cual Dios expuso públicamente como la víctima que nos consigue el perdón por la ofrenda de su sangre, por medio de la fe. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe y no por hacer lo que prescribe la ley de Moisés.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya. Yo soy la vid y ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. Aleluya.
EVANGELIO
Jesús es claro: no basta una fe “declamada”; es necesario una fe “practicada”.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo (7, 21-27)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: ‘No todo el que me diga “Señor, Señor”’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día muchos me dirán: “Señor, Señor”, ¿no hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros?’ Entonces yo les diré en su cara: “Nunca los he conocido. Aléjense de mí, ustedes, los que han hecho el mal”.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
ORACION DE LOS FIELES
·Por la Iglesia: para que viva el mandamiento del amor y éste sea el signo de su fidelidad a Jesucristo. Oremos al Señor.
·Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: para que sean dispensadores generosos de la gracia que Cristo nos mereció. Oremos al Señor.
·Por los jefes de los pueblos: para que encuentren caminos eficaces de desarrollo y solidaridad. Oremos al Señor.
·Por los que sufren a causa de la violencia o de catástrofes naturales: para que el Señor se les manifieste a través del amor de los cristianos. Oremos a Señor.
·Por los difuntos: para que contemplen la gloria de Dios y disfruten de su misma felicidad. Oremos al Señor.
·Por nosotros: para que, cimentando nuestra vida en la roca firme de la fe, pongamos en práctica lo que celebramos en esta Eucaristía. Oremos Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Yo te invoco, porque tú me respondes, Dio mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
ORACIÓN DESPUES DE LA COMUNION
Oremos: Padre santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
1. JESÚS SE PUSO A HABLAR EN PARÁBOLAS A LOS SUMOS SACERDOTES, LOS ESCRIBAS Y LOS ANCIANOS.
Jesús, nuevamente no habla a través de una parábola, esta es toda una alegoría, con un carácter muy didáctico y moralizante. Esta parábola alegorizante la traen los tres Evangelios sinópticos. El esquema fundamental es semejante en los tres, pero va evolucionando literariamente y se va haciendo simbólica. Con ella Jesús hace ver que con su muerte se quita el privilegio al Israel carnal (Gal) como transmisor exclusivo del mesianismo, y esta viña que es Israel se universaliza. Es el mesianismo universal.
Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y les dijo. (Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos.) “Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.”
La descripción de la viña es costumbrista, era algo común en Galilea, que ciertos dueños arrendasen sus tierras y ellos se marchasen a vivir a tierras lejanas
2. LA VIÑA ERA ISRAEL DESDE TIEMPOS DE ISAÍAS
En esta parábola, el dueño de la viña es Dios, la viña es Israel, así es como una de las expresiones más características para simbolizar a Israel desde Isaías, era la viña. En el templo herodiano de Jerusalén, una gran vid de oro macizo y de proporciones colosales, colocada encima de la entrada del santuario, significaba a Israel. Los elementos descriptivos de la viña no tienen valor independiente: es sólo el cuadro y el esmero con que Dios la puso. Los viñadores a quienes se arrienda es Israel, destacándose a los dirigentes espirituales, que son los principales cultivadores espirituales de la misma. Los siervos que envían a su viña para recoger los frutos de aquella etapa y acelerar la fructificación de esta viña son los profetas. Basta recordar a Elías injuriado por Jezabel; Isaías, según la tradición judía, fue aserrado; Jeremías, lapidado en Egipto; Miqueas, aprisionado por Acab; Zacarías, apedreado por orden del rey Joás; el Bautista, decapitado por orden de Antipas; Jesús y los apóstoles, perseguidos y martirizados.
3. SE LA ALQUILÓ A UNOS VIÑADORES Y SE FUE DE VIAJE AL EXTRANJERO
El dueño que, después de arrendar la viña, marchó a otro país por mucho tiempo, como se trata de Dios, es una ficción literaria para dar lugar al desarrollo histórico de la alegoría. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. Los viñadores maltratadores y homicidas es la conducta de Israel con los profetas y enviados de Dios para ver el estado de Israel en que aparecen y fructificarlo en santidad: que diese fruto. El fruto que van a buscar y alentar es el progresivo fructificación religioso y moral de Israel para irse así preparando a recibir al Mesías.
4. LES ENVIÓ A OTRO SERVIDOR, Y A ÉSTE TAMBIÉN LO MALTRATARON Y LO LLENARON DE ULTRAJES
Dice el Evangelio; De nuevo les envió a otro servidor, y a éste también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. La actitud del dueño que envía, sucesivamente, nuevos mensajeros para ver el rendimiento de su viña es la paciencia de Dios, atenta al desenvolvimiento del plan de su providencia. La conducta deliberativa del dueño en enviar a su hijo está expresada antropomórficamente, es decir por la tendencia a atribuir rasgos y cualidades humanas a las divinidades. Es una forma de reconocer que es el heredero de la viña, es decir, de las promesas mesiánicas. Su hijo se lo envía por último. Se indica veladamente, máxime a la hora de la redacción, que, si es Hijo, es de la misma naturaleza divina de su Padre.
5. TODAVÍA LE QUEDABA ALGUIEN, SU HIJO, A QUIEN QUERÍA MUCHO
Dice el Evangelio: Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo. Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: Éste es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Los viñadores, las autoridades judías y la parte del pueblo seducido acuerdan matarlo. Es el propósito de su muerte. Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. Se refiere aquí a Jerusalén. Jesús padeció su muerte fuera de la puerta de la ciudad. El Calvario, en los días de Jesús, estaba fuera de los muros de Jerusalén, ya que este muro fue edificado por Agripa I.
6. ¿QUÉ HARÁ EL DUEÑO DE LA VIÑA?
Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. El castigo que se anuncia a los viñadores, al Israel de esta época histórica, es doble: Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos. Este anuncio profético de Jesús tuvo un cumplimiento histórico trágico: castigo a Palestina por Vespasiano, que culminó con la destrucción de Jerusalén el año 70 por Tito. El Israel étnico terminó como transmisor de la revelación y de las promesas mesiánicas y pasó al Israel de Dios (Gal 6:16), la Iglesia.
7. LOS FRUTOS QUE EXIGE EL SEÑOR EN ESTA NUEVA VIÑA
Dios el propietario, la viña el pueblo elegido de Israel, los siervos los profetas, el hijo el mismo Jesús, muerto fuera de las murallas de Jerusalén, los viñadores los homicidas, los judíos los infieles y a quienes se les confiara la viña, el nuevo pueblo que le hará producir sus frutos. Los frutos que exige el Señor en esta nueva viña, son las buenas obras, la justicia, el amor al prójimo, la caridad y el camino hacia la santidad de la vida.
Dios, dueño de la viña, cuido a su Pueblo Israel, hoy cuida a su pueblo cristiano con gran cariño y solicitud.
8. ESTEMOS ATENTOS A LOS ENVIADOS DE DIOS
Dios nos ha enviado a muchos mensajeros de su palabra y lo ha hecho de diversas formas, “Ellos, pues, enviados por el Espíritu Santo”, (Hech13,4), por tanto hay que estar atentos al Espíritu.
También llegan a nuestros corazones a través del Espíritu, su mensaje, sus consejos, su luz, sus advertencias, sus observaciones. Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones (Hebreos 3, 7-8)
Y el Padre nos ha enviado a su propio hijo, al mismo Jesús, a nuestro único maestro que nos ha enseñado la Buena Noticia del Evangelio, mensaje de vida, palabras de vida eterna. Jesús no ha enviado a su Espíritu Divino, para que fecundara en nosotros la vida de la Gracia.
Entonces parece bueno detenerse un momento a fin de preguntarse, como estamos recibiendo a los enviados de Dios y a su propio hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
«DICHOSO QUIEN TEME AL SEÑOR Y AMA DE CORAZÓN SUS MANDAMIENTOS».
Tobit es este hombre dichoso «que no abandonó el camino de la verdad». Su servicio a Dios, su temor de Dios, no es cobardía, no es miedo a un juicio severo por parte del Altísimo. Tobit tiene un corazón grande porque está orientado siempre al bien y, como no se preocupa por el juicio de los hombres, actúa con libertad y rectitud de intención. Tobit no es capaz de gozar solo y, por otra parte, siente como suyo el drama del pueblo. Es capaz de sufrir en su propia carne las consecuencias del mismo. No vacila frente al riesgo -real- que supone la persecución. Su fidelidad no es integrismo -mientras no están en juego los valores en que cree, está al servicio «del rey»-, ni legalismo exterior, sino práctica asidua de la acogida, de la misericordia, de la benevolencia respetuosa con la dignidad de todo hermano.
El evangelio nos presenta, en la persona de los labradores, primero infieles y homicidas después, otro modo de hacer frente a la vida: acapararla y explotarla al máximo para su propio beneficio. Ni Tobit ni los labradores de la parábola navegan, evidentemente, en otra galaxia. Están muy cerca. A lo largo de nuestros caminos cotidianos, en cada bifurcación que la vida nos presenta de continuo, están presentes las dos imágenes: a nosotros nos corresponde elegir.
1. ESTA FUE UNA INSIDIA FARISAICA BIEN PREMEDITADA.
San Mateo y San Marcos tienen una narración muy semejante, también la trae el Evangelio de san Lucas. La mención de los “herodianos” lleva preferentemente a situar la escena en la época galilea. La pregunta no sólo era capciosa, sino especialmente comprometida en aquella época de exaltación mesiánico-política de independencia de Roma y de los “zelotes.” Admitir pagar tributo al Cesar era enemistarle con el pueblo. Negarlo era enemistarlo con las autoridades romanas y sanedritas, que lo utilizarían como halago a Roma.
La respuesta “Dad al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios” es una respuesta habilísima. La tradición cristiana primitiva exigirá la obediencia a los poderes constituidos (Rom 13:7; 1 Pe 2:13-14). El Estado tiene sus exigencias legítimas, pero no al margen de Dios. Precisamente se ha de estar “sujetos a toda ordenación humana por respeto a Dios” (1 Pe 2:13; Ap 17:Ι7-18). La respuesta de Cristo tiene un enunciado “sapiencial.” También la dominación romana, como castigo, contaba en el plan de Dios.
2. LAS INTRIGAS CONTRA CRISTO CONTINUABAN.
Los fariseos le enviaron algunos de los suyos, según san Mateo, discípulos suyos que eran estudiantes ya aprovechados de la Ley, pero que aún no habían recibido el título oficial de rabí. Estos jóvenes, que podrían aparentar más naturalidad, pero eran los espías que le enviaron para sus oscuros propósitos.
Con ellos le enviaron también una representación de herodianos. Estos eran los partidarios de la dinastía de Herodes, por oposición a los partidarios de Antígono , lo mismo que gentes palaciegas de esta dinastía, y que estaban en buenas relaciones con la autoridad romana.
La pregunta podía encerrar un problema moral para algún judío de conciencia recta. Como seguía teniendo interés para las comunidades judeo-cristianas antes de la catástrofe de los años 70, y, en sentido más general, para el tema de la obediencia a la potestad civil (cf.Rom 13:6-7; 1 Pe 2:13). El Señor de Israel era Dios.
3. PAGAR UN TRIBUTO A OTRO QUE NO FUERA EL REPRESENTANTE DE DIOS
Pagar un tributo a otro que no fuera el representante de Dios ¿No era renunciar a la teocracia sobre Israel? Hasta hubo un levantamiento por este motivo. A la muerte de Arquelao, bajo el procurador Coponius (6 d.C.), Judas el Galileo (Act 5:37) armó una revuelta echando en cara a los judíos que pagasen el tributo a los romanos y que sufriesen otros señores mortales distintos de Dios. La pregunta está muy bien ambientada en aquella época de zelotes. Se entendía por el impuesto del censo todos los impuestos que habían de pagarse, en contraposición a los impuestos aduaneros. Podría referirse a la capitación, que era el tributo personal que debían pagar al César todas las personas, incluidos los siervos; los hombres desde los catorce años, y las mujeres desde los doce, hasta la edad de sesenta y cinco años para todos. Pero sería muy probable que, por la palabra impuesto, se refiriese aquí a todos los impuestos que los judíos tenían que pagar, directa o indirectamente, a Roma, en contraposición al medio siclo que, por motivo religioso, se pagaba al templo.
4. LA PREGUNTA CAPCIOSA QUE SE HACÍA A CRISTO ERA DE GRAVEDAD EXTREMA.
Si decía que había que pagarlo, iba contra el sentido teocrático nacional, pues sometía la teocracia al Cesar y a Roma; aprobaba a los publicanos, estos eran muy odiados por recaudar estas contribuciones; y hasta querían ponerlo en contradicción consigo mismo, al admitir injerencias extranjeras en el reinado mesiánico: él que se proclamaba Mesías.
5. PERO LA RESPUESTA DE CRISTO FUE INESPERADA.
En el Evangelio según san Mateo se refleja, probablemente, mejor las palabras de Cristo: “Mostradme la moneda del censo.” Aquí en san Marcos: “Traedme un denario para verlo.” Le traen un denario. Talvez este denario podía tener la imagen de Augusto o de Tiberio. Ya que las monedas del emperador anterior tenían curso válido en el del siguiente. Lo interesante es que pertenecía al Cesar.
Los judíos usaban las monedas romanas en su nación, por lo que reconocían de hecho el dominio sobre ellos del Cesar. La moneda extranjera se tenía por señal de sujeción a un poder extranjero. Por eso, si ellos reconocían este dominio de hecho, también de hecho, por ser súbditos de un poder y gobierno, estaban obligados a las relaciones que este gobierno les imponía. No sería eso para la nación teocrática lo ideal, pero sí era una situación de hecho, un gobierno de hecho, y de hecho había que cumplir con él las obligaciones exigidas por el bien común. La Iglesia primitiva insistirá sobre estas obligaciones (Roma 13:7; 1 Pe 2:13-14) al poder constituido.
6. “DAR A DIOS LO QUE ES DE DIOS.”
Los dirigentes de la nación preferían esta situación y veían en ello una buena protección contra la tiranía de Herodes. Ellos mismos rechazarán la realeza mesiánica de Cristo, diciéndole a Pilato: “No tenemos más rey que al Cesar” (Jn 19:15). Era el claro reconocimiento de la soberanía que el Cesar tenía en ellos, y de que ellos se consideraban de hecho sus súbditos.
Pero si, por tanto, había que dar “al Cesar lo que es del Cesar,” había otra obligación también en los súbditos. Hay también que “dar a Dios lo que es de Dios.” En realidad, este precepto abarca el otro, de sumisión al poder constituido, y en éste cobra su fuerza aquél. Que den, pues, “a Dios lo que es de Dios,” no sólo en el orden moral personal, sino en el colectivo de la nación, en cuanto las exigencias teocráticas sean compatibles, en aspectos no esenciales, con las determinaciones del poder que los tiene sometidos. Las obligaciones para con el Cesar son temporales; las obligaciones para con Dios son trascendentales. Fue una de estas enseñanzas definitivas de Jesucristo con una gran repercusión social-estatal.
7. ¿DEBEMOS OBEDECER A LOS QUE NOS GOBIERNAN?
El Maestro nos enseña que debemos obedecer a los que nos gobiernan, cuando lo hacen según la ley moral. San Hilario de Poitiers comenta: “¡Oh respuesta verdaderamente admirable y claridad absoluta de la palabra celestial! Todo está allí medido, entre el desprecio del mundo y la ofensa al César (Mt 22,21).” Declarando que es necesario “dar al César lo que es del César”, libra a los espíritus consagrados a Dios de toda preocupación y deber humano.
En efecto, si nada de lo que pertenece al César se retiene en nuestras manos, nosotros no quedamos ligados por la obligación de devolverle las cosas que son suyas. “Si, por el contrario, nos dedicamos a sus cosas y nos sometemos al cuidado del patrimonio ajeno, no es injusticia devolver al César lo que es del César, y tener que dar a Dios las cosas que son suyas como el cuerpo, el alma, la voluntad. “Es Dios, en efecto, quien da y acrecienta todos los bienes que tenemos y, por consiguiente, es completamente justo devolver todo esto a Dios; a quien, según se nos recuerda, debemos su origen y progreso (Comentario al Evangelio de San Mateo 23,2).
Una desgracia, un accidente... algo que, sea como sea, quiebra las ya frágiles seguridades de una vida experta en dolor. Y todo esto le pasa al hombre fiel, a alguien que «temía a Dios». ¿No es acaso un escándalo, una provocación, una injusticia? ¿Cuántas veces se habrá presentado el mismo espectáculo ante nuestros ojos? ¿Cuántas veces nos habremos encontrado nosotros mismos en una situación semejante? A nuestras reacciones de murmuración y de rebelión, a nuestros sobresaltos de desconcierto y de angustia, a la vacilación de nuestra misma fe le suena desconcertante la respuesta de Tobit, que casi nos parece de otro mundo: «Dándole gracias todos los días de su vida». Los amigos se burlan de él, su mujer le insulta, la ceguera le reduce a la impotencia, le sitúa entre la incomprensión y el escarnio de sus más allegados, pero él bendice a Dios.
Nuestra tentación consistiría en archivar el asunto como algo absurdo, imposible. Sin embargo, si hacemos callar el tumulto de los sentimientos y de las reacciones de defensa y nos ponemos a escuchar en un clima de verdad en el fondo de nuestro corazón, podremos volver a encontrar un acuerdo con la armonía de Tobit. Comprenderemos que ese hombre, humanamente hablando destruido, se encuentra en el punto justo cuando no se rebela y bendice a Dios. A buen seguro, esta actitud no se improvisa: Tobit «desde la niñez había temido a Dios y observado sus mandamientos».
Una fe débil, «dominical», podríamos decir, no basta para permanecer firmes en los momentos difíciles. Sin embargo, una fe madura, purificada en el crisol de la cruz, vivida en fidelidad a las cosas pequeñas de cada día, en el «sí» disponible repetido en cada situación, nos permite llegar incluso a gestos extremos.
“Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1.JESÚS NO ENSEÑA CUALES SON LAS BUENAS ACTITUDES DE LOS CRISTIANOS Y CUALES SON PROPIAS DE LOS FARISEOS.
Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos”: Estar atentos para evitar hacer justicia con ostentosidad, es decir no se ha de practicar las buenas obras para ser vistos por los hombres. La virtud se practica por amor a Dios. Sólo así se tendrá “premio,” “recompensa” Pues “el que quiere hacer ostentación de su virtud, no trabaja por la virtud, sino por la fama.” Por eso los que así obran “recibieron” ya su recompensa.
2.Y CUANDO DES LIMOSNA, NO LO VAYAS PREGONANDO
“Y cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres.”
El cuidado de los pobres era carga de la comunidad. En tiempo de Jesús, los sábados se recogían en todas las sinagogas a la salida de las mismas las aportaciones voluntarias. Este sistema era anónimo. Aparte de esta colecta semanal se admitían dones voluntarios. Los fariseos solían dar limosna con gran ostentación a los pobres encontrados en los caminos o reunidos en plazas con motivo de alguna solemnidad. Y hasta parece que para excitar la generosidad se había introducido la costumbre de proclamar los nombres de los donantes, sea en las reuniones sinagogales, sea en las calles o plazas con ocasión de alguna solemnidad especial, ante las gentes reunidas (Eclo 31:11).
3.CUANDO TÚ DES LIMOSNA QUE TU MANO IZQUIERDA IGNORE LO QUE HACE LA DERECHA,
“Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
Rabí Eleazar (c.270 d.C.), decía: “Quien da limosna en lo oculto es más grande que nuestro maestro Moisés.” No se trata de la “vida interior” frente a la exterior. Es el “espíritu” de la obra lo que se destaca. El espíritu cristiano de la enseñanza no exige naturalmente el cumplimiento material de lo que se expresa. No es tanto la materialidad de la realización lo que se censura, sino la intención con que se hace. En otro pasaje que recoge Mateos, Jesús hará ver que el mérito de la limosna no está tanto en la cantidad de ésta cuanto en el espíritu y amor a Dios que en ella se ponga (Mt 12:41-43).
4.CUANDO USTEDES OREN, NO HAGAN COMO LOS HIPÓCRITAS
“Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.”
Jesús, censura y expone cuál ha de ser el espíritu cristiano de sus discípulos en la oración. Todo judío piadoso varón había de orar tres veces al día, sobre las nueve de la mañana, mediodía y sobre las tres de la tarde; Generalmente se oraba de pie, pero también era frecuente orar de rodillas. Se solía orar tendidos los brazos al cielo, e incluso vueltas las palmas de las manos, como esperando el don que esperaba recibirse.
Mas para el fariseo —“hipócrita” — también la oración era motivo para su vanidad. Les gustaba orar ostentosamente en las “sinagogas,” en el templo — también estaba permitida la oración en cualquier lugar puro — y en los ángulos de las plazas, probablemente para no ser interrumpidos en su exhibicionista oración por los transeúntes y bestias de carga. Jesucristo los describe diciendo el modo que oran “estando de pie.”Lo que se censura no es la posición, máxime cuando generalmente se oraba de pie, sino el modo exhibicionista con que oraban, es decir en pose. Con ello ya recibieron su recompensa al ser vistos por los hombres, por quienes lo hicieron.
5.LA ORACIÓN CRISTIANA EXIGE COMO CONDICIÓN LA SINCERIDAD Y SENCILLEZ
Nuestra actitud cristiana de orar, en contraste con el estilo de los fariseos, la hacemos dentro de la “habitación y, cerrada la puerta, oramos al Padre, íntimamente, El ve en lo secreto, el siempre nos oirá. Lo que Jesús censura es la oración público-exhibicionista farisaica, y el contraste se presenta en el retiro privado del hogar. No se trata de censurar la oración pública — no es éste su objetivo —, que Jesús mismo recomendó en otras ocasiones. Se busca a Dios, que está en todas partes, no la exhibición.
También la oración cristiana exige como condición la sinceridad y sencillez, sin la “charlatanería” en la oración, esto es diciendo cosas vanas o inútiles, sea pretendiendo recitar unas fórmulas largas o calculadas, como si ellas tuviesen una eficacia mágica ante Dios. No es ésta la actitud cristiana en la oración, pues Dios conoce las cosas de las cuales tenemos necesidad antes de que se las pidamos.” Porque la oración no es locuacidad, sino el corazón volcado en Dios.
No pretende Jesús con esta enseñanza condenar la oración larga. No es éste el propósito de su enseñanza. La censura va contra la mecanización formulista o semimágica de la oración. Ni va contra la extensión de la oración. El mismo, en Getsemani, dio ejemplo de oración larga, al permanecer en la misma “una hora” de oración (Mt 26:39.42.44, par.), lo mismo que al pasarse, en ocasiones, la noche en oración.
"No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuales escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende." (Santa Teresita de Lisieux)
6.SOBRE LA ORACIÓN
Santa Teresa de Jesús nos dice “quien ha comenzado a hacer oración, no la deje, pues la oración es el remedio para tornarse a remediar y sin oración será mucho más difícil.” (V 8, 5).Y luego nos define que la oración como: tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8, 5) y Santa Teresita de Lisieux nos dice que: "Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús."
"¡Qué grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide." (Santa Teresita de Lisieux)
6.JESÚS NO HABLA DEL ESPÍRITU CRISTIANO A PROPÓSITO DEL AYUNO
Dice Jesús: “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.”
Otro de los casos en que Jesús no habla del espíritu cristiano es a propósito del ayuno, de tanta importancia en el judaísmo y cristianismo.
En aquel tiempo los judíos tenían prescrito un ayuno obligatorio para todos en el día de Kippur, día de la gran expiación (Lev 16:29), día del ayuno por excelencia (Act 27:9). Pero había también otros ayunos supererogatorios, que vinieron a incorporarse a la práctica colectiva de la vida piadosa. Algunos fariseos ayunaban todo el año. En los días más severos estaba prohibido saludar, y por eso se caminaba con la cabeza baja y, a veces, velada. En otros ayunos secundarios se prohibía trabajar, tomar baños, ungirse con perfumes y llevar calzado. En este ambiente, todavía había quienes, deseosos de ser vistos por los hombres y cobrar fama de virtuosos por sus ayunos, querían acusar esto en la cara, ensombreciendo ésta y presentándose “entristecidos.” Este ayuno era total hasta la puesta del sol.
Nuevamente ante este cuadro exhibicionista de los fariseos, Jesús nos presenta el espíritu del ayuno cristiano. Y lo presenta con las hipérboles orientales de contraste, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Hecho sólo por Dios, El lo verá y “premiará.”
7.NUESTRA BUENAS OBRAS LA HACEMOS POR AMOR A DIOS
Jesús nos ha enseñado a través de este evangelio, un principio importante, no debemos buscar la recompensa en la opinión de los hombres, El lo repite insistentemente, por tanto, nuestra buenas obras la hacemos por amor a Dios, sin preocuparnos si los demás la aprueban o no. Obramos por Dios, por amor y por fidelidad a EL, si lo hacemos así en conciencia, podremos esperar la recompensa del Padre por nuestro buen actuar.
Nuestro Buen Padre, esta presente en toda nuestra vida, el sabe lo que hacemos y por que lo hacemos.
La liturgia de la Palabra de hoy nos lleva de la mano por el camino de la verdadera alegría, viniendo a buscarnos en los callejones sin salida donde nos metemos y donde no podemos avanzar. Penitencia y arrepentimiento no son sinónimos de abatimiento, tristeza o frustración; por el contrario, constituyen una modalidad de apertura a la luz que puede disipar las oscuridades interiores, hacernos conscientes de nosotros mismos en la verdad y hacernos gustar la experiencia de la misericordia de Dios. El siempre ve y conoce nuestras mezquindades y suciedades interiores y, sin embargo, ¡qué diferente es su juicio del nuestro!
"En tu luz veremos la luz" (Sal 35,10b): admirados notamos que desde el momento en que nos ponemos en camino, él nos envuelve con un amor más grande, nos despoja de nuestro mal y nos reviste de una inocencia nueva.
El Señor había asignado al profeta la misión de convocar al pueblo para suscitar nueva esperanza a través de un camino penitencial; a los apóstoles les confía el ministerio de la reconciliación; a la Iglesia hoy, le en-carga proclamar que ¡ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación! Volvamos al camino del Señor con todo su pueblo, dejémonos reconciliar con Dios permitiendo a Cristo que asuma nuestro pecado: sólo él puede conocerlo y expiarlo plenamente. Renovados por el amor aprenderemos a vivir bajo la mirada del Padre, contentos de poder cumplir humildemente lo que le agrada y ayuda a nuestros hermanos. Su presencia en el secreto de nuestro corazón será la verdadera alegría, la única recompensa esperada y ya desde ahora pregustada.
1. LA MISIÓN DE LOS ESCOGIDOS POR EL SEÑOR PARA EL MINISTERIO DEL APOSTOLADO.
Jesús le prohibió a los apóstoles que dijesen a alguien que El era el Cristo, hasta que, consumado el sacrificio de la Cruz, ellos lo predicasen por todas partes. Esta era la misión de los escogidos por el Señor para el ministerio del apostolado. "Hay un tiempo para cada cosa" (Eclo 6), es así como convenía que la cruz y la resurrección se cumpliesen y luego siguiese la predicación de los apóstoles. Por eso, Jesús le hace ver a sus íntimos amigos que conviene que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas. Acaso porque sabía el Señor que el misterio de la pasión y de la resurrección era difícil de creer, aún para sus discípulos, quiso El mismo ser el anunciador de su pasión y resurrección.
2. NEGARSE A UN MUNDO DE EXIGENCIAS PERSONALES Y CÓMODAS.
Luego que Jesús había predicho a sus discípulos lo conveniente que era el que El sufriese las calumnias de los judíos, que fuese muerto y que resucitase al tercer día, no hace ver a todos de que forma podemos participar de su gloria.
La doctrina del Reino, nos exige negarse a un mundo de exigencias personales y cómodas. Es una vida moral nueva, que lleva consigo un sacrificio frente a las cosas mundanas, pero que al final tiene su ganancia eterna. El discípulo de Jesús ha de estar dispuesto a toda persecución y muerte. El Reino le puede exigir esto. Pero al que ante el Reino tomase una actitud de vergüenza por seguirlo, le aguarda el Hijo del hombre, presentado como Juez del mundo, en su parusía, con la condena de avergonzarse de él.
3. EL, NO QUISO TENER NINGUNO QUE LO SIRVIESE COMO OBLIGADO
Sin embargo, Jesús, bueno y piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese como obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le agradeciesen el poderlo servir. No obligando ni imponiéndose a nadie, sino persuadiendo y haciendo el bien, esa es la forma como atrae a todos los que quieren venir, diciendo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo”.
Cuando Jesús dice: "Venir detrás de mí" propone -a los que quieren seguirlo- su propia vida como modelo de una vida perfecta, con una imitación fiel de su vida, según la medida de nuestras fuerzas. Si alguno no renuncia a sí mismo, no se acerca al que está sobre El. La renuncia a sí mismo, quiere decir el olvido absoluto de lo pasado y la renuncia de la propia voluntad. Se niega a sí mismo uno cuando la vida pasada en el mal se convierte en una vida buena y de nuevas costumbres, especialmente en una vida de oración. Porque el que ha vivido la vida del pecado deshonesto se niega a sí mismo cuando se vuelve a una vida sana. Del mismo modo, se llama negarse a sí mismo abstenerse de cualquier clase de pecado.
4. “QUE CARGUE CON SU CRUZ CADA DÍA Y ME SIGA”
Y agrega Jesús “Que cargue con su cruz cada día y me siga” es el deseo de sufrir la muerte por Cristo, mortificándose por El mientras se vive de paso en la tierra, es el estar dispuesto a enfrentar cualquier peligro por dedicarse al Señor y no aficionarse a las cosas mundanas de esta vida, es lo que se llama tomar su cruz. El que quiera seguir a Cristo no debe huir el padecer por El. La cruz puede llevarse de diversos modos, con ayuno, abstinencia y penitencia, es decir cuando sentimos pena por pecar, pero también se lleva la cruz, cuando el alma se empapa de la compasión por los demás.
5. PORQUE EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA, LA PERDERÁ
Nos dice Jesús: “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará.” Esto es, el que quiere vivir según esta el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la vida terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos expresado por el Señor en la bienaventuranza. Y por el contrario, añade: “el que pierda su vida por mí, la salvará”. Es decir, el que menosprecia las cosas terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aún exponiéndose a la muerte, en otras palabras pierde su alma por las enseñanzas de Cristo, más bien la salvará.
6. ¿DE QUÉ LE SERVIRÁ AL HOMBRE GANAR EL MUNDO ENTERO?
Finalmente Jesús nos dice “¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si se pierde o se arruina a sí mismo?". Como si dijese: cuando alguno, considerando los placeres y los bienes presentes, rehúsa sufrir y elige vivir de una manera cómoda y espléndida, si es rico, ¿de qué le aprovechará todo esto, si pierde su alma? Pasan las grandezas de esta vida y sus delicias como pasa una sombra.
Constantemente el Señor, a la vez que nos invita a merecer la vida eterna, la felicidad por siempre, nos enseña a menospreciar las cosas de la tierra. Por ello robustece la humana debilidad, ofreciendo un premio seguro y verdadero, por los sufrimientos y penalidades de la vida presente.
7. “EL QUE QUIERA VENIR DETRÁS DE MÍ”
Nos es fácil tomar la cruz y seguir a Cristo, es un camino duro, arduo, hay que estar dispuesto a cumplir con todo lo que el Señor nos enseño, hay que tener dispuesta la vida contra los sufrimientos, contra los peligros y ofrecerse hasta la muerte. Así como lo han hecho muchos, dejar lo conocido por lo desconocido, abandonar las cosas del presente, por las futuras y del Reino prometido. Pero El buen Maestro, para que ninguno se deje abatir por la desesperación o el tedio, nos promete a continuación a los fieles que lo veremos, pero el nos ha advertido, "Os digo, en verdad: hay algunos aquí que no morirán sin ver el reino de Dios". Esta en nosotros, el encontrarnos con el Señor, por eso dijo “El que quiera venir detrás de mí”.Jesús, bueno y piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese como obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le agradeciesen el poderlo servir.
El Señor pone ante nosotros la vida y la muerte, pidiéndonos tomar una decisión y ratificarla día tras día. Se trata de una opción que no es evidente, ya que Jesús lo indica con una paradoja: a la vida según Dios, a la vida que es Dios, se llega negándonos a nosotros mismos, llevando nuestra cruz cada día tras el Maestro, aceptando perder por él la vida presente. El cristianismo es una disposición radical a seguir a Cristo hasta el final, no un esfuerzo moral por mejorar el propio carácter o las propias costumbres.
No es fácil responder: "Sí, yo" a la invitación, que no deja lugar a ilusiones: "El que quiera seguirme... ". Sin embargo, si aparece clara la perspectiva de sufrimiento incluida en el seguimiento, no aparece menos clara la meta final: la resurrección, salvar la vida, una vida en plenitud, sin parangón con ganar el mundo entero. Optamos, pues, por la vida amando al Señor, obedeciendo su voz y manteniéndonos unidos a él: si con él logramos atravesar la muerte a nosotros mismos cada día, con él experimentaremos desde ahora el inefable gozo de la resurrección, de la vida con él.
Jesús, tú eres el Camino, el único que conduce al Padre: tu camino no es de gloria, oh Varón de dolores, que sabes bien lo que es padecer; me invitas a seguirte, a optar en todo momento en dar mis pasos vacilantes siguiendo tus huellas seguras...
Jesús, tú eres la Verdad, la única que lleva a conocer el rostro de Dios: no infunde mucho entusiasmo verlo en el tuyo, oh Siervo doliente; está tan desfigurado que no parece rostro humano. Pero me invitas a creerlo; el que te ve a ti, ve al Padre; éste es el gozo perenne...
Jesús, tú eres la Vida, la eterna, que comienza ahora y desemboca en el seno de Dios. No es fácil aceptar perderla-aquí y ahora, negando lo que satisface inmediatamente porque sacia mis deseos orgullosos y egoístas, pero tú me repites: "Quien pierda su vida por mí, la salvará".
Señor, tú eres el único que puedes darme fuerza, la gracia de dar un paso adelante, un pasito cala vez; de abrazar mi cruz diciendo: "Sí, quiero" a tu invitación, y seguirte caminando contigo hasta la meta, sin retroceder, por el camino de la vida en plenitud.
“Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”
Mt 9, 14-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1. “¿POR QUÉ TUS DISCÍPULOS NO AYUNAN, COMO LO HACEN LOS DISCÍPULOS DE JUAN?
Los escribas y fariseos, se han hechos ellos mismo su mala fama y como siempre acostumbran a dirigir palabras en las que se expresa el deseo de que alguien sufra algún daño, es así como atacan ahora a Jesús directamente diciendo: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?”. El ayuno es un elemento esencial de la vida piadosa de los judíos; éstos practican no sólo el ayuno, sino también la oración (Lc 11,1), como les había enseñado Juan Bautista (Lc 11,1). Con esta crítica ellos quieren presentar a los amigos de Jesús como discípulos permisivos, amigos dados a comer, beber y a banquetear.
Jesús responde a este juicio sobre sus discípulos, recordándoles que, cuando se está de boda, los rabinos no sólo eximían del ayuno a los amigos del novio, sino que éstos estaban obligados a interrumpirlo. Es así como les pregunta y les contesta: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Es decir ¿pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo. Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán."
El evangelista compara a Jesús con un novio, el tiempo presente con una fiesta de bodas, y los discípulos con los invitados a la fiesta. En estas circunstancias el ayuno queda prohibido y no hay lugar para la tristeza.
2. ¿ACASO LOS AMIGOS DEL ESPOSO PUEDEN ESTAR TRISTES MIENTRAS EL ESPOSO ESTÁ CON ELLOS?
Jesús, se refiere a la costumbre de las bodas de aquel tiempo, donde un grupo especial de amigos más íntimos tenían por misión mantener la alegría en aquellos actos de bodas, estos eran sólo dos. Eran los más íntimos amigos del esposo; servían de intermediarios de los cónyuges antes de la boda y atendían a todo en la fiesta. Jesús toma la imagen de un festín de bodas. Los “hijos del esposo,” sus invitados, preferentemente sus íntimos, no pueden entristecerse. Es la hora de la fiesta. El Talmud recomienda a los invitados en un banquete de bodas, como un deber, el saber comportarse allí, tener una alegre expansión festiva, y les dispensa incluso a este propósito de diversas obligaciones “legales”. Por eso, mientras los discípulos están en esta fiesta — y la boda es símbolo bíblico del establecimiento del reino y de la salvación (Ap 19:7.9, etc.) —, estos invitados predilectos a la misma no pueden “entristecerse” (Mt), es decir, “ayunar” (Mc-Lc), puesto que el ayuno es señal de penitencia y de luto.
3. “LLEGARÁ EL MOMENTO EN QUE EL ESPOSO LES SERÁ QUITADO, Y ENTONCES AYUNARÁN”
Pero vendrán días en que el “Esposo” será “quitado”. El Esposo, Cristo, toma ahora un carácter no sólo de comparación, sino de identificación. Anuncia su muerte. Es la profecía de su muerte mesiánica. Cuando termine la fiesta de estos desposorios mesiánicos temporales, que será breve, como lo sugiere su comparación con un banquete de bodas, entonces será la hora de sus ayunos y tristezas.
En el Evangelio, Jesús con suficiente claridad nos hace ver que las leyes del Antiguo Testamento, caducan con su venida para iniciar algo nuevo, un Nuevo Testamento, una nueva Ley, una nueva vida. Todo esto requiere un nuevo espíritu, un cambio de mentalidad, caen entonces las antiguas prescripciones y surge la nueva, le ley de amor.
4. “GOCÉMONOS, ALEGRÉMONOS Y DÉMOSLE GLORIA, PORQUE HAN LLEGADO LAS BODAS DEL CORDERO” (Ap 19;7)
Con motivo de los ayunos supererogatorios que practicaban los discípulos del Bautista y de los fariseos, acaso para acelerar la venida del Reino, practicados por la legislación farisea dos veces en la semana, Cristo expone una importante doctrina. Sus discípulos no pueden ayunar, porque se está en el período de las “bodas” mesiánicas. Es hora, pues, de alegría. La “boda,” en lenguaje simbólico oriental, es imagen de salvación. “Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su novia se ha preparado”. (Ap 19:7).
Jesús, no condena las prácticas de los ayunos que se alegan. Pero sí el espíritu farisaico de los mismos. La Nueva Ley tiene un nuevo espíritu. Sus discípulos, imbuidos en él, no están sometidos ni han de copiar lo viejo. Que los dejen gozar del nuevo espíritu. Y si los fariseos ayunaban también para acelerar la hora mesiánica, los discípulos de Cristo no han de ayunar, sino gozarse con su presencia. Ayunarán luego, cuando el mesianismo, que no era como el esperado por los fariseos, les quite la presencia sensible del Mesías y vengan a su reino horas de dolor.
5. JESÚS HA VENIDO A TRAERNOS UNA VIDA NUEVA
Con Jesús se pone fin a un largo período de la historia del pueblo judío, representado por los fariseos que se aferran a las viejas formas de una tradición basada en ayunos múltiples, y se oponen a las nuevas formas del tiempo presente de la salvación, tiempo de alegría, de amor y de fecundidad, representado por la imagen de una fiesta de bodas.
Jesús ha venido a traernos una vida nueva, vida de la gracia, y esa vida nos requiere como hombres nuevos, con una nueva mentalidad, con nuevos criterios, con una nueva escala de valores, ahora debemos ver las cosas de una manera distinta, y hacer un juicio renovado de los acontecimientos. En efecto Jesús, ha venido a terminar con todo lo viejo y nos trae un hombre con un nuevo sentido de la vida, con esperanzas nuevas.
6. UN CAMBIO PROFUNDO Y UN NUEVO SISTEMA DE VIDA
El hombre nuevo que se forma en Cristo, esto es un cambio profundo y un nuevo sistema de vida. Pablo nos dice; “Así como Jesucristo resucito en la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rom 6,4), o también como nos aclara cuando nos dice: “El que vive en Cristo es una nueva criatura: lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente” (2 Cor 5, 17).
La expresión la bodas, son para decir El Reino de Dios, y en el se ofrece un banquete con un majar, es el mismo Cristo, por eso gozando del amor de Cristo, no podemos estar tristes, no hay porque vivir apesadumbrados, porque el amor de Cristo es alegría, el amor de El, es felicidad.
Gocémonos, amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte o al collado do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura. (San Juan de la Cruz)
Parece como si la Iglesia se divirtiera poniéndonos en aprieto: por una parte recomienda el ayuno; por otra, atendiendo a los dos textos que nos presenta hoy, lo redimensiona. Aunque más que redimensionarlo, lo ex-plica, le da el verdadero sentido. Parece bastante oportuno, especialmente hoy, cuando se redescubre el ayuno por motivos dietéticos y estéticos: guardar la línea, vigilar el peso. Añadamos la difusión de las prácticas orientales, en las que el ayuno tiene su importancia, con vistas a descubrir el "yo" profundo. El ayuno no es, pues, extraño a nuestra civilización pluralista y abierta a todas las corrientes. Pero hoy la Iglesia subraya dos dimensiones esenciales del ayuno: su referencia cristológica y su dimensión de solidaridad.
La referencia a Cristo: se ayuna porque Cristo, el Esposo, todavía no está del todo presente en mí, en la sociedad en la que vivo. El Esposo está preparado, pero yo no: su amor no ocupa todo mi ser, su causa no se ha cogido verdaderamente por entero. ¿Ayuno para dejarle sitio en mi vida, para crear un vacío en mí, de suerte que él pueda acaparar toda mi existencia?
La referencia a la solidaridad: mi ayuno debe sensibilizarme con el que pasa hambre y sed, creando en mi el sentido de responsabilidad con los pobres y necesita-dos. ¿No has notado que hoy día, después del Concilio, la Iglesia ha redimensionado el ayuno exterior y ha movido a que los cristianos asuman "las angustias de los hombres de hoy, sobre todo de los pobres"? (Gaudium et spes 1). ¿Qué lugar ocupa en mi vida el ayuno cristiano?
Señor, apiádate de mí, que me preocupo más de la mentalidad corriente que de tu crecimiento en mí. Por la salud, si un médico me prescribe una dieta, aunque sea severa, estoy dispuesto a hacer grandes sacrificios, pero para hacer que crezcas en mí, para sentirte "íntimo" como Esposo muy ansiado, para eso no me entusiasmo mucho, ni me preocupo por sacrificarme en de-masía.
Señor, apiádate de mí, porque me preocupo más del aspecto exterior que del interior, estoy más atento para agradar a los hombres que para agradarte a ti: con frecuencia soy materialista. "Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias, Señor". Y hoy me siento humillado y confundido por mi doblez de corazón y mis equívocos.
Acrecienta, Señor, el sentido esponsal de mi vida cristiana, que me aclara tantas cosas de la tradición de la santidad, que de otro modo resultarían inexplicables. Te pido, en este cuaresma, aprender a ayunar de lo que me distrae inútilmente de ti, de todo aquello que me aleja de la contemplación de tu Palabra, de lo que me arrastra a "otros amantes", a otros amores que, poco a poco, pueden llevarme a ser un adúltero e infiel
Jesús a su paso vio un “publicano” estos eran gentes despreciadas, por cooperar con la autoridad gentil al cobro de los impuestos al pueblo de Dios. A lo que se unía su abuso en lograr las máximas ventajas económicas. Está en su “telonio,” su puesto de recaudaciones. Al tener éste cerca del mar, hace pensar que su función principal, al servicio de Antipas o de Roma, fuese el de cobrar los impuestos más directamente relacionados con las cosas del mar.
El nombre es, Leví. En Mt se llama a sí mismo Mateo. Las escenas son las mismas, y el uso de dos nombres no era nada raro. Es ordinariamente admitido que ambas personas se identifican. Al llamarle Cristo, “dejó todo” y le siguió.
Para los Judíos de aquel entonces, era más bien despreciable el trabajo de Leví (Mateo) como recaudador de impuestos, sin embargo Jesús se detiene ante la mesa de cobrador de Impuestos, y le mira con afecto, el “sígueme” de Jesús, no solo le llega a los oídos a Leví (Mateo), le llega justamente a donde van las palabras de Cristo, al corazón.
Igual que a nosotros, Jesús se detiene a mirarnos con afecto, y también nos habla a nuestro corazón, su suave voz es además una insistencia permanente en nuestra conciencia, voz que nos invita a seguirlo, aceptarlo y a la cual debemos guardar fidelidad.
Leví (Mateo) se levanto y lo siguió, pero dejándolo todo, condición indispensable para seguir a Jesús, lo sigue además con sinceridad, es así, como el Señor elige los sentimientos interiores del hombre, no por lo exterior o lo que se aparenta.
2.LA “VOCACIÓN” DE LEVÍ (MATEO).
Su conversión debió de ser bastante ruidosa, por efecto de ser ”publicano,” “Publícanos se llama a los que cobran los tributos públicos”. Eso lo hacia despreciable, y por ser hombre enriquecido por este procedimiento, fácilmente abusivo. En la literatura talmúdica se tenía por difícil o desesperada la conversión de los publícanos.
La sentencia de Cristo sobre quiénes tienen necesidad de “médico” es una pequeña parábola con la que responde, como tantas veces, con grandes parábolas, a las críticas farisaicas sobre la admisión de “pecadores” en el reino. En el fondo parece percibirse una fina ironía contra los “justos” fariseos.
Dios ha tenido misericordia de todo el género humano y ha llamado a hombres y mujeres sin distinción, para que le ayudemos en la obra misericordiosa de la implantación del Reino del Dios-misericordia.
Así es, como Jesús ha llamado a su seguimiento a Leví, Dios muestra su misericordia a este hombre y lo invita a que lo siga. Seguir a Jesús y aceptar su proyecto, es aceptar la invitación que el Padre nos hace a través de su Hijo, el amado. El Padre en su plan amoroso continúa mostrando su amor misericordioso por todos los hombres y mujeres de la tierra.
3.EL BANQUETE DE JESÚS CON LOS PECADORES
El banquete de Jesús con los pecadores nos hace comprender que Dios viene al encuentro del ser humano hundido en el pecado y en su propia miseria. Comer juntos constituía en aquel tiempo el signo más evidente y más valioso de amistad y comunión, no sólo en un nivel sencillamente humano, sino en el mismo plano religioso. Por eso, los judíos evitaban el contacto en la comida con los miembros pecadores de su pueblo.
Sin embargo lo anterior, Jesús se comporta de una forma diferente, no sólo llama a Leví, el publicano, no sólo le ofrece el perdón a él y a los que entonces eran pecadores, sino que comparte con ellos su amistad y su comida. Por muy humana que parezca su actitud, por misericordioso que su gesto pueda presentarse, constituía ante los ojos de Israel causa de escándalo, por eso se preguntan; “¿Por qué come con publicanos y pecadores?”. Jesús se ha colocado en el lugar de Dios, llevando el signo de su gracia y comunión a los pecadores, a los perdidos y culpables.
Este banquete con los pecadores es un signo y anticipación de la fiesta del banquete pleno, el Reino de los Cielos, en ellas se ha hecho visible la nota peculiar del mensaje de Jesús, es decir, el ofrecimiento del perdón y la instauración de un nuevo tipo de relaciones con Dios y con el prójimo, por eso Jesús, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se conviertan".
4.JESÚS NO HA VENIDO POR LOS SANOS; HA VENIDO POR LOS ENFERMOS.
Él invita a todos aquellos que de una u otra manera desconfían en el plan misericordioso del Padre. Así es como Jesús le propone a Leví que se deje amar por Dios, del mismo modo nos propone a nosotros lo mismo, que nos dejemos que el Padre bueno nos muestre su amor y su voluntad. Pero es necesario que frente al derramamiento del amor en él, le demos muestras de cambio, de arrepentimiento, de conversión, para empezar a vivir una nueva vida.
Jesús nos ha enseñado que nadie esta excluido para El. Jesús no tuvo inconveniente en comer y alternar con publicanos y pecadores, nosotros no somos mejores que otros, no debemos juzgar a los demás peor que nosotros, eso esta reservado para Dios. Así como Jesús, no excluyamos a nadie en el camino de la salvación, El quiere que nos salvemos todos.
El hombre pecador es llamado por la Misericordia a la conversión para gustar la comunión con Dios. Enfermo en lo hondo del corazón, languidece buscando en el atolondramiento de los sentidos o de la superactividad el paliativo a la angustia que le devora interiormente, quizás sin saberlo.
Si no me reconozco a mí mismo en ese hombre pecador, herido, no es para mí la fiesta del perdón, la alegría de la curación. Continuaré sentándome en la mesa de la gente "de bien", sin contaminarme con la suciedad moral y material de los otros, sin dejar que me inquiete el Amor que va en busca de quien está llagado interior-mente para sanarlo.
Por medio del profeta Isaías, Dios nos ha pedido compartir. En el Evangelio lo vemos encarnado: Jesús mismo ha compartido hasta el extremo, saciando con la propia vida al hambriento de justicia-santidad. La comunión que el Señor nos invita a construir entre nosotros tiene un precio elevado, que él ha pagado totalmente solo: asume todo el dolor del otro, aun el sufrimiento más desolador y que menos se nota, el del pecado. Si reconozco ser yo el pecador sanado de sus heridas, no buscaré más -tanto para mí como para los míos- que el abrazo infinitamente misericordioso de esas manos crucificadas.
Padre misericordioso, tú cuidas de todos los pequeños de la tierra y quieres que cada uno sea signo e instrumento de tu bondad con los demás. Tú brindas tu amor a todo hijo herido por el pecado y quieres unirnos a unos con otros con vínculos de fraternidad.
Perdóname, Señor, si he cerrado las manos y el corazón al indigente que vive a mi lado, pobre de bienes o privado del Bien. Todavía no he comprendido que tu Hijo ha venido a sentarse a la mesa de los pecadores; me he creído mejor que los demás. Por esta razón soy yo el pecador. Haz que resuene tu voz en mi corazón, llámame ahora y siempre, oh Dios. Abandonando las falsas seguridades, quiero levantarme para seguir a Cristo en una vida nueva. Y será fiesta.
“Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio”
Mt 4, 1-11
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.JESÚS FUE LLEVADO POR EL ESPÍRITU AL DESIERTO, PARA SER TENTADO POR EL DEMONIO
Nos encontramos con uno de los relatos más misteriosos e incomprensible o enigmático de los evangelios según san Mateo, en el se expone un elemento diabólico; la tentación.
Comienza el relato con la expresión entonces, con esta forma se esta vinculando que sucedió luego delbautismo de Jesús y la expresión se transforma en un simple cambio de escena. Jesús, sometido en todo a la acción del Espíritu Santo, el relato dice que “fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el demonio”.
Va al desierto para ser “tentado”. La palabra usada lo mismo puede significar “tentación” en el sentido de solicitar al pecado, que indicar, simplemente, ser sometido a prueba.
El desierto aparece en la literatura judía y oriental como lugar donde moraban los malos espíritus, y en especial los demonios como los dicen otros relatos evangélicos. Pero tiene también otro sentido mesiánico, además de lugar de penitencia y aislamiento. Las comunidades de esenios y Qumrán son un claro ejemplo de ello.
El demonio significa, conforme a su etimología “echador,” en sentido de acusador, calumniador o tentador. Se decía que su oficio era triple, solicitar al hombre al pecado (cf. Zac 3:1; Job 2:6ss), acusarlo luego ante el tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle en la literatura rabínica, “el ángel de la muerte.”
2.SI ERES HIJO DE DIOS, DI QUE ESTAS PIEDRAS SE CONVIERTAN EN PAN
El tiempo que se establece para esta tentación es de cuarenta días y cuarenta noches. Podemos fijar atención en esta cifra, es de ambiente bíblico, así es como se menciona en el diluvio (Gen 7:12), también en la estancia de Moisés en el Sinaí (Ex 24:18), lo mismo en los años de Israel en el desierto (Núm 14:33-34).
Dice el relato; “Y, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”,con cuya respuesta esperaba saber si era el Mesías o no. Sugerencia bajo una capa de piedad: que no sufra un privilegiado hijo de Dios.
“Hijo de Dios” se refiere, como en otros casos (Mt 8:29; 27:40.43; Mc 1:1), al Mesías, esto se comprende en especial porque con el bautismo se le proclamó “su” Hijo (cf. Mt 9:25). Se esperaba entonces que el Mesías, al modo de Moisés, haría descender otra vez del cielo una lluvia de “maná”, del que se comería en aquellos años. Probablemente pueda en el evangelista san Mateo un recuerdo de esto.
3.‘EL HOMBRE NO VIVE SOLAMENTE DE PAN, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS”.
Jesús le contesta con un argumento de la Escritura: “Está escrito.” La palabra de Dios cierra toda discusión. “El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de boca de Dios” (Dt 8:3). Jesús alude aquí al sentido espiritual de confianza en la omnipotencia de Dios, en función de otra vida superior, a la que hay que atender con preferencia. Es lo que Jesús recordará más tarde junto al pozo de Siquem: “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió” (Jn 4:34). Por eso dijo a sus discípulos: “Yo tengo una comida que vosotros no sabéis” (Jn 4:32).
Jesús pudo hacer el milagro. Pero éste no debe hacerse inútilmente. El abandono al Espíritu y a la Providencia fue el medio para rechazar la tentación.
4.“LE LLEVÓ ENTONCES EL DIABLO A LA CIUDAD SANTA”
Continua el relato con esta forma; “Le llevó entonces el diablo a la Ciudad Santa” ¿es el diablo quien tiene la iniciativa?, es un enigma, pero la expresión muestra que este sujeto tiene la iniciativa, pero sin exigir una acción física. Desde allí, el diablo interviene para que Jesús esté en la “Ciudad Santa,” Jerusalén, y sea “puesto” sobre el “pináculo” del Templo, probablemente era la techumbre desde donde se lograría mejor la espectacularidad de la propuesta que el maléfico hace.
En una de las concepciones rabínicas se contaba precisamente que el Mesías se revelaría estando de pie, sobre el techo del Templo, para anunciar a Israel que su redención había llegado.En aquel ambiente, y a la hora de los sacrificios, hubiese sido un prodigio tal que acusaría ser él el Mesías.
5.“TAMBIÉN ESTÁ ESCRITO: ‘NO TENTARÁS AL SEÑOR, TU DIOS”.
De nuevo Jesús rechaza la tentación con la Escritura: “No tentarás al Señor tu Dios,” que se refiere al Dt 6:16, y se alude con él al pasaje del Éxodo cuando, faltos de agua en el desierto, exigían los israelitas a Moisés un milagro. “¿Por qué tentáis a Yahvé?” les dijo Moisés (Ex 17:2). Nuevamente Jesús, confiando en la providencia de Dios, rechazó la tentación. No era “confiar” en Dios arrojarse temerariamente, exponiendo su vida, y esperar que Dios milagrosamente lo salvase. Los ángeles protegen al “justo” (Sal 91:11ss), pero no al temerario suicida. Y esto suponiendo que no le propusiese tirarse, por lo descabellado, desde una altura 180 metros, (altura estimada según el historiador Judío Flaviano Josefo)
6.“TE DARÉ TODO ESTO, SI TE POSTRAS PARA ADORARME”.
En la tercera tentación el diablo interviene para que Jesús vea los reinos del mundo y su atracción, dice el relato que: De nuevo le llevó el diablo a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, le dijo: ““Te daré todo esto, si te postras para adorarme”.
Los judíos contemporáneos de Jesús esperaban un Mesías político y nacional, que aparecería con pompa, dominación y prodigios. Así se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve en los evangelios (Mc 10:35ss; Lc 24:21; Jn 6:15). No es que el diablo tenga dominio sobre el mundo. Únicamente en el sentido de que influye en sembrar el mal, Jesús le llamó “príncipe de este mundo” (Jn 12:31), y San Pablo le llega a llamar “Dios de este mundo” (2 Cor 4:4). Por eso Jesús, citando de nuevo la Escritura (Dt 6:13), desenmascara la falta de sus poderes y le ordena que se aparte: ‘Adorarás al Señor, tu Dios, y a El sólo rendirás culto”. Sólo a Dios se puede adorar y temer como fuente y dador de todo poder.
7.“VINIERON LOS ÁNGELES Y LE SERVÍAN,”
Y el diablo se retiró, como dice Lucas, “temporalmente.” No directamente, pero sí indirectamente, tentó luego a Jesús a través de los fariseos y saduceos, queriendo intimidarle en el desarrollo de su mesianismo; de las turbas, que querían hacerle rey temporal; de los que intervinieron en la pasión. Todos colaboraron a aquel momento, del que Jesús dijo: “Viene el príncipe de este mundo contra mí” (Jn 12:31). Entonces el Padre, por el abandono de Jesús en su providencia, hizo lo que antes El no quiso realizar: “vinieron los ángeles y le servían,” es decir, le trajeron alimento: (Mt 8:13; 25:44, etc.) tiene aquí este sentido.
8.“CONFIAD, YO HE VENCIDO AL MUNDO” (Jn 16:33).
Sobre estas tentaciones mesiánicas, se lee que muchos han pensado que fue una victoria ejemplar y eficiente de Jesús sobre las tentaciones y pecados genéricos de los hombres, tales como la gula, la vanagloria y la soberbia, que cita San Juan (1 Jn 2:16). Así se podía Jesús compadecer de nosotros y animarnos en la lucha: “Confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33). Para otros significan la absoluta impecabilidad de Jesús: “¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?” (Jn 8:46). Otros querían ver que en el desierto donde Israel fue tentado y pecó, Jesús supera aquella conducta.
Si desconfiamos de Dios, nosotros mismos nos separamos de él. Esta es la mayor de las tentaciones. La tentación de la desconfianza está en el origen de la trágica caída de los primeros padres y aparece a lo largo de todas las etapas de la historia de salvación. La encontramos desde el primer libro de la Biblia (Gn 3), donde la serpiente tentadora induce a Adán y Eva a desconfiar de Dios, hasta el Apocalipsis (cc. 3 y 12), donde el dragón se encona contra la Iglesia, dispuesto a devorar a los santos, los hijos engendrados en la gracia. La envidia empuja continuamente al maligno, aunque ya vencido por Cristo, a la tentativa desesperada de hacer caer a los hijos de Dios. Por eso el cristiano debe estar siempre alerta, dispuesto al combate que tiene que mantener con la armadura que Dios le procura (cf. Ef 6,12-18).
9.LA IGLESIA ESTÁ SOMETIDA A LA TENTACIÓN LO MISMO QUE TODO CRISTIANO
La Iglesia está sometida a la tentación lo mismo que todo cristiano; pero si perseveramos en la fe y en la oración, el Señor nos promete el auxilio para que no sucumbamos a la tentación (cf. Ap 3,10-12). La tentación es necesaria porque, después de la primera caída, todos deben someterse a la prueba. Nuestro corazón adolece de inconstancia y necesita robustecerse mediante una terapia intensiva y estimulante: la tentación libera nuevas y prodigiosas energías espirituales. El amor, en la prueba, se purifica y fortalece.
El Señor nos promete su ayuda: no seremos tentados por encima de nuestras Fuerzas; el apóstol nos dice: "Dios es fiel, no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; al contrario, junto con la prueba os proporcionará fuerzas suficientes para superarla" (1 Cor 10,13). El ancla de salvación es la cruz, a la que debemos estar fuertemente abrazados. Cristo padeció por nosotros la tentación y ha vencido (A. M. Cánopi, Si, Padre. Meditazionisul Padre nostro, Milán 1999, 114-116).
El Espíritu de Dios conduce a Jesús al desierto: tierra de soledad donde todo calla y el silencio amplifica las voces que percibe el corazón; tierra de libertad donde Dios puede hablar o callar. También el demonio, el tentador el que divide a los hombres, puede encontrarnos en el desierto.
"Estemos firmes en la prueba: nuestra fuerza es el amor de Cristo" (de la liturgia).
UNO DE LOS RELATOS MÁS MISTERIOSOS E INCOMPRENSIBLE O ENIGMÁTICO DE LOS EVANGELIOS
Decía al principio de este comentario, que nos encontramos con uno de los relatos más misteriosos e incomprensible o enigmático de los evangelios según san Mateo, en el se expone un elemento diabólico; la tentación. Así es como hay que responder ahora algunos interrogantes.
Primero, ¿por qué el Mesías va al desierto a “ayunar” y a ser “tentado por el diablo,” y para ello, además, es “movido” o “llevado” por el Espíritu Santo? Esto es ya un misterio, pero que Dios traza. Son los planes de Dios.
Y en estas “tentaciones” A prueba,” en la primera¿y por qué el Mesías tiene “hambre”? No se resuelve por el recurso fácil del milagro, sino por el abandono a la Providencia de Dios. Si se hubiese hecho conforme a la proposición diabólica, el Mesías no seguiría el mesianismo profético, espiritual y de dolor (Isaías), que Dios trazó.
La segunda “tentación,” la espectacular, de bajar en la hora esplendente del Templo en manos de ángeles — ¿la gente vería los ángeles? —, era provocar el mesianismo por aclamación de triunfalismo espectacular. Lo que no era el Mesías profético, que triunfaría, finalmente en la cruz.
La tercera “tentación” era exponer que Jesús no recibe el poder de Satanás — como los fariseos decían de los milagros de Jesús —, sino de Dios. No era por recursos políticos — piénsese en tantos tronos de entonces logrados por sangre, en el fondo, por Satanás —. Es verdad que en el salmo 2:6.8 se prometen al Mesías los reinos de la tierra. Pero éstos no le vienen por donación de Satanás, que no tiene, sino de Yahvé. Lo llamaron en vida “endemoniado” y que realizaba prodigios en virtud del diablo. Es aquí la proclamación de los poderes mesiánicos, y del mesianismo universal, que Dios le dio.
Oh Padre, tú que has ofrecido al hombre vivir en comunión contigo y que, cuando Adán, el progenitor soberbio, pecó no lo abandonaste en el abismo de su caída: mírame también a mí, sácame de la angustia en la que me precipita el deseo de ser un dios que encuentra en sí mismo la norma del bien y el mal.
Oh Cristo, tú que nos has rescatado del pecado de Adán y has seguido el camino de la obediencia indicado por tu Padre hasta la cruz: sálvame también a mí, que deseo saciarme de cosas, de gloria y de poder, aunque quedo desilusionado y hambriento porque la Vida está en otra parte.
Oh Espíritu, tú que condujiste a Jesús al desierto para que, victorioso del mal, pudiese restituir al Padre la sumisión amorosa que cada uno de nosotros le hemos negado: ilumíname y fortalece mi corazón, para que aprenda a discernir tu voluntad y la cumpla sin temer fracasos o burlas, con humildad obediente, en la libertad del amor.
“Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino”
Mt 25, 31-46
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.CUANDO EL HIJO DEL HOMBRE VENGA EN SU GLORIA
Jesús dijo a sus discípulos: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. En esta hora de la parusía final, el Hijo del hombre vendrá “en su gloria,” y, como parte de ella, vendrá “con todos los ángeles,” que son sus ángeles, como ornamento suyo y como ejecutores de sus órdenes. Todo ello indica, dentro del género apocalíptico, la grandeza de la majestad con que Cristo realizará aquel acto, lo que no excluye, naturalmente, la realidad de esta presencia de los ángeles.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquéllas a su derecha y a éstos a su izquierda.
En el uso rabínico de casos de separación, a la derecha se pone siempre lo mejor. Por cuanto los pecadores conocerán sus delitos y los justos verán patentes los frutos de su justicia que les acompañaron hasta el fin.
Se llaman ovejas los que se salvan, por la mansedumbre con que aprendieron de Aquél que dijo: aprended de mí, que soy manso (Mt 11,29); y por cuanto estuvieron dispuestos hasta sufrir la muerte, imitando a Jesucristo, que como oveja fue llevado a la muerte (Is 53,7).
Los malos, en cambio, son llamados cabritos, los que trepan los más ásperos peñascos y caminan por sus precipicios. La Sagrada Escritura suele designar la sencillez y la inocencia con el nombre de oveja. Bellamente, pues, se designan aquí los elegidos con este nombre. Sin embargo el cabrito es animal lascivo, que en la ley antigua se ofrecía para víctima de los pecados.
2.PORQUE TUVE HAMBRE, Y USTEDES ME DIERON DE COMER…
“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me alojaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver". Y hay que notar que lo que menciona Jesús, son las siete obras de misericordia, las cuales, cualquiera que tenga cuidado de cumplirlas, merecerá alcanzar el reino preparado a los escogidos desde el establecimiento del mundo.
Pues en un sentido místico observa las leyes del verdadero amor, quien al que tiene hambre y sed de justicia le alimenta con el pan de la palabra, o bien le da de beber la bebida de la sabiduría, y el que recibe en la Iglesia al que anda errante por el pecado, y el que admite al que está enfermo en la fe.
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?". Los Santos, pues, que obraron obras derechas, recibieron en premio de sus obras rectas, la derecha del Rey, en la cual está el descanso y la gloria. Y a causa de su humildad se proclaman indignos de alabanza por sus buenas obras; no por haberse olvidado de aquello que hicieron, pues El mismo les muestra su compasión en los suyos. Dicen esto ciertamente no desconfiando de las palabras del Señor, sino pasmándose de tan extraordinaria excelencia y de la grandeza de su majestad.
3."LES ASEGURO QUE CADA VEZ QUE LO HICIERON CON EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HERMANOS, LO HICIERON CONMIGO".
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Libremente podemos entender que Jesucristo hambriento es alimentado en todo pobre, y sediento saciado, y de la misma manera respecto de lo otro. ¿Por qué los llama pequeños? Por lo mismo que son humildes, pobres y despreciados.
Y dice mis hermanos, recordándonos que nos dijo; "Son hermanos míos, los que hacen la voluntad de mi Padre" (Mt 12,50).
Así como había dicho a los justos, vengan, así también dice a los injustos, malvados y crueles, "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles” Los que se apartan de Jesús, caen en el fuego eterno, el cual es de distinta naturaleza del fuego de que hacemos uso: pues ningún fuego es eterno entre los hombres, y ni siquiera de mucha duración. Y tengamos presente que no dice que el reino está preparado, en verdad, para los ángeles, mas sí que el fuego eterno lo está para el diablo y para sus ángeles. Porque por lo que a El toca, no ha creado a los hombres para que se pierdan, pero los que pecan son los que se unen con el diablo, para que así como los que se salvan son comparados a los ángeles santos, de la misma manera sean comparados a los ángeles del diablo los que perecen.
4.PORQUE TUVE HAMBRE, Y USTEDES NO ME DIERON DE COMER…
“Porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; era forastero, y no me alojaron; estaba desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron".
Así es, cómo los malos hombres, abandonaron la misericordia, y no en un sólo concepto, sino en todos. Porque no tan sólo no dieron de comer al hambriento, sino que tampoco visitaron al enfermo. Nótese que Jesús no esta diciendo estaba en la cárcel y no me sacaron; enfermo y no me curaron; sino dice, no me visitaron, no se acercaron a mi. Todas estas cosas, por tanto, bastan para sufrir la pena del infierno.
Además, ninguna de las cosas que pedía Jesús era difícil dar, (tampoco lo es hoy), era un poco de pan porque tenía hambre, era darse cuenta de la miseria pues era pobre, era sentir compasión de la naturaleza, pues era hombre, era el deseo de alcanzar lo que se prometía, tan deseable como el reino, era sentir la dignidad del que recibía, pues era Dios el que recibía por medio de los pobres; era un trato con honor, porque se dignó recibir de mano de los hombres, lo justo que era dar, pues recibía de nosotros lo que es suyo, sin embargo los hombres ante todas estas cosas estuvieron cegados por la avaricia.
5.LES ASEGURO QUE CADA VEZ QUE NO LO HICIERON CON EL MÁS PEQUEÑO DE MIS HERMANOS, TAMPOCO LO HICIERON CONMIGO
Éstos a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?" No es menos cierto, que es propio de los hombres malos, excusarse, dar a entender que no tienen culpas, o que son leves y pocas las faltas; y esto mismo lo indica la respuesta de Jesucristo. "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". Queriendo demostrar que las acciones buenas de los justos son sublimes, y que las culpas de los pecadores no lo son Dice Jesús, “mis hermanos” verdaderamente, los que son perfectos, son sus hermanos.
Finalmente dice Jesús; Éstos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”. La sentencia que se da es eterna. Los malvados “irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna” “El castigo será “eterno.” La palabra cobra un espantoso realismo, sin atenuación alguna posible, en este contexto. Los unos y los otros tienen un destino igualmente eterno. Eso si, algunos irán por la derecha y otros por la izquierda.
"Yo soy el Señor", repite Dios en el Antiguo Testamento como rúbrica a los preceptos sobre el amor práctico y cotidiano con el prójimo. Yo soy el Señor que ve vuestra conducta, que cuida de la vida de todos exigiendo que se respete y se socorra, de suerte que seáis santos con mi misma santidad.
"Conmigo lo hicisteis", repite Jesús en el Evangelio. Soy el Rey que no veis en cada uno de mis hermanos más pequeños, pero en ellos me podéis socorrer, servirme o quizás ignorarme. ¿Quién cómo el Señor, que yace como cualquier desvalido al borde del camino y se deja mirar con indiferencia o con misericordia (cf. Sal 112)? El se sentará en el trono de su gloria y a su lado colocará a cada uno de sus hermanos más pequeños y a cuantos la actitud gratuita de compartir el pan, el agua y los bienes les haga sentirse importantes en su corazón y en el corazón de Dios. Hoy comienza mi vida eterna, si te amo como a mí mismo, hermano en Cristo, hermano Cristo.
Oh misericordioso, que lloras con nosotros desde las primeras lágrimas de Adán y Eva, rompe con tu mirada la dureza de nuestro corazón. Haznos capaces de recibir y dar tu divina compasión. No permitas que juzguemos a los demás con nuestra medida tacaña y falsa, sino con la tuya, tan longánima y abundante, hasta que nos sintamos deudores de todos, deudores de una caridad cada vez mayor, de una ternura sin límites.