La reacción de los muchos judíos que fueron a casa de Marta y María, es decir los que asistieron al duelo de esta familia, y que presenciaron el milagro de la resurrección de Lázaro, fue creer en él y en su misión, en que había sido enviado por el Padre, y que era el objeto de la oración de Jesús al Padre antes de resucitar a Lázaro. Así es como lo dice el evangelista en Jn 11: 41-42 “Quitaron, pues, la piedra, y Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas, pero por la muchedumbre que me rodea lo digo, para que crean que tú me has enviado.
Dice el Evangelio: Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, creyeron en él. Pero algunos de entre ellos fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
2.ALGUNOS, SIN NEGAR EL HECHO, NO CREEN EN EL
Sin embargo, habiendo creído en lo que presenciaron, algunos judíos se fueron donde los fariseos y les dijeron lo que había hecho Jesús. Habría que preguntarse cual fue el motivo de porque fueron a comentarles a los fariseos, si esto fue por una actitud de acusar que habían desenterrado un cuerpo y lo que querrían acusarle de sacrilegio, o por que su fe no era completa, porque hemos visto que con una fe incipiente no siempre conducía a la aceptación de Jesús.
En la vida de Jesús se ve que, ante sus milagros, algunos, sin negar el hecho, no creen en El y precisamente los que niegan la fe en Jesús ante la evidencia de los milagros son precisamente los fariseos, entonces podemos interpretar que estos judíos que fueron con la noticia fuesen fariseos, y la llevasen para cambiar y contrastar opiniones.
En todo caso el Evangelio no precisa que los que fueron a contar el suceso, hayan sido testigos directo del milagro, pero la situación es que la noticia corrió por Jerusalén, y algunos judíos que la oyeron, fueron a llevarla a los fariseos, con el fin siniestro de que interviniesen ante aquel nuevo prodigio que se contaba de Jesús. Si no, no hubiesen ido a los fariseos. La hubiesen corroborado ante todos. La misma frase de ir a ellos acusa, no información, sino denuncia. Y lo confirma la determinación que ellos tomaron ante este informe.
3.ESE HOMBRE ESTÁ HACIENDO MUCHOS PRODIGIOS
El Evangelio relata: Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron al sanedrín y decían; ¿Qué será bueno hacer? Ese hombre está haciendo muchos prodigios. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, van a venir los romanos y destruirán nuestro templo y nuestra nación.
La reacción farisaica ante esta información tendenciosa era previsible. Se convocó una reunión oficiosa de parte del sanedrín. Los fariseos, como enemigos mortales de Jesús ya desde el comienzo de su vida pública, y los príncipes de los sacerdotes, en su mayor parte saduceos, y, por tanto, ventajistas de la dominación romana, convocaron una reunión no oficial del sanedrín. Era, pues, una reunión oficiosa y preliminar para ver lo que convenía hacer en vista de los prodigios que Jesús hacía. Estos se reconocen, aunque no crean en su origen divino. Como en el comienzo de su vida pública, los fariseos, seguramente, se los atribuyen al poder de Beelzebul (Mt 12:24 par.).
“SI LO DEJAMOS SEGUIR ASÍ, TODOS VAN A CREER EN ÉL”
Pero, a causa de ellos, se plantean en aquella reunión la actuación de Jesús, no en lo que tenían sus prodigios de signos, sino egoístamente, en el sentido de su repercusión política. “Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él” es decir de seguir así, las masas pueden reconocerle como el Rey-Mesías (Jn 6:15). Esto daría lugar a conmociones nacionalistas de independencia de Roma, y ésta actuaría entonces más opresivamente, y “destruirán nuestro templo y nuestra nación” se decían.
Pero uno de ellos, llamado Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: Ustedes no saben nada. No comprenden que conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca. Caifás, apuntando y forzando la solución expresa que la nación había de prevalecer y aunque que fuese por cualquier motivo, causa de su peligro, este acusado había de morir.
4.DESDE AQUEL DÍA TOMARON LA RESOLUCIÓN FIRME DE MATARLE.
Los numerosos intentos que hubo para ello durante su vida, y que registrarán los evangelios, encontraron su final eficaz aquí. El proceso de Jesús no será más que el expediente, aparente y jurídico, para consumar esta decisión.
Jesús tuvo conocimiento de esta resolución, probablemente por vía humana. Nicodemo era miembro del sanedrín (Jn 7:50) y discípulo oculto de Jesús (Jn 19:39). También el rumor popular, al que habrían trascendido las consignas, pudo ponerle en guardia de esperar su hora.
Entonces Jesús se retiró a una ciudad llamada Efraím, próxima al desierto de Judá, se sabe que a 20 kilómetros Jerusalén, morando allí con sus discípulos. Esto le permitía, en caso de persecución judía, y antes de su hora, atravesar el desierto y establecerse en Perca. Allí estaba seguro.
5.LA PASCUA DE JESÚS: SU MUERTE REDENTORA.
El evangelista destacará varias veces la proximidad de la Pascua. Aparte del sentido histórico, quiere destacar el sentido simbólico de la Pascua de Jesús: su muerte redentora.
Dice finalmente este fragmento del Evangelio: Se acercaba la Pascua de los judíos y muchos de las regiones circunvecinas llegaron a Jerusalén antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús en el templo y se decían unos a otros: ¿Qué pasará? ¿No irá a venir para la fiesta?
La proximidad de la misma hacía subir ya a muchos judíos, antes de la Pascua, para purificarse. Esto hace ver que el retiro de Jesús en Efrén no fue largo.
Conforme a la Ley (Núm 9:10; 2 Par 30:17-18), había de celebrarse la Pascua en plena pureza legal (Jn 18:28). Como esta purificación exigía ritos, y el número de peregrinos que necesitaban purificarse era muy grande, de ahí el adelantarse unos días, para poder celebrar aquélla conforme a la Ley.
6.“CONVIENE QUE UN SOLO HOMBRE MUERA POR EL PUEBLO Y NO QUE TODA LA NACIÓN PEREZCA”,
Entre estos muchos judíos que habían subido ya a Jerusalén había expectante inquietud. Jesús, que en otras ocasiones había hecho milagros y causado impresión en los mismos jerosolimitanos, máxime en los galileos; y como estaba propagada entre el pueblo la orden de los príncipes de los sacerdotes y de los fariseos, para que, si alguno supiese dónde estaba, lo indicase, a fin de prenderle.
Las autoridades judías decidieron la muerte de Jesús, buscaron siempre la ocasión para concretar sus perversos propósitos, pero Jesús es dueño de su fin y este vendrá solamente cuando llegue su hora.
“Conviene que un solo hombre muera por el pueblo y no que toda la nación perezca”, Jesús con su muerte congregará de todos los puntos cardinales al nuevo Israel, el nuevo Pueblo de Dios, salvándolo de la muerte eterna de su perdición y llevándolo a la salvación de una nueva vida, la vida de Dios. Esa es la eficacia de la muerte de Jesús, esa muerte es para todos la verdadera Vida; Muriendo Jesús en la cruz, triunfó de la muerte de todos nosotros.
En el Evangelio que se nos ha proclamado hoy el conflicto llega a su punto álgido. La situación es irreversible: se ha decidido la muerte de Jesús. El escándalo de la cruz aparece a nuestros ojos, y en la tierra nada ha cambiado. Por todas partes conflictos, sobre todo en nosotros mismos... ¿Lograremos el éxito donde Jesús ha fracasado?
A lo largo de este tiempo de pasión tendremos ocasión de enfrentarnos al realismo de la cruz. Cristo ha venido para hacernos partícipes de la promesa maravillosa de que Dios es todo en todos. Pero para realizarlo no ha suprimido los conflictos ni nos ofrece una paz barata. El mismo se ha adentrado en el meollo del conflicto que lacera el corazón humano y nos ha conseguido la victoria del amor... Se trata de una victoria lograda mediante la locura de la cruz y el sacrificio de la obediencia, que coincide cabalmente con la gloria eterna.
A través de este mismo camino, también nosotros podemos entrar en la gloria, que comienza ya aquí. Esa es la tarea de nuestra vida, el compromiso de este día. Rechazar la lucha -lo cual equivale a seguir nuestros deseos instintivos- y permitir que la división arraigue en nosotros y en el mundo es como ponerse al lado de los enemigos de Cristo. Aceptar generosamente la lucha, contando con la gracia de Dios, pedida en la oración, significa participar en la victoria definitiva del amor y poseer ya el gozo de Dios.
Oh Dios, Padre nuestro, que en el exceso de tu amor has expuesto a tu Hijo amadísimo al rechazo y al odio del mundo, danos la fuerza de tu Espíritu a nosotros, que, elegidos para ser tuyos, queremos seguir las huellas de nuestro maestro y dar un valiente testimonio, al mundo que no te conoce, de su muerte y su resurrección.
Haz que, conformándonos a él, opongamos amor al odio, mansedumbre a la violencia, perdón a la venganza, paz a la enemistad, bendición a la maldición. No permitas que en la hora de la prueba nos venza el miedo y nos haga caer en el pecado de la incredulidad y el desamor. Antes al contrario, haz que siempre seamos más tuyos y vayamos a ti unidos a tu Hijo, llevando en brazos a este mundo al que tú, incansablemente, amas y quieres salvar. Amén.
Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Mt 21, 1-11
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.CRISTO CON SUS DISCÍPULOS SUBE CAMINO DE JERUSALÉN
Esta entrada mesiánica de Cristo en Jerusalén es relatada por los cuatro evangelistas. El que rechazó tantas veces honores porque aún no era su hora, consciente de que ésta ha llegado, va triunfalmente a la cruz y a la resurrección. No nos olvidemos sus tres “predicciones.”
Cristo con sus discípulos sube camino de Jerusalén en plan de “peregrinación” pascual, numerosa muchedumbre había llegado para la fiesta,(Jn 2:12). Llegó en este viaje a Betania “Seis días antes de la Pascua, Jesús se fue a Betania, donde estaba Lázaro” (Jn 12:1). De aquí se va a dirigir, no se dice que el mismo día, a Jerusalén. En su caminar se acercaron a Betania y luego legaron a Betfagé, cerca del monte de los Olivos. El nombre de Betfagé significa “casa de higos verdes.”
2.VAYAN AL PUEBLO QUE ESTÁ ENFRENTE
Y así fue, como Jesús con sus discípulos se dirige de Betania a Jerusalén y pasando por Betfagé,manda a dos de sus discípulos, cuyos nombres no se dan, que vayan al pueblo: “Vayan al pueblo que está enfrente, e inmediatamente encontrarán un asna atada, junto con su cría. Desátenla y tráiganmelos”. Se trata de asna atada y a su hijo, “un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre”(Lc 19, 29) para indicar el honor de llevar al Mesías. En el A.T. en algunos sacrificios sólo se podía ofrecer víctimas que no hubiesen llevado yugo; “sin defecto, que no tenga manchas, y que no haya llevado yugo.(Núm 19, 2). Jesús pide que los desaten sin más y se los traigan. Y que, si alguno les dijese algo, le respondan sencillamente que “el Señor” los necesita; y “los va a devolver en seguida”.
3.MIRA QUE TU REY VIENE HACIA TI, HUMILDE Y MONTADO SOBRE UN ASNA
Esto sucedió para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: “Digan a la hija de Sión: Mira que tu rey viene hacia ti, humilde y montado sobre un asna, sobre la cría de un animal de carga”. Mateo, (también Juan) cita a este propósito un texto profético en el que ven, cuando fue escrito en los evangelios, el cumplimiento de lo que se había profetizado.
Es un texto tomado, parte del mismo — su principio —, de Isaías: “Digan a la hija de Sión” (Is 63:11), es decir, Jerusalén; el resto es una cita abreviada del profeta Zacarías. El profeta habla del Rey-Mesías, que tiene su dominio universal, pero destacándose que El viene a reinar con humildad y mansedumbre, y el profeta cita, que el Mesías hará su entrada sin tropas ni armas, sino montado en un asno, en un pollino hijo de asna: “¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna.” (Zac 9, 9)
4.LA ENTRADA BONDADOSA DEL MESÍAS EN UN IMPERIO DE PAZ.
Los rabinos decían que, si Israel era puro, entonces el Mesías vendría sobre las nubes, conforme a Daniel: “Y he aquí que en las nubes del cielo venía como un Hijo de hombre.” (Dan 7:13); pero, si no, sobre un asno, conforme a Zacarías (Zac 9:9). Aquí, en el relato, aparecen como realidad estos dos animales. Naturalmente, no sugiere esto una “adaptación,” sino una no inaudita realidad. Los discípulos encontraron allí una asna y un pollino. “Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta,(Mc 11,4). Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. (Lc 19,32). Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos les contestaron: Porque el Señor lo necesita, (Lc 19,33).
Toda la escena es de lo más natural. Los asnos están atados a una de las argollas o salientes de las casas, mientras sus dueños despachan sus asuntos o comercian en las tiendas. Pero algunos de los “dueños” están cerca, y se dan cuenta de la acción de los discípulos. Por eso les preguntan el porqué de aquello. A la respuesta de lo que había dicho Jesús, les dejaron llevarlo. Posiblemente eran discípulos, simpatizantes, amigos o conocidos, y les era un honor prestar así un servicio al que era maestro y famoso por sus milagros
5.PUSIERON SUS MANTOS SOBRE ELLOS Y JESÚS SE MONTÓ.
La palabra de Jesús a sus discípulos acusa doblemente profecía y señorío. Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado; trajeron la asna y su cría, pusieron sus mantos sobre ellos y Jesús se montó. El asno, en los países orientales de la antigüedad, no tenía sólo el sentido de pobreza que en los occidentales. Servía de cabalgadura a reyes y nobles. El poner sus “mantos” sobre estos animales es señal de honor. Es curiosa la forma de Mateo, pusieron sus mantos “sobre ellos,” sobre los dos animales. De seguro que sólo se refiere a aquel sobre el cual se montó Jesús. Es una forma global de decir las cosas. Pues, según el mismo Mateo, luego de poner los “mantos” sobre ambos animales, dice que montaron a Jesús también “sobre ellos”. Lo que no es posible. Pero ello mismo refleja la amplitud de redacción del evangelista.
Así montado y rodeado de sus discípulos, algunos de los cuales iban seguramente conduciendo la burra y a su hijo, ya que ésta era la costumbre que tenían los discípulos con los rabinos y sus maestros, se encaminan para entrar en Jerusalén. Con El debió de venir ya desde un principio un cierto cortejo de discípulos. Pero las gentes que viene a engrosar este cortejo es la que sale de Jerusalén, al saber que llegaba El y por efecto del milagro de la resurrección de Lázaro (Jn 12:18). Y así se formó un gran cortejo delante, y detrás de El, todos acompañándoles y aclamándolo con entusiasmo.
6.AL SABER QUE JESÚS LLEGABA A JERUSALÉN, SALIERON GOZOSAMENTE A SU ENCUENTRO
Por eso, “cuando estaban cerca (de Jerusalén), en la bajada del monte de los Olivos,” fue cuando comenzó a desbordarse el entusiasmo. Porque a la vista de la ciudad y cuando Jesús bajaba así para entrar en Jerusalén, rodeado de sus discípulos y de la gente que le “seguía” se encontraron con otra “gran muchedumbre” que había venido a la Pascua, y “al saber” que Jesús “llegaba a Jerusalén,” salieron gozosamente a su encuentro (Jn 12:12.13),
El entusiasmo se sobrepasó. Se habían cortado “ramos de los árboles.” Y unos “tomaron ramos de palmeras” (Jn), como se solía hacer en las fiestas importantes (Jdt 15:12) para unirse festiva y triunfalmente al cortejo, como el de Simón Macabeo, que entró en Jerusalén “entre gritos de júbilo y ramos de palmas.” (1 Mac 13:51), o como lo escribe, en forma más imprecisa, Marcos: “Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos”. (Mc 11,), al estilo judío, en señal de homenaje. Como a Judit y a los Macabeos, así las afluencias de gentes acompañaban con aclamaciones a Jesús.
7.“HOSANNA.”
Tanto los evangelios de Mateo, como Marcos y san Juan, recogen el clásico “Hosanna.” Esta expresión, perdiendo su sentido etimológico primitivo (Yahvé salva), vino a ser una exclamación de júbilo susceptible de diversos matices. En esta escena de Cristo, el sentido natural del hosanna es nuestro equivalente “¡Viva!”, como si dijéramos hoy, ¡Viva el Señor!
Aparte de ser muy natural el hosanna en boca de las gentes, también surgía espontáneo al salir a recibir a Jesús con ramos y palmas. Precisamente en la fiesta de los Tabernáculos, todo judío llevaba en sus manos dos ramos, el lulag y el etrong, el primero era de cedro, y el segundo, una palma, de la cual pendían ramos de mirto y sauce, y los agitaban en la procesión. Este ramo se llamaba también “Hosanna.” Mientras, se cantaban “hosannas”. Las aclamaciones llevan toda la estructura, tan tipificada, de un oriental. La última expresión, “¡Hosanna en las alturas!”, hace llegar el agradecimiento de este beneficio mesiánico a Dios en el cielo.
8.“ES JESÚS, EL PROFETA DE NAZARET DE GALILEA”.
Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, y preguntaban: “¿Quién es éste?”. Y la gente respondía: “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea”.
Y cuando el cortejo entró en la ciudad se conmovió. Y, ante aquel cortejo y aquel entusiasmo, las gentes, sobre todo los peregrinos de la Diáspora que se encontrasen allí aquellos días, o incluso jerosolimitanos, preguntaban extrañados: “¿Quién es éste?” La respuesta que reciben de la muchedumbre es “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea”. En la ciudad se había producido una gran impresión a causa de la resurrección de Lázaro. Por ese motivo había ido a Betania “una gran muchedumbre de judíos” (Jn 12:9).
Se le llama “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea”, antes, en la misma escena de se le aclama con el “¡Hosanna al Hijo de David!” que es el título mesiánico más corriente. No se puede olvidar que en Galilea, la Pascua anterior, las gentes quisieron, entusiasmadas, tomarle para llevarle a Jerusalén y proclamarle Rey-Mesías (Jn 6:15), y en Mateo, (12:23) ya se preguntaban las gentes: “Y toda la gente atónita decía: ¿No será éste el Hijo de David?”
9.¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR! ¡HOSANNA EN LAS ALTURAS!”
El Señor, llegó a Jerusalén, para hacer su entrada final a una ciudad donde había realizado muchos prodigios, la misma ciudad donde gente sencilla y humilde, conocían sus palabras; allí ya vivían muchos que se habían convertido, pero también vivían otros que le querían matar. Como ya sabemos, en Jerusalén, El estaba predestinado a morir por nuestra salvación.
Así fue como mucha gente acogió a Jesús en su entrada, adornando con sus mantos el camino; otros, ramas de los árboles y lo cubrían con ellas a fin de entregarle a Jesús, una bienvenida digna al que viene en el nombre del Señor.
Jesús entro a Jerusalén montado en asno, no obstante los que le aclamaban sentían su alta dignidad como Hijo de Dios y gritaban: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Apreciemos este regalo que nos ha hecho nuestro Padre, de enviar a su Hijo Jesucristo para ser el redentor del mundo. Acerquémonos con alegría al Señor que ha venido a perdonar nuestra debilidades humanas, salgamos a su encuentro y acompañémosle y quedémonos para siempre con El.
“BENDITO EL QUE VIENE, COMO REY, EN NOMBRE DEL SEÑOR”
Venid, y al mismo tiempo que ascendemos al monte de los Olivos, salgamos al encuentro de Cristo que hoy vuelve de Betania y, por propia voluntad, se apresura hacia su venerable y dichosa Pasión, para llevar a plenitud el misterio de la salvación de los hombres... Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su Pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, a su paso, ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para prosternarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros.
Alegrémonos, pues, porque se nos ha presentado mansamente el que es manso y que asciende sobre el ocaso de nuestra ínfima vileza, para venir hasta nosotros y convivir con nosotros, de modo que pueda, por su parte, llevarnos hasta la familiaridad con Él... Repitamos cada día aquella sagrada exclamación que los niños cantaban, mientras agitamos los ramos espirituales del alma: “Bendito el que viene, como Rey, en nombre del Señor” (San Andrés de Creta, Sermón 9, sobre el Domingo de Ramos).
¡Oh Jesús!, présago de la turba que iba a ir a tu encuentro, montaste en un asnillo y diste ejemplo de admirable humildad entre los aplausos del pueblo, que acudió a recibirte, que cortaba ramas de los árboles y alfombraba el camino con sus mantos. Y mientras las muchedumbres entonaban himnos de alabanza, tú, siempre pronto a la compasión, elevaste el lamento sobre el exterminio de Jerusalén. Levántate ahora, íoh sierva del Salvador!, incorpórate al cortejo de las hijas de Sión y ve a ver a tu verdadero rey... Acompaña al Señor del cielo y de la tierra que va sentado sobre las ancas de un potro, síguele siempre con ramos de olivo y de palma, con obras de piedad y con virtudes victoriosas. (SAN BUENAVENTURA, El madero de la vida, 15).
“A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”
Jn 12, 1-11
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1.“UNGIÓ CON ÉL LOS PIES DE JESÚS Y LOS SECÓ CON SUS CABELLOS”.
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, San Juan sitúa con precisión cronológica esta escena, así es como dice: “fue seis días antes de la Pascua”. Sin embargo los Evangelios sinópticos no la sitúan cronológicamente. La narran en un contexto en el que se dice que dentro de dos días es la Pascua (San Mateo 26:2; San Marcos 14:1). Pero es debido a que los sinópticos la incrustan en un contexto lógico por razón de la muerte inminente de Jesús, que se anuncia en los versículos anteriores, lo mismo que por la venta que de Él hace Judas, y que es narrada inmediatamente después de este episodio.
Habría que preguntarse, ¿Dónde fue esta cena? San Juan dice solo: “donde estaba Lázaro”, que no es decir en casa de Lázaro. Para Mateo y Marcos, fue encasa de Simón el leproso: En este Evangelio, pensando en las personas centrales que le interesan — Jesús, Marta, María, Lázaro, Judas — viene a producir lo que se llama un espejismo literario, como si la cena fuese en casa de Lázaro, que estaba en Betania y a quien Jesús había resucitado, y allíen Betania, le dieron una cena. De ser en casa de Lázaro, lo lógico era decir que se la dieron en casa de Lázaro; pero sólo dice que “allí” en Betania, estaba Lázaro.
En cambio, se dice que; Lázaro era uno de los comensales, seguramente como era la costumbre era uno de los que estaban reclinados (a la mesa) con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. Seguramente era un invitado especial a esta cena donde también se habían invitado a otros amigos. Jesús se debe haber sentado a la mesa donde habrían otros comensales, sumemos a esto la mujeres de la cocina y los sirvientes. Es decir había muchos testigos de esta escena cuando María se presentó con un frasco de perfume.
Mientras los Evangelio sinópticos hacen el relato diciendo que María derramó el ungüento sobre la cabeza de Jesús, sin más, san Juan, omitiendo esto, destaca precisamente que derramó este perfume sobre los pies de Jesús: “ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos”.
2.PRESENTARSE A LOS PIES DE JESÚS
En el relato de san Lucas, (7:38-44-46), dice que una pecadora colocándose detrás de Jesús, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.Aquí, María no lava los pies de Jesús con sus lágrimas — pues la cortesía había ofrecido ya agua para lavarse, costumbre había de ofrecer lavar los pies a los caminantes, pero si dice que “tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos”. Este rasgo es, más que extraordinario, extraño. Ungir la cabeza era una práctica común, pero la unción de los pies era desconocida; limpiar el ungüento con los cabellos resultaría, al menos, desacostumbrado; además, una mujer judía respetable difícilmente habría comparecido en público con el cabello suelto.
Estamos frente a un hecho que hoy tendría una resonancia y divulgación tendenciosa, alguien podría decir, sobre la libertad de que se tomara de presentarse a los pies de Jesúscon un frasco de perfume, ungir sus pies y secarlos con los cabellos Esta actitud de María debe haber causado asombro no solo de los anfitriones, también de lo invitados, que seguramente al verla se estaban escandalizando, y muy asombrados por el comportamiento tan respetuoso y amoroso de Jesús con ella.
La razón de esto es, es muy simbolista a demás de excepcional. Cuando Lázaro resucita, sale del sepulcroligados con vendas los pies y las manos, y el rostro envuelto en un sudario (San Juan 11:44). Pero estas vendas que ataban a Lázaro estaban impregnadas en los perfumes mortuorios (San Juan 19:39-40). Así, San Juan, al destacar sólo este rasgo excepcional, evocaba mejor, típicamente, la interpretación funeral que de aquella acción iba a dar el mismo Jesús que le respondió: “Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura”.
3.MARÍA, DEMOSTRÓ LA DELICADEZA DE SU AMOR AL MAESTRO.
Parecería que María había oído alguna vez la proximidad de su muerte y habría comprado aquel perfume para emplearlo en el embalsamamiento judío del cuerpo del Señor. Pero no es éste el sentido. Habría que suponer muchas cosas. El espíritu del relato es otro, y con él coincide lo que dicen los sinópticos.
San Marcos lo precisa: ella se adelantó a perfumar mi cuerpo para la sepultura (San Marcos 14:8; cf. San Mateo 26:12).
Este perfume que María tenía, al emplearlo así en Jesús, por deferencia, cuya muerte era inminente, vino, sin saberlo, como acaece en otros episodios del evangelio de San Juan (11:51; 19:24), a cumplir un rito simbólico que, si era homenaje a Jesús, venía a evocar y a ser una anticipación del embalsamamiento que harían de su cuerpo después de su muerte. Es un trozo más del valor histórico-simbolista del evangelio de San Juan.
María, demostró la delicadeza de su amor al Maestro. Los hizo a su modo, porque entonces solo se solía en señal de respeto ungir la cabeza de los huéspedes, así se destacaba su distinción como invitados. María elige la esencia más cara, la más pura y costosa para ungir los pies de Jesús. La ofrenda de María es total, no se reserva ninguna gota del perfume para ella.
Después de relatarse esta escena, San Juan añade: “La casa se impregnó con la fragancia del perfume”. Si con ello se quiere destacar la intensidad, pureza y valor de aquel perfume acaso pudiera también tener ello un valor simbolista. Podría aludir a lo que recogen San Mateo-San Marcos sobre la divulgación de aquella acción, y que estaba en el ambiente de la tradición cristiana primitiva: donde se predique este evangelio, en todo el mundo, se dirá también lo que ella ha hecho, para su memoria (San Mateo 26:23; San Marcos 14, 9).
Seguramente María sentía la mirada de Judas, pero al mismo tiempo la sedante, amorosa y pacificadora de Jesús. Este hecho demuestra que todo hombre o mujer puede acercarse con confianza a Jesús: Todos y especialmente los pecadores son bien recibidos por Jesús.
Al ver que Jesús se deja tocar por la mujer, los comensales no se atreven a criticarlo de viva voz, excepto Judas.
4.“A LOS POBRES LOS TIENEN SIEMPRE CON USTEDES, PERO A MÍ NO ME TENDRÁN SIEMPRE”
Los Evangelios sinópticos dicen que, ante esta acción, los discípulos protestaron, porque se podía haber vendido este perfume y haber dado su importe a los pobres. Pero San Juan matiza y pone en evidencia que fue Judas, pues así dice: “Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: ¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Entonces destaca que él (Judas) fue el iniciador o el más fuerte objetante a esto, y al que luego, ingenua e incautamente, se le habían unido algunos discípulos. Y San Juan declara que el motivo es que Judas era ladrón, que robaba de la pequeña caja del colegio apostólico diciendo: “Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común”.
Pero a ello le respondió Jesús con la frase;“A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre”. Esta expresión no tiene un valor profético. Es un enunciado de tipo “sapiencial” y teniendo en cuenta el curso ordinario de las cosas. Es lo que se leía con esta misma perspectiva en la Ley: Nunca dejará de haber pobres en la tierra (Dt 15:11). Y en los escritos rabínicos se lee que, en los días del Mesías, siempre habrá pobres.
Esta frase de Jesús, es un llamado a comprometerse con los pobres y los necesitados. La vida de Jesús, nace en un humilde pesebre y llega a su máxima expresión de pobreza en su Pasión y Muerte. Para Jesús, a los pobres siempre se les debe dar una atención especial y preferencial. Nuestro compromiso con Cristo, nos debe hacer considerar esta misma preferencia.
ES DECISIVO RECONOCER Y ACOGER EL AMOR QUE ÉL DA, EL AMOR QUE ÉL ES
También se nos invita a la cena de Betania para estar con Jesús en esa atmósfera cálida de afecto y amistad. Permanecemos en esa casa acogedora para afianzar nuestro seguimiento de Jesús: un camino de salvación, de la muerte a la vida, como le sucedió a Lázaro, o de activa solicitud que se convierte en servicio cotidiano al Maestro y a los suyos, como Marta. Un camino de amor, de adoración, que dilata día tras día el corazón, o quizás de reservas, resistencias y cálculos cada vez más mezquinos que acaban ahogándonos en la avaricia: María y Judas, ambos discípulos del Señor, se nos presentan como ejemplos-límite.
El estar con Jesús, escuchar su Palabra, compartir con él la existencia, no es todavía lo que decide nuestra meta y los pasos para lograrla. Es decisivo reconocer y acoger el amor que él da, el Amor que él es. Judas no lo acogió, por eso condena el "derroche" de María, haciendo sus cuentas con el pretexto de los pobres... María ha hecho de ese amor su vida; el centro de gravedad que la saca fuera de sí misma sin cálculos, sin razonamientos; con intuición muy precisa y luminosa, se ha quedado con lo esencial: con el pobre Jesús que da todo.
María no puede esperar, y quiere imitar, con el símbolo de un gesto, a su Maestro: derrama sobre esos pies que le han abierto el camino de una plenitud inesperada de amor -ahora en el tiempo y, lo cree firmemente, también en la eternidad- el nardo preciosísimo guardado con cuidado, imagen de una vida totalmente derramada en la caridad. "Y toda la casa se llenó de la fragancia del perfume."
Señor Jesús, Hijo de Dios, que has venido al mundo para ser el hombre más familiar de nuestra casa, ven esta tarde y todas las tardes a compartir con nosotros la cena de los amigos. Haz de cada uno de nosotros tu Betania perfumada de nardo, donde los íntimos secretos de tu corazón encuentren el camino silencioso de nuestro corazón, para que podamos vivir contigo la hora suprema del amor y decirte, con un gesto de pura adoración, cómo queremos -porque tú mismo lo has hecho por nosotros- vivir tu vida y morir tu muerte. Amén.
En este fragmento del Evangelio de san Juan, Jesús hace su primer anuncio de traición. Es conmovedor, Jesús se estremece e impresiona a sus íntimos amigos. Han pasado juntos tres años, han oído sus parábolas, sus enseñanzas, sus prédicas, han sido testigos de sus milagros, han recibido su amistad y todo su amor, sin embargo, uno de ellos lo va a traicionar, para que sea capturado, torturado y condenado a morir con gran crueldad.
San Juan, como no trae el relato de la institución eucarística, no permite situar con exactitud el momento de la denuncia de Judas. Pero se sabe que fue mientras cenaban (San Mateo-San Marcos). Jesús abiertamente les dice que uno de ellos le va a entregar. Por los sinópticos se ve que este entregar es a la muerte. Después del triple anuncio que les había hecho, camino de Jerusalén, sobre su ida a la muerte, la palabra cobraba un sentido preciso. Jesús le dice a Judas; Realiza pronto lo que tienes que hacer.
Pero es San Juan el que dice que Jesús antes de hacer esta denuncia se turbó en su espíritu. Jesús se conmueve, se estremece, se alterar y tiembla. Es el alma de Jesús que experimenta, aunque no incontroladamente, los sentimientos lícitos humanos; como en Getsemaní y la cruz. La palabra en su espíritu probablemente no expresa otra cosa que un movimiento interno, íntimo (San Juan 11:33-35 comparado con San Juan 11:38). Era la gravedad de la culpa de Judas, un compañero de tantas caminatas por casi 1000 días.
La impresión del anuncio fue tan súbita, que los apóstoles, desconcertados, se miraban unos a otros. ¿Querían saber algún indicio? ¿Temían de sí mismos? Los sinópticos completan este cuadro de incertidumbre y reacciones psicológicas de los apóstoles. Hacen ver que cada uno de ellos preguntó a Jesús si él era. Pero San Juan destaca y centra la atención en el amor y vehemencia de Pedro.
2.LA CENA
La cena se celebraba en triclinio. En el lecho central (lectusmedius) ocupaba su puesto Jesús. Se recostaban, apoyando el busto sobre el brazo izquierdo. Pero por un dato del evangelista se sabe que San Juan, el discípulo al que amaba el Señor, predilectamente, estaba reclinado delante del Señor, pues él dice que estaba recostado ante el pecho del Señor. La frase puede tener dos significados. Uno local, que San Juan en la cena ocupaba este puesto. Pero como él dice en forma exclusiva que descansó en el pecho del Señor, esta expresión no puede tener este sentido, ya que, no siendo los puestos fijos para los apóstoles, ni en las varias cenas pascuales que tuvieron ni en sus comidas ordinarias, San Juan no podría decir esto en forma exclusiva, cuando había sido un puesto que él y los otros habían ocupado otras muchas veces. Pero puede tener un sentido real, que es el lógico. Pedro debe de estar sentado en uno de los puestos del lecho de la derecha (lectusimus), perpendicular a éste, pues va a hacer señas a San Juan que le pregunte a Jesús quién es el traidor. Si Pedro hubiese estado a la espalda de Jesús, él mismo se lo hubiese preguntado por lo bajo.
Por eso, cuando Pedro hace estas señas a San Juan, éste, para interrogar a Jesús, giró el torso por la derecha hacia atrás, y así su cabeza vino, fortuita o deliberadamente, a descansar sobre el pecho del Señor.
Jesús le da como contraseña que es aquel a quien él diese un bocado mojado en una de las salsas, probablemente en la acida (haroseth), El hecho de dárselo el mismo Jesús, aparte del valor de contraseña, era, dentro de las costumbres de Oriente, una prueba de máxima deferencia. Por eso, se pensaría, mejor que en un trozo de pan, en un trozo de carne, de las carnes festivas (hagigah), que se tomaban también en la cena pascual, o acaso del mismo cordero pascual. En este caso el simbolismo era máximo. Pero aunque hubiera sido un trozo de pan, el hecho de mojarlo en salsa excluye el que hubiese sido, como algunos pensaron, la Eucaristía. El mismo hecho de haber sido una contraseña para Pedro y Juan excluye la Eucaristía, en cuyo rito Jesús repartió el pan a todos. Y dando Jesús la orden — tomad — de recibir la Eucaristía, ¿no forzaría así a Judas, traidor, al sacrilegio? Pues, si así fuese, Judas, por la orden de Jesús y por este capítulo, se comía su propia condenación (1 Cor 11:29).
San Juan dirá que después de recibir el bocado entró Satán en Judas. Ya había entrado, no por posesión diabólica, sino por sugestión, en esta lucha entre los poderes demoníacos y el Mesías, para entregarle (San Juan 13:2); pero ahora tiene una nueva sugestión para que lleve a cabo su obra.
Y Jesús entonces le dice con irónica amargura: Realiza pronto lo que tienes que hacer, como diciendo hazlo pronto. La forma como se lo dice, tiene un valor irónico, para que Judas lleve a cabo su maldad.
San Juan advierte que ninguno comprendió aquello. Aunque Pedro y Juan sabían que era el traidor, ignorando cuándo habría de ser eso, acaso pensaron en un futuro muy lejano y hasta con una vaga esperanza de que aquello no se cumpliese. Por eso, se pensaron dos cosas:
Unos, que, como Judas era el ecónomo de los apóstoles, acaso le ordenaba comprar algo para los restantes días de fiesta; o que se apalabrase para comprarlo.
Otros apóstoles pensaron que mandaba dar algo a los pobres. En las fiestas, la práctica de la limosna era práctica usual. Las escuelas rabínicas legislan que no ha de darse menos de tres piezas de plata. Pero este detalle incidental hace ver la caridad de Jesús. Nacido pobre, todavía de la pequeña caja del pobre colegio apostólico dispone dé dinero a los pobres, de modo tan usual, que los apóstoles, en este caso, piensan, como cosa corriente, en su socorro a los mismos.
San Juan termina esta denuncia con un rasgo simbolista típico. Cuando Judas salió era de noche. Lo era al entrar a la cena pascual, pues ésta comenzaba algún tiempo después de puesto el sol y el crepúsculo en Jerusalén es mínimo. Luego, la cena se prolongaba bastante. No había por qué anotar esto. Pero es que en este evangelio de la luz había que contrastar las tinieblas adonde iba Judas. Al separarse de Jesús, que es la Luz, se entraba en el reino de las tinieblas, que iban, por medio de Judas, a luchar contra la Luz(cf. San Juan 1:5; 3:19; 9:4).
3.LA SALIDA DE JUDAS SIGNIFICA LA GLORIFICACIÓN DE JESÚS Y DEL PADRE.
Glorificación del Hijo, porque va a dar comienzo en seguida su prisión y muerte, lo que es paso para su resurrección triunfal. Así decía a los de Emaús: ¿No era necesario que el Mesías padeciese tales cosas y así entrase en su gloria? (Lc 24:26). Frente a glorificaciones parciales que tuvo en vida con sus milagros (San Juan 2:11; 1:14, etc.), con esta obra entra en su glorificación definitiva (Flp 2:8-11). El ponerse la glorificación como un hecho pasado en aoristo es que, al estilo de usarse un presente por un futuro inminente, se considera tan inminente esta glorificación — en seguida (v.33e) — que se da ya por hecha: escatología realizada. Si no es debido a la redacción de San Juan, que lo ve a la hora de los sucesos ya pasados.
Esta glorificación del Hijo aquí va a ser en seguida, por lo que es el gran milagro de su resurrección. Va a ser obra que el Padre hace en El. ¿Cómo? La gloria de su resurrección descorrerá el velo de lo que El es, oculto en la humanidad; con lo que aparecerá glorificado ante todos. (San Cirilo de Alejandría).Sería, pues, la glorificación del Hijo por su exaltación a la diestra del Padre, la que se acusaría en los milagros. Es lo que El pide en la oración sacerdotal (San Juan 17:5.24).
Pero, si el Padre glorifica al Hijo, el Padre, a su vez, es glorificado en el Hijo. Pues El enseñó a los hombres el mensaje del Padre (San Juan 17:4-6), y le dio la suprema gloria con el homenaje de su muerte; que era también el mérito para que todos los hombres conociesen y amasen al Padre.
Y con ello les anuncia, algún tanto veladamente, su muerte. Les vuelca el cariño con la forma con que se dirige a ellos, porque siempre les daba afecto en los hechos y las palabras, así nos dice Hijos míos
El va a la muerte. Por eso estará un poco aún con ellos. Pero ellos no pueden ir ahora. Las apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles fueron transitorias y excepcionales. Si la forma literaria en que El se refiere a lo mismo que dijo a los judíos es literariamente igual, conceptualmente es distinta, ya que aquéllos lo buscaban para matarle, por lo que morirán en sus pecados (San Juan 8:21), mientras que a los apóstoles va a prepararles un lugar en la casa de su Padre (San Juan 14:2).
4.A DONDE YO VOY, USTEDES NO PUEDEN VENIR.
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas?. Jesús le respondió: Adonde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás. Pedro le preguntó: ¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti. Jesús le respondió: ¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.
Esta parte del relato evangélico, nos muestra una cierta desorientación en los apóstoles, es decir, ellos aún no entienden de que les habla Jesús, por eso Pedro le dice: ¿Señor, por qué no puedo seguirte ahora? Y más aún. Con un tono heroico le ofrece hasta la vida; “Yo daré mi vida por ti”, y sin embargo poco tiempo después lo estaba negando. Es fácil prometer comportamientos heroicos, pero lo que importa es ser leal en los momentos difíciles, en especial fiel a nuestro Señor Jesucristo en los instantes cruciales de nuestra vida.
Es posible que pensemos que es fácil seguir a Cristo, pero además, como no cuenta este relato, Judas, uno de los elegidos por el Señor, que lo acompañó a todas partes en su vida publica, que escuchó tanta veces sus palabras, que fue testigos de tantos milagros y que recibió muestras de cariño y amistad directa lo traicionó y lo entregó a sus enemigos. Esto nos enseña a estar siempre atentos y a estar en constante oración, para no caer en tentación.
EL AMOR DE DIOS ES FIEL SIEMPRE, QUE EL AMOR VENCERÁ A LA MUERTE
Como un amigo al que estamos habituados de repente puede parecernos desconocido, extraño en el misterio de su persona, así debió de pasar a los discípulos en el cenáculo aquella tarde. Lo mismo nos pasa a nosotros hoy con Jesús: no comprendemos ya nada, nos quedamos perplejos ante la predicción que nos hace. Percibimos que verdaderamente conoce la posibilidad de nuestra traición, de nuestra falta de mantener la palabra, de esas sutiles, insinuantes afirmaciones que tenemos a flor de labios y hieren el corazón de la comunidad cristiana... Y nosotros ni siquiera nos damos cuenta de lo profunda que es la herida en su corazón, del que está en agonía hasta el fin del mundo, según la expresión de Pascal.
Y a pesar de todo -por siempre-, para él el traidor sigue siendo el amigo al que brinda un último gesto de predilección. Porque el amor no retira lo que ha dado, no reniega de lo que es. Prefiere consumirse en el dolor y la muerte...
Pero hoy, en la noche que rodea la sala de la cena, una luz queda encendida: finalmente hemos intuido algo del misterio de Jesús. Para cada uno de nosotros, que llevamos dentro las tinieblas de Judas, las frágiles corazonadas de Pedro y -esperemos- el amor de Juan, por cada uno de nosotros no cesa de ofrecerse a sí mismo, porque nos ha amado hasta el extremo. Esta es su gloria: mostrar en el rostro desfigurado por el sufrimiento que el amor de Dios es fiel siempre, que el amor vencerá a la muerte. Es más, ya la ha vencido.
Señor Jesús, en este crepúsculo del tiempo compartimos contigo la cena: pero todavía no comprendemos tu misterio. Y, sin embargo, creíamos que te conocíamos desde hacía tanto...
Y cuando con profunda emoción tú nos revelas nuestro propio misterio -la tremenda posibilidad de traición y odio-, intuimos que tú nos conoces desde siempre. Ayúdanos, Señor, a acoger la verdad del mal que hay en nosotros sin mirarnos con desconfianza unos con otros, sin manifestar un disgusto desesperado de nosotros mismos, sin presumir de ser diferentes, mejores, dispuestos a dar la vida por ti: no cantaría el gallo y te habríamos negado no tres, sino infinitas veces.
Danos la fortaleza de permanecer en la luz de aquella sala en la planta de arriba: allí se revela, a tu luz, lo que de verdad somos, y fuera es de noche. Entonces podremos comprender algo de ti, que eres el Amigo por siempre y no cesas de atraernos con vínculos de bondad: aunque te neguemos, tú permaneces fiel, porque no puedes negarte a ti mismo.
Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?”. Perverso se llama a una persona que tiene mucha maldad, o que hace daño intencionadamente, ruin es la persona Vil, despreciable o con malas intenciones, ese es el carácter del traidor cuando hace la pregunta. Judas pregunta cuando me darán por traicionar y vender al Hijo de Dios, solo alguien dominado por Satanás puede hacer esa vileza.
Por eso Lucas, presenta la escena diciendo que entró Satanás en Judas. No es un caso de posesión diabólica, sino la obra por excelencia del enemigo de Jesús y su reino, que pone en juego los resortes para la lucha, utilizando un discípulo.
Los tres evangelistas destacan la culpabilidad de Judas, al destacar que fue él a ofrecerse a los jerarcas para entregar a Jesús. Mateo y Marcos presentan a Judas en escena, dirigiéndose solo “a los príncipes de los sacerdotes,” que eran los ex sumos sacerdotes, junto con el pontífice de entonces. Pero Lucas detalla que también trató, sin duda para el prendimiento de Jesús, con “los guardianes” del templo — ¿antes? ¿después? —. Estos estaban reclutados entre los levitas, bajo el mando supremo de un sagán.
Los que buscaban la seguridad y la clandestinidad para prender a Jesús, se “alegraron,” al ofrecerles arteramente la entrega un discípulo, conocedor de los lugares de su refugio.
Pero la traición fue con trato comercial. Judas propuso que se le retribuyese de alguna manera la entrega (Mateo). En Marcos se dice más globalmente que “prometieron” darle dinero. Pero Lucas también insiste en lo de Mateo: “convinieron” las dos partes en una cantidad de dinero. Y ésta fue fijada en “treinta monedas de plata.” Que tenían que ser siclos del templo, ya que deberían ser repuestos luego en él (26:6).
El siclo (sheqel) del templo equivalía a unos 10 denarios aproximadamente.
El fijarse el precio de la venta en treinta siclos se debe, seguramente, a un acto más de desprecio a Jesús, ya que, según el Éxodo, se fija en “treinta siclos de plata” el precio que había de pagarse a un dueño por un esclavo que se hubiese inutilizado (Ex 21:32). En el profeta Zacarías se lee cómo el profeta, representando a Yahvé, renuncia a continuar apacentando el rebaño de Israel, y pide su salario. Y me dieron — dice — de salario “treinta siclos de plata” (Zac 11:12-13). Y manda arrojar ese precio por haberle tasado en un precio de esclavos.
Al evocarse sobre esta venta el pasaje de Zacarías, en el que los treinta siclos se los dan despectivamente a Yahvé, no puede menos de pensarse en la sugerencia que, por “alusión,” se hace de la relación de Jesús-Dios.
Algunas veces he oído que se pensó si la precisión de este importe sería obra de Mateo o de la catequesis primitiva, por razón del “simbolismo” que encierra, sin que se quisiese precisar exactamente la cantidad. Sin embargo, la afirmación es muy firme. Y el desprecio de los sanedritas a Jesús así, muy lógico, lo mismo que el “oportunismo” de Judas, que estaba, más que por un provecho económico, en eximirse de responsabilidad ante los dirigentes judíos.
Hecho esto, Judas sólo “buscaba cómo entregarle oportunamente,” es decir, “sin alboroto,” para evitar posibles revueltas populares. Todo debió de quedar planeado para actuar al primer aviso de Judas, conocedor del lugar de retiro del Señor en Jerusalén aquellos días.
2.PREPARACIÓN PARA LA CENA PASCUAL
Los tres sinópticos sitúan la preparación de la última cena “en el primer día de los Ácimos” (Mateo-Marcos). Primitivamente, solamente se comía el pan ácimo la semana pascual, que comenzaba el 15 de Nisán a la puesta del sol (Ex 12:15, etc.). Posteriormente, los rabinos, para asegurar mejor el cumplimiento de este precepto de la Ley, extendieron la obligación de comer el pan ácimo desde el mediodía del 14. De ahí el que, en el uso vulgar, la fiesta de los Ácimos viniese a tener el valor de ocho días. Vocabulario que es el que reflejan los evangelios.
La cena pascual se celebraba en Jerusalén. Pero los allí no residentes necesitaban un lugar oportuno. De ahí la iniciativa de los apóstoles, que Marcos matiza que eran “Pedro y Juan,” para saber dónde iban aquel año a celebrar la Pascua.
Jesús debía de estar en Betania. Por eso les manda “ir a la ciudad,” Jerusalén. Más por orientarles les da una indicación. Al llegar a la ciudad encontrarán un hombre. Deben seguirle hasta la casa donde vaya. Y allí llamar al dueño y decirle de su parte que les indique el lugar que tiene preparado para ellos. La frase de Mateo “mi tiempo (de muerte) está cerca,” omitida en Marcos-Lucas, se diría una amplificación del Mateo griego, con precisiones posteriores.
Jesús les anuncia la respuesta (Marcos-Lucas): les mostrará una “gran sala” en la parte alta de la casa, a la que ordinariamente se subía por una escalera exterior, independiente de comunicación con el resto del edificio; esta sala estará “alfombrada,” o cubierta de esteras, y preparada con todo el ajuar necesario para recibir allí huéspedes de Pascua. Sólo faltaban los manjares rituales, que Jesús les manda “preparar.”
Era proverbial que jamás ningún forastero había dejado de encontrar hospitalidad, un aposento entre los jerosolimitanos (de Jerusalén), para celebrar la Pascua; hospitalidad que era gratuita. Pero la costumbre había establecido que les dejasen como compensación la piel del cordero pascual inmolado. Esta persona en cuya casa se va a celebrar la Pascua debía de ser algún discípulo o simpatizante de Jesús, y que ya le hubiese ofrecido su casa para esto en otra ocasión. Pero el anuncio a los dos apóstoles es ciertamente profético.
Primitivamente la Pascua se comía de pie, para recordar la salida presurosa de Egipto. Es lo que llamaban la “Pascua egipcia.” Pero ya en Israel la comían recostados sobre pequeños lechos, apoyando el brazo izquierdo en el mismo y dejando el derecho para el servicio; o también en esta forma, en el suelo, sobre esteras. Era la llamada “Pascua eterna.” Era señal de ser libres y de estar ya en su propia casa de Israel.
3.LO QUE HUBIERON DE PREPARAR LOS APÓSTOLES FUERON
a) “El cordero pascual,” que se inmolaba en el templo el 14 de Nisán, a la tarde, desollándole, limpiándole y teniendo un cuidado prolijo en no romperle ningún hueso; y tan pronto como oscureciera, se le asaba;
b) Los hagigah, o manjares “festivos,” que eran otras carnes, que servían juntamente para aumentar la alegría del banquete;
c) Los “panes Ácimos” (matsoth), pequeñas tortas de pan sin fermentar, que conmemoraban la presteza en la liberación de Egipto, en que no tuvo tiempo la masa de fermentar (Ex 12:39);
d) “Las hierbas amargas” (memorim) en recuerdo de las amarguras de Egipto
e) El haroseth, una salsa muy espesa hecha de frutos vegetales rociados de vinagre, para que con el color de la misma recordasen el barro y los ladrillos en que tuvieron que trabajar en Egipto
f) El vino para las tres o cuatro bebidas rituales.
Además, el paterfamilias, aquí Jesús, explicaba el sentido de todos aquellos ritos.
4.“UNO DE VOSOTROS ME ENTREGARÁ.”
Poco después de oscurecer comenzaba la Cena pascual, cuando daban la señal las estridentes trompetas del templo.
Los tres sinópticos omiten aquí el lavatorio de los pies, que Juan relata. Pero los tres ponen, lo mismo que Juan, después del relato del lavatorio, la denuncia del traidor. Lucas tiene un problema específico, que se estudia en su lugar correspondiente (Lucas 22:14-18), en el que figura la distribución de un cáliz que no es el eucarístico, sino uno de los cálices rituales primeros.
Y, estando cenando, Jesús lanza la denuncia del traidor: “uno de vosotros me entregará.” La sorpresa fue profunda en todos. La nobleza de su alma les hacía ver su inocencia, pero la palabra del Señor, que siempre vieron se cumplía, les hizo temer sobre su futuro: llegaron a temer en un futuro de villanía.
La respuesta de Jesús, que lo entregaría uno que “con El que mete la mano en el plato,” no significa que en aquel momento Judas coincidía con Jesús tomando de un plato de comer algún manjar, ya que en la cena pascual cada uno tenía el suyo, ni era fácil que sólo en aquel momento Judas coincidiese con Jesús en tomar algo de la bandeja común, en aquel mezclarse todos sin un ritual de turnos. Pero, en todo caso, el sentido no es ése, pues cuando Judas salió del Cenáculo, los apóstoles no sabían quién era el traidor (Juan). La frase sólo significa que uno que tiene gran familiaridad con El le va a entregar. Es el sentido en que Juan usa, para decir lo mismo, un salmo en sentido “típico”: “El que come conmigo mi pan, levantó contra mí su calcañal” (Sal 40:9).
5.“MÁS LE VALÍA NO HABER NACIDO.”
Jesús, bien consciente de su misión y de su fin, denuncia que va a la muerte. Es algo que siempre quiere destacar Juan: la gran conciencia de Jesús. Pero la gravedad del crimen de Judas se anuncia: “más le valía no haber nacido.” La frase, que es usual no alude al castigo que Judas pueda tener en la otra vida, sino a la monstruosidad de vender a su Maestro, al Hijo de Dios.
Cuando los apóstoles le preguntaron cada uno si era él, también Judas lo hizo. Y Jesús se lo dijo, pero en voz baja, pues Pedro hará “señas” a Juan para que pregunte a Jesús quién es (Juan), y sólo a ellos se lo dirá. Pero ni aun así sabían ellos que la traición era inminente. La frase con que Jesús se lo denuncia: “Tú lo has dicho,” no es frecuente, aunque sí bíblica y extra bíblicamente conocida, y significa su uso una cierta solemnidad.
El complemento detallado de esta denuncia es la narración que de ella trae el evangelista San Juan (13:21-30). En cambio, Mateo-Marcos, que ponen esta denuncia antes del relato de la institución eucarística, parecen situarla en su contexto histórico, y que Judas no recibió la Eucaristía.
En Corintios 10,12, encontramos: El que crea estar muy seguro, cuídese de nos caer. ¿Seré yo Señor? Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?". Los apóstoles no se sintieron seguros, la conciencia no los acusaba, sin embargo cada uno comenzó a preguntarse. Todos estamos en peligro de caer y talvez todos caeremos si no estamos atentos, vigilantes y en oración constante para ser oídos y merecer la ayuda y la gracia de Dios.
Jesús eligió en su momento a Judas como uno de sus discípulos, y este participó dentro del grupo de los más leales. Traición es la acción y el comportamiento que quebranta y rompe la lealtad que se debía tener. Como cristiano, tenemos un compromiso con Cristo, ser como él, y cada vez que no lo somos, estamos faltando a su confianza en nosotros.
El ideal de Dios, es que seamos hombres buenos, y vayamos por el mundo haciendo el bien, como lo hizo su Hijo Jesucristo. Hacer el bien, no cuesta nada.
ENTREGARSE y DARSE, LA CUMBRE DEL AMOR MÁS GRANDE POR LOS DEMÁS, JESÚS.
Jesús revela quién es Dios y quién es el hombre manifestándonos en su propia historia divino-humana el misterio de la libertad de ambos. Aparece claramente en la pasión, cuando personas y acontecimientos parecen coartarlo, quebrantarlo, hasta clavarlo en la cruz. En el Evangelio de hoy aparecen los dos polos extremos del poder humano: la libertad de entregar y traicionar (abismo de apostasía: Judas) y la de entregarse y darse (la cumbre del amor más grande por los demás: Jesús). Entre ambos polos, cada uno es libre de moverse, de llevar a cabo sus opciones cotidianas, pero el Evangelio nos hace conscientes de una realidad: en los dos extremos está o el poder de Dios o la fuerza del maligno. Pero hoy no sólo aparece la enorme y vertiginosa capacidad de la libertad humana, sino que también se nos muestra algo de la libertad de Dios: su omnipotencia, que brinda al hombre la salvación sin forzarle; su amor, que se entrega -en el Hijo- a sí mismo para que el hombre no sea presa eterna y casi ignorante del pecado. Desde siempre Dios había preparado esta pascua; y cuando el Hijo del hombre vino a cumplirla entre nosotros, se ha abierto a toda criatura un nuevo horizonte ilimitado de libertad: la libertad de amar incluso dando la vida para encontrarse en plenitud en el seno amoroso de la Trinidad.
Señor Jesús, déjanos hoy confesar ante ti y concédenos, para hacerlo, un corazón verdaderamente arrepentido y palabras humildes y sinceras. Somos nosotros, Señor, los que te hemos vendido, y no sólo una vez. Cada día especulamos con tu persona y vivimos de esta mísera ganancia; nosotros, los amados por ti.
¿Nos puedes todavía soportar como íntimos en tu casa, para comer el pan de tus lágrimas y beber la sangre de tu dolor? Vendido por nosotros por una miseria, tú nos has comprado, Señor, al precio infinito de tu sangre. Haz, te suplicamos, que, a través de la herida de tu corazón, podamos penetrar y establecernos siempre en la comunión de tu amor. Amén.
"No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás"
Comentario y estudio del Evangelio, Jn 13, 1-15
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
El capítulo 13 del Evangelio de San Juan narra las palabras de Jesús en el cenáculo. Aunque San Juan omite el relato de la institución eucarística, probablemente porque a la hora de la composición de su evangelio ya era de todos conocida, por vivida en a fractiopañis, pone, en cambio, una serie de discursos de Jesús de gran importancia dogmática.
1.“PRÓLOGO” INTRODUCTORIO A LA PASIÓN
San Juan, antes de narrar la humillación de Jesús en su pasión y muerte, antepone un pequeño “prólogo” en el que destaca la grandeza de Jesús; cómo Él es el único consciente de todos los pasos que da; cómo va libremente a la muerte; cómo tiene el dominio sobre todas las cosas y cómo, por amor a Dios y a los seres humanos, “salió” de Dios y “vuelve” así, triunfalmente por su muerte redentora, a Dios.
Es característico de San Juan el anteponer estos prólogos a determinados acontecimientos de Jesús para dar el profundo significado de ellos. Tal es la grandeza divina, que Juan quiere destacarlo
“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin”
Probablemente evocada por la Pascua y basada en un juego de palabras, está construida la frase introductoria: “sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre” precisamente “pascua” (pesah) significa tránsito o paso (Ex 12:11). Como, indudablemente, esta cena es la pascual, esta afirmación del Evangelio al decir “Antes de la fiesta de Pascua” crea una de las dificultades clásicas de la cronología de los evangelios, ya que resulta que Jesús celebraría la cena pascual con sus discípulos, no en la tarde del 15 de Nisán, la Pascua, sino el 14 de dicho mes.
2.ÉL HABÍA VENIDO DE DIOS Y VOLVÍA A DIOS
“Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios”
Judas asiste a esta cena. Es decir la comida principal, hecha preferentemente hacia la noche. Precisamente la cena pascual comenzaba después de ponerse el sol del 14 del mes de Nisán, según el cómputo del día judío (Mt 26:20 par.). Por eso, cuando poco después Judas sale de allí, era de noche.
Judas tiene ya tramada la entrega y está comprometido en la pasión de Jesús. Con el cinismo del disimulo, para mejor lograr su objetivo, asiste a esta cena pascual; San Juan dice: “el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo” Al vincular esta obra al demonio no pretende el evangelista hacer una exclusiva referencia literaria personificada en Satán. Para San Juan, la pasión es un terrible drama entre el reino de Satán, las fuerzas del mal, y Jesús, con su reino de Luz. Los seres humanos son los instrumentos de ese mundo satánico. Pero toda esta triple conjura, satánica, sanedrítica y de Judas, contra Jesús no era oculta para El. Es lo que San Juan se complace en destacar y anteponer a esta tremenda tragedia.
“Sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos” que es el poder conferido a su humanidad sobre todo lo creado, por razón de su unión hipostática, ya que la frase no puede entenderse de la divinidad: poner en sus manos todas las cosas no es darle el poder de la divinidad, sino poder sobre todas las cosas. (San Juan 3:35; 17:2). Si todas las cosas están en sus manos, también lo está Judas. Y si El no lo permitiese, ni el traidor podría entregarle. El libremente (San Juan 10:18) permite que el traidor le entregue, para así cumplir los planes del Padre. Porque sabe que precisamente llegó su hora, la hora que tanto deseó y a la que amoldó sus planes (San Juan 7:6; 12:23).
Sabe también, como se complace en destacarlo San Juan, el evangelista, que “que él había venido de Dios y volvía a Dios” Esta expresión alude, no a la generación eterna, sino a que el había venido del Padre por la encarnación y volvía, por la muerte y resurrección, al Padre, para ser glorificado con la “gloria que tuve cerca de ti antes de que el mundo existiese” (San Juan 17:5-24).
3.LOS AMÓ HASTA EL EXTREMO
Además, la obra que va a realizar en esta hora es una manifestación también de amor insospechado a los seres humanos. Su obra de encarnación y de enseñanza fue obra de amor. Pero ahora dice el evangelista que, “como hubiese amado a los suyos, que estaban en el mundo, al fin los amó hasta el extremo (v.1b). Los “suyos,” contrapuestos al mundo en este contexto, no pueden ser los judíos (San Juan 1:10:11), ni acaso sean solamente todos los cristianos de entonces (San Juan 6:37.39).
Valorados en este contexto literario del cenáculo, se debe referir a los apóstoles (San Juan 17:6-9). En todo caso, el evangelista no quiere decir que la obra redentora de Jesús afecte sólo a los apóstoles: los que ahora se consideran en su “prólogo.” Poco antes se expuso la doctrina en la que se habla de la muerte redentora de Jesús (San Juan 10:15), que abarca también a todos los que no son del redil de Israel, es decir, los gentiles (San Juan 10:16).
San Juan hace ver cómo la muerte de Jesús es una prueba de su amor desbordado por los hombres. “Los amó hasta el extremo. La prueba suprema de este amor extremado la da precisamente con la realización de su pasión y su muerte.
4.EL LAVATORIO DE LOS PIES
“Se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura”
Sólo San Juan relata esta escena. Y la introduce de una manera súbita. Dice que tiene lugar “mientras” cenaban. Jesús, para ello, se levantó del triclinio en que estaba reclinado, y se quitó las vestiduras. Esta palabra significa, en general, vestido, y preferentemente manto. Luego toma una toalla, eran de lino, lo suficientemente larga que permitía ceñirse con ella. Después echó agua en una jofaina, y comenzó a lavar los pies a los apóstoles, y a secárselos con el lienzo con que se había ceñido. Esta jofaina citada era la denominación ordinaria para usos domésticos, si no es que el evangelista quiere denominar con ella la jofaina propia para lavar los pies a los huéspedes. La toalla con que se los seca era del ajuar que allí había para el servicio.
Jesús aparece así con función de esclavo. En expresión de San Pablo, “tomó la forma de esclavo” (Flp 2:7). Los apóstoles, reclinados en los lechos del triclinio, tenían los pies, vueltos hacia atrás, muy cerca del suelo. La ronda de humildad de Jesús va a comenzar. Acaso ellos, presa de sorpresa, se sentaron en los lechos, en dirección de sus pies, por donde Jesús iba.
San Juan, esquematizando el relato, lo centra en la figura de Pedro, aparte del prestigio de éste a la hora de la composición de su evangelio, porque la escena con él fue la más destacada y la que prestaba una oportunidad anecdótica para hacer la enseñanza que se proponía. "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?" Estos dos pronombres acusan bien la actitud de Pedro. El, que había visto tantas veces la grandeza de Jesús, no resistía ahora verle a sus pies para lavarle el sudor de los mismos. Se negó rotundamente. Pero en aquella actitud de Pedro, aunque de vehemente amor, había algo humano censurable. Y hacía falta que Jesús le lavase y le enseñase algo. Pedro necesitaba someterse en todo a Jesús, lo que era someterse al plan del Padre.
5."NO PUEDES COMPRENDER AHORA LO QUE ESTOY HACIENDO”
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás". Esto que Jesús exige — lavar los pies — era algo misterioso, pues su hondo sentido sólo lo comprendería después. Como del Señor no se registra una explicación precisa en el cenáculo, se refiere a la gran iluminación de Pentecostés, en que el Espíritu les llevaría “hacia la verdad completa,” y con esas luces relatan, varias veces, haber reconocido, comprendido hechos y enseñanzas de Jesús después de esta gran iluminación.
"No, le dijo Pedro. ¡Tú jamás me lavarás los pies a mí!".Pero aquella terquedad de Pedro lleva una seria amenaza. Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte". Era la “excomunión.” La frase significa o no ser de su partido o no compartir una misma suerte. Mas “para quien ama a Jesús esta frase es irresistible”. Pedro, con la vehemencia y extremismos de su carácter, se ofreció a que le lavase no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Pero no hacía falta esto. Aquello era un rito misterioso y no necesitaban una purificación fundamental, pues todos estaban limpios juego de palabras que expresa a un tiempo la limpieza física y moral. Pero Jesús destaca ya la primera denuncia velada de Judas; éste no estaba puro. “Ustedes también están limpios, aunque no todos"
6.USTEDES ME LLAMAN MAESTRO Y SEÑOR, Y TIENEN RAZÓN, PORQUE LO SOY
Después que Jesús terminó su ronda de limpieza, más de almas que de pies, pues aquello era una enseñanza, dejó su aspecto de esclavo y, tomando sus vestidos, se reclinó en el triclinio entre ellos.
Veladamente les va a hablar de lo que hizo, pues sólo lo podrán comprender después de Pentecostés. Jesús les dice “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy”. Jesús es el Maestro y el Señor de todos. Así su lección es universal.
Dice Jesús: Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes"
Lo que hizo Jesús fue darnos un ejemplo de humildad por caridad. Esto es lo que debemos practicar: la humildad por caridad. Es lo que nos dirá muy pronto como un precepto nuevo: “que os améis los unos a los otros.” Jesús ha de ser nuestro modelo, nuestro gran y perfecto ejemplo, a El debemos mirar, para que nuestra vida se parezca a la suya, esto es copiando sus sentimientos, y haciendo todo lo de El nuestro, para ir pareciéndose a El, y así, hacer efectivo el sueño de Dios en nosotros, que seamos hombre buenos como su hijo Jesucristo.
El discurso de Jesús en la última cena fue una conversación en un clima de amistad, de confianza y, a la vez, el último adiós, que nos da abriendo su corazón. ¡Cómo debió de esperar Jesús esta hora! Era la hora para la cual había venido, la hora de darse a los discípulos, a la humanidad, a la Iglesia. Las palabras del Evangelio rebosan una energía vital que nos supera. El memorial de Jesús —el recuerdo de su cena pascual— no se repite en el tiempo, sino que se renueva, se nos hace presente. Lo que Jesús hizo aquel día, en aquella hora, es lo que él todavía, aquí presente, hace para nosotros. Por eso no dudamos en sentirnos de verdad en aquella única hora en la que Jesús se entregó a sí mismo por todos, como don y testimonio del amor del Padre.
Nosotros, por consiguiente, debemos aprender de Jesús, que nos dice: "Os he dado ejemplo... ". Debemos aprender de él a decir siempre "gracias" y a celebrar la eucaristía en la vida entrando en la dinámica del amor que se ofrece y sacrifica a sí mismo para hacer vivir al otro. El rito del lavatorio de los pies tiene como finalidad recordarnos que el mandamiento del Señor debe llevarse a la práctica en el día a día: servirnos mutuamente con humildad. La caridad no es un sentimiento vago, no es una experiencia de la que podemos esperar gratificaciones psicológicas, sino que es la voluntad de sacrificarse a sí mismo con Cristo por los demás, sin cálculos. El amor verdadero siempre es gratuito y siempre está disponible: se da pronta y totalmente.
Partirás solo, Señor, sin nosotros, tus amigos, para afrontar la lucha suprema del enemigo. Partirás solo porque no podemos seguirte antes de que hayas vencido a aquel que nos divide. Pero nos encontrarás en lo hondo de tu soledad, y nosotros te encontraremos en el fondo de nuestra humillación.
Señor Jesús, nosotros no sabemos cuál es la hora más dulce y pura del amor: si la que nos reúne juntos, confiados y descansados sobre tu pecho, o la, que nos dispersa en la noche perdidos y abatidos de tristeza. Pero si tú, desde tu lejanía de condenado a muerte, te vuelves un momento a mirarnos, percibiremos en la luz de tus ojos una chispa del insondable misterio que hoy nos pesa en el corazón y que mañana contemplaremos sin velos en el rostro del Amor. Amén.
Después de haber salido de una reunión secreta, se retiró por la puerta de atrás Judas, seguidor de Jesús por cerca de tres años. Seguidamente, los jefes de los sacerdotes y los fariseos reunieron rápidamente en una junta romana estacionada en el castillo de Antonia del templo vigía judío, juntos con oficiales del templo. Como consecuencia de esta reunión, si hizo regresar a Judas para que los guiara con el fin de apresar a Jesús.
Así, quien había gozado de una larga amistad de Jesús, encabeza una comisión que va a arrestar a Nuestro Señor Jesucristo. Al traidor, se le agregaron unos sirvientes y dependientes del sumo sacerdote, junto a una gran multitud de fanáticos y otras gentes de mal vivir con linternas y antorchas, con espadas y palos, y todo tipo de armas, por si encontraban resistencia. Al llegara donde estaba Jesús, Judas lo señalo con un beso en la mejilla. De esta manera fue capturado y por normas de seguridad fue amarrado y engrillado, y luego trasladado a la casa del sumo sacerdote.
Jesús fue juzgado ante un tribunal eclesiástico, en el juicio participó Anás, y Caifás, quien al parecer actuó como cabeza del Sanedrín en cada caso. La corte judía encontró a Jesús culpable de blasfemia, por tanto lo condena a muerte. Durante el juicio tuvo lugar la triple negación de Pedro. Jesús, fue insultado y objeto de diversas burlas. Sin embargo en todo momento el Señor se mostró tranquilo y sereno, especialmente entre la segunda y la tercera sesión y después de su condenación final. Sin embargo el testigo y acusador Judas se mostró muy desesperado y se esperaba cualquier reacción extrema de el.
2.JESÚS, ES SENTENCIADO A MUERTE
Jesús se mostró integro, a pesar de tanto vejamen recibido, él fue puesto a disposición de la Corte Civil y el juicio consistió también de tres sesiones: la primera ante Pilatos, la segunda ante Herodes y la tercera otra vez ante Pilatos. Ante la corte de Pilatos no se acusó de blasfemia a Jesús; sin embargo, le acusan de alborotar al pueblo, de no querer dar tributo al César, y de ser rey. Pilatos ignoró los primeros dos primeros cargos y encontró inofensivo al tercero cuando ve que Jesús no reclama la realeza en el sentido romano de la palabra.
Sorpresivamente, y para no hacer que los líderes judíos se sientan molestos, Pilatos decidió enviar a Jesús, ante Herodes. Nuevamente, Jesús no cedió ante la curiosidad de Herodes, y recibió todo tipo de burlas y vejaciones. Luego fue enviado de regreso ante Pilatos y el procurador romano declaró inocente al prisionero por segunda vez, pero en vez dejarle libre, dio al pueblo la alternativa de escoger entre Jesús o Barrabás por tener que liberar a un prisionero debido a la celebración de la Pascua.
Pilatos declaró inocente a Jesús por tercera vez con la solemne ceremonia del lavado de sus manos; recurrió así a un tercer esquema para librarse a sí mismo de pronunciar una sentencia injusta contra su prisionero. Una de las medidas tomadas fue azotar drásticamente al cautivo, eliminando de ese modo, en la medida en que los medios humanos puedan hacerlo, toda esperanza de que Jesús haya podido lograr la dignidad real. Pero incluso este procedimiento falló, y Pilatos permitió que su ambición política prevalezca sobre su sentido de justicia, es así como condenó a Jesús a morir crucificado.
3.JESÚS CARGADO CON LA CRUZ
Interiormente muy integro se la vio a Jesús cuado salio de su prisión, en la salida le esperaba un gran cruz de unos cinco metros de largo, se estima de un peso superior a los 100 Kg. Jesús levantó la pesada cruz, con una amorosa decisión, sin importarle el peso del madero y el peso que representa la cruz.
La gente con asombro vio caminar a Cristo con su pesada cruz, El en su cara no reflejó ningún rencor, muchos se impresionaron de este gesto pues había sido duramente castigado.
Todo el pueblo de Jerusalén se ha reunido en las calles, llama la atención el ver que algunos de los que están presenciando la cruel caminata, en otro momento vitorearon y recibieron con palmas y olivos a este mismo hombre hace algunos días atrás, esta actitud confunde a muchos, sin embargo el castigado Jesús, no pierde su tierna mirada, es sorprendente como observa con amor a los que lo insultan, y sigue caminando con la cruz a cuesta.
4.JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Imprevistamente algo le ocurre aJesús, cae por primera vez y no es para menos, casi no puede andar, el dolor de las heridas y peso de la cruz hace que caiga al suelo empujado por el verdugo que le lleva atado del cuello.
La escena es muy cruel, el camino de Jesús es doloroso, pero el se levanta a pesar del peso de la cruz y sigue caminando, con su cuerpo casi destrozado por tanto tormento, sin embargo hay algo en su interior por el cual acepta llevar esta pesada cruz.
5.JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE
Jesús se encuentra con su Madre, una mujer muy dulce, su mirada es santísima, un manto de pureza la cubre, es una escena conmovedora la de este encuentro. Su amadísimo hijo la mira con mucho amor, en verdad esto que esta ocurriendo es una espada que atraviesa su alma, esto hará que se descubran los pensamientos de muchos corazones. Los que observan la escena, no pueden ser capaz de imaginar tanto dolor en lo más profundo del alma de María, así como no pueden comprender lo que siente este Jesús al ver sufrimiento de su Madre.
6.SIMÓN DE CIRENE LLEVA LA CRUZ DE JESÚS
Es algo impresionante, no se podría creer que el hombre que fue sanado de la vista de manos de Jesús quisiera estar viendo esto, pues El esta siendo cruelmente castigado, y a ningún buen hombre le debe ser grato ver esta agonía.
Jesús va sintiendo el peso que lleva encima, no es para menos, es grande la carga que lleva, peroun hombre se acerca a Jesús paraayudar cargar la cruz, se trata de Simón de Cirene, que venía del campo, y se ha dispuesto a ayudar a cargar la cruz.
7.VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
El camino por el cual camina Jesús es muy tortuoso, seguramente le eligieron una ruta muy cruenta y le rompe sus pies al caminar, por lo que va dejando una sangrada huella. El lleva tapado los ojos con la sangre que emana de las heridas de su cabeza producto de esa corona que le han puesto. Otra mujer se acerca a Jesús, lleva un pañuelo en la mano, es una mujer muy valiente, se trata de Verónica y se aproxima al Señor con un gesto de gran piedad. Esta mujer se acerca a limpiar el rostro de Cristo,rostro que se observa muy desfigurado, así es como la piadosa Verónica, con gran cariño y dolor limpia el rostro sufrido de Jesús, luego algo inexplicable, el rostro de Jesús, esto es la imagen queda impresa en el pañuelo.
8.JESÚS CAE, POR SEGUNDA VEZ
Jesús sigue su camino hacia la muerte, es una vía muy dolorosa, se requiere ser muy grande para hacer lo que esta haciendo, la gente lo mira, muchos murmuran, talvez muchos de estos observadores recibieron pan o algún pez de este sacrificado caminante, mucho de estos oyeron sus parábolas, y ahora están presenciando algo que parecen no entender, se ha visto algunos que están muy compungidos, otros se siguen burlando de el es la séptima parada y Jesús cae por segunda vez, él esta extenuado, apenas puede tenerse en pie y tropieza y cae otra vez entre las burlas de los soldados y los judíos, aquellos que pidieron su crucifixión, es increíble como pueden ser así con este inocente hombre, pero así es el mundo que EL vino a cambiar.
9.JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
Muchos observan y no comprenden lo que esta sucediendo, pero Jesús obtiene fuerzas que no son posibles en un hombre para levantarse nuevamente, y cargar esta pesadísima cruz, y continuar por este camino al Calvario, es una verdadera tortura caminar sobre el.
Sin embargo, algunas personas que están presenciando este difícil caminar, se lamentan y lloran al ver como Jesús va por esta vía tan dolorosa hacia la muerte, es así como con todo el peso que lleva encima, este Judío condenado por su propia gente, se detiene por octava vez para consolar a la mujeres e hijas de Jerusalén, y con un gesto admirables, el les dice "Hijas de Jerusalén no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos", y el aceptando la voluntad de Dios, va ha morir y dice que es por nosotros, que manera de amar a los hombres, para abrazar la muerte por esta razón.
10.JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Cada vez el camino se hace más difícil, Jesús, esta exhausto y vemos como cae en tierra por tercera vez poco antes de llegar donde será crucificado, entre insultos le obligan a levantarse y seguir caminando, pero mientras lo insultan, el los mira con amor, con piedad, parece que le abandonan las fuerzas, pero El les sigue mirando uno a uno, sin odio, sin rencor, ofreciendo su rostro misericordioso, todo por amor, dando un espíritu nuevo a esos que poseen un corazón de piedra y han estado observando esta crueldad.
11.JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Jesús, es despojado de sus vestiduras, por gente muy cruel que se reparte sus vestidos, echándolos a suertes, para ver que se llevaba cada uno. Parece incomprensible tanta indolencia al causar más sufrimiento aún, al arrancarle las vestiduras pegadas a las heridas y dejarle desnudo ante la gente que observa este triste acontecimiento.
12.JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ
A pesar de todo el vejamen, se vio a Jesús, sentado en el suelo, mirando a su gente, a su pueblo, con una mirada entre triste y enternecedora, algo difícil de explicar.Junto al Señor unos hombres prepararon fuertes hierros para clavarlo en la cruz, en un gran acto de crueldad, difícil de relatar, casi imposible de creer pues le atravesaran con grandes hierros sus huesos. ¡OH! Dios cuanto dolor al atravesar sus manos y pies, sólopensar en el sonido de cada martillazo, desbarata, sin embargo Jesús acepta este sacrificio con un corazón que no tiene ningún otro ser, lo más impresionante es como mira a sus verdugos ya que por cada insulto él los bendice.
13.JESÚS AGONIZA Y MUERE EN LA CRUZ
Estamos en la hora sexta, ahí está Jesús, ya clavado y la cruz en pié, va a decir su primera palabra, ¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!, Jesús ha pronunciado una plegaria.
Luego, habla con uno de los ladrones crucificado a su lado, el del otro lado se atreve a insultarlo, pero con el que habla, le pide algo y Jesús le responde, en su segunda palabra en la cruz ¡Amén, yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso!
En una escena conmovedora, Jesús de Nazaret, observa a su Madre, quien esta acompañada por la Hermana de María, la mujer de Clopás, también le acompaña María Magdalena y junto a ellas uno de los discípulos muy querido por Jesús. Es un sufrimiento para María, su madre, ver su único hijo crucificado, el que va a pronunciar su Tercera palabra: ¡Mujer Ahí tienes a tu hijo!; Luego El mira a su discípulo y le dice ¡ahí tienes a tu madre!. Este es un bello gesto de Jesús, en la Cruz, nos hace su hermano y no regala una Madre.
Se suceden algunos silencios, Jesús ha convertido su cruz en un púlpito con sus primeras tres palabras, pero aún hay más y dice: ¡Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado!
Un poco más tarde, oscuro, como consecuencia surgida de un eclipse de sol que se ve a lo lejos, queda todo sombrío, esta oscuridad aumenta la ceguera del pueblo judío.
Cuando muchos ya se han retirado, con menos gente en el calvario, Jesús aún se mantiene en la cruz y por quinta vez quiere decir algo, es difícil para él hablar, sin embargo grita ¡Tengo Sed, tengo sed!, un guardia toma una vasija llena de vinagre, sujeta a una rama de hisopo, con una esponja empapada en vinagre se la acerca a la boca. Luego Jesús sufriendo mucho arriba de la cruz, dice su sexta palabra, ¡Todo está cumplido!, predica y muere por la humanidad, pero antes con su últimoaliento grita al mundo, ¡PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU!
Como el Espíritu Santo había conducido a Jesús al desierto en el comienzo de su vida pública, así impulsa con fuerza a Jerusalén hacia "su hora", la hora del encuentro definitivo y de la manifestación definitiva del amor de Dios. El Espíritu Santo es quien da a Jesús la fuerza para mantener la lucha de Getsemaní, para adherirse a la voluntad del Padre y llegar hasta el final de su camino, a pesar de la angustia que le ocasiona sudor de sangre.
Luego, en el Calvario, aparece una escena casi desierta: en el cielo se dibujan las tres cruces y abajo -como dos brazos de una sola cruz- están María y Juan. En el profundo silencio del indescriptible sufrimiento se oye un grito: "Tengo sed". Es un grito que recuerda el encuentro de Jesús con la Samaritana. "Dame de beber", le había pedido, y siguió la revelación de que la sed de Jesús era de la fe de la Samaritana, sed de la fe de la humanidad, deseo de dar el agua viva, de saciar a todos con su gracia. La hora de la crucifixión y muerte de Jesús se corresponde con la hora de máxima fecundidad en el Espíritu.
Cuando el amor de Jesús llega al culmen de la inmolación, de su total anonadamiento, como del hontanar de un manantial subterráneo surge la Iglesia, la nueva comunidad de creyentes, nuevo Israel, pueblo de la nueva alianza. Y allí está María como cooperadora de la salvación, junto a Juan, que representa a los discípulos del Nazareno y a toda la humanidad, constituyendo el núcleo primitivo de la Iglesia naciente.
Al extender tus manos en la cruz, oh Cristo, colmaste al mundo con la ternura del Padre. Por esoentonamos un himno de victoria.
Te dejaste clavar en la cruz para derramar sobre todos la luz de tu perdón, y de tu pecho traspasado fluye hasta nosotros el río de la vida.
Oh Cristo, amor crucificado hasta el fin del mundo en los miembros de tu cuerpo, haz que hoy podamos comulgar con tu pasión y muerte para poder gustar tu gloria de Resucitado. Amén.